La primera semana de plena actividad laboral, la que comenzó este lunes 9 de enero, dio una señal de alerta acerca del clima socioeconómico y político del país: el paro docente.

Convocada por diversos factores sindicales y políticos (cada uno con sus propios  objetivos), la protesta mostró diversos grados de intensidad en las regiones del país. En algunas ciudades tuvo bastante concurrencia y se expresó en concentraciones ante las zonas educativas.

En Caracas, los docentes participantes se reunieron a las puertas del Ministerio del Poder Popular para la Educación.

Estos acontecimientos son un reflejo de la realidad nacional, en la que no está tanto en primer plano el asunto ideológico ni la controversia electoral, sino el gran problema del estancamiento de los ingresos de los sectores más pobres.

Los empleados públicos, y en particular los docentes, están entre los más golpeados por la inflación y la especulación que ha sufrido la sociedad venezolana durante los últimos años. Esos segmentos del universo laboral no han tenido las mismas oportunidades de equilibrar sus ingresos y siguen dependiendo exclusivamente de salarios precarios o de sus pensiones, en el caso de los jubilados.

Por esa razón han protagonizado este temprano despertar de las acciones de calle, que factores políticos opositores y disidentes del chavismo pretenden atribuirse, para mostrar una capacidad de convocatoria que no han probado tener últimamente.

Algunas organizaciones políticas de la derecha que están tratando de endosarse el logro de estas movilizaciones son, en realidad, corresponsables de la grave caída de los ingresos nacionales, pues han sido impulsores de las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo.

Algunos voceros oficiales (del partido de gobierno y del ámbito comunicacional) han optado por descalificar estas acciones y vincularlas exclusivamente a los intereses de esos grupos opositores. Sin embargo, puertas adentro, harían bien en buscar soluciones urgentes a las causas estructurales del malestar y calibrar los efectos que podría tener el descontento en la estabilidad política y en la recuperación económica en marcha.

(LaIguana.TV)