El núcleo de la Tierra se ha frenado e incluso podría estar girando en sentido contrario a la superficie del planeta. Es la conclusión de un estudio realizado por los científicos chinos Yi Yang y Xiaodong Song, del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, publicado en ‘Nature Geoscience’.

Los investigadores han apuntado a la posibilidad de que la rotación diferencial del núcleo interno de la Tierra con respecto al manto se produzca bajo los efectos de la geodinámica. Una rotación deducida por los expertos a partir de los cambios temporales entre ondas sísmicas repetidas que deberían recorrer el mismo camino a través del núcleo interno. Para ello, han analizado ondas sísmicas repetidas de la década de 1990 y sus trayectorias.

En concreto, analizaron la comparación de este patrón reciente con los registros sísmicos de Alaska (Estados Unidos) y los dobletes de las Islas Sandwich del Sur (Reino Unido) que se remontan a 1964 y parece estar asociado a un giro gradual del núcleo interno como parte de una oscilación de aproximadamente siete décadas, con otro punto de inflexión a principios de la década de 1970.

Dicho patrón “consistente” habría provocado esa detención de la rotación del núcleo interno del planeta e incluso hablan de un “retroceso gradual” del núcleo interno a lo largo de siete décadas, con un punto de inflexión a partir de la década de 1970. “Inferimos que hay un ciclo de oscilación que dura unas siete décadas. Esto sugiere que hay una resonancia que conecta todas las capas de la Tierra que se produce con esa cadencia”, mencionó Song en declaraciones realizadas a ‘El País’.

La primera consecuencia inmediata de este fenómeno se encuentra en la duración del día, que podría verse reducida ahora en fracciones de segundo según los autores del estudio. Una duración que, a día de hoy, sería una milésima de segundo menor en comparación a la media registrada en la década de los 70. “En los últimos años, los días se están haciendo más cortos y es posible que en parte se deba al núcleo de la Tierra”, explicó a este medio.

Aumento del nivel del mar y de la temperatura del planeta

Sin embargo, no sería el único resultado de este fenómeno, ya que también afectaría en gran medida al clima del planeta y al nivel del mar, debido a la alteración del campo gravitatorio interno que, a su vez, causa deformaciones en la superficie y traería consigo un incremento de la temperatura global del planeta.

“Estas observaciones aportan pruebas de interacciones dinámicas entre las capas de la Tierra, desde el interior más profundo hasta la superficie”, concluyeron los autores.

(As)