El recién instalado gobierno de Colombia, liderado por Gustavo Petro, ha fijado como directriz principal de su gestión «llegar a la paz» total con los diversos grupos que hacen parte del conflicto armado que azota al país desde hace seis décadas.

Así, menos de una semana después de su toma de posesión, una delegación encabezada por el canciller Álvaro Leyva se reunió en La Habana con los negociadores del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la principal guerrilla del país y los resultados saltaron a la vista.

En entrevista con la agencia EFE, el senador por el Pacto Histórico Iván Cepeda Castro aseguró que «el gobierno del presidente Petro hizo en 48 horas lo que no ha hecho o no hizo el Gobierno del expresidente Iván Duque en cuatro años».

Cepeda argumentó que «durante esos años lo que se hizo fue poner condición tras condición al ELN y eso impidió que se pudiera reiniciar el diálogo», a lo que sumó «una campaña contra el país anfitrión, que es la República de Cuba».

En su decir, esas iniciativas de Duque consiguieron que «Cuba entrara a ser parte de la lista de los llamados países que patrocinan el terrorismo, cuando en realidad durante 40 años ha estado involucrada en todos los procesos de paz que se han hecho para mejorar la situación en Colombia».

Por ello, en lo que claramente representa un giro de 180 grados de la política exterior de la Casa de Nariño, refirió «un desagravio de la República de Cuba a través de una declaración de nuestro canciller, el doctor (Álvaro) Leyva, y, en segundo lugar, un reconocimiento de la legitimidad de la delegación del ELN y por lo tanto luz verde para poder reiniciar el proceso de diálogo».

El congresista, que es uno de los delegados del gobierno en las negociaciones con el ELN, explicó que uno de los objetivos de este primer encuentro era verificar si la delegación del grupo insurgente –que tiene varios años confinada en el país antillano–, mantenía la disposición para negociar tras la interrupción abrupta del proceso en 2018 y sin ninguna condición, salvo «llegar a la paz», un objetivo que, a su parecer, está más cerca que nunca antes.

«En Colombia, nos hemos pasado 60 años discutiendo sobre condiciones, sobre requisitos que se deben cumplir antes de dialogar y el resultado de eso se mide en vidas que se han perdido. Fueron cuatro años de discutir si el ELN debía entregar a los secuestrados o no, y el viernes cuando llegamos al anuncio de que se reiniciaban los diálogos, el ELN liberó, sin que el Gobierno Petro hiciera ninguna exigencia, a nueve ciudadanos que tenía en su poder. Eso significa que si el diálogo avanza, vamos a alcanzar precisamente el objetivo que es salvar vidas y lograr la paz», destacó.

Cepeda reconoce que si bien es «una posibilidad» de que el ELN asuma la ausencia de condiciones como una suerte de «carta blanca» para continuar enfrentado al Estado colombiano, la política de intransigencias del predecesor de Petro, presentada como la única alternativa posible, no solo hizo zozobrar los Acuerdos de Paz firmados en 2016, sino que empeoró considerablemente la conflictividad armada en todo el territorio colombiano.

«Esa posición nos llevó a que el ELN sea hoy más fuerte, haga presencia en más territorios y que la intensidad del conflicto armado se haya recrudecido en muchas regiones del país, que hayan reaparecido crímenes que después de 2016 se había logrado erradicar. Así que esa política de la soberbia y el empecinamiento ha llevado a una realidad que es cada vez peor», señaló.

Empero, a pesar de la buena voluntad de las partes para retomar las conversaciones y alcanzar una paz duradera, el Pacto Histórico se enfrenta a la tarea desbaratar la sucesión de decisiones jurídicas y políticas del gobierno de Iván Duque, que incluyen la emisión de alertas rojas y órdenes de extradición contra los negociadores de la guerrilla, lo que ha impedido el contacto directo con los mandos de la organización durante cuatro años.

Pese a esto, el parlamentario colombiano aclara que el hecho de que el líder máximo del ELN, Eliécer Herlinto Chamorro, alias «Antonio García», haya sido forzado a exiliarse en La Habana desde hace tiempo, no debe interpretarse como sinónimo de la falta de cohesión del grupo, que operaría, según algunos, como una especie de «federación de grupos».

Frente a esto puntualizó que «el ELN es una guerrilla que en Colombia tiene una historia de 60 años en los cuales ha mostrado una centralidad de mando. Si no fuera así, no hubiera sobrevivido a estas seis décadas de conflicto armado, así que ese argumento no se sostiene».

No obstante, matiza que desde el gobierno central existe la creencia de que es muy posible que dentro de esa insurgencia haya «muchas contradicciones», pero que en última instancia eso no impide que actúe «como una unidad y como un grupo unificado».

La experiencia de otros procesos de pacificación en Colombia ya permite extraer algunos balances. Por ello, Iván Cepeda Castro menciona que «si el Estado no entra a ocupar los territorios que deja la guerrilla, inmediatamente pueden producirse rupturas internas y lo que se llama las disidencias», dificultad que, sostiene, tratará de subsanar la política de paz del gobierno de Gustavo Petro.

Finalmente, el político colombiano ratificó que el esquema de garantías de negociación acordado inicialmente se mantenga, lo que incluye la participación de Venezuela.

«Venezuela es un país garante desde el comienzo de este proceso y hay una solicitud clara de que todos los países, no solamente Venezuela, sino también Cuba, Noruega y otros, se mantengan en ese rol», precisó.

(LaIguana.TV)