La imagen es recurrente, conocida: cada comensal encuentra frente a sí una copa con doce uvas en ella de cara al último minuto del año que se despide, en la cena festiva de cada 31 de diciembre.

Pero, ¿de dónde y cómo surgió esta tradición? En muchas partes, destaca el Gobierno de México en un artículo de divulgación, se concentran doce uvas en la copa como referencia a los doce meses del año por vivir.

Además, el juego consiste en comer cada una de ellas durante las doce campanadas de la cuenta regresiva en los últimos segundos del año que se despide, en este caso el 2022, y pedir un deseo a cumplir durante alguno de los doce meses por delante.

«Esta costumbre es una tradición de origen español, extendida a los países de habla hispana. Se dice que un grupo de madrileños, parodiando a la alta sociedad, se reunieron en la famosa Puerta del Sol a comer doce uvas al son de las campanadas», destaca el Gobierno.

Lo que pudo comenzar como una parodia se ha convertido en una tradición simbólica arraigada en la fiesta de fin de año.

El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera mexicano destaca que tanto la uva verde como la roja poseen virtudes nutricionales, sin embargo sus beneficios son distintos. En el caso del fruto rojo, previene el cáncer, enfermedades cardiovasculares, el estreñimiento e incluso infecciones. En tanto, la uva verde es rica en minerales y cuida los huesos.

Así que, al alzar la copa y proyectar los deseos del año nuevo, los comensales de la cena podrán no solamente divertirse y buscar nuevas oportunidades para su vida, sino también cuidar de paso su organismo.

(sputniknews)