Para el público español y para los aficionados al fútbol en general será difícil de olvidar la historia del pulpo Paul. De repente, las televisiones de todo el mundo empezaron a cortar sus transmisiones para emitir cómo un cefalópodo elegía entre dos mejillones metidos en cajas con banderas de países para predecir quién iba a ganar los partidos del Mundial de 2010. 

Paul vivía en un acuario en la ciudad alemana de Oberhausen. Sus inicios como oráculo comenzaron desde la Eurocopa de 2008, en la que ya acertó un 66% de los partidos que se le propusieron. Al principio solo respondía a los encuentros de Alemania, pero cuando llegaban las rondas finales se le planteaban todo tipo de disputas. 

Su error en la final de la Eurocopa de 2008, donde eligió la caja de Alemania por encima de la de España, no evitó que en 2010 volviera a convertirse en un fenómeno de masas. Su ratio de acierto aumentó hasta el 100%, escogiendo la opción correcta desde la fase de grupos hasta la gran final en la que la selección se impuso a Países Bajos. 

Murió con dos años y medio 

El pulpo nació en Reino Unido, aunque rápidamente fue llevado al acuario Sea Life en el que vivía. Allí discurrió su vida y consiguió popularizar el criadero gracias a la gran trascendencia que alcanzó por sus predicciones. Sin embargo, no tuvo tiempo para conocer la fama en exceso, pues murió el 26 de octubre de 2010 por causas naturales. 

Su fallecimiento entraba totalmente dentro de lo previsto, pues su variedad de cefalópodo acostumbra a vivir tan solo dos años. No estaba enfermo ni nada, simplemente “murió pacíficamente durante la noche”, según comunicó el acuario. Tras su muerte, el Sea Life le dedicó una estancia fija para que los visitantes supieran que el famoso cefalópodo había vivido allí. 

Reconocimientos en vida y póstumos 

La figura del pulpo Paul se convirtió en un fenómeno de masas, especialmente en España. Por ello, la localidad orensana de O Carballiño, una de las cunas del pulpo en Galicia, le nombró como “amigo predilecto” y, de hecho, su alcalde se desplazó hasta Oberhausen para homenajearle. 

Por su parte, el Zoo de Madrid llegó incluso a proponer una oferta económica para traerse a Paul a Madrid, aunque desde el acuario alemán no quisieron saber nada. Incluso algunas marcas, como Ryanair o Pepsi, eligieron su figura para lanzar campañas promocionales. 

Su relevancia traspasó las barreras de la gran pantalla y su vida fue llevada hasta el cine en China. Matar al pulpo Paul, dirigida por Xiao Jiang, se basaba exclusivamente en las predicciones del animal durante el Mundial de Sudáfrica

El pulpo japonés que no tuvo la misma suerte 

Durante el Mundial de Rusia 2018, Japón intentó hacer un modelo similar con otro pulpo, al que llamaron Rabiot en homenaje al jugador francés. Tras acertar los tres pronósticos de su selección durante la fase de grupos, el pescador que lo había capturado decidió matarlo y ponerlo a la venta. 

(AS)