El Gobierno de Luis Lacalle Pou designó a un embajador de perfil político para su representación en Caracas, que desde 2016 estaba al frente de un encargado de negocios. La decisión es interpretada en Uruguay como un cambio de postura del presidente uruguayo, que había evitado invitar a Nicolás Maduro a su asunción.

El encuentro entre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y su par francés Emmanuel Macron en Egipto no fue la única señal de que el mundo se apresta a normalizar sus relaciones con el país sudamericano, luego de años de interrupción de vínculos diplomáticos e intentos de desestabilización coordinados desde el exterior.

En efecto, Maduro deja de ser visto con recelo también en Sudamérica. El ejemplo más claro es la restitución de relaciones con su vecino Colombia, donde la llegada de Gustavo Petro al Gobierno facilitó el deshielo de un vínculo que se había cerrado por decisión de Bogotá en 2019.

Ahora, otro gobierno que parecía muy lejano a Maduro parece comenzar a relativizar su posición: Uruguay. En efecto, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, decidió restituir la figura de embajador uruguayo en Caracas enviando, además, a un representante con trayectoria política.

Según informó el diario uruguayo El Observador en base a fuentes diplomáticas, el designado como nuevo embajador será Eber da Rosa, un experimentado político del Partido Nacional que supo ser senador entre 2005 y 2015 e intendente del departamento de Tacuarembó, en el centro del país, en dos oportunidades.

En los hechos, la decisión significa un acercamiento diplomático, ya que Uruguay no tenía embajador en Caracas desde febrero de 2016, cuando dejó el país Oscar Ramos, el representante diplomático que había sido elegido por el Gobierno de José Mujica (2010-2015).

Desde entonces, la embajada uruguaya en Venezuela quedó en manos de sucesivos encargados de negocios, sin una figura de embajador. El último designado por la coalición de izquierda Frente Amplio había sido Gustavo Pacheco, un militante identificado con la izquierda uruguaya.

Fue de las últimas designaciones hechas por el entonces canciller Rodolfo Nin Novoa, durante cuya gestión se conformó el Mecanismo de Montevideo, una instancia con la que Uruguay buscaba sumar a la comunidad internacional a buscar un diálogo entre el Gobierno de Maduro y la oposición venezolana.

Lacalle Pou asumió el Gobierno en marzo de 2020 y, cuando Ramos regresó a Montevideo, la representación quedó de forma interna en manos de la diplomática Verónica Ramírez. En marzo de 2022 asumió como encargado interino de la Embajada Carlos Bentancour, un funcionario de carrera con amplia experiencia y que se jubilará en marzo de 2023.

La decisión de enviar a Da Rosa para restituir la figura de embajador fue interpretada en Uruguay como un acercamiento a Venezuela, en línea con la postura de varias potencias internacionales de normalizar las relaciones con Caracas.

«Es bueno que Uruguay vuelva a tener embajador en Venezuela. Eso es importante para nuestro país, los compatriotas que allí viven y nuestra producción nacional. Denota un notorio cambio de actitud de la coalición de gobierno sobre el ‘régimen’ venezolano», opinó en Twitter el diputado del Frente Amplio Daniel Caggiani.

Luego de que trascendiera la designación, Lacalle Pou aclaró a la prensa uruguaya que el envío de un embajador a Caracas «no cambia nada» en la postura del Gobierno uruguayo, que desde el inicio del período se mostró reticente a relacionarse con Maduro. De hecho, Lacalle Pou no invitó a Maduro a su asunción, el 1 de marzo de 2020, cuando calificó al presidente venezolano como «dictador».

Ahora, Uruguay debe aguardar el aval del Gobierno de Maduro para ratificar el envío de Da Rosa a Caracas.

(Sputnik)