El Gobierno del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió a los legisladores estadounidenses que el Pentágono envíe más armamento pesado a Kiev con el objetivo de realizar más ofensivas contra Rusia, de acuerdo con información del diario estadounidense ‘The Wall Street Journal’.

Si Estados Unidos accede al envío de misiles de largo alcance a Ucrania, el presidente Joe Biden incumpliría la promesa que hizo el 29 de mayo pasado acerca de no facilitar esa clase de armas a Kiev, ya que su uso podría acrecentar las tensiones entre ambas naciones.

«No vamos a enviar a Ucrania sistemas de cohetes que puedan llegar a Rusia», comentó el mandatario estadounidense en el marco del Día de los Caídos.

La solicitud de Ucrania al aparato legislativo norteamericano incluye al menos una docena de tipos de armamento, con el cual supuestamente el ejército ucraniano emprenderá ataques en contra de las fuerzas rusas el próximo año.

Entre las armas pedidas a Washington se encuentran los misiles balísticos ATACMS, que pueden realizar una trayectoria de hasta 300 kilómetros y se activan desde sistemas lanzacohetes como el HIMARS o el M270 MLRS, según datos de The Wall Street Journal. También se requirieron sistemas de artillería pesada, tanques y drones.

«El objetivo de Estados Unidos y de la Unión Europea no es que Ucrania pueda atacar a Rusia directamente porque eso podría desatar mayor virulencia en el conflicto. No se quiere ni se debe propiciar una Tercera Guerra Mundial«, asegura Adán Rodríguez, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con especialidad en temas de seguridad internacional.

El temor, sin embargo, es latente. Días antes de que se revelaran las peticiones de Ucrania a Estados Unidos, el presidente Joe Biden ya había solicitado al Congreso de su país que se autorizara el envío de 11.700 millones de dólares como ayuda extra a las fuerzas armadas ucranianas. Nada se dijo sobre si ese apoyo satisfacía las necesidades bélicas de Kiev.

«Hasta el momento, desde que comenzó el conflicto [el 24 de febrero pasado], lo que vemos es el uso de armas tácticas, no estratégicas. Porque obviamente Rusia podría utilizar armamento nuclear, químico o biológico si se siente amenazada, pero la realidad es que, hasta ahora, sólo hemos visto armas convencionales como tanques o misiles de diferente precisión, como los hipersónicos», considera el experto en geopolítica y armamentismo.

Aunque hace tres meses el Senado estadounidense ya había aprobado el envío de 40.000 millones de dólares en ayuda humanitaria y financiera a Ucrania, Washington insiste en seguir respaldando a Kiev. Esta vez, el presidente Biden pidió una ayuda a largo plazo, contemplada para ser entregada el primer trimestre del año fiscal 2023.

En un contexto de inflación en niveles récord y de una profunda polarización y crisis política interna, el Gobierno de Estados Unidos se adentra todavía más en las tensiones que ocurren en Europa del Este, las cuales han provocado un alza en los precios de los energéticos y han disparado todavía más las presiones inflacionarias a nivel mundial.

A finales de agosto, el diario estadounidense The Wall Street Journal también reportó que existe una preocupación entre las altas esferas del Ejército norteamericano: que el arsenal enviado a Ucrania agote las reservas de municiones de Estados Unidos.

«Ésta es una guerra indirecta de Occidente contra Rusia porque el apoyo militar que han dado Estados Unidos y la Unión Europea a Ucrania busca evitar que Rusia obtenga los objetivos militares que persigue y, sobre todo, que el conflicto no se expanda a otras zonas de Europa. Sin embargo, también hay que decir que el apoyo a Ucrania está disfrazado de supuestos valores que en realidad no representan a Occidente, como la libertad y la democracia», opina Rodríguez.

El posible envío de misiles balísticos al ejército ucraniano de parte de la Casa Blanca tendrá consecuencias graves en la medida de cuántos sean enviados y bajo qué condiciones, afirma el experto. «La operación rusa está encaminada a conseguir lo que para Rusia sería un espacio estratégico para defender su seguridad frente a un avance hipotético [de las tropas de la OTAN hacia Rusia] y una integración de Ucrania a la OTAN», concluye.

(Sputnik)