En conversación con el diario El País, el presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró en que las conversaciones con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, no se estableció ningún «pacto secreto» sobre tema alguno.

Antes bien, el mandatario reiteró la línea de su administración en las relaciones con Venezuela: la reactivación fronteriza, el regreso de Caracas al Sistema Interamericano de Derechos Humanos y diálogos, tanto con el ELN como entre el Gobierno Bolivariano y el ala de la oposición agrupada en la Plataforma Unitaria.

«El tema de la frontera va más lento de lo que creía. Durante los años en los que no tuvimos relaciones Colombia y Venezuela, un tiempo de vacío estatal, se creó un poder mafioso sobre el comercio, con una capacidad enorme de destrucción de la población que tenía que transitar de un lado a otro. Al abrirla ahora, nos toca chocar con ese tipo de estructuras criminales», comentó con referencia a la reanudación del tránsito fronterizo.

Al ser consultado si Colombia dispone de la capacidad militar para confrontar a estos grupos delincuenciales armados, Petro sostuvo que sí y que sería todavía mayor al coordinar con las fuerzas castrenses venezolanas, aunque de nuevo aludió a los efectos de tantos años de desintitucionalización binacional. «Lo que pasa es que eso nos demora tener normalidad entre los países», destacó.

En relación con el regreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos recordó, de conformidad con lo que se expresara públicamente en su reunión del pasado 2 de noviembre, que Maduro «lo está evaluando» y abundó sobre la razón política tras esta insistencia.

«En la práctica significa –y fue el tema de mi conversación personal con él– aceptar que la democracia liberal es parte de la agenda progresista en América Latina», consideró. En su opinión, las recientes victorias de Gabriel Boric, Lula y la suya propia, dan cuenta de un cambio en la región en el que las izquierdas se aglutinan no solo para desarrollar sus agendas sino para plantarle cara «al fascismo«.

A su parecer, «rechazar la democracia liberal lleva hacia dictaduras y autoritarismos como se vienen presentando en algunos países de América Latina» –no precisó cuáles– y de ahí su insistencia en la defensa de ese modelo político.

Para Petro, esta es una tarea «muy difícil», «porque siempre está en el ambiente la destrucción física». «Nuestras derechas no son democráticas. Una vez las derechas se hacen el poder, matan. Ese es el gran temor que hay en Venezuela», valoró.

Al ser consultado sobre la posibilidad de que se celebren elecciones presidenciales en Venezuela en 2024, afirmó que sentía «en Maduro la decisión» de que los comicios se realicen en esa fecha. Y aunque dejó abierta la posibilidad de haber sido engañado, enfatizó que le daba «la impresión» de que su par venezolano trabajaba para lograr ese objetivo.

A esto sumó que efectivamente hay condiciones para que la contienda electoral sea catalogada como «libre y democrática», pero condicionó esta calificación a la elaboración de «un acuerdo de garantías para el que pierda, cualquiera que sea», de manera que el perdedor sea respetado dentro del país y que no haya injerencias sobre «la decisión libre del pueblo venezolano», así como el decreto de «una amnistía total» que permita la excarcelación de todos aquellos sancionados por delitos calificables como políticos.

Se trata de los mismos puntos anunciados por Petro el pasado viernes, tras sostener una reunión con representantes del Gobierno Bolivariano y la Plataforma Unitaria a la que también concurrieron los presidentes Emmanuel Macron (Francia) y Alberto Fernández, así como un delegado del Reino de Noruega, país que sirve como facilitador de la mesa de diálogo de México, suspendida desde octubre de 2021.

En El País reconocen que Washington vigila atentamente los acercamientos entre Caracas y Bogotá e incluso presiona a la administración de Gustavo Petro «con decisiones como no permitir que Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, vuele a Bogotá, cuando lo hace a otros países de la región sin problema».

Petro aclaró que esta negativa se funda en temores de su gobierno y de compañías neogranadinas «que no quieren exponerse a las sanciones», aunque también admitió que es un punto de presión entre Miraflores y la Casa de Nariño.

El rotativo español quiso saber el estatus de las conversaciones de paz con el ELN. Sobre esto adelantó que el grupo insurgente está «nombrando su equipo de negociación» y que su gobierno ya había definido a los integrantes del suyo, aunque declinó hacer públicos los nombres.

Frente a la especulación de la prensa española, que aseguraba que Maduro vetó a Pedro Sánchez, jefe de Gobierno de España, como uno de los garantes de las negociaciones, el presidente neogranadino desmintió categóricamente la especie y, antes bien, indicó que los problemas surgieron por acciones de la Unión Europea.

«No, no recibí de Maduro tal afirmación. Lo que es sabido es que España propició que se incluyera al ELN en la lista de terroristas de la Unión Europea y eso dificulta todo», relató.

Finalmente, se le fustigó por la contradicción que supone el rol dual de Venezuela como defensor de la Amazonía y país petrolero. Petro puntualizó que en la región había «varios y muy poderosos» productores de hidrocarburos que apuestan por retardar «la solución», porque «no les conviene una transición rápida».

«Incluso Venezuela ha hecho alianzas con Arabia Saudita, la posición más conservadora. Yo he propuesto cambiar deuda por acción climática», remató.

(LaIguana.TV)