La reservas estratégicas de petróleo de EEUU llegaron a su nivel más bajo en casi 40 años, desde 1984, al caer hasta 382,3 millones de barriles. El especialista en política energética Alonso Romero expuso a Sputnik cómo el recurso estratégico fue usado con fines políticos por la Administración Biden, así como sus resonancias geopolíticas. 

¿Cómo y para qué se creó la reserva estratégica? 

Conocida como el conflicto de Yom Kippur, en 1973 el Estado de Israel y sus rivales árabes protagonizaron una guerra que, entre otra de sus consecuencias, puso bajo amenaza la economía estadounidense, fuertemente dependiente entonces de la importación de petróleo. 

Ello, recuerda el Departamento de Estado del país norteamericano, orilló a la búsqueda de una alternativa de autosuficiencia energética, que daría lugar dos años después, en 1975, a la creación de la reserva estratégica de petróleo (SPR, por sus siglas en inglés), que en este 2022 enfrentó uno de sus desafíos más amenazantes de su historia. 

Los países árabes miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) impusieron un embargo de combustible a Estados Unidos como represalia por el acompañamiento energético del país al Ejército israelí, con miras además a mover posiciones en favor suyo de cara a las negociaciones tras la confrontación militar. 

Esta reserva fue creada con la intención explícita de que Estados Unidos tuviera alternativas de mercado y de capacidad de negociación ante posibles restricciones futuras de importación, lo que el Departamento de Energía considera una herramienta clave en materia de política exterior. 

Sin embargo, ya en 2022, luego de que Occidente impusiera sanciones contra uno de los principales productores y exportadores de petróleo del mundo, Rusia, como represalia por su conflicto en Ucrania, el actual ocupante de la Casa Blanca, el presidente Joe Biden, echó mano de la reserva estratégica hasta conducirla a un mínimo histórico desde diciembre de 1984. 

Dos momentos de un desafío a Washington 

El primer desafío que enfrentó la Administración Biden este 2022 en materia energética surgió en febrero, cuando Rusia inició su operación militar especial. La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) identifica a Rusia como uno de los principales productores y exportadores de petróleo del planeta, por lo que las alteraciones en su mercado generaron un impacto significativo en el ámbito energético internacional, recuerda Romero. 

«A esto le sumamos que durante la campaña presidencial Joe Biden estuvo siendo muy crítico» de las autoridades de Arabia Saudita, subraya el analista, otro de los actores centrales del mercado petrolero mundial, que en distintos momentos del conflicto regional en Oriente Medio y a nivel energético ha figurado como aliado de Washington. 

Durante su primer año de gobierno, Biden encaró una situación relativamente favorable, en un momento en que su economía se recuperaba tras la crisis de la COVID-19, describe Romero, pero el conflicto en Ucrania descarriló las condiciones de bonanza en Estados Unidos. Al momento del estallido del conflicto, Rusia producía alrededor de 11 millones de barriles de petróleo al día, por lo que no existía forma de sustituir de buenas a primeras ese suministro, explica el analista energético. 

Estados Unidos intentó «presionar para que Arabia Saudita pierda ese poder geopolítico que tiene y presionar también a Rusia, que es parte de las decisiones de la OPEP». 

En segundo término, llovieron más complicaciones petroleras a Biden porque la oposición logró atorar su agenda legislativa y el Partido Demócrata, que lo abandera, se enfrentaba a una posible pérdida del control del congreso en las elecciones intermedias de noviembre. 

«La inflación se le descontrola y los estadounidenses son extremadamente sensibles al precio de la gasolina, ese es uno de los predictores de popularidad del presidente», apunta. 

El uso electoral de la reserva estratégica 

El ciudadano estadounidense, considera Romero, utiliza el precio de la gasolina como un indicador de la salud de la economía de su país, por lo que la inflación en general y el aumento del precio de combustible se convirtieron pronto en nuevos problemas para la Casa Blanca. 

«Vienen las elecciones intermedias, viene el resurgimiento de [Donald] Trump y estamos viendo todo lo que pasa en Europa con la crisis energética, y de repente Biden se ve en una situación en la que no tiene un solo logro en su Administración» no solo a nivel legislativo, sino también judicial, luego de que la Suprema Corte revirtiera la protección federal al aborto en el país norteamericano. 

El fracaso partidista de Biden lo motivó a la liberación de barriles de la reserva estratégica petrolera con el objetivo de reducir el precio de la gasolina. 

«No le funciona. Era una medida temporal, pero no le funcionó porque las empresas americanas lo que hicieron fue exportar todo ese petróleo a Europa porque se lo compraban más caro allá y entonces básicamente estaban subsidiando los europeos» la economía de Estados Unidos, especifica Romero. 

Sin embargo, estas inyecciones económicas fortalecieron la Administración Biden en materia de producción y refinación de petróleo, tras liberar más de 180 millones de barriles de la reserva. 

De cara a las elecciones legislativas de noviembre, nota el analista energético, el discurso del presidente Biden estaba completamente volcado a resaltar su política de contención del precio de los combustibles. La jugada, estima Romero, le resultó relativamente al Partido Demócrata, pues no fue obligado a retroceder en las dos cámaras del Congreso. 

Rusia, Ucrania y EEUU 

Joe Biden trató de utilizar el conflicto entre Kiev y Moscú como un detonante de descontento desde la ciudadanía estadounidense contra el gobierno de Vladímir Putin, pero logró un resultado adverso, advierte el analista. 

Además, asienta que nadie puede negar que Estados Unidos ha sido uno de los principales instigadores del conflicto entre Rusia y Ucrania, al contrario de hacer política para alcanzar la negociación y evitar el escalamiento de las tensiones entre ambos países. 

Biden «empezó a dar este discurso de que la gasolina estaba más cara por ‘la guerra de Putin'», apunta. »’Es la escalada de precios de Putin’, y empezó a usar ese discurso pero al mismo tiempo los republicanos le estaban diciendo: ‘Oye, pero tú fuiste de los que no pudo prevenir eso, es parte de tu culpa que estemos nosotros sufriendo esto’, yo creo que Biden se vio totalmente rebasado». 

La disyuntiva de la OPEP 

Estados Unidos fue explícito en su oposición a que los países miembros de la OPEP redujeran la producción mundial de petróleo para proteger sus intereses en el mercado energético. Sin embargo, los países líderes en exportación petrolera no se cuadraron a la voluntad de Washington. 

Esto se explica, estima Romero, porque varios de los integrantes de esa alianza comercial o bien sus simpatizantes tienen agendas de oposición a las políticas estadounidenses. 

«Vemos a Rusia, vemos a Arabia Saudita, vemos todo Oriente Medio, el país con mayores reservas, que es Venezuela, todos esos están alineados en contra de Estados Unidos, tienen el enemigo en común», apunta el analista, lo que pone al país norteamericano en una condición donde no puede dar más de sí en materia energética. 

Otro factor central del cambio de las directrices mundiales del mercado petrolero, considera Romero, es que Estados Unidos ya no es el gran comprador de crudo que era antes. «Ya no acapara esa porción de mercado de compra como lo hacía antes. Ya no es como que hay un solo gran comprador, que es Estados Unidos y Europa, ya se está volviendo un mundo mucho más grande», describe. 

En el caso ruso, ejemplifica, impedido de vender hidrocarburo a los países europeos, vio la oportunidad de diversificar su mercado entre compradores asiáticos, como la misma China, la segunda economía más grande del mundo, de acuerdo con indicadores elaborados por el Banco Mundial. 

Romper la primacía del dólar 

Otro factor central en las variaciones del mercado petrolero mundial, apunta Romero, es que las compraventas se están dando más allá de la divisa estadounidense, pues hay compradores que aceptan hacer transacciones en rublos, yuanes y rupias, en un proceso de ascenso de las economías de China y la India. 

«Varios países están comenzando a aceptar petróleo en diferentes monedas, esa era una de las grandes fuerzas de Estados Unidos, que la OPEP y sus miembros vendían únicamente en dólares el petróleo, entonces de alguna u otra forma ellos (los estadounidenses) tenían una voz en esa mesa», apunta el analista energético. 

El mercado petrolero entre Pekín, Moscú y Nueva Deli no es el único que desplaza al dólar como centro, pues incluso Arabia Saudita podría sumarse a esta tendencia, lo que tendría un efecto comercial relevante, agrega Romero. 

Opciones de los BRICS 

Rusia, China y la India. Estas fuerzas del mercado energético antes mencionadas destacan en una alianza comercial junto a Brasil, la principal economía de la región latinoamericana, y Sudáfrica, grupo conocido como los BRICS. 

El analista energético apunta que una de sus fortalezas es este desplazamiento de la supremacía financiera del dólar, mientras especulan en la creación de una divisa única para sus intercambios. 

«Una moneda de reserva para ese grupo que esté respaldada, ya sea por reservas de recursos naturales, entre ellos petróleo y algunos otros, o por una canasta de monedas como lo serían el rublo, el yuan y la rupia», señala. 

«Si se logra establecer un mecanismo formal alternativo al pago de dólares, estaremos viendo un mundo totalmente diferente y, desde mi perspectiva, hacia allá va» la situación económica internacional, apunta. 

Para mantener el orden previo al punto de quiebre que supone el 2022, especula, se tendría que reintegrar a Rusia «sí o sí» al bloque económico occidental y reconectar su intercambio con los países europeos, una relación rota por las sanciones de la Unión Europea contra Moscú. 

«Y no veo que Estados Unidos permita que Europa haga eso, entonces estamos viendo una línea totalmente ya separada y que no se ve que ninguno de los dos ceda», concluye el especialista. 

(Sputnik)