Generar un liderazgo sólido y firmemente comprometido con un proyecto de reconstrucción nacional, promover la reflexión y el debate en torno a los pilares fundamentales de la libertad, la democracia, el Estado de derecho, el poder y la acción política…¿quién en su sano juicio se puede negar a este tipo de enunciados en los que envuelve la derecha venezolana sus intenciones a la hora de lanzarse a una elección o ejerciendo su rol de oposición? Pocos, pues la retórica inicial es incuestionable, impoluta casi imposible de rechazar o debatir por quien no conozca el grado de distorsión y tergiversación de estos sectores sobre estos conceptos.

Toda esa retórica parte de una versión extraña de la realidad que asegura que el mayor desafío moral y político liberal en Venezuela es superar un supuesto “espejismo del envidioso igualitarismo en la pobreza, contra la esperanza de la prosperidad y la diversidad en libertad”.

En una nueva entrega de Entre Líneas, la comunicadora e investigadora Naile Manjarrés desglosa algunos puntos de lo que constituye la oferta electoral de partidos como Vente Venezuela muy aupados y apoyados por las facciones más reaccionarias y conservadoras en España, Colombia y Brasil.

Lo que un programa de gobierno “debería tener”

Entre las propuestas expresadas en textos programáticos como el intitulado ‘Se trata de libertad’ impulsado por el partido Vente Venezuela, fundado por María Corina Machado, se prioriza la limitación de la actuación del Estado en la economía. Estos sectores aseguran que los controles de precios y cambio son medidas contrarias per se a los derechos de propiedad y destruyen la autonomía de los individuos, por tanto, la participación del Estado en la economía debería ser netamente subsidiaria.

Por otra parte, sostienen una especie de oda a la separación de poderes públicos y confieren máxima importancia a revertir lo que llaman “la neolengua del gobierno” refiriéndose a conceptos como contraloría social, poder popular, gobierno de calle, parlamentarismo de calle y propiedad social, a los que consideran “eufemismos usados para engañar al ciudadano y solo sirven para ocultar el incremento del poder en manos de la administración central y el ejecutivo”. ¿Cómo se podría describir el mantra “cese a la usurpación”, “gobierno de transición” y “elecciones libres” del ciudadano venezolano y ex diputado Juan Guaidó?

En esta especie de texto sagrado, que venden como una “nueva forma de hacer política” – pero que no constituyen otra cosa que las viejas premisas del Libre Mercado con cortes conservadores, en extremo; sectarios y peligrosamente coquetos con premisas fascistas extranjeras – destaca su interés en replantear en lo político y lo comercial la actual política exterior de Venezuela para priorizar, promover y atraer a la inversión extranjera, de manera que se brinden todas las garantías necesarias a las empresas.

Después de todo lo que ha atravesado Venezuela, esbozan estas ofertas y aún se preguntan por qué no les dan resultados frente a una nación y población sobre la que históricamente se podría decir de todo, menos que sufre de miedo a ser libre.

(LaIguana.TV)