Brenda Uliarte, imputada por el intento de magnicidio de la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, reconoció el 27 de agosto, días antes del ataque fallido, que había mandado matar a la exmandataria (2007-2015).

«Mandé a matar a la vice Cristina», escribió en un mensaje enviado a su amiga Agustina Díaz, también encausada.

En las comunicaciones que obtuvo la justicia argentina del peritaje de su teléfono celular, Uliarte le confesó a su amiga que iba «a mandar a matar a Cristina», antes de manifestar su enfado porque la vicepresidenta se había metido dentro de su vivienda, situada en el barrio de Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.

«Una bronca, te juro la tenía ahí», reseñó.

Aquel día hubo incidentes frente a la vivienda de la vicepresidenta, entre la Policía de la capital y seguidores de Fernández, en el contexto de un juicio que la tiene encausada por supuestamente direccionar proyectos de obra pública en la provincia de Santa Cruz (sur) durante su gestión y la de su esposo, el fallecido Néstor Kirchner (2003-2007).

«Te juro que a esa la voy a bajar», aseguró después la joven, de 23 años, en su conversación con Díaz.

Al explicar su plan, Uliarte dijo que se convertiría en el prócer de la independencia argentina, el general José de San Martín, por «mandar a matar a Cristina».

«Me re pudrí que hablen y no hagan nada. Yo sí voy a hacer. Se me metió el espíritu de San Martín en el cuerpo», escribió.

Estos mensajes dan cuenta de que hubo una planificación del atentado de la también presidenta del Senado, hecho por el que también fue imputado el novio de Uliarte, Fernando Sabag Montiel, que fue quien gatilló el arma a centímetros del rostro de Cristina Fernández el 1 de septiembre.

Un día después del intento de asesinato fallido, el 2 de septiembre, Díaz le preguntó a Uliarte por qué había fallado el tiro.

«¿Practicó antes o le falló la adrenalina del momento? ¿Vos dónde estás? ¿No sería conveniente que vayas a tu casa?», le inquirió.

Uliarte respondió que estaba «en lo de una amiga» y que desistía de ir a su vivienda por si la allanaban.

En una declaración indagatoria efectuada el 14 de septiembre, Díaz sostuvo ante la jueza que instruye el caso, María Eugenia Capuchetti, que Uliarte era «delirante y manipuladora».

Tras efectuar el interrogatorio, la magistrada volvió a decretar el secreto de sumario.

La vicepresidenta solicitó ser incluida como querellante (denunciante) en el expediente que investiga su intento de asesinato y designó a sus abogados patrocinadores.

Sabag Montiel, de 35 años, es de origen brasileño aunque vive en Argentina desde los seis años, y tiene antecedentes penales por portación ilegal de armas.

(Sputnik)