Tras la reanudación de las conversaciones entre el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, la tarde de este lunes se divulgó el primer comunicado conjunto, denominado Declaración del Waraira Repano, en el que se definieron los principios rectores de las conversaciones con las que Bogotá pretende cerrar el ciclo de más de seis décadas de conflicto armado.

En el documento, las partes manifestaron su «voluntad política» para retomar los intercambios para pactar la paz, una demanda que se extiende por el tejido social colombiano, muy especialmente en los sectores «rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión».

Según este primer acuerdo, la construcción de la paz se asentará en «una democracia con justicia», que sea capaz de materializar los «cambios tangibles, urgentes y necesarios» que se acuerden en la mesa y en los que se generen condiciones para garantizar «la mayor participación posible y eficaz de la sociedad», con prioridad para «los sectores históricamente marginados y abandonados».

Adicionalmente, se agradeció a las naciones garantes –Cuba, Venezuela y Noruega–, así como a la iglesia católica y Naciones Unidas, por los esfuerzos realizados para reactivar las negociaciones; se destacó la trascendencia de la paz concebida como una política de Estado cuyo fin es «la superación de la violencia política y sus causas» y se subrayó el compromiso de las partes con el respeto «a todas las formas de vida y su dignidad» .

A continuación, la declaración íntegra:

Declaración del Waraira Repano: la paz es nuestro sueño, la paz es nuestro camino

Las delegaciones de diálogos de la República de Colombia y del Ejército de Liberación Nacional, ELN, reunidas en la República Bolivariana de Venezuela en la cima del cerro Ávila, lugar sagrado del pueblo indígena que aquí habitó, hoy conocido oficialmente como Waraira Repano, en el parque nacional que lleva este nombre, mirando al mar Caribe y a la ciudad de Caracas, nos hemos encontrado con disposición, optimismo, certeza y esperanza para:

1. Reanudar con plena voluntad política y ética el proceso de diálogo político entre el gobierno nacional y el ELN, como nos lo demanda la gente de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión, y otros sectores de la sociedad.

2. Construir la paz a través de una democracia con justicia y con cambios tangibles, urgentes y necesarios que esta mesa acuerde, dando la mayor participación posible y eficaz de la sociedad, priorizando a los sectores históricamente marginados y abandonados, para un presente y futuro de dignidad, con derechos plenos y democracia auténtica, para que Colombia sea potencia de la vida humana y cuidado de los bienes comunes.

3. Agradecer la persistencia, el compromiso y presencia en este escenario de encuentro de la razón y los sueños, de los países garantes: la República de Cuba, el Reino de Noruega y la República Bolivariana de Venezuela, hoy país sede y anfitrión, así como de la Misión de Verificación en Colombia de la Organización de las Naciones Unidas y de la iglesia católica, a través de la Conferencia Episcopal de Colombia. Todas y cada una de sus acciones nos han dado un respaldo moral, político, jurídico, que realza la responsabilidad que tenemos.

4. Compartir que la construcción de la paz como política de Estado trasciende la temporalidad, con compromisos permanentes y verificables que siembren certeza de una nueva cultura de paz, fundada en cambios reales que permitan la superación de la violencia política y sus causas.

5. Asumir los valores que hoy en el mundo son básicos e imperiosos: el respeto de todas las formas de vida y su dignidad. En este diálogo y negociación somos conscientes de la necesidad de responder a las diversas dimensiones de la vida colectiva que implican nuestros deberes para el cuidado del planeta, nuestra casa común.

Delegación de Paz, gobierno de Colombia

Delegación de Diálogo, Ejército de Liberación Nacional (ELN)

Waraira Repano, 21 de noviembre de 2022

(LaIguana.TV)