Las pandillas volvieron a enfrentarse en la capital haitiana durante la semana que culmina hoy, ahora a escasos metros del Palacio Nacional y de la sede del Ejército.

La nueva zona de tensión entre las bandas del G-9 y el G-Pep es la vulnerable barriada de Bel Air en el centro del poder político y judicial del país, además sede de una creciente actividad económica.

El miércoles como parte de las hostilidades, incendiaron la catedral transitoria de Puerto Príncipe, mientras los intensos intercambios de disparos desalojaron a los comerciantes de la extensa área.

En las redes sociales circulaban videos de individuos armados, algunos con el torso desnudo, otros con uniforme militar, que portaban fusiles de asalto próximos al Cuartel General de las Fuerzas Armadas.

La organización Médicos sin fronteras alertó esta semana del desplazamiento del foco de las tensiones y denunció que durante el periodo atendieron a unos 80 heridos de balas, la mayoría de ellos alcanzados por proyectiles perdidos.

“Estos pacientes sólo representan un pequeño porcentaje del número de víctimas real. El mero hecho de desplazarse de un lugar a otro en varias áreas de la ciudad se ha vuelto extremadamente peligroso, y muchas personas están atrapadas en sus barrios”, alertó la coordinadora médica de MSF en el país, Rachelle Seguin.

De hecho, la Facultad de Ciencias Sociales decidió cesar sus actividades académicas luego que varias balas fueran encontradas en los predios de la institución, uno de ellos incluso en un aula de clases.

Estos enfrentamientos suceden a los acontecidos a mediados de julio que dejaron cientos de fallecidos, heridos y desaparecidos, según informes de Naciones Unidas y de la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos.

Mientras esto ocurre, las fuerzas políticas continúan en desacuerdo y esta semana se cerraron las vías de negociación entre el Gobierno y los signatarios del Acuerdo Montana, que reúne a cientos de plataformas.

A nivel social crecieron las peticiones de renuncia al primer ministro, Ariel Henry, con varias movilizaciones antigubernamentales en Puerto Príncipe, Jacmel y Gonaïves.

Los manifestantes culpan a Henry del auge de la inseguridad, el estancamiento político y el aumento de los precios de los alimentos y el combustible.

(Prensa Latina)