Dayana Castellanos, hermana de Glenn Castellanos, condenado por el secuestro, asesinato y desaparición del sociólogo Carlos Lanz, ofreció al Ministerio Público nuevas evidencias que comprometieron decisivamente al exdirigente sindical Tito Viloria con el crimen.

De acuerdo el testimonio audiovisual presentado este viernes ante la opinión pública por el fiscal general, Tarek William Saab, Viloria y su esposa, Zaida Suárez, acudieron en 2021 a la vivienda de la familia Castellanos en Maracay, al enterarse que Glenn había sido privado de libertad y preguntaron con insistencia sobre el motivo del apresamiento.

Según contó Dayana, «estaban como muy preocupados y me insistían mucho por qué estaba allí, hasta que yo les dije a ellos que era por la exclusión de pantalla, porque todavía aparecía en pantalla (figuraba en registros policiales). Ahí fue cuando se quedaron tranquilos, pero estaban muy preocupados porque él estaba allí. Desde allí, más nunca aparecieron».

Saab precisó que entonces la aprehensión de Glenn Castellanos no estaba relacionada con el caso del profesor Carlos Lanz, sino con el robo de un vehículo, pero perturbó a Viloria y a Suárez, ante el temor que toda la trama relacionada con el crimen contra Lanz quedara al descubierto.

«Efectivamente, luego de eso vuelve a ser detenido por n-ésima vez Glenn Castellanos, ya por su participación en el caso Carlos Lanz y él allí vincula de manera directa, inequívoca a Tito Viloria», agregó.

Las pesquisas del Ministerio Público sindicaron a Viloria de haber sido el responsable de hacer que Lanz –septuagenario y con un estado de salud precario al momento de su muerte– se aventurara a salir de su apartamento en pleno confinamiento pandémico, con la excusa de acudir a una reunión en el estado Carabobo en la que se discutirían acciones para hacer frente a un nuevo intento de derrocamiento contra el presidente Nicolás Maduro.

Asimismo, en decir del fiscal general, Tito Viloria también habría sido la «mente macabra» tras la estrategia para desviar las investigaciones y otorgarle al crimen un tinte político que no tenía, acusando alternativamente al Mossad, a la CIA, al paramilitarismo colombiano y al Estado venezolano de desaparecer al militante revolucionario.

(LaIguana.TV)