El regreso de las izquierdas a Suramérica, en su diversidad y complejidad, motivaron al filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela a disertar sobre recientes acontecimiento ocurridos en el espacio nuestroamericano en la edición 473 de su programa Desde Donde Sea transmitida este jueves 3 de noviembre a las 7:00 pm, hora de Venezuela.

En su criterio, por derecho propio América Latina debería ser un jugador con mayor peso específico en el concierto internacional. Ese rol no ha podido concretarse por una variada y compleja combinación de factores, en los que los que la injerencia estadounidense figura como un aspecto esencial, pero no exclusivo.

Para ilustrar, se atuvo a lo más reciente: el cerco impuesto sobre Venezuela se convirtió en excusa para desmantelar iniciativas y enfoques de integración avanzados en la primera década del siglo XXI y promover los cuestionables tratados de libre comercio con potencias occidentales.

No obstante enfatizó que como sucede cada tanto, vientos más auspiciosos soplan para que el anhelado proyecto de integración pueda asentarse con bases capaces de resistir el paso de gobiernos de distinto signo ideológico.

«Siempre lo digo: nos sentamos –y en muchos casos nos acostamos– en los laureles y gobiernos derechistas como los de Uribe, Duque, Macri o Piñera atacaron Unasur, la Celac, el Mercosur y otras apuestas semejantes», acotó.

A este respecto, dos eventos acaecidos en la última semana pudieran abrir las alamedas para ese viejo sueño bolivariano, en un mundo que cambia rápidamente y pulsa por ser multipolar: la reunión presencial entre los presidentes Nicolás Maduro y Gustavo Petro, y la victoria de Luiz Inácio «Lula» da Silva en las elecciones presidenciales del pasado domingo en Brasil.

Sobre este último tema subrayó que la victoria de Lula fue muy ardua, porque los resultados de la primera vuelta ya anunciaba una campaña muy agresiva, así como las dificultades que habría de enfrentar en su eventual gobierno, al tener en contra al Congreso, a la mayoría de los gobernadores y a buena parte del Estado, explicó.

Pérez Pirela indicó que estas buenas noticias requieren ser puestas en contexto, porque aunque es incuestionable que hay una reconfiguración del bloque y que Venezuela, otrora manzana de la discordia, lo es cada vez menos, viejos fantasmas siguen recorriendo el continente.

A ese respecto detalló que en Bolivia, la oligarquía de la provincia de Santa Cruz se ha enfrentado directamente al gobierno del presidente Luis Arce con tácticas que despiden un fuerte olor a golpe de Estado: trancones dirigidos por supuestos «comités cívicos» y negativa a negociar con La Paz.

«Se parecen un poco a las manifestaciones de Bolsonaro, que quería hacer un poco como Trump: se tardó casi 48 horas en aparecer, sus partidarios se niegan a reconocer el resultado y se han difundido videos de camiones militares repartiéndole cauchos a los manifestantes, porque son esencialmente antidemocráticos», comparó.

La apuesta insurreccional está encabezada por agentes que figuraron en la primera fila del golpe de Estado de 2019 contra el entonces presidente Evo Morales y se le ha identificado con el término «paro indefinido», usado previamente por la casta económica de países con gobiernos de izquierda para expulsar a mandatarios del poder, refirió, antes de confrontar esta estrategia con la que aplicaran varias veces en Venezuela los sectores homónimos.

Los problemas también acosan a Ecuador, donde el gobierno de Guillermo Lasso sigue sin poder contener la crisis carcelaria y la violencia desatada por grupos del hampa organizada en las provincias de Guayas (centro-oeste) y Esmeralda (noroeste), a pesar de los sucesivos estados de excepción decretados desde inicios de año y de la feroz represión desatada.

El último capítulo de esta historia lo componen casi una veintena de atentados terroristas perpetrados en esos territorios entre los días 1º y 2 de noviembre contra las fuerzas del orden y contra infraestructura civil, incluyendo un hospital, apuntó el comunicador.

Antes de entrar en estos temas nuestroamericanos, se paseó por otras noticias del acontecer mundial que han marcado la pauta informativa de la última semana y que, en algunos casos, seguirán dando de qué hablar en el futuro cercano.

Elecciones de medio término en EEUU

En el repaso de informaciones, se refirió en primer lugar a las elecciones de mitad de período en los Estados Unidos que se realizarán el próximo 8 de noviembre. En la justa, detallo, se renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de las bancas del Senado (34) y además se elegirán gobernadores en 36 de los 50 estados y miles de alcaldes y otros cargos de gobierno local y regional.

De momento, el gobernante Partido Demócrata controla el Congreso por estrecho margen (en el Senado requieren el voto de la vicepresidenta Kamala Harris para conseguir la mayoría), pero las encuestas vaticinan que es muy probable que esa realidad cambie, apuntó.

No obstante señaló que según proyecciones basadas en varias encuestas publicadas por medios estadounidenses, los republicanos podrían ser la nueva mayoría en la Cámara Alta con una probabilidad del 53 %, mientras que en el caso de la Cámara Baja, la probabilidad se eleva a 85 %.

Para poner en contexto a la audiencia relató que en Estados Unidos, el Congreso goza de amplias prerrogativas, por lo que puede ser tanto inestimable fuente de apoyo como un obstáculo para conseguir la aprobación de leyes y del presupuesto federal. De allí que el propio Joe Biden y la mayor parte de los expresidentes que siguen vivos hayan dedicado las últimas jornadas a encabezar actos proselitistas para cosechar votos, especialmente en las entidades donde los márgenes se anuncian estrechos.

En complemento precisó que el actual mandatario arrastra una popularidad que no sobrepasa en ningún caso el 40 %, principalmente por causa del encarecimiento del costo de la vida y del riesgo de recesión que se cierne sobre la economía estadounidense, todo ello derivado de la guerra en Ucrania.

Ucrania bombardea Sebastopol y ocasiona otra crisis política

Al otro lado del mundo durante la madrugada del pasado sábado (hora local) Ucrania bombardeó con drones la Flota Rusa del Mar Negro cerca del puerto de Sebastopol en Crimea. El ataque, si bien fue repelido, ocasionó que Rusia abandonara momentáneamente el pacto alimentario, un evento que a juicio del especialista también guarda relación con las precitadas elecciones estadounidenses.

En decir de Moscú, con esta acción militar Kiev comprometió la seguridad de las rutas de transporte de grano acordadas a mediados de año con la mediación de Turquía, por lo que exigió garantías por escrito al gobierno de Volodímir Zelenski, puntualizó.

El analista relató que la situación se revirtió tras conversaciones en el seno de las Naciones Unidas, la intervención del presidente turco y el envío de garantías por parte del gobierno ucraniano, según comunicara el Kremlin este miércoles, si bien en el interín, Putin ofreció surtir de grano a países africanos y a Yemen, con independencia de los resultados de las negociaciones que ya para entonces se desarrollaban, pues Rusia subrayó que sin su cooperación sería imposible resguardar la seguridad de los buques civiles en el Mar Negro.

El Reino Unido estaría detrás de los atentados a los gasoductos Nord Stream

De otra parte, aunque también en estrecha relación con los sucesos de la guerra subsidiaria entre la OTAN y Rusia, comentó la exprimera ministra de Gran Bretaña Liz Truss está en el ojo del huracán por aparentes filtraciones que la vincularían con los ataques a los gasoductos Nord Stream.

Abundando en detalles sobre este grave caso, refirió que informes filtrados por la prensa y ciberhacktvistas como Kim Dotcom aseguran que la exprimera ministra del Reino Unido Liz Truss envió un mensaje con la frase: «Está hecho» al secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, inmediatamente después del ataque a los ramales del Nord Stream.

Desde la cancillería rusa, la portavoz María Zajárova demandó explicaciones a Londres en nombre de su gobierno y restó importancia al origen de la información, asegurando que contaban con pruebas que demostraban la responsabilidad del Reino Unido en los hechos.

A su juicio, conviene recordar que Rusia acusó previamente la inteligencia británica de estar detrás de ese atentado, del que se perpetró contra el puente de Crimea y del ataque a la Flota Rusa en el Mar Negro.

«Todo esto atiza a las contradicciones en un ambiente guerra nuclear», alertó, antes de precisar que la BBC reseña que el eventual hackeo al teléfono de Truss causó revuelo y ocasionó que diversos actores exigieran al gobierno del Reino Unido una investigación sobre supuesta la intervención del aparato, que habría ocurrido mientras la política ejercía como ministra de Asuntos Exteriores de Boris Johnson.

El mundo entero clama por el fin del bloqueo a Cuba, pero hay excepciones

Cambiando de tema indicó que este jueves, la Organización de las Naciones Unidas rechazó por vigésimo tercera vez consecutiva y por abrumadora mayoría el bloqueo estadounidense contra Cuba, que solo recibió el respaldo de Israel y las abstenciones –que tachó de «vergonzosas» del Brasil de Bolsonaro «que ya va de salida» y la Ucrania de Zelenski.

Para ahondar en el tema precisó que la medida coercitiva impuesta por Estados Unidos contra el país antillano hace más de 60 años se rechazó en el organismo multilateral por ser «incompatible con un sistema internacional basado en el Estado de Derecho» y violentar los principios establecidos en su carta fundacional.

En particular, el proyecto de resolución «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba», presentado por la isla, fue adoptado con 185 votos a favor, las abstenciones de Brasil y Ucrania; y los dos habituales votos en contra de Estados Unidos e Israel.

En el interés de subrayar los efectos de la política genocida implementada por Washington contra La Habana indicó que según informara a la víspera el canciller de la isla, Bruno Rodríguez Parilla, los daños acumulados por el bloqueo ascienden a 154.217 millones de dólares y solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, los daños se cifraron en 3.806 millones de dólares.

Un presidente colombiano visita Venezuela después de casi una década

Ya de lleno en el primero de los grandes temas latinoamericanos recordó que este martes, los presidentes Nicolás Maduro y Gustavo Petro se encontraron en persona por primera vez desde el reinicio de las relaciones binacionales el pasado mes de agosto.

Petro arribó al Aeropuerto Internacional de Maiquetía «Simón Bolívar» poco después de la 1:30 pm, hora local, donde fue recibido por una comitiva de alto nivel encabezada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el canciller Carlos Faría, donde tras un breve protocolo que incluyó honores militares, el mandatario abordó un vehículo que lo condujo al Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo venezolano, donde le esperaban Maduro y otros altos funcionarios para celebrar un almuerzo de trabajo, sintetizó.

Ya en el sitio, continuó, antes de ingresar al espacio de la reunión, el visitante y su comitiva recorrieron pasillos y jardines del palacio de gobierno, donde una orquesta interpretaba temas del llano, parte de la extensa geografía compartida entre las dos naciones bolivarianas.

Pérez Pirela aludió asimismo al atuendo de los presidentes: ambos vestían camisa blanca y pantalón negro de estilo informal, posiblemente con el interés de mostrar paz, franqueza, cordialidad y trato cercano.

En su criterio, tampoco puede dejarse de lado que la cumbre fue anunciada apenas 24 horas antes de su realización en un comunicado de la Presidencia de Colombia, en el que se informó que habrían conversaciones sobre las relaciones bilaterales, la regularización fronteriza y el eventual regreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

«Gran derrotado Duque y, por supuesto, también Uribe. Otro gran fracasado fue Guaidó, quien empezó a tuitear como loco para impedir la reunión de dos presidentes de dos naciones soberanas. Hizo el ridículo», añadió.

La revelación de inmediato captó la atención de propios y extraños, pues sería la primera vez en seis años que mandatarios de los dos países se veían las caras, tras casi dos décadas de tensiones que registraron su peor momento durante los años de Iván Duque en la Casa de Nariño.

En ese orden subrayó que Duque fue el principal patrocinador regional del exdiputado Juan Guaidó como pretendido presidente interino de Venezuela y su socio estratégico para cercar diplomática y financieramente al Gobierno Bolivariano e incluso, conseguir su salida por la fuerza, todo ello con el respaldo de las administraciones de Donald Trump y Joe Biden.

Del mismo modo, el exgobernante fue una pieza esencial en el descalabro de Monómeros, como muestran numerosas denuncias documentadas por el gobierno de Venezuela, así como reportes publicados primero por el portal de datos abiertos La Tabla y replicados luego con aires de novedad por la prensa colombiana, ya durante el gobierno del Pacto Histórico.

A su parecer, la visita adquirió aún más relevancia porque es la primera vez desde 2011 que un presidente colombiano acude a Caracas para encontrarse con su par venezolano en una cumbre bilateral de alto nivel, de donde concluyó que las reuniones entre esa fecha y 2016 se produjeron al otro lado de la frontera o en terceros países, excluyendo de la enumeración la concurrencia en 2013 del entonces presidente Juan Manuel Santos, pues su estancia obedeció a la celebración del funeral de Estado del presidente Hugo Chávez.

¿Se abre un nuevo capítulo en las relaciones colombovenezolanas?

Entrando en los detalles, precisó Petro arribó al palacio de gobierno de Venezuela poco después de las 2:00 de la tarde para una reunión que acabó extendiéndose por casi tres horas, una duración poco habitual para este tipo de encuentros. Y si bien no hubo una rueda de prensa, ambos dignatarios anunciaron ante las cámaras la firma de una declaración conjunta y externaron algunos comentarios sobre su contenido.

Maduro, en calidad de anfitrión, ofreció un discurso breve en el que sintetizó los principales puntos abordados en los intercambios y cedió la palabra a su invitado, que se explayó por poco menos de 15 minutos.

En todo caso, el presidente venezolano calificó el encuentro bilateral que sostuviera este martes con su par colombiano como «fructífero» y «verdaderamente auspicioso», pues se debatió una nutrida agenda de asuntos binacionales y regionales.

Según relatara en primera instancia, las conversaciones versaron sobre las relaciones comerciales y económicas binacionales, los pasos para reabrir plenamente la extensa frontera común con seguridad, así como la cooperación entre Monómeros y su casa matriz, Pequiven, para la dotación de fertilizantes, resumió.

Adicionalmente comentó que Maduro también aludió a la integración regional y multilateral, así como el interés de Caracas y Bogotá para emprender esfuerzos conjuntos destinados a resguardar la selva amazónica y luchar contra el cambio climático.

El filósofo comentó que sobre lo primero, el presidente de Venezuela informó que se planteó la reincorporación de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), así como su regreso al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, propuestas que dijo haber recibido con la mejor disposición; acerca de lo segundo, aludió al fortalecimiento del Tratado Amazónico Suramericano y la necesidad de apostar por una posición regional común de cara a la venidera COP27, que se celebrará en Egipto en fecha próxima.

A modo de contraste refirió que en relación con la agenda de integración, Petro mencionó en primer término la necesidad de apuntalar un esfuerzo mancomunado entre los dos países bolivarianos amazónicas para preservar el Amazonas, iniciativa a la que espera que se sume Brasil, visto su rol fundamental en tanto nación amazónica.

Del mismo modo solicitó a Chile, Bolivia, Perú y Ecuador que reconsideraran el reintegro de Venezuela y Chile en la CAN y avanzó argumentos para justificar la vuelta de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, desde la defensa de los principios de la democracia liberal, pues a pesar de las múltiples violaciones a esos principios que se han registrado en la América Latina, Venezuela y Uruguay fueron pioneros en mostrar que era posible que quienes antes se alzaron en armas contra el Estado podían acceder al poder por la vía de las urnas, al tiempo que subrayó que él mismo es heredero de esa tradición.

Con referencia al cierre de la intervención de Maduro, precisó que los dos gobiernos acordaron implementar acciones concretas en comercio, economía y seguridad fronteriza, así como continuar apostando por el fortalecimiento de relaciones diplomáticas y consulares, en aras de garantizar la atención de sus numerosos connacionales que hacen vida al otro lado de la frontera.

Con respecto a la rehabilitación de las relaciones binacionales, recuperó lo expresado por el presidente Gustavo Petro, quien consideró que Colombia y Venezuela están unidos por lazos históricos y de sangre que deben mantenerse a toda costa, independientemente del signo político que tengan sus gobiernos.

En concreto, precisó, Petro aseguró que toda separación entre las dos naciones era «antinatural» y «antihistórica», desde donde derivó una crítica dirigida tanto a la política antivenezolana de Duque como al fracaso de la integración regional, que pese a los muchos discursos y esfuerzos, sigue adoleciendo de múltiples problemas.

En la misma línea, el mandatario colombiano advirtió que los dos países tenían por delante «un camino difícil» para reconstruir los lazos bilaterales. En su criterio, el punto de arranque es la rehabilitación de la extensa frontera común, de más de 2.219 kilómetros, hoy, en su decir «en manos de las mafias» ligadas al narcotráfico, cosa que, en su criterio «es bastante decir».

Pérez Pirela explicó que Petro atribuyó este estado de las cosas al fracaso de la así llamada «guerra contra las drogas», que durante 50 años solo ha servido para dejar una estela de muertos y desestabilización en las democracias regionales, sin tocar a las cabezas de estructuras criminales que hoy tienen alcance trasnacional. Por eso comunicó que los gobiernos de Colombia y Venezuela reactivarán su cooperación en materia de inteligencia para ofrecer seguridad en las fronteras y «golpear» a los verdaderos dueños del capital derivado del tráfico de drogas.

Adicionalmente se conoció que los mandatarios acordaron la celebración de una reunión entre empresarios de los dos países a celebrarse en Cartagena de Indias (Colombia), para que sean ellos quienes construyan sus lazos comerciales «y se fortalezcan las bases de un comercio, ojalá, poderoso, ojalá plural», del que puedan participar campesinos y pequeños productores.

Poco después de despedir a Petro, Maduro publicó en sus redes sociales la declaración suscrita en Miraflores. Y si bien el contenido se ajusta esencialmente a lo que ambos declararon, toca dos puntos que ninguno mencionó ni siquiera de pasada: el eventual regreso del Gobierno Bolivariano a las negociaciones con la oposición aupada por Washington y el papel de Venezuela en la consolidación de la «paz total» de Colombia planteada por Petro.

En este hecho, opinó el experto, radica el verdadero juego geopolítico del encuentro entre los presidentes, por lo que se permitió citar lo expresado en la declaración acerca de esos dos delicados asuntos, que no fueron expuestos ante la opinión pública de inmediato:

«El presidente Gustavo Petro augura el mayor de los éxitos en la reanudación de la mesa de diálogo entre el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la oposición venezolana, para lo cual estamos a su disposición.

Asimismo, el presidente Nicolás Maduro eleva sus votos para que se logre el objetivo de la paz total en Colombia».

A su juicio, se trata de enunciados generales, pero no por eso menos relevantes, porque de estas redacciones se desprende que Bogotá da por descontado que las negociaciones entre el gobierno venezolano y el sector de la oposición agrupado en la Plataforma Unitaria se reactivará.

En ese sentido recordó que a inicios de septiembre, el gobierno estadounidense declaró a través de un portavoz que esperaba «trabajar de manera constructiva y respetuosa con el presidente Petro de Colombia en una gran variedad de asuntos de interés mutuo, incluida una solución pacífica en Venezuela».

No quiso poner palabras ni atribuir acciones al presidente colombiano, pero desde su punto de vista hay indicios que sugieren que Petro está jugando el rol de mediación con Caracas que le solicitó Washington, pero muy fuera del ojo público.

En ese orden comentó que a las horas, Estados Unidos se pronunció por el encuentro, recordando a Petro que si bien respetan la soberanía de Colombia para decidir el rumbo de su política exterior, no puede pasar por alto las supuestas «violaciones a los derechos humanos» cometidas por el gobierno de Venezuela.

En particular recuperó lo expresado por Ned Price, portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien dijo el miércoles a los medios que su gobierno aspiraba que el mandatario neogranadino ayudara a «defender las reglas democráticas rotas por regímenes autoritarios», al tiempo que condicionó el levantamiento de las sanciones a la reactivación de las conversaciones en México.

«Hemos sido muy persuasivos a la hora de promover la rendición de cuentas por las violaciones a los derechos humanos que han ocurrido y que están ocurriendo en Venezuela. Nuestra postura no cambiará», resaltó Price.

A pesar de esto, para el economista y analista político venezolano Luis Vicente León, la visita de Petro a Venezuela puede dar paso a nuevas negociaciones e incluso a una eventual flexibilización de las sanciones impuestas por Estados Unidos, pues en su opinión «muchas cosas» sucederán en breve –posiblemente antes de que culmine 2022–, incluso alianzas internacionales, que podrían impactar positivamente la actividad económica del país.

Pérez Pirela apreció que estas palabras deben ser tomadas muy en serio, pues León es un reconocido activista de la oposición y un partidario abierto de las políticas estadounidenses, salvo, quizá, la de sanciones y bloqueos.

En continuidad con las apreciaciones de Luis Vicente León destacó que este es del parecer que con el triunfo de Luiz Inácio «Lula» da Silva en Brasil, la región termina por dar un giro político a la izquierda «moderada» que anuncia «el preludio del fin de la estrategia que Estados Unidos ha seguido frente a Venezuela», pues «sería raro» mantenerla, vista su ineficacia.

León destacó el interés de Petro en reavivar las relaciones colombovenezolanas «a pesar de las dificultades y peligros que eso representa para él en su política interna y su relación internacional, especialmente con Estados Unidos», refirió el especialista.

«Las negociaciones que se están dando entre Colombia y Venezuela, así como entre Estados Unidos y Venezuela pretenden llevar a la oposición a un escenario electoral, cuya premisa son unas primarias porque hay una guerra intestina entre ellos. En todo caso, habrá un escenario electoral en el que el CNE será el muy vilipendiado será el árbitro tendrán que tragarse todo lo que han dicho», valoró.

Por eso, concretó, si las negociaciones llegan a buen término, habrá elecciones en Venezuela, que si fueran mañana, la oposición perdería sin remedio, porque no tienen ningún liderazgo que sea capaz de capitalizar los votos.

Vuelve Lula a Brasil, pero no todo es color de rosas

En medio de la alegría que produce la victoria de Lula, Miguel Ángel Pérez Pirela subrayó que el triunfo se debió a la confluencia de dos frentes amplios: uno interno en el que convergieron factores políticos desde la izquierda hasta la centroderecha, empresarios y medios de comunicación; otro externo en el que figuras como Joe Biden, Vladímir Putin, Nicolás Maduro o Josep Borrell rápidamente se pronunciaron sobre la victoria.

Desde su punto de vista, esto responde a la necesidad de los actores de «salir de Bolsonaro», que se convirtió en un personaje incómodo e impresentable, aunque, paradójicamente, es un «monstruo electoral» muy difícil de vencer, que aún goza del respaldo de la mitad del electorado.

Entrando en materia puntualizó que el pasado 30 de octubre, Luiz Inácio «Lula» da Silva consiguió un tercer mandato presidencial en lo que ha sido calificado por los conocedores como el evento electoral más importante de la historia de Brasil desde 1985, cuando cesó la dictadura militar.

Lula se impuso con 50,9 % de los apoyos frente al candidato-presidente Jair Bolsonaro, que cosechó 49,10 %, un resultado que muestra la polarización más radical de la historia del país y que de nuevo mostró que si bien las encuestas acertaron los respaldos a Lula, dieron a Bolsonaro muchos menos votos de los 58,2 millones que consiguió.

El analista rememoró que el gobernante ultraderechista protagonizó una campaña electoral asentada en el miedo a la izquierda, el anticomunismo, las ‘fake news’, las amenazas y otras formas de violencia política, que ameritaron la intervención del Tribunal Superior Electoral, máxima instancia comicial del gigante suramericano.

Acerca de la valoración política del evento comentó que el triunfo de Lula ha sido catalogado como una resurrección política y como un milagro, pues además del adversario tuvo que hacer frente a la maquinaria del Estado, que en su mayoría fue puesta al servicio del mandatario.

Con respecto al primer discurso pronunciado por Da Silva como presidente electo, indicó que el líder suramericano agradeció a todo el pueblo brasileño que acudió a las urnas a ejercer su derecho al voto y enfatizó que no se trata de una victoria individual, sino de todo un movimiento democrático que se formó por encima de los intereses personales y de las ideologías.

Lula aseguró que pese a los ataques que sufrió en los últimos años, ha renacido para continuar con la lucha por el desarrollo integral de su país, que hoy pasa «por una situación muy difícil» y destacó que estas elecciones pusieron frente a frente a dos proyectos opuestos de país, si bien matizó que gobernaría para todo el pueblo brasileño.

«Se escapa de vista la dimensión de este triunfo histórico, porque solo Lula podía sacar a Bolsonaro y al fascismo que él representa. De no haber sido así, se habría borrado a Brasil del mapa internacional», observó.

Consideró que por este motivo Lula está consciente de los desafíos que habrá de enfrentar en los próximos cuatro años y por ello subrayó en esa primera intervención pública que «su misión» es combatir las enormes desigualdades presentes en el país suramericano, donde se han acrecentado flagelos como el hambre, la miseria, la falta de acceso a la educación y la violencia armada.

En relación con la política exterior que desarrollará su administración, el líder izquierdista adelantó que planea reposicionar a Brasil en la primera línea del orden internacional. Aseguró que «el mundo» sentía la ausencia del gigante suramericano en los foros de más alto nivel, en su rol como facilitador del desarrollo de países de menos ingresos y en la promoción de la integración de América Latina y el Caribe a través de mecanismos como la Unasur y la Celac.

Con respecto a las reacciones mencionó que el regreso de Lula a la presidencia brasileña fue ampliamente celebrado en la región y más allá. Casi de inmediato, los presidentes de Venezuela, Colombia, Bolivia, Cuba, Chile, Ecuador, Argentina, México, Panamá, Honduras, Uruguay y Paraguay, felicitaron al ganador a través de sus redes sociales.

Además, líderes regionales como Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Fernández de Kirchner, que además tienen lazos de amistad con Da Silva, publicaron salutaciones para felicitarlo por su logro y al otro lado del Atlántico, Emmanuel Macron, el presidente del Consejo de Europa, Charles Michel, el presidente de Rusia, Vladímir Putin y la cancillería china también expresaron comentarios positivos por el tercer mandato de Lula, respuesta que para el comunicador son una muestra del liderazgo internacional del que goza el líder brasileño.

A este respecto abundó que el presidente electo sostuvo conversaciones telefónicas con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y con el de Estados Unidos, Joe Biden, además de recibir en persona al mandatario argentino, Alberto Fernández, con quien protagonizó un emotivo encuentro.

«Al presidente argentino lo vi un tanto arribista, habría sido más elegante una llamada. Pareció que intentaba ganar indulgencias con escapulario ajeno. Era el momento de Lula, no de él», criticó.

De regreso al tema resaltó que a no dudarlo, el histórico resultado encabezó prácticamente todos los titulares de la prensa internacional, que con matices, lo presentó como un hecho esencialmente positivo para Brasil y para América Latina en general.

Diversos opinadores valoraron que Lula logró vencer al autoritarismo encarnado en Bolsonaro a partir de una alianza variopinta y destacaron que se erige de facto como el líder más importante de la izquierda en la región, mas pese al evidente entusiasmo, hubo quien señaló que tendrá que por delante arduos desafíos para deshacer la cuestionable herencia de su antecesor en diversas áreas, incluyendo la supeditación de su país a los intereses extranjeros.

Deliberadamente, el especialista dejó una reacción para el final: la de Estados Unidos, porque a contrapelo de su costumbre y a pesar de lo estrecho del resultado, Biden se sumó a la lista de los que congratularon casi de inmediato al vencedor y tanto él como su secretario de Estado, Antony Blinken, aludieron a la transparencia del proceso.

En referencia a lo recogido por LaIguana.TV sobre este hecho, leyó lo expresado en el mensaje difundido por la Casa Blanca: «Envío mis felicitaciones a Luis Inácio Lula da Silva en su elección para ser el próximo presidente de Brasil en estas elecciones libres, justas y fiables. Espero que trabajemos juntos para continuar la cooperación de los dos países en los próximos meses y años».

A esto agregó que el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, escribió un mensaje en Twitter en el que se felicitaba al pueblo brasileño por «ejercer su derecho al voto y reafirmar la fortaleza de su democracia»al tiempo que indicó que esperaba continuar su «fuerte colaboración» para construir «un hemisferio democrático, próspero e igualitario».

A su parecer, la inusualmente pronta reacción de Washington parece haber servido como interludio de la nota discordante que habría de desarrollarse durante las siguientes 44 horas: el silencio de Bolsonaro y los numerosos cierres de vías y actos violentos que protagonizaron sus seguidores en todo el país, negados a aceptar la derrota.

El todavía presidente esperó hasta la tarde este martes para pronunciarse sobre los resultados del domingo con un brevísimo discurso de menos de dos minutos, en el que nunca reconoció su derrota ni extendió felicitaciones a su contrincante.

Además, calificó las protestas de «movimientos populares» derivados de la «frustración y sentimientos de injusticia» hacia la manera como se condujo el proceso electoral, aunque exhortó a sus partidarios a manifestarse pacíficamente.

Para Pérez Pirela, Bolsonaro pretendía hacer un show semejante al que protagonizó Donald Trump en los Estados Unidos: sacar a multitudes a las calles, cantar fraude, no reconocer el resultado y pedir reconteo de votos, pero el escenario no se concretó porque el gobierno estadounidense se adelantó a su jugada y respaldó el triunfo de Lula, a pesar de que la diferencia fue muy estrecha.

Tras la breve comparecencia, Ciro Nogueira , ministro de Casa Civil –equivalente a un jefe de Gabinete– anunció que dispondría la transición con el nuevo gobierno, en cooperación con el vicepresidente electo, Gerardo Alckim, al tiempo que el Tribunal Superior Electoral declaró que con estos pronunciamientos, se asumía que Bolsonaro había reconocido su derrota y se daba por concluido el proceso comicial, refirió.

El especialista puntualizó que previamente, el órgano electoral había ordenado a la Policía Militar que despejara las vías obstruidas. Y aunque las trancas y protestas han ido menguando, en ciudades del sureste como Río de Janeiro, donde el bolsonarismo tiene una gran fuerza, miles de ciudadanos se volcaron a las calles este miércoles para exigirle al Ejército que perpetrara un golpe de Estado y denunciar un supuesto fraude electoral y en las redes sociales se viralizaron imágenes de personas en el estado de Santa Catarina entonando el himno nacional mientras hacían el saludo nazi frente a un puesto de comando militar.

«Al mejor ejemplo de Ucrania. El fascismo está de moda, estos nazis están levantando las manos», criticó.

Esta acción en específico levantó una oleada de críticas, tras lo cual el Ministerio Público brasileño anunció que abriría una investigación sobre el hecho, aunque a juzgar por la cantidad de personas que participaron en lo que fue tachado como un acto fascista, no parece muy posible que se impute a los responsables, aunque pedían un golpe militar contra Lula.

Al filo de la noche del miércoles, Bolsonaro apareció en las redes sociales para pedir a sus seguidores que expresaran su disconformidad «dentro del juego democrático» y despejaran las carreteras.

«Mentira, él los mandó, intentando voltear la historia», aseveró Pérez Pirela antes de citar la última alocución que dirigiera el mandatario a sus seguidores:
«Quiero hacerles un llamamiento: desbloqueen las carreteras. Eso no me parece que forme parte de manifestaciones legítimas (…). Otras manifestaciones que se están realizando por todo Brasil, en plazas… son parte del juego democrático. Siéntanse a gusto», dijo el gobernante.

Pese al enrarecido clima, Pérez Pirela considera que es muy poco probable que los militares brasileños se sumen a la aventura golpista que le proponen las masas bolsonaristas del sureste brasileño, en buena medida porque el equipo de Bolsonaro ya inició la transición, aunque también por el espaldarazo internacional que recibió Lula apenas se anunció su triunfo.

A su juicio conviene no minimizar ni menospreciar la fuerza de la ultraderecha en Brasil, muy especialmente porque Da Silva ganó con una coalición que agrupa desde la centroderecha hasta la izquierda revolucionaria, es decir, de un bloque cohesionado por su oposición a Jair Bolsonaro antes que por otras afinidades.

Si se hacen cuentas más allá de los porcentajes del domingo y se deja de lado la posición personal de Lula, históricamente ubicado en el ala izquierda de la socialdemocracia, es claro que la ultraderecha es una fuerza política con amplia penetración, oportunidades de crecimiento y gran presencia en casi todas las instancias de gobierno, aseguró el especialista.

Adicionalmente mencionó que el mapa sociopolítico de Brasil es cualitativamente diferente al de 2003, cuando el PT asumió por primera vez la presidencia. Ahora los ciudadanos son más conservadores y están más comprometidos con la agenda populista de derecha al estilo de Donald Trump que con la democracia liberal y todavía menos con la izquierda.

Así las cosas, Bolsonaro y sus aliados perdieron la presidencia, pero tienen la mayor bancada en el Parlamento, tienen incidencia en el Poder Judicial y ganaron también la mayoría de gobernaciones y alcaldías.

En términos prácticos, explicó, esto significa que para salir adelante, el gobierno de Lula requerirá de numerosas alianzas y concesiones, que en el peor caso se pueden traducir en el incumplimiento de sus promesas de campaña, particularmente las que tienen que ver con beneficios sociales.

Un interpretación semejante le mereció el papel del líder petista en la consolidación de un proyecto común a las izquierdas de la región y el fortalecimiento de la integración latinoamericana y si bien es imposible negar que en este momento él representa una referencia para todos los gobiernos progresistas de América Latina, son inocultables las diferencias políticas y en enfoques de gestión entre los presidentes que reconocerían su liderazgo.

En su opinión, aunque casi todos esos gobiernos de tinte progresista tienen al menos seis meses de ejercicio, de momento no se ha priorizado la agenda regional, en buena medida por la atención que requieren sus problemas nacionales, pero también porque se está mirando más hacia afuera –Estados Unidos, la Unión Europea y China– que hacia adentro.

Todo esto le hizo pensar que Lula, quien también tendrá que lidiar con las consecuencias de las gestiones de Michel Temer y Jair Bolsonaro, enfrentará dificultades para cohesionar perspectivas tan dispares y que es bastante posible que su mediación no baste para tejer redes duraderas.

No obstante, aunque no pueda ser profeta en su tierra, paradójicamente sí podría alcanzar la meta de apuntalar el rol de Brasil en instancias como los BRICS o las Naciones Unidas, consiguiendo incluso un asiento para su país en la eventual ampliación del Consejo de Seguridad anunciada en la recién concluida Asamblea General, dijo para cerrar este punto.

Nuevo intento de golpe de Estado en Bolivia

Al contrario de lo que ha sucedido con el triunfo de Lula y la reunión entre Nicolás Maduro y Gustavo Petro, la amenaza de golpe de Estado contra el gobierno de Luis Arce en Bolivia apenas ha recibido atención mediática, aunque las acciones sediciosas tienen un par de semanas en curso.

En este orden, Pérez Pirela refirió que la palanca que puso en marcha el engranaje de la nueva apuesta insurreccional en la provincia de Santa Cruz, fue el anuncio de la postergación del Censo Nacional de Población y Vivienda inicialmente previsto para noviembre de 2022 hasta el año siguiente, alegando razones técnicas.

Bajo el punto de vista de quienes defienden las protestas, La Paz estaría dilatando la realización del censo para disminuir los recursos que se otorgan a la provincia a través del situado constitucional, que establece que las entidades más pobladas reciben más fondos del Ejecutivo central, así como los curules en el Parlamento, explicó.

Empero acotó que la honestidad del reclamo se puso rápidamente en cuestión porque el paro lo encabezan el gobernador Luis Fernando Camacho, el así llamado «Comité Cívico por Santa Cruz» y la jerarquía católica. Como se recordará, todos estuvieron en la primera línea del golpe de Estado de 2019 contra Evo Morales y luego se convirtieron en aliados cercanos del gobierno de facto de Jeanine Áñez.

Para exponer la postura gubernamental relató que el pasado 28 de octubre, la administración de Luis Arce convocó a gobernadores y alcaldes a una jornada de evaluación técnica del censo, con el interés de frenar la huelga y amainar los efectos económicos de la paralización en Santa Cruz.

A pesar de esto, los escasos informes de la prensa hegemónica culpabilizaron a los simpatizantes del MAS que rechazan el paro de trancar de vías, de causar la escasez de combustible y de perjudicar económicamente al departamento, comentó, antes de compartir un despacho sesgado sobre este asunto publicado por la agencia EFE.

La iniciativa de La Paz no cuajó, porque Camacho y su grupo se negaron a la negociación, aunque el gobierno de Arce ya había accedido a adelantar la fecha del conteo poblacional e incluso a realizarla en la fecha que los cruceños proponían, si lograban demostrar que era viable y no comprometía la calidad de los datos.

Mencionó, asimismo, que de su parte, el presidente boliviano denunció que estas acciones tenían intenciones abiertamente insurreccionales y aseguró que el movimiento popular organizado frenaría la nueva escalada golpista.

Desde entonces, la situación solo ha empeorado e incluso se habrían sumado sectores de las Fuerzas Armadas, lo que obligó al mandatario a remover a toda la cúpula militar por presuntamente estar implicada en un plan golpista, una situación que Pérez Pirela calificó como grave y que, paradójicamente, no ha sido reseñado por la prensa en la dimensión que ello merecería.

Con respecto a lo expresado por Arce el pasado 1º de noviembre, rescató que según el mandatario, su país «se encuentra nuevamente amenazada por aquellos que, incapaces de aportar a la democracia, apuestan por la confrontación y violencia» e insistió en que está en desarrollo «una estrategia para reeditar el golpe de Estado de 2019» por medio de marchas «y un proceso de facto», en desmedro de «un proceso de pacto social» para cambiar el Estado, como dicta la lógica democrática.

Subrayó además que pese a ello, el Ejecutivo exhortó nuevamente al diálogo con los sectores de Santa Cruz que impulsan la huelga, a pesar de que los líderes ya admiten sin tapujos que sus acciones están políticamente motivadas, pues dicen que el paro pretende evitar que «el comunismo» se apodere de Bolivia, mientras se autopromocionan como luchadores por la libertad y la democracia.

La nueva ronda de conversaciones se fijó para este miércoles en la ciudad de Cochabamba. Sin embargo, los autodenominados «líderes cívicos cruceños» no acudieron a la cita y achacaron su ausencia a los enfrentamientos entre manifestantes violentos y la Policía entre la noche del martes y la madrugada del miércoles, que derivaron en la detención de nueve personas, así como daños a patrullas y a sedes policiales.

Citando informes de la cadena teleSUR, destacó que en paralelo se desplegó una campaña de desinformación y odio contra las personas foráneas al departamento de Santa Cruz, a las que están sindicando de haber sido enviadas por el gobierno nacional para atacarlos.

Para cerrar el informe relató que a lo interno, el Comité Cívico ha establecido una suerte de toque de queda, donde se autoriza a la población a salir de sus casas para comprar alimentos en ciertos horarios, mientras se autorizan cierres de vías para crear el caos y las grandes empresas continúan operando, lo que ha motivado a campesinos y pequeños comerciantes a protagonizar sus propios cierres de vías, pues consideran que debe obligarse a todos a parar en lugar de permitir la actividad económica de las grandes compañías.

«Se está dando un golpe de Estado en Bolivia, de manual, como ha sucedido varias veces aquí, en la República Bolivariana de Venezuela», alertó.

Ecuador sumido en la violencia criminal

Pérez Pirela dedicó el tramo final de la emisión a la delicada situación que se vive en Ecuador, pues tras largos meses de sucesivos motines carcelarios y de sucesivos estados de excepción en la provincia de Guayaquil, el gobierno de Guillermo Lasso se ha mostrado impotente para frenar la violencia homicida de las bandas de crimen organizado que operan en el país.

Sobre esto relató que entre la noche del 1º y la madrugada del 2 de noviembre se registraron 18 atentados con explosivos en las provincias de Guayas y Esmeraldas, que fueron calificados por Lasso como «atentados terroristas».

El detonante de las acciones, explicó, habría sido el traslado de más de 1.000 presos pertenecientes a organizaciones criminales del narcotráfico desde la Penitenciaría del Litoral, la más grande del país, hacia otros centros de reclusión y como respuesta, el mandatario decretó un nuevo estado de excepción y un toque de queda nocturno en esos territorios por 45 días y viajó a Guayaquil para, según dijo, dirigir las operaciones desde el terreno.

De acuerdo con los reportes oficiales recogidos por EFE, los hechos dejaron un saldo de cinco policías muertos y 28 personas detenidas, además de daños materiales contra infraestructuras civiles, incluyendo hospitales, apuntó.

En relación con los alcances del Estado de excepción precisó que este da prerrogativas a la Policía, a las fuerzas militares y a los organismos de inteligencia para allanar viviendas y detener a quienes se sindique de participar o colaborar con la violencia terrorista.

De otra parte comentó alarmado que actores políticos de otras provincias como Manabí o Pichincha –donde está la capital, Quito– están solicitando a Lasso medidas represivas similares, bajo el argumento de que es la única manera de controlar al crimen organizado.

A pesar de los apresamientos, que para el final de la jornada habían ascendido a 56, así como de la extensa campaña propagandística desplegada por el gobierno ecuatoriano a través de la oficina de prensa del presidente y las cuentas de funcionarios en las redes sociales, la noche del miércoles se saldó nuevamente con números rojos.

Un nuevo motín carcelario en Guayaquil dejó al menos dos reclusos fallecidos y seis más heridos, todo ello en un marco de militarización y de múltiples protocolos de seguridad, aún dentro de la Penitenciaría de la Libertad.

Para concluir, indicó que la respuesta del Ejecutivo a este nuevo incidente fue convocar este jueves a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional para discutir acciones que permitan frenar la violencia en el país.

(LaIguana.TV)