El clima político venezolano se ha transformado significativamente en el último año y por esa razón el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela reflexionó este 18 de julio en su programa Desde Donde Sea, sobre los efectos más visibles de tales cambios, que han afectado de manera mucho más visible a las fracciones que adversan al gobierno del presidente Nicolás Maduro.

A modo de contexto mencionó que tras largos años de confrontación y polarización, la política interior venezolana parece transitar por un tiempo de inusitada tranquilidad. La economía comienza a mostrar sus primeros signos irrefutables de recuperación y en el país se ha instalado la idea de que lo peor –escasez, hiperinflación, amenazas de invasión armada, intentos de golpes de Estado y la migración masiva– ya pasó.

«Ese es el ambiente que se vive entre los ciudadanos venezolanos, independientemente de su posición política. Además, este desgaste prolongado ha hecho que una parte de la población se haya desencantado de la política y no quiera saber del tema», destacó.

A su parecer, aunque esto evidentemente beneficia a la gestión del presidente Nicolás Maduro, que por fin puede enfocarse en atender las demandas de la población, el panorama es mucho menos promisorio para sus oposiciones, que ahora viven su peor momento.

En este marco, señaló, las elecciones presidenciales, previstas constitucionalmente para 2024, se vislumbran como la única posibilidad que tienen esos sectores políticos de sobrevivir a la debacle, aunque también podría convertirse en la tumba política de algunos de sus principales agentes, que en más de dos décadas no han conseguido convertirse en lo que toda oposición aspira: ser gobierno.

Así las cosas, la mayor parte de los dirigentes políticos que se oponen al Gobierno Bolivariano deshojan la margarita para decidir entre asumir sus rupturas internas y presentar varios candidatos a la presidencia o seleccionar uno que los aglutine a todos.

Si bien faltan cerca de dos años para los comicios, la mayor parte de los voceros y analistas coinciden en que a las oposiciones les resultaría más ventajosa la candidatura única, pero las condiciones actuales hacen que ese escenario no luzca del todo viable por variadas razones.

A este respecto, Pérez Pirela destacó las profundas divergencias de las organizaciones políticas en relación con los métodos de postulación y selección de los aspirantes la entidad que se encargaría de organizar y refrendar sus procesos electorales internos, así como de la participación de los venezolanos que residen en el extranjero.

Sobre este tema, el especialista recordó la campaña intencional adelantada por estos sectores para favorecer la migración masiva fuera de las fronteras venezolanas tuvo efectos notorios y ahora esa dirigencia busca los mecanismos para buscar esos votos.

El desolador panorama de la oposición venezolana

Entrando en detalles refirió que datos del más reciente sondeo Monitor-País realizados por la firma Hinterlaces en junio de 2022, revelaron que la mayoría de los dirigentes de la oposición con proyección nacional acumula porcentajes de rechazo entre el 85 % y el 63 %.

La lista la encabeza Juan Guaidó con 85 %, pero es seguido de cerca por Julio Borges y Leopoldo López, de quienes el 83 % de los entrevistados tiene una opinión desfavorable. Asimismo, el 82 % de los participantes manifestó una opinión negativa sobre los dirigentes Henrique Capriles Radonski y Henry Ramos Allup.

El primer tramo del ranking lo cierran el actual gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales y la política ultraderechista María Corina Machado, que acumulan 62 % y 63 % de repudio, respectivamente.

«Manuel Rosales tiene menos repudio que Juan Guaidó y Julio Borges, que ya es mucho decir», agregó.

Desde su punto de vista, los resultados de este estudio, que contempló 1.200 entrevistas y tiene alcance nacional, son desoladores para el liderazgo opositor: la mayoría de los venezolanos residentes en el país y en edad de votar rechaza a esa dirigencia y no la considera una alternativa válida para reemplazar en el Ejecutivo a las fuerzas del chavismo.

Otros liderazgos emergentes como el del actual alcalde del municipio Chacao (Miranda) o Antonio Ecarri, líder del partido Alianza Lápiz (centroderecha), tienen niveles de desaprobación sensiblemente más bajos, pero son prácticamente unos desconocidos fuera de la capital, por lo que difícilmente podrían presentarse con opción a ser candidatos presidenciales.

En opinión de Óscar Schemel, analista político y presidente de la firma Hinterlaces, la oposición antichavista vive sus horas más bajas, pues a la crisis de liderazgos se añaden divisiones que lucen insalvables, la ausencia de un proyecto que conecte con las necesidades y aspiraciones de la mayoría, así como un descrédito generalizado sobre sus caras más visibles.

Es claro que esta desafección de la población venezolana hacia quienes encabezan los principales partidos políticos de la oposición es la resulta de un historial de acciones fallidas agudizadas desde 2015, antes que un repudio animado por la gestión del Gobierno Bolivariano.

Para argumentar su punto de vista, recuperó recientes declaraciones Jesús «Chuo» Torrealba, quien dirigía la alianza opositora en aquellos tiempos y al que se atribuye la estrategia exitosa que garantizó el triunfo del bloque en las elecciones parlamentarias de ese año, en las que recriminó a sus anteriores copartidarios por no haber sabido administrar esa victoria y haber optado por los atajos inconstitucionales.

«Esa victoria se alcanzó porque toda la oposición y un sector importante del chavismo votó entonces por la tarjeta de la MUD y eso no se comprendió: que fue una victoria con votos prestados y que esos votos prestados debían ser respetados y convencidos. No, se pasó de esa victoria a un radicalismo irresponsable, a decir: ‘en seis meses salimos de esto’, a tumbar retratos en las oficinas, en vez de seguir convenciendo a la gente de que el cambio en positivo, de que el cambio en paz, de que el cambio seguro no solamente era posible sino además, necesario», relató, citando textualmente por Torrealba.

En cualquier caso, para el comunicador, los saldos de tales iniciativas han resultado devastadores. La dirigencia opositora carece de incidencia real en los asuntos internos del país y de acuerdo al precitado estudio Monitor-País de Hinterlaces, 7 de cada 10 venezolanos no confía en que un gobierno de oposición sea capaz de atender los problemas económicos del país, considerados por la población como los más importantes.

Luis Vicente León, analista político y encuestador abiertamente identificado con la oposición, comparte este dramático diagnóstico de Schemel. En una reciente intervención por Twitter señaló que «los líderes políticos venezolanos tienen un grave problema de desconexión con la población y sus niveles de respaldo están en el piso».

León asevera que «ni su historia ni su trayectoria» serán las variables claves para enamorar a las bases y antes bien, la variable decisiva en este escenario, que pinta tan cuesta arriba para quienes se oponen al gobierno del presidente Nicolás Maduro, «será su capacidad para plantear algo distinto que sea creíble».

En la misma línea, refirió que Jesús «Chuo» Torrealba acusó a ciertos líderes de pretender «ser comentaristas de noticias», cuando la ciudadanía esperaba que propusieran soluciones a los problemas sociales, no que sirvieran de voceros de realidades que los afectados conocían muy bien y no necesitaban que otro se las explicara.

No en balde, indicó, Óscar Schemel es categórico cuando asegura que todo parece indicar que la oposición acudirá a los comicios de 2024 fragmentada y, salvo que aparezca un verdadero ‘outsider’, capaz de capitalizar a ese 50 % de la población que en el presente manifiesta no sentirse identificado ni con el gobierno ni con la oposición, las fuerzas del chavismo podrán repetir al frente de la presidencia.

Tras presentar este sombrío panorama indicó que las mismas figuras históricas de la oposición, aún aquejadas de un evidente desgaste y sin capacidad para conectar con las demandas sociales, siguen protagonizando titulares que en los últimos meses se han vuelto casi monotemáticos: la realización de elecciones primarias para seleccionar al contendor de Maduro en los comicios de 2024.

¿De qué se hablan las oposiciones cuando dicen ‘primarias’?

El experto acotó que si bien es cierto que la realización de primarias para seleccionar un candidato único de la oposición de cara a los próximos comicios presidenciales domina la agenda mediática, huelga decir que esto no significa que se esté hablando exactamente de la misma cosa y tampoco es indicativo de que exista convergencia en los criterios de selección ni que esté presente un compromiso real entre los participantes para aceptar los resultados de la contienda interna, en el caso de que llegara a producirse.

Según detallara el diputado a la Asamblea Nacional José Gregorio Correa en conversación con LaIguana.TV, hasta mediados de junio, unos 30 dirigentes opositores estaban interesados en medirse en unas elecciones primarias, más allá de las particularidades que caracterizarían al eventual proceso.

Así las cosas, comentó que el pasado 21 de junio Correa consignó una propuesta ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para que el ente evalúe la posibilidad de instalar una mesa técnica, que de ser exitosa, tendría como finalidad organizar unas primarias opositoras en dos vueltas.

El parlamentario –que pertenece a las filas del opositor partido Acción Democrática– admitió que en las actuales circunstancias, el voto se disgregaría entre las distintas propuestas y aunque un candidato resultaría ganador, carecería de legitimidad para erigirse como representante de una masa tan variopinta, que acaso lo único que tiene en común es oponerse al gobierno.

Pérez Pirela destacó que en su intercambio con LaIguana.TV, el dirigente admitió que aún queda mucho camino por andar para conseguir ese propósito. Según se trasluce de sus declaraciones, habría sectores que tendrían la pretensión de limitar o condicionar la participación de ciertos actores políticos.

Sin mencionar personas, Correa aludió a «cogollos» –cúpulas partidistas– interesados en impedir que otros dirigentes no alineados con ellos compitan por la postulación opositora, en el caso de que fuera el camino elegido para seleccionar a un solo candidato presidencial.

Asimismo, exhortó a los liderazgos a revisar los errores pasados y advirtió que el Gobierno Bolivariano solamente podría ser derrotado en las urnas, si quienes le adversaban eran capaces de dialogar internamente y relegar sus intereses personales en aras de la unidad.

Un error reiterado: muchos caciques y pocos indios

Más allá de estas declaraciones, al analista le consideró relevante señalar que el partido Acción Democrática –al que pertenece Correa y que ya ha sido gobierno en Venezuela en varias oportunidades– intenta recomponerse después de una escisión que tuvo como protagonistas a Henry Ramos Allup –comprometido con el grupo del exdiputado Juan Guaidó– y a Bernabé Gutiérrez, actual secretario general de la organización.

Así las cosas, relató que Gutiérrez, un histórico de los llamados «adecos», se deslindó de Ramos Allup en 2020, interpuso un recurso de amparo ante el Tribunal Supremo de Justicia para hacerse con el control de la tolda y consiguió un curul en la Asamblea Nacional, tribuna que ha utilizado para impulsar un discurso aparentemente conciliador y sin estridencias con el Ejecutivo, sin renunciar a su carácter de político opositor.

Además, en un acto interno realizado el pasado fin de semana, el parlamentario manifestó su intención de competir como candidato presidencial para las elecciones de 2024, en una intervención apologética de un discutible pasado glorioso de las gestiones de Acción Democrática al frente del Ejecutivo Nacional en tiempos previos al primer triunfo del presidente Hugo Chávez.

Aunque es cierto que tras el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Acción Democrática quizá sea la única organización política con alcance nacional, también es verdad que en el presente, pocos venezolanos se sienten identificados con ese partido.

En ese orden mencionó que un sondeo de inicios del pasado mes de febrero –elaborado también por Hinterlaces– reveló que solamente 5 % de los entrevistados se identificaba con Acción Democrática y en conjunto, los partidos opositores capitalizaban el 19 % de las simpatías, lo que sin dudas no resulta suficiente para vencer al chavismo en unas elecciones, aún considerando que el llamado «voto duro» opositor roza el 30 %.

No obstante, señaló, el político adeco, de 69 años, dista de ser el único que ya lanzó una candidatura adelantada. La dirigente ultraderechista María Corina Machado también hizo públicos sus deseos de ocupar la primera magistratura en 2025 y aseguró que está dispuesta a medirse en elecciones primarias con otros dirigentes, pero bajo ciertas premisas.

«Durante los años anteriores se había negado a medirse en elecciones primarias; incluso se había negado a ir a elecciones», rememoró.

De regreso a la candidatura adelantada de Machado refirió que a mediados de mayo, la política –que encabeza la tolda Vente Venezuela– aseveró que dicha organización solo participará en unas posibles elecciones primarias de la oposición, si estas se realizan «cuanto antes» y no en el año 2023, como lo está proponiendo la denominada Plataforma Unitaria, el sector de la oposición que se aglutina en torno a Juan Guaidó.

En un comunicado difundido a través de las redes sociales, el partido puntualizó que en el proceso electoral interno de la oposición no deberán involucrase ni el Consejo Nacional Electoral (CNE), ni el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ni el Plan República.

Del mismo modo, el grupo defendió que los comicios deben realizarse de manera manual y debe garantizarse la participación sin condiciones de los ciudadanos que residen fuera del país, independiente de su estatus migratorio en el lugar de acogida.

A modo de comparación comentó que contra esta postura está Bernabé Gutiérrez, que aprovechó un evento de campaña ante militantes de su partido para cargar contra una fracción de la oposición que estaría negada a que compitiera en una elección primaria y a la que responsabilizó de hacer que el chavismo se perpetuara en el poder.

Además desafió a los cabecillas de los partidos políticos de la oposición para que permitieran que el CNE organizara el proceso. A su juicio sería completamente incongruente criticar la transparencia del CNE y asegurar que el organismo no es creíble, si luego tendrían que inscribir al candidato presidencial en esa instancia.

«La cosa no ha comenzado y miren ya el tono», alertó Pérez Pirela, en relación a las declaraciones de Gutiérrez.

A la lista de posibles aspirantes a la presidencia de Venezuela se suma el nombre del excandidato presidencial Henri Falcón. El político, que compitió en los comicios de 2018 donde resultó reelecto el presidente Nicolás Maduro, viene de perder la gobernación del estado Lara en las elecciones regionales de diciembre de 2021.

Para añadir reveses, su propio partido lo expulsó, por lo que se vio obligado a conformar una nueva organización –Futuro– de la que posiblemente sería el abanderado presidencial para competir en las elecciones primarias que organice la Plataforma Unitaria, sector encabezado por Juan Guaidó.

«El movimiento Futuro ha decidido participar en las primarias», anunció Falcón este 18 de julio en una rueda de prensa. En su decir, el grupo político que representa aspira apoyar a un candidato que «no solo represente las grandes aspiraciones, motivaciones y expectativas del país, sino que sea capaz de adelantar una serie de decisiones importantes», destacó en especialista en referencia a lo expresado .

Durante un par de años, el dirigente increpó públicamente a Guaidó y a sus asociados por el presunto manejo doloso de los recursos públicos, por su empeño en solicitar la aplicación de nuevas y cada vez más severas medidas coercitivas unilaterales, así como por la agenda sediciosa y antidemocrática que durante años implementaron.

Aunque no ha hecho pública la razón por la cual decidió cobijarse bajo las banderas que públicamente había rechazado con tanta firmeza, el cambio de tornas se conoció a inicios de junio, cuando el político publicó una fotografía junto al exdiputado Omar Barboza, coordinador de la Plataforma Unitaria.

«Realmente ellos se dicen, se desdicen. Dicen lo peor del otro. Omar Barboza fue gobernador del estado Zulia cuando no había elecciones y fue uno de los peores gobernadores en la historia. Es un dinosaurio político el que ahora está a cargo de organizar las primarias de la oposición», comentó, en referencia a la reunión.

A su parecer, conviene en este punto precisar que este bloque es el que ha externado reticencias en contra la postulación de Gutiérrez y otros políticos que hacen vida institucional en Venezuela, porque aunque adversan al gobierno del presidente Nicolás Maduro, rechazan la autoproclamación de Guaidó y su pretendido gobierno paralelo.

Señaló, además, que la Plataforma Unitaria, así como sus posicionadores de opinión y medios afines, han devuelto el golpe a sus anteriores aliados, tachándolos de «alacranes» y acusándolos de «colaboracionistas» del Gobierno Bolivariano, al que señalan de ser una «dictadura» y al que con frecuencia se refieren con el término «régimen».

Para redondear esta idea apuntó que como antes se vio a través de las encuestas, ni el poderoso despliegue de la prensa hegemónica ni el respaldo de dos administraciones estadounidenses –sin fisuras hasta el arribo de la crisis energética por causa de las sanciones contra Rusia– han servido para que Juan Guaidó u otro político de su círculo se posicione como un líder real de las fuerzas opositoras de derecha.

Aún así, destacó que el grupo pretende dictar agenda dentro del acontecer político nacional y por eso, a finales de junio, Barboza informó que la Plataforma Unitaria anunciará la fecha de la elección para seleccionar al candidato opositor antes de que concluya el 2022.

El pasado 28 de junio el secretario ejecutivo de la Plataforma Unitaria, Omar Barboza, anunció que las elecciones primarias de la oposición se llevarán a cabo en el año 2023 y aseveró que la fecha será anunciada antes de que finalice el año en curso.

El verdadero interés de las primarias opositoras

Miguel Ángel Pérez Pirela considera que este movimiento no puede considerarse gratuito. Leopoldo López, prófugo de la justicia venezolana a quien muchos consideran la cabeza real de esta formación opositora, admitió hace un par de meses en una conferencia universitaria que la realización de comicios primarios es «el único camino a seguir que podría movilizar al pueblo venezolano».

A contrapelo de estas afirmaciones, Guaidó insiste públicamente en el discurso de elecciones parlamentarias y presidenciales adelantadas, pero deja de lado que si tal escenario se concretara, sería todo menos auspicioso para la oposición.

Para mostrar cuán alejadas de la realidad están dichas afirmaciones mencionó que el estudio Monitor-País de junio de 2022 realizado por Hinterlaces evaluó ese escenario y 49 % de los consultados –en una muestra que tiene proyección nacional– aseguró que si las elecciones fueran el domingo siguiente al momento de realización de la entrevista, votarían por el presidente Nicolás Maduro.

Asimismo, agregó, 52 % de los encuestados estaría de acuerdo con que los comicios se adelantaran, justo como pedía hasta hace muy poco la autodenominada Plataforma Unitaria.

Aunque ciertamente faltan cerca de dos años para que los venezolanos elijamos presidente –un tiempo político muy amplio–, los indicios disponibles permiten aventurar que las disputas internas impedirán a la oposición elegir a un candidato capaz de consensuar posiciones abiertamente encontradas, reflexionó.

En ese marco, la selección de un aspirante presidencial a través de elecciones primarias con amplia participación popular luce posible pero no muy probable, visto que hay promotores de la iniciativa que ni siquiera figuran en las encuestas –es el caso de Bernabé Gutiérrez y de Henri Falcón– o tienen lapidarios niveles de rechazo.

La posibilidad de que la oposición naufrague en su intento por hacerse de una candidatura única, no solamente ha sido advertida por encuestadores, pues el propio partido de gobierno ha aludido a ella en público, a través de declaraciones su primer vicepresidente, Diosdado Cabello, quien incluso sostiene que es muy posible que las primarias opositoras no cuajen, vistas las demandas irrazonables –y hasta ilegales– presentadas por algunos de sus agentes.

Cabello también calificó como «lamentables» las peleas internas dentro de los partidos opositores por los símbolos o las casas –sedes– de esas organizaciones políticas en el territorio venezolano, en razón de que no son un buen ejemplo para la ciudadanía.

Este comentario, que parece un asunto menor, no es para nada inocente y apunta a subrayar las disputas internas de la oposición, que ya no solo se registran entre organizaciones políticas sino a lo interno de estas, interpretó el comunicador.

Señaló que otras vocerías dentro de la oposición –principalmente analistas o políticos sin arrastre popular– advierten que las primarias solamente servirán para hiperfragmentar todavía más a las fuerzas que adversan al presidente Nicolás Maduro y apuestan en su lugar por decidir quién será la persona postulada a partir de encuestas o por medio del consenso.

No obstante, acotó, estas posturas pueden considerarse minoritarias y de escasa incidencia real, toda vez que las oposiciones al chavismo necesitan urgentemente abandonar las alternativas sustentadas en marketing en favor de otras que les permitan conectar o reconectar con un sector amplio de población que ya no está dispuesto a otorgarles más cheques en blanco y que desconfía de sus capacidades e intenciones.

De allí que en su opinión, la aventura de las primarias, más allá de las innegables diferencias de implementación que se advierten entre sus defensores, posiblemente sea parte de una estrategia para movilizar a un sector importante de la ciudadanía y reinscribir a los partidos y líderes opositores en el relato nacional, hoy plenamente dominado por el Gobierno Bolivariano.

Sin embargo, las insuficiencias de los agentes partidistas, los abundantes señalamientos sobre la implicación de la mayoría de ellos en acciones desestabilizadoras, dolosas del patrimonio nacional o gravemente lesivas contra el pueblo venezolano, son pesados fardos que impiden que cualquiera de los que están en el tapete se avizore como alternativa real para reemplazar al chavismo en la cúspide del poder político en Venezuela.

Así, dijo para concluir, la oposición parte de unas premisas muy difíciles de enfrentar: divisionismo, hiperfragmentación y una lejanía con el pueblo venezolano, pero además los efectos del bloqueo, las sanciones, así como del despojo de activos en el que una porción de esta dirigencia participó activamente.

(LaIguana.TV)