En una nueva entrega de Entre Líneas, la comunicadora e investigadora Naile Manjarrés ofrece un análisis sobre factores, actores e intereses que otorgan un matiz histórico al nuevo proceso de diálogo entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno de Colombia encabezado por Gustavo Petro.

Este es el sexto intento. Hasta ahora se ha firmado un documento de tres puntos acordados y se atesora la agenda avanzada en 2016.

Los medios de comunicación colombianos históricamente aliados de los terratenientes se han encargado de boicotear y satanizar este proceso olvidando una máxima esencial: se dialoga con los adversarios o con quien se tiene diferencias, no sólo con los aliados.

¿Sobre qué y con qué tipos de guerrilleros se habla?

El ELN fue fundado en 1964 por sacerdotes católicos muy influenciados por el marxismo-leninismo y la gesta de la revolución cubana. Es conocido por su marcado corte de defensa al ambiente y los recursos naturales en Colombia. Sus propios integrantes hacen lo posible por distanciarse de otros grupos irregulares de naturaleza criminal y ligada al narcotráfico, aunque muchos analistas, periodistas, víctimas y patrocinadores de la violencia los metan a todos en el mismo saco.

En el plano político-militar, a diferencia de las FARC-EP, organización a la cual se llegó a etiquetar de “acorralada” por las Fuerzas Armadas de Colombia, el ELN no ha sufrido sustanciales bajas estratégicas en su línea de mando. Otro punto diferenciador es que algunos expertos en procesos de paz con las insurgencias colombianas han destacado que el ELN es conocido por su carácter más obstinado e inflexible en cuanto a las concesiones que está dispuesto a hacer ante el gobierno colombiano.

Hoy con la delegación formada por Gustavo Petro encuentran eco en temas de suma importancia como la forma de participación de la sociedad colombiana y tal vez lo encuentren en sus exigencias para el desminado de amplias tierras del oriente de Antioquia, una petición que siempre fue considerada por las autoridades colombianas como “un capricho heleno”, como se conoce a los miembros de este grupo guerrillero.

Otro punto que tensa cualquier conversación entre el Gobierno y el ELN es la resolución de los secuestros. Al respecto, la delegación del gobierno indicó que durante las primeras semanas de la llegada de Petro a la Casa de Nariño se había registrado evidencia de una disminución de acciones de este tipo por parte del ELN en varias zonas, y también se han ejecutado liberaciones, un punto diferenciador de 2016 cuando el máximo líder del ELN para entonces, Nicolás Rodríguez Bautista alias “Gabino”, rechazaba la liberación como condición para avanzar en un acuerdo de paz.

Esta semana profundizamos en estos puntos así como en los gestos de buena voluntad que han presentado hasta ahora las autoridades colombianas, el perfil de algunos miembros de la delegación de paz y lo que aportan a la mesa de diálogo, así como la suma de figuras que en los anteriores procesos no habían estado presente y son de vital importancia e impacto: las comunidades rurales y el máximo representante del gremio ganadero en Colombia desde el día uno del proceso.

(LaIguana.TV)