En opinión del intelectual descolonial Ramón Grosfoguel, la guerra subsidiaria entre la OTAN y Rusia que se libra en Ucrania ha puesto al mundo a las puertas de una guerra nuclear, que supondría, en el peor de los casos, el exterminio entero de la humanidad.
Sin embargo, aunque cueste creerlo, cada vez resulta más evidente que esta situación obedece a un plan cuidadosamente elaborado por las élites mundiales en conciábulos como el Foro de Davos para imponer dinámicas neomalthusianas que se lleven consigo a los cerca de 5.000 millones de personas que, en sus cálculos, sobran en el planeta.
Esta táctica de domingo, aseguró Grosfoguel, supone el control de Eurasia, lo que no puede lograrse sin la destrucción y posterior balcanización del Estado ruso ni el aplastamiento de China, pues es la única manera que el unilateralismo estadounidense tiene para sobrevivir, aún a costa de convertir a Europa en un enclave colonial.
Pese a lo expresado, el académico sostiene que no todo está perdido, en tanto esta crisis civilizatoria representa una oportunidad para que el Sur global conquiste su segunda independencia y logre por fin zafar las amarras que lo atan a los centros de dominación y acumulación de capital.
Sobre estos y otros asuntos disertó Ramón Grosfoguel en su más reciente conversación con el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela en la edición de su programa Desde Donde Sea transmitida este jueves 6 de octubre.
A continuación, una versión del intercambio:
Miguel Ángel Pérez Pirela (MAPP): En una primera conversación desde que se inició la guerra en Ucrania, Ramón Grosfoguel lanzó la hipótesis de un golpe de Estado internacional de Estados Unidos contra Rusia; en una segunda entrega, pasó de ese golpe de Estado a la emergencia de nuevo orden mundial de Rusia; también trató algo que nos sorprendió mucho al hilar muy fino entre la guerra de Ucrania y la pandemia, analizando qué hace el ecofascismo para el genocidio planetario; la cuarta entrevista fue una visión reflexiva, interpretativa, hermenéutica, epistemológica del fenómeno chino. Ahora estamos en una escalada bélica, diplomática, mediática. Ya se ha vuelto normal hablar de guerra nuclear. ¿Qué evaluación haces?
Ramón Grosfoguel (RG): En alguno de los programas mencioné que la elite mundial, la del Foro de Davos, se está planteando un nuevo sistema porque saben que este tiene los días contados. Por eso están dispuestas a reducir significativamente la población del mundo. Tienen un enfoque supuestamente ecológico al que yo llamo ecofascismo o ecomalthusianismo porque son las teorías de Malthus del siglo XIX, recogidas ahora en una retórica ecológica.
Él decía que los problemas del sistema capitalista no eran estructurales sino el producto de un exceso de seres humanos y, en consecuencia, la solución era reducir la población y establecer el control de la natalidad. Ahora se dice lo mismo, pero señalando que los problemas no nacen de un sistema civilizatorio de muerte, como es la modernidad capitalista, sino de que hay mucha gente en el planeta. No hay que transformar el sistema sino reducir el número de seres humanos.
Hay voceros del Foro de Davos que ya declaran abiertamente que para que el planeta sea sustentable debe haber un máximo de 2.000 millones de seres humanos, lo que significa que 5.000 millones estamos de más. Para eso tienen que inducir hambrunas mundiales y guerras, inclusive, si fuera posible hasta una guerra nuclear localizada geográficamente. Se están planteando cómo sobrevivir siendo clase privilegiada ante la debacle del sistema.
La guerra de Ucrania entra como anillo al dedo a esta política de genocidio global. En primer lugar, como consecuencia de la hiperinflación y de los costos de transporte que ha generado, viene una hambruna mundial y así lo han advertido incluso los altos funcionarios del sistema, como el secretario general de Naciones Unidas. Y no es para dentro de tres o cuatro años, sino para este mismo año o comienzos del próximo.
MAPP: Y todo es culpa de Rusia.
RG: Ni siquiera de Rusia, sino de Putin. Es una fórmula simplona para venderle a la gente la idea de que los sufrimientos que vienen no son producto de un sistema colapsado, sino de un loco dictador que se llama Vladímir Putin. Es una guerra contra el diablo y la causa de todo lo malo es ese diablo. La gente va a tener la comida enfrente pero no la va a poder comprar porque su dinero no valdrá nada. Algo como lo que vivió Venezuela durante las sanciones y el bloqueo. Además, habrá problemas de distribución de los alimentos.
El trigo, un cereal esencial, no va a llegar a muchos países debido al colapso de las cadenas de distribución y sus altos costos. Uno de los continentes que están llamados a ser afectados seriamente es África porque para las élites de las élites, esas son poblaciones dispensables, que no tienen ninguna importancia para el mundo occidental debido al racismo y el colonialismo sufrido por esos pueblos.
Esa lógica genocida viene con fuerza porque esta élite de las élites, 1 % del 1 % más rico, que tiene en sus manos la economía del mundo, e incluso la política, está tomando decisiones muy locas. Quieren generar un nuevo sistema histórico que alguna gente ha teorizado ya como tecnofeudalismo, como lo denomina Yanis Varufaukis, porque cualquier productor o comerciante que quiera estar en un mercado debe pagarle una renta al nuevo señor feudal.
Ahora, en tiempos de lo que se había llamado capitalismo digital, todo el que produzca o comercie algo tiene que pagarle una renta a Jeff Bezos en Amazon, a Bill Gates o al de Google. Entonces, la agenda de ese nuevo sistema histórico contempla exterminar una gran parte de la población mundial y la guerra de Ucrania podría ser la excusa para un desastre que extermine a millones de seres humanos. Y uno se pregunta, ¿por qué Europa? Bueno, hay que revisar los documentos y las declaraciones, aprovechando que ellos ya no están ocultando nada, han llegado a un punto de descaro.
MAPP: Y esto hay que vincularlo a la pandemia. Estamos tal vez saliendo de ella y se está hablando ahora de un conflicto nuclear.
RG: Sí. Cuando empezó el COVID-19 yo oía hablar de «plandemia» (una pandemia planificada), yo era escéptico. Aunque siempre sospechemos de estas élites, no había evidencias suficientes. Pero Rusia descubrió los laboratorios, incautó los documentos, fue al Consejo de Seguridad de la ONU en abril, algo que no ha salido en casi ningún periódico del mundo. Los papeles demuestran que el Pentágono está financiando esos laboratorios y que hasta el hijo de Joe Biden está de cabeza en las empresas que están detrás. Queda claro que han experimentado con el coronavirus de murciélago desde 2018, y han utilizado aves para contagiar los virus a países lejanos.
MAPP: Tú ibas a explicar por qué un desastre nuclear podría ocurrir en Europa y resulta que la pandemia también tuvo uno de sus picos más alto en Europa.
RG: Ahora creo más en la «plandemia» porque en el propio Congreso estadounidense se habla abiertamente de que uno de esos laboratorios estaba en Wuhan y solo queda la pregunta de si se escapó o lo dejaron escapar a propósito.
MAPP: ¿Con lógicas ecofascistas?
RG: Sí, exacto. Porque querían destruir la economía China. Tal vez no fue casualidad que los dos países más golpeados al principio fueran Irán y China. Y pronosticaron que en Venezuela habría una catástrofe, pero para sorpresa de ellos, tuvo una política ejemplar para atender este problema.
La denuncia de Rusia debería bastar para una investigación seria porque se violaron numerosos convenios internacionales. Por ejemplo, eso de transportar virus mediante aves está penado por normas internacionales. Pero la ONU engavetó esa denuncia, lo que demuestra que las organizaciones internacionales están siendo controladas por los mismos poderes que han creado esta guerra en Ucrania, una guerra que tiene el mismo objetivo geopolítico de toda la vida de Estados Unidos que es destruir a Rusia para controlar a Eurasia.
El Estado ruso, tanto en la época zarista, como en la de la Unión Soviética, como en la actual Federación Rusa, es demasiado grande y poderoso, independientemente del modelo económico y político que haya allí. Quieren dividirlo, como hicieron con Yugoslavia, que era un Estado fuerte y le hacía sombra a Alemania. Lo fragmentaron para que ninguno de los pedazos sea capaz de contestar el poder de los Estados de la Unión Europea.
Controlando Rusia también perjudican a China porque cortan la Ruta de la Seda. Yo decía en uno de los anteriores programas que el golpe de Estado es también contra sus aliados europeos porque los han obligado a romper con las empresas rusas, se han apropiado de los mercados y han convertido a Europa en un protectorado colonial. Es la puertorriqueñización de la Unión Europea. Son ahora una colonia económica, política y militar de Estados Unidos. Los espacios de soberanía que tenían están desapareciendo y la población europea empieza a protestar porque se dan cuenta de que hay gato encerrado. Les han estado diciendo que la culpa de todo la tiene Putin y la puñalada se las ha dado Biden por la espalda. Cada empresa rusa que ha sido obligada a irse es sustituida por una estadounidense, pero esos nuevos proveedores no vienen a ofrecer mercancías a precios de baratillo, como lo hacían los rusos, sino a precios de monopolio. Están haciendo colapsar la base industrial de Europa, que es Alemania, porque las empresas de ese país y de otras naciones de Europa no se sostienen sin la energía barata rusa. Una empresa como Volkswagen está cerrando en Alemania para irse a Estados Unidos.
MAPP: ¿Y por qué los europeos se someten voluntariamente a terminar siendo el gran patio trasero de Estados Unidos?
RG: Hay una cuestión histórica que deriva del rol de aliado foráneo que tuvo Estados Unidos en las dos guerras mundiales. Se le sigue viendo como el aliado que viene a salvarlos. La verdad es que siempre ha acudido a saquear a Europa. Con el Plan Marshall, sustituyen todas las empresas europeas con empresas estadounidenses y por eso es que Estados Unidos emerge de esa guerra como la primera economía del mundo.
Europa, poco a poco se fue recuperando y llegó el momento de que las empresas alemanas compitieron de tú a tú y superaron a las corporaciones estadounidenses. China también las supera y Rusia tiene un poder impresionante por sus materias primas y Estados Unidos es un imperio en decadencia.
¿Cómo recuperar mercados si ya no puede hacerlo en el escenario mundial? Pues provocando una guerra como la de Ucrania para justificar las sanciones a Rusia; cercando a la Federación Rusa con armamento de la OTAN; metiendo unos nazis en el poder en Ucrania; provocando a Rusia hasta obligarlos a ir a la guerra; recolonizando Europa con sus empresas; y dejando a los chinos fuera del mercado por la ruptura de la Ruta de la Seda.
Es una jugada maestra del imperio estadounidense, pero sobre todo de esa élite financiera que ve que se les cae el mundo. Tienen perdida la guerra comercial en Asia, África y en casi todo el mundo, pero ha recuperado los mercados europeos, al recolonizarlos.
MAPP: Entonces, según tu visión, Estados Unidos diseña en detalle esta guerra proxy, y a Rusia no lo queda otra alternativa que irse por el camino militar aunque tenga un alto costo económico, pero, además, intentan aprovechar la oportunidad para darle una estocada al mundo unipolar y dicen que a partir de esta guerra se acabará la unipolaridad. Alguna gente comeflor deplora la guerra, pero parece ser que con el mundo unipolar no se acaba recitando poesía ni dando conferencias internacionales.
RG: El que piense que esa es una guerra entre Rusia y Ucrania, está perdido en materia de análisis de lo que pasa en este planeta. Estados Unidos y Europa han construido su narrativa, mediante los fake news y otros recursos para hacer creer que Rusia se ha metido allí a oprimir a los ucranianos, cuando esta es una guerra de exterminio que comenzó hace ocho años con el golpe de Estado orquestado por la CIA y el ascenso de los nazis ucranianos al poder. La guerra es entre Estados Unidos, con su brazo armado, la OTAN, para defender un proyecto unipolar, en contra Rusia y China, que desafían ese proyecto.
Estados Unidos sabe que ya Europa no es tan dependiente de ellos, sino de Rusia y experimenta la necesidad de dar un puñetazo al tablero para alinear a Europa con Estados Unidos de nuevo, debilitar a Rusia y darle un golpe lateral a China, un aviso de que «ustedes son los próximos».
Mientras tanto, Rusia y China se están planteando un mundo multipolar donde se respete la soberanía de los pueblos, se elimine el chantaje de las sanciones y el dólar deje de ser la única moneda de referencia. Eso es lo que está en juego.
Si pierde Rusia, el unilateralismo volverá a nacer. Si gana Rusia se abrirá la posibilidad de un espacio multipolar lo que le dará fuerza a gobiernos antiimperialistas del Tercer Mundo para que puedan llevar a cabo transformaciones radicales sin tener el temor de sanciones, chantajes y agresiones militares.
Las dos opciones, tanto la del renacer unipolar como la del surgimiento de un mundo multipolar, son opciones dentro del sistema capitalista. El mundo multipolar no será un mundo más allá del capitalismo, pero sí más allá del capitalismo neoliberal y del unilateralismo de un imperio respecto al resto de los países.
Y eso puede ser un espacio de respiro, sobre todo para los pueblos que se están planteando transformaciones más radicales anticapitalistas. Este otro bloque multipolar no tiene un proyecto universalista de colonización o recolonización del resto del planeta. No pretende decirles a todos los demás países qué tienen que pensar, qué leer, qué comer, cómo deben vestirse ni en qué dios deben creer. No pretende, como Estados Unidos, imponer la política económica y quien no la siga es invadido y su gobierno derrocado.
China es una potencia capitalista, pero no quiere imponer el mandarín, el budismo o las lecturas de textos chinos. Cuando asisten financieramente a un país le dan los préstamos de una vez, sin cobrar intereses, y no les exigen privatizaciones ni despidos masivos. Digo esto para significar que no tenemos que estar obligatoriamente a favor del modelo chino, sino entender que implica un respiro en la asfixia neoliberal.
En la guerra de Ucrania se están jugando muchas cosas. Es muy importante tener esto presente a la hora de ver lo que está pasando allí.
MAPP: Ahora, Ramón: explotan Nord Stream 1 y Nord Stream 2, algo sumamente grave. En el caso de Nord Stream 1, estaba apenas en funcionamiento porque necesitaban piezas de recambio de Siemens, una empresa alemana y por los bloqueos no se pudo hacer; en el caso del Nord Stream 2 había que apretar un botón y empezaba a funcionar.
El boicot de los Estados Unidos –no desde ahorita– con sanciones a las empresas que estaban participando en la construcción del Nord Stream 2 en el gobierno de Donald Trump hizo que Gazprom terminara pagando prácticamente todo.
Eso hizo que países como Alemania, con industrias realmente fuertes, beligerante, motor de la Europa Schengen, dependía del gas ruso barato y ahora, con la explosión de estos dos gasoductos, perdió la posibilidad, la hipótesis lejana de decir: «señores, yo necesito de este gas ruso, voy a activar Nord Stream 2 y voy a pedir que se bombee más gas desde Nord Stream 1».
Esa posibilidad ya la perdió Alemania y ya la perdieron los países de Europa, por obra y gracia de los Estados Unidos, que confesó en múltiples ocasiones que iba a acabar con esos dos gasoductos. Ahora quedan los Estados Unidos enviando gas licuado a un precio tres o cuatro veces mayor.
¿A dónde quiero llegar? Se acabó incluso la libertad determinada de países como Alemania, ya no tienen libertad. Pero lo más importante: la propaganda occidental se hizo la loca y pasó rápidamente a otro tema, aunque estaban frente a un ‘casus bellis’ de guerra mundial y nuclear.
RG: Esto muestra nuevamente la naturaleza terrorista del Estado unilateral, unipolar del imperialismo estadounidense. En primer lugar, han acusado a Rusia, como que si pensaran que la opinión pública mundial es una banda de estúpidos que carece de sentido común, como que si la gente se va a comer el cuento que estuvieron diciendo durante días: que fueron los rusos, que fue Putin, ocultando y encubriendo a los verdaderos actores de ese acto terrorista, que son el imperio estadounidense y sus aliados en la región como Polonia o Noruega.
Ese Estado se plantea acusar a Rusia, cuando esta lo único que tiene que hacer es cerrar la llave del otro lado, no tiene que volar su propio ducto si lo que quiere es vender gas. Lo que quieren es tumbar ese bloqueo y esas sanciones y seguir vendiendo como siempre, no les interesa volar nada. Toda la demanda de los rusos es, precisamente, negociaciones de paz para desmontar las sanciones y el bloqueo que les impide restablecer sus relaciones con Alemania.
En segundo lugar, hay otro gasoducto, el Baltic Pipe, que viene de Noruega cruzando por el Báltico y va hacia Polonia, a través del cual los estadounidenses transportan el gas licuado hacia Europa, que se abrió el mismo día que hicieron los actos terroristas para destruir a los dos gasoductos rusos. ¿A quién le están tomando el pelo?
Se sabe ya que ese mar está hipervigilado y controlado por la OTAN. Allí Rusia no se puede acercar a hacer nada porque lo ven de lejos. Venirnos a echar el cuento de que a un lugar hipercontrolado por la OTAN van a entrar los rusos a perpetrar ataques terroristas… Hay que subestimar la inteligencia de la gente. El control y la vigilancia de esos mares con las nuevas tecnologías es una cosa impresionante.
En cualquier corte siempre se miran las pruebas del acto, pero también quiénes son los beneficiarios, quiénes son los que tienen un interés para que se cometa ese crimen. Eso siempre está jugándose en cualquier investigación criminal.
Si hacemos la investigación criminal, como lo haría cualquier fiscal en una corte, tenemos a Condoleezza Rice en 2014 diciendo en un video que «hay que acabar con la dependencia de Europa del gas y petróleo rusos y se tiene que reemplazar con gas y petróleo de los Estados Unidos». Lo dijo así: «no se puede permitir que el Nord Stream 2 se construya, hay que impedirlo».
Está Mike Pompeo, el secretario de Estado de Trump, que apareció en 2018 poniendo condiciones y diciendo que eso hay que pararlo, que no se puede completar la construcción del Nord Stream y allí vinieron las sanciones. Estaban opuestos al gasoducto porque ello aumentaría la dependencia de Europa con Rusia y lo que a ellos les interesa –lo dicen así, descaradamente– es que los Estados Unidos suplan a Europa de Energía.
Luego tenemos al mismo Biden diciendo en febrero, antes de la guerra, que si Rusia entraba a la guerra acabarían con los dos gasoductos Nord Stream. Entonces una periodista lo interpeló y le pidió que precisara qué quería decir con «acabar» porque ese era un asunto entre Alemania y Rusia, a lo que él respondió que tenían la capacidad de destruirlos, sin ofrecer ninguna explicación.
El año pasado, durante un viaje a Europa, Antony Blinken dijo en una conferencia de prensa con el canciller Olaf Scholz donde hablaron de las discrepancias entre los dos países. ¿Cuáles eran esas discrepancias? El Nord Stream.
Blinken decía que el Nord Stream había que cerrarlo y que no se podía permitir su entrada en funcionamiento y cuando se produjo el atentado terrorista contra el gasoducto, trivializó el hecho y lo calificó como «una oportunidad impresionante» para acabar con la dependencia europea con Rusia y reemplazarla por empresas americanas. Son descarados, ni siquiera lo dicen.
MAPP: Te lo están diciendo antes, durante y después. Es decir, «lo vamos a hacer», «lo hicimos», «negociemos».
RG: «Ya lo hicimos» y «qué bueno que se hizo». Se acabó la dependencia de Europa del el gas ruso y vendrán empresas estadounidenses a «ayudar», a «salvar», es lo que dice Blinken.
Son cuentos. Cuando se mira, es consistente el interés de Estados Unidos en destruir esos gasoductos: de que no se construyeran, de que cuando se estaban construyendo se paralizara la construcción y de que ahora que terminó y está allí, destruirlos para que no haya la más mínima posibilidad.
¿Por qué lo hicieron? Porque apenas una semanas atrás Alemania hizo un acercamiento a Rusia por la proximidad del invierno. Los europeos empezaron a estudiar cómo retomar sus negociaciones con los rusos porque saben que el gas que suplen Estados Unidos y Noruega no será suficiente para cubrir las necesidades. Ese acercamiento de negociación fue torpedeado con la destrucción de los gasoductos.
Esto es el unilateralismo, que hasta a sus propios aliados les hace estas cosas con tal de que se subordinen y se arrodillen ante sus intereses.
Hay una élite de alemanes, franceses, británicos, algunos japoneses que opera a nivel trasnacional y que tienen como brazos armados a la OTAN y al Pentágono. No pueden ejecutar sus planes y sus pesadillas globales sin el aparato militar de los Estados Unidos y la OTAN de su lado, moviendo las fichas y apretando los botones para hacer lo que ellos quieren.
Hay gente de la élite europea que sabe lo que está pasando y está dejando que pase, porque hay un interés de ese 1 % de hacer colapsar la economía europea e incluso, si posible, hacer desaparecer a millones de seres humanos en ese territorio que llamamos Europa a través de una guerra fratricida entre rusos y europeos para acelerar los planes de exterminio de poblaciones como parte de esa transición hacia un nuevo sistema histórico donde ellos queden arriba, como ya sucedió en la transición del feudalismo al capitalismo entre los siglos XV y XVI, donde las familias aristocráticas feudales fueron las que se reciclaron como la burguesía dueña del capital financiero trasnacional.
Estamos llamando la atención sobre el hecho de que las élites de este sistema, conscientes de la debacle y el colapso, están preparándose para una transición que dé lugar a un nuevo sistema histórico que están creando, en el que ellos conserven su supremacía aunque el capitalismo colapse.
El nuevo sistema histórico va a ser peor que este, porque con las nuevas tecnologías, no solamente habrá un control rentista de las riquezas del planeta distinto del basado en la plusvalía, sino un control sobre los seres humanos en todos los ámbitos, incluso el pensamiento y el deseo. Eso está contemplado en ese reseteo que se está programando a escala planetaria. Y nosotros, los pueblos, o nos movilizamos contra esto o esta gente acabará con gran parte de la humanidad.
MAPP: Aquí entra entonces el tema nuclear, que ponía al inicio en la palestra. Hace pocos meses era poco menos que un tabú hablar de bombas nucleares, pero mientras transcurren las semanas, las amenazas de parte y parte son directas, claras, explícitas y se está jugando con fuego, con fuego nuclear. ¿A qué se debe ese escalamiento, esa aceleración de los propósitos nucleares?
El problema es que se sabe cuándo comienza un ataque nuclear pero no cuándo termina y menos en pleno siglo XXI con las tecnologías que las partes tienen. Recordemos que Rusia tiene la mayor cantidad de bombas nucleares y que Estados Unidos solo puede alcanzarlas sumándolas a las de los países de la OTAN, especialmente europeos. Se trata de una lógica planetaria suicida.
RG: Cuando se llega a una situación como esta, se están jugando la vida dos potencias: Rusia y los Estados Unidos. El futuro de los Estados Unidos se está jugando aquí, pues sabe que si pierde esta guerra irá en picada; Rusia, igual: sabe que si pierde la guerra será desmembrada en 20 Estados.
Estamos llegando a un punto de polarización tal, que hace que se entre en una lógica geopolítica de vida o muerte. Cuando llegamos allí, estamos ya en los albores de la posibilidad de una guerra nuclear que puede poner en peligro a la humanidad entera porque eso puede ser fuego de un lado a otro por varias horas, aunque se termine con el planeta entero. Eso puede pasar. Estamos en una situación tan peligrosa como eso.
Están jugando con fuego porque se juegan la vida dos potencias. En el pasado, cuando se jugaban la vida dos potencias y no había bombas nucleares se iba a una guerra donde mataban a millones y había masacres y montón de problemas, pero la humanidad seguía porque no había esta capacidad para acabar con la vida en el planeta. Estamos en una situación que podría llegar a ser de no retorno, pues pueden encadenarse un conjunto de acontecimientos que se vaya de las manos.
Rusia no es un estado imperial o imperialista en el sentido clásico como lo son Estados Unidos, Inglaterra o Francia. El interés de Rusia en Ucrania no es imperialista, eso es otra retórica. Macron hace un discurso en el que si quitaras la palabra «Rusia» y le pusieras la palabra «Francia» describe muy bien a Francia como imperio.
Está hablando de Rusia como un nuevo imperialismo que quiere colonias. Rusia siempre ha dicho que Ucrania puede entrar en la Unión Europea, que no hay ningún problema; donde no puede entrar es en la OTAN. ¿Desde cuándo un país imperialista occidental permite que su supuesta colonia o neocolonia se vaya al mercado de su competencia?
Sencillamente, Rusia no puede permitir que Ucrania entre a la OTAN porque Rusia está cercada y Ucrania, gobernada por un régimen neonazi. En esas circunstancias, su ingreso sería una provocación que podría terminar en una guerra nuclear.
Putin es el que ha estado llamado la atención. Es el más cuerdo en esta discusión, porque ha estado pidiéndole negociaciones a Occidente durante años y advirtiendo que todo puede acabar mal, mientras que Occidente se ha opuesto a cualquier negociación: al contrario, lo que han hecho es escalar en las provocaciones.
Recientemente vimos el intercambio donde Putin le dice a Occidente que no está jugando cuando dice que usará armas nucleares, si así lo estimara conveniente. Todavía hoy dice lo mismo que está diciendo hace 20 años: «sentémonos a negociar», «no lleguemos allí».
El que tiene una política cuerda en toda esta jugada es Putin, a quien llaman loco, a quien la prensa y Occidente lo tilda de dictador loco y totalitario. Cuando se escucha a los líderes occidentales, esos son los locos, son los que están jugando con fuego, los que están torpedeando cualquier negociación.
En la negociación durante el primer mes de la guerra, Rusia y Ucrania llegaron a acuerdos aceleradamente. ¿Qué pasó? Entró Estados Unidos y le dijo a los ucranianos que se mantuvieran allí y no aceptaran negociar nada. Echaron para atrás todo lo que habían acordado, por órdenes de Estados Unidos.
Obviamente, el régimen neonazi de Ucrania es una neocolonia de Estados Unidos. Reciben órdenes de Estados Unidos y no hacen nada sin que Estados Unidos les dé el visto bueno. El régimen de Ucrania se ha hecho enemigo hasta de Alemania y están celebrando que volaron los gasoductos.
MAPP: Cuando hablas de la locura de estos líderes occidentales y esta posición de Putin que no ha cambiado, está creando ruido en el seno de los Estados Unidos.
Un periodista de Fox se preguntó que pasaría si Rusia responde de la misma forma a la explosión de los dos gasoductos, es decir, si, por ejemplo, corta las comunicaciones de la banca occidental vía internet por un día. Empezamos a escuchar voces en la Europa Schengen desde medios de comunicación hegemónicos y también desde canales como Fox: ¿Qué pasa si Rusia responde?
RG: Fox News, que ha sido históricamente una televisión de la extrema derecha, hoy día suena como que si fuera de izquierda porque está denunciando todo lo que nosotros estamos denunciando aquí.
MAPP: Junto con Fox como canal de izquierda aparecen Trump como mediador y pacifista, y Kissinger como filósofo de la paz.
RG: Exactamente. Estamos en una situación donde la gente que creíamos que era la más loca, ahora resulta que aparece como la más cuerda. ¿Por qué? Porque esa gente está pensando en los intereses estratégicos del imperio, no está pensando de manera suicida.
Un tipo como Kissinger, que es genocida y de lo peor, está llamando a la razón a las élites estadounidenses y europeas, exhortándolas a negociar con Putin y a abandonar la idea de una guerra nuclear, porque ya no es la Unión Soviética sino un país capitalista lleno de bombas nucleares.
Un hombre guerrerista como Kissinger hace llamados a la cordura. Trump, otro loco, aparece cuerdo frente a esta élite globalista financiera que está detrás de todo estos proyectos. Son pirómanos, están jugando con fuego y esto se podría inflamar en cualquier segundo. Estamos muy cerca de eso.
Además, hay un elemento que no hemos discutido todavía: el colapso económico que se avecina. Esto lo están prediciendo todos los analistas financieros, desde los más conservadores hasta los más audaces. Todo el mundo coincide en que se acerca una gran depresión, peor que la de los años 30 del siglo pasado.
Viene un colapso financiero de las bolsas, el mercado ya ha perdido como 30 % de su valor en lo que va de año, por lo que esperan que se produzca un colapso peor de todo lo que se ha visto en la historia. Esto lo están prediciendo inversionistas, no gente de izquierda, sino gente que está en ese mundo enriqueciéndose.
Están el problema de la deuda impagable en los Estados Unidos, el problema del dólar. El dólar no se va a sostener porque se ha acelerado la apertura en el mercado internacional para otras monedas ante las sanciones. Hay un montón de países que se unieron en la Organización de Cooperación de Shanghai que componen entre el 30 % y el 40 % del PIB mundial y empezaron a comerciar en otras monedas, desdolarizando sus economías.
Estados Unidos como imperio tiene los días contados. ¿Qué pasará cuando el dólar se desplome y ya no sea una moneda de importancia en el comercio internacional? Eso viene aceleradamente y cuando eso pase, Estados Unidos tendrá que pagar una deuda enorme y se va a tercermundializar. Va camino hacia un colapso impresionante.
Se habla de una guerra civil, no de aquí a 20 años sino antes del 2030. Estamos en los albores de una guerra civil en la medida en que haya un colapso de ese tipo y que los estadounidenses se encuentren desesperados por la hiperinflación y la falta de acceso a los alimentos. Es un pueblo que está armado hasta los dientes porque la venta de armas es como vender chicle y además hay milicias supremacistas blancas armadas y organizadas. Eso lo vimos durante la era Trump, están allí y podría terminar con una guerra civil. Lo está anunciando medio mundo.
No es una cosa que me invento sino algo que dicen hasta analistas de derecha en los Estados Unidos, porque ven venir una potencial guerra civil en el momento en el que se produzca un colapso financiero, en el momento en el que la deuda del Estado federal americano sea tan grande que empuje a estas milicias a independizarse y se produzca una intervención para evitar las secesiones.
Hace unos años, milicias supremacistas blancas rodearon el Parlamento de Michigan para forzar una votación y nadie fue arrestado, porque están infiltrados en la Policía de los estados y de las ciudades. El 6 de enero de 2021 estos mismos supremacistas blancos asaltaron el Congreso bajo el liderazgo, auspicio y estímulo de Donald Trump.
MAPP: Los gobiernos europeos que ejecutaron las sanciones contra Rusia ya comenzaron a caer. El último fue Draghi en Italia y se montó la extrema derecha.
Los nuevos gobiernos extremistas están llegando a Europa y van a seguir llegando. ¿Qué va a pasar en las elecciones de mitad de período en los Estados Unidos y con las elecciones presidenciales en las que Trump ya está pensando? ¿Los demócratas serán castigados por esta guerra que propiciaron?
RG: El castigo lo vamos a ver dentro de un mes en las votaciones al Congreso: el Congreso va a caer en manos republicanas. Las posiciones de extrema derecha se están fortaleciendo, no solamente en Europa sino en los Estados Unidos y en las elecciones presidenciales, si dejan que Trump sea candidato –porque están haciendo lo imposible por criminalizar los actos del 6 de enero de 2021 y responsabilizar a Trump para que no pueda presentarse–, si se presenta frente a Biden hoy, arrasa.
En dos años será peor, porque la situación será peor que la actual con la crisis económica, la hiperinflación, más esta guerra, el colapso va a ser enorme.
Ahora, la industria de mayor crecimiento en los Estados Unidos es la armamentística, seguida de la industria energética por la guerra y las sanciones a Rusia. Estados Unidos y la OTAN han obligado a los gobiernos europeos a dedicar 2 % de su presupuesto nacional a comprar armas. ¿A quién se las compran? Al complejo militar-industrial de los Estados Unidos. Esta guerra en Ucrania es un negocio redondo para los estadounidenses y Europa termina comprándoles todo, incluyendo armas.
¿Qué significa dedicar 2 % del presupuesto de un Estado al complejo militar? Significa que habrá menos dinero para vivienda, asistencia social, etcétera. Estamos hablando de un colapso civilizatorio, del empobrecimiento de millones de trabajadores europeos y estadounidenses.
Lo que usualmente pasa cuando sobreviene un colapso económico de ese calibre, como pasó durante la II Guerra Mundial o en los años 30 del siglo XX con la Gran Depresión, es que en ausencia de una izquierda, las clases trabajadoras blancas se radicalizan.
En Europa no hay izquierda, lo que hay es una pseudoizquierda que es derecha. La socialdemocracia europea es derecha y es más derecha que lo que lo era en los tiempos de la I Guerra Mundial. Los revolucionarios de la I Guerra Mundial –Rosa Luxemburgo, Lenin, etc.– criticaban a la socialdemocracia europea por haberse aliado a sus burguesías en aquella guerra a la que arrastraron a la clase trabajadora, por lo que llamaron al boicot e instaron a los obreros a tomar el poder, en lugar de irse detrás de los intereses de la burguesía de sus países.
Lenin llamaba a esa socialdemocracia «la bancarrota de la Segunda Internacional» porque ya era de derecha, pero cuando estaba en el poder redistribuía la riqueza, alcanzaba el Estado de Bienestar y todo eso; hoy la socialdemocracia del mundo es toda neoliberal. Así, esa socialdemocracia a la que Lenin acusaba de haberse vendido al capitalismo y al imperialismo, aparece hoy como progresista al lado de lo que hay hoy, que ni siquiera se plantea la redistribución social de la riqueza o políticas del Estado de Bienestar.
Esa es la gente que está o estuvo en alguno de los gobiernos de países de Europa, que le abrió las puertas con alfombra roja a la extrema derecha, porque ellos también son derecha. En Europa no hay una izquierda radical que pueda darle un curso o una narrativa a las clases trabajadoras en un momento de crisis como este, un lugar que ha sido ocupado por la extrema derecha.
Yo llamo a estos fascistas «los bomberos del capitalismo», porque siempre aparecen en momentos de crisis a apagar el fuego. ¿Cómo lo hacen? Con ideologías racistas, diciéndole a los obreros que el problema no es el sistema capitalista sino los migrantes que cruzan el Mediterráneo, el latino que cruzó la frontera con México o el negro de la esquina que le está quitando el empleo.
El fascismo canaliza el descontento de la clase trabajadora, que en lugar de enfocarse contra los poderes que la han destruido y pauperizado, la emprende contra obreros que están en peor situación que ellos.
En los momentos de crisis, los capitalistas siempre estimulan a los fascistas como lo hacen hoy en Europa. Colapsan los sistemas de derechos porque les conviene que los trabajadores se movilicen en contra de otros trabajadores en lugar de hacerlo contra ellos. Para eso, la ideología racista entra como anillo al dedo. Es lo que está pasando en Europa y en los Estados Unidos: se está generando una situación en la que los obreros blancos están abrazando los discursos fascistas y racistas, con el estímulo de los medios de comunicación o de desinformación masiva, que están dándole cancha a esta gente.
Imagínate que en los medios de comunicación llaman centroderecha a los que ganaron en Italia. Es un ocultamiento impresionante porque son los hijos de Mussolini y tienen un programa fascista. Los llaman centroderecha y eso es lo que comunican los medios de Europa, Italia y el resto del mundo. No dicen la verdad de lo que son sino que lo ocultan con eufemismos.
Esto llama la atención porque a cierto nivel, ese 1 % del 1 % ha abandonado a los líderes de centroderecha, que eran los que los representaban en los parlamentos y las presidencias y ahora han dado un giro hacia la extrema derecha. ¿Por qué? Porque se dan cuenta de que la única manera de sobrevivir y de que la Unión Europea siga allí es competir con la extrema derecha para ganar elecciones.
Eso hizo Macron, quien ganó porque se hizo el extremo de Marine Le Pen. Corrió con un programa de extrema derecha, parte del cual se lo robó a Le Pen. Eso fue la primera vez. Ya la segunda vez, más radicalmente, pues la discusión se transó en demostrar quién era más fascista.
La Unión Europea está colapsando y ahora con esta crisis que viene, hay movilizaciones enormes contra la guerra que no se informan en la prensa, la gente no se entera. ¿Quién está liderando esas movilizaciones? La extrema derecha. Uno pensaría que debería ser la izquierda, pero no: la izquierda europea es otanista, es decir, de derecha. Las palabras «izquierda» y «derecha» nos confunden, porque ellos se llaman de izquierda pero en realidad son de derecha.
Pongo un ejemplo: Ada Coalu, la alcaldesa de Barcelona, que es de Podemos, de Comunes, supuestamente de la izquierda española, invitó al alcalde de Kiev diciendo que hay que apoyar a Ucrania. Ese alcalde que está con Ada Colau en una foto, en otra está con el Batallón Azov, los nazis de Ucrania.
Esta pseudoizquierda europea le está haciendo la cancha grande a los nazis en Ucrania y en el mundo. Mira lo que pasó en el atentado contra Cristina Fernández. No podemos dejar de ver que las brigadas neonazis del mundo se están fogueando y entrenando en el laboratorio ucraniano. Están yendo internacionalistas nazis a apoyar a los nazis locales, de los que están recibiendo entrenamiento desde el golpe de Estado de 2014 apoyado por la OTAN; están trayendo nazis de toda Europa y más allá.
Este señor que perpetró el atentado contra Cristina forma parte de esa red internacional de nazis fogueados y entrenados desde los laboratorios de Ucrania.
Hay evidencia de que esto es parecido a lo que hicieron con los mercenarios yihadistas, a los que les pagaban por ir a cometer fechorías por el mundo, en Rusia, en Afganistán, en Libia, en Siria, con los recursos financieros y militares de los Estados Unidos, la inteligencia del Mossad y la ideología wahabista de Arabia Saudí.
Estos yihadistas que apoyaron a los Estados Unidos en su supuesta «guerra contra el mal», luego se regaron como un cáncer por todo el Medio Oriente. Algo así está pasando con los yihadistas nazis creados por el imperio estadounidense, que ahora está haciendo una red internacional.
Las redes neonazis en Argentina tienen una fuerte huella de los neonazis ucranianos y el autor del atentado estaba en esas redes, formadas y fogueadas por el Batallón Azov.
Se está jugando con fuego. No es solamente que en esta crisis brutal la opinión pública europea se esté volcando hacia la extrema derecha porque no hay izquierda que canalice ese descontento, sino que además se están creando milicias nazi que se están expandiendo por todo el mundo.
MAPP: Hay un punto neurálgico: todo esto que nos estás planteando con la ausencia de izquierdas en el Norte global, este caos que nos describes, es un terreno propicio de verificación para las teorías descoloniales. Estamos frente a un laboratorio planetario en el cual los propósitos descoloniales que hace 10 años podrían parecer casi ciencia ficción, tienen su lugar y su momento.
Me gustaría en esta recta final que conjugáramos, a partir del pensamiento crítico descolonial, una propuesta, avanzada, horizonte o esperanza epistemológica frente a todo esto.
RG: Desde una mirada descolonial puedo decir que este es un momento de oportunidad, porque los paradigmas que se han usado hasta ahora para cambiar el mundo están en crisis en razón de su fuerte sesgo etnocéntrico, porque siempre subestimaron el papel del racismo para inflar a Europa, de donde hoy no sale ninguna alternativa.
Sé de gente de la propia izquierda europea que asegura que de allí no vendrá ninguna utopía y que reconoce que debe mirar al Sur, porque lo que tiene para ofrecer son pesadillas globales, distopías pesadillescas globales.
Estamos hablando un momento de oportunidad para la descolonización radical del mundo, que es un proyecto inacabado, inconcluso. La primera independencia que tuvimos en el Sur global, no solo en América Latina, de alguna manera fue truncada, pues desde el primer momento fue recuperada por las élites criollas y por los imperios.
Estamos hablando de una segunda independencia que necesitamos urgentemente, la que anuncia Fidel Castro en la Segunda Declaración de La Habana y que es a la que Hugo Chávez le da continuidad. Tenemos que retomar este proyecto continental de segunda independencia, que debe ser más radical que la primera, en el sentido de tomar realmente el control de la soberanía de los pueblos en todos los planos de la vida, no solo en términos de soberanía de Estado, sino del poder comunal y hasta del propio cuerpo.
En una segunda independencia debe haber un control que permita resolver los problemas inconclusos de la primera independencia, es decir: la subordinación de nuestros países como periferia de los centros metropolitanos, la subordinación militar, económica y política a los centros metropolitanos aún siendo formalmente independientes; la subordinación de nuestras élites, no solo por conveniencia y voluntad sino por convicción, a los imperios europeos y estadounidense.
Tenemos una oportunidad ahora con la decadencia del imperio estadounidense de reconstruir desde nuestros pueblos una descolonización realmente radical, más radical que la primera, que tome en cuenta los aspectos eurocéntricos de nuestras mentalidades que nos llevaron a subordinarnos nuevamente a los amos que echamos de nuestros países. Los echamos y volvieron porque nuestras mentalidades siguieron reproduciendo un esquema colonial, eurocéntrico de imitación de los amos del mundo y terminamos subordinados a ellos.
Tiene que haber también una producción de pensamiento propio, crítica, que nos permita conceptualizar nuevas formas de Estado, de economía, de relaciones humanas, con otras formas de vida. Tiene que haber un giro descolonial más radical que el que hubo en la primera independencia.
Creo que estamos en un momento de oportunidad muy importante para dar un giro descolonial muy necesario, porque si no nos descolonizamos de las formas de producción que siguen el dualismo cartesiano, si no nos descolonizamos de las formas de dominación económica de los Estados modernos y abrazamos formas más comunales, más comunitarias de Estado, de decisión y de autodeterminación de los pueblos; si no nos descolonizamos mentalmente de las formas europeas de pensar, tendremos los días contados y volveremos a ser subordinados.
Es un momento de oportunidad para avanzar el proyecto descolonizador que se inició en los siglos XVIII y XVIII con las diferentes revoluciones y rebeliones indígenas y afro. Tenemos que culminar lo que se quedó inconcluso en ese momento. Es el llamado que hace Fidel Castro en la Segunda Declaración de La Habana, pero hoy tenemos que hacer explícitos problemas que entonces no se veían o no se contemplaban, como el patriarcado de la cristiandad que colonizó a nuestros países y pueblos, subordinando de manera opresiva a la mayoría de las mujeres de nuestros países. No hay descolonización sin despatriarcalización.
Tenemos que atender todas las formas de dominación que la historia colonial impuso en nuestro continente y luego de la independencia no se resolvieron: el racismo, el sexismo, la superexplotación de clase, etcétera, que nosotros ahora podemos atender de una manera mucho más amplia y comprensiva.
Es un momento de oportunidad porque estamos en un colapso civilizatorio, donde estamos obligados a dar respuestas nuevas e innovadoras, retomando la sabiduría de nuestros pueblos –mucha de ella, ancestral– que nos puede servir para pensar el presente y el futuro, y empezar a construir otro mundo posible. Tenemos que movernos de esto, donde un solo mundo es posible y todos los demás son imposibles, el mundo del unilateralismo; a un mundo donde otros mundos sean posibles y este sea el imposible, porque sin hacer este imposible, no vamos a poder cambiar a un mundo donde otros mundos sean posibles.
MAPP: Te tendremos aquí el próximo 20 de octubre en la sede de LaIguana.TV. Quisiera que aprovecháramos la ocasión para invitar a la Escuela Descolonial que se celebra todos los años en Caracas.
Aprovecho también de darte una buena noticia: estamos prontos a inaugurar LaIguana Ediciones y entre las primeras obras que vamos a publicar está un título que para nosotros es muy importante –estoy seguro de que también para ti– que se llamará «Conversaciones Descoloniales», en el que se recogerán las conversaciones que hemos tenido con Enrique Dussel, contigo, con Karina Ochoa, con Katya Colmenares. Vamos a recoger todos estos contenidos, reflexiones y recomendaciones, en una obra bibliográfica.
RG: Excelente, es una buenísima noticia. Cuenta con nuestro apoyo en todo lo que podamos servir en esta casa editorial que están a punto de inaugurar.
En la séptima edición de la Escuela Descolonial de Caracas, que tendrá lugar entre el lunes 24 y el viernes 28 de octubre, estaremos trabajando con pensadores descoloniales en las que participarán diversos investigadores, incluso el maestro Enrique Dussel. Será la primera Escuela presencial después de dos años de pandemia.
Invitamos a todos y a todos a estar presentes en la Escuela, pero también aquellos que no estén presentes en Caracas, podrán ver la transmisión en vivo a través de YouTube y otros medios sociales. El resto de las Escuelas que hemos hecho están en línea y pueden consultarse todos los seminarios que hemos hecho. Volveremos a estar presentes en el corazón de la Revolución Bolivariana.
MAPP: Aquí los estamos esperando con ansias. Ximena González Broquen ha estado contactándonos y trabajando juntos para traerte a ti, a Katya, a Karina y a otros intelectuales, para que nuestro querido hermano Clodovaldo Hernández y este espacio, Desde Donde Sea, sean terreno para sus reflexiones. Te dejo la palabra para una conclusión.
RG: Creo que hay iniciativas diplomáticas –empezando por López Obrador en México, pero también de otros lugares– llamando a que las Naciones Unidas hagan su labor y presionen para que se inicien conversaciones de paz entre los países beligerantes del conflicto en Ucrania. La guerra no es una guerra ucraniana sino una guerra en Ucrania. Es una diferencia que parece sutil pero es muy importante.
Los pueblos del mundo y la diplomacia de los pueblos, como la boliviana o la venezolana, deben presionar y llamar urgentemente a negociaciones de paz para que esta guerra, cuyo escenario actual es en Ucrania, no se extienda y termine, sin poner en peligro la existencia de la humanidad.
Es momento también de movilizarnos en todas partes contra la guerra y llamar a negociaciones de paz, que el señor Putin está pidiendo desde antes de la guerra, desde mucho antes, aunque nunca le hayan tomado la palabra.
Ahora vuelve a llamar a conversaciones de paz. ¿Por qué del lado occidental no se acepta ni se toma la iniciativa de hacerlas? Al contrario: torpedean cualquier iniciativa en esa dirección.
Están jugando con fuego. Las empresas armamentísticas y energéticas estadounidenses están haciendo tanto dinero con la recolonización de Europa que están embriagados, al punto que ya no pueden ni pensar; están en una deriva suicida que puede poner en jaque la vida en el planeta, de la humanidad y de otras formas de vida.
Tenemos que movernos y hacer algo serio, urgente, quizá iniciativas entre varios países. La mayoría de los países del mundo no está siguiendo las políticas de Occidente con respecto a esa guerra, están del lado ruso, no están siguiendo las sanciones ni nada. ¿Por qué no hacer un bloque de países que fuercen una negociación? Es un llamado que hago aquí para que se tome en cuenta.
Muchas gracias, Miguel. Nos vemos el 20 de octubre.
MAPP: Muchas gracias, querido Ramón. El 20 te tendremos aquí junto a nosotros. Recuerdo a los usuarios y usuarias que esta es la cuarta entrega de unas arduas reflexiones que ha venido haciendo el profesor e intelectual Ramón Grosfoguel en Desde Donde Sea, desde que comenzó la guerra en Ucrania, hace siete meses.
Es realmente muy impactante cómo esas intuiciones que tuviste al inicio de esta guerra proxy en territorio ucraniano se han venido verificando, cómo los análisis han venido despejándose y mostrando algo que era muy difícil de ver hace siete meses.
(LaIguana.TV)