Estamos frente a una crisis mundial heredada de 2022: la guerra en Ucrania, al tiempo que en Latinoamérica continúa la masacre de ciudadanos peruanos, mientras que Estados Unidos presiona a países de la región para que envíen armas de fabricación rusa al campo de batalla y los amenaza con expoliar sus recursos naturales.

Con este inquietante panorama inició Miguel Angel Pérez Pirela la edición 482 de su programa Desde Donde Sea, producción exclusiva de LaIguana.TV que se transmite cada jueves a las 7:00 pm, hora de Venezuela.

El experto apuntó que a poco menos de un año de su inicio, la guerra subsidiaria entre Rusia y la OTAN que se libra en Ucrania amenaza con recrudecerse y, en el peor caso, con transformarse en una guerra abierta, ello en razón de los recientes anuncios de envíos masivos de tanques alemanes y estadounidenses al frente.

A eso sumó que esta semana, los ojos del mundo también se dirigieron al sur global, específicamente a la región latinoamericana y caribeña, pues la ciudad de Buenos Aires sirvió como sede para la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe.

El encuentro, en el que se esperaba que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva arropara el mayor protagonismo al traer de vuelta al bloque al gigante suramericano, levantó polvareda entre las derechas políticas y mediáticas antes, durante y después del evento.

En paralelo –y de espaldas a la agenda que se desarrollaba en la cumbre–, voceros políticos y medios de comunicación echaron bajo la alfombra la crisis en Perú, país en donde la democracia ha retrocedido drásticamente en pocas semanas y en el que las violaciones a los derechos humanos se cobran al menos 60 víctimas fatales.

«No quieren hablar de la crisis en Perú: ni los Estados Unidos, ni la Unión Europea, ni la OEA se pronuncian. Cuando es Venezuela o Cuba, se encienden todas las alarmas, hay una alharaca. Parece que hay varas distintas para medir los derechos humanos», criticó.

Acaso sin tanta casualidad, pocas jornadas antes del inicio de la cita regional se viralizó una intervención de la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, ante el Atlantic Council (‘think tank’ ligado a la OTAN), en la que se refirió a América del Sur como un territorio rico en recursos que Estados Unidos debía controlar.

«Solo le faltó el carrito de compras para pasar por los países a bombardear y a robarse sus recursos», completó el experto.

La guerra en Ucrania se agudiza: ¿se enfrentarán directamente Rusia y la OTAN?

Entrando en materia advirtió que todo parece indicar que la OTAN se implicará directamente en el conflicto con Rusia, pues tras meses de exigencias continuas por parte del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el así llamado Occidente colectivo acordó enviar tanques de guerra al campo de batalla, una medida que se había abstenido de adoptar por sus implicaciones geopolíticas.

En concreto, entre marzo y abril estarán llegando a Ucrania casi una centena de tanques Leopard 02, un sofisticado carro de combate de fabricación alemana considerado de los mejores en su tipo, así como una treintena de Abrams de factura estadounidense, valorado incluso como los mejores jamás fabricados.

«Todo va a cambiar con este envío de tanques de guerra. Recuerdo las palabras de muchos funcionarios de la Unión Europea como Josep Borrell, quien aseguró que apostaban porque la guerra termine en el banco de batalla. (…). ¿Pueden los países europeos, puede la OTAN pensar que una potencia nuclear como Rusia se va a dejar vencer en el campo de batalla? Esa premisa no se sostiene?», valoró

En todo caso, indicó, según los propios voceros occidentales, su negativa se sostenía en la posibilidad de que la presencia de armamento ofensivo de última generación del arsenal de la OTAN podría conducir rápidamente a la escalada del conflicto y derivar en la implicación directa de la Alianza Atlántica en las acciones.

«Ya la OTAN está directamente involucrada en la guerra. Es algo que no se puede ocultar ni omitir», comentó.

En continuidad con el argumento que venía desarrollando, recordó que a pesar de su respaldo irrestricto a Kiev, Washington y Berlín, voces cantantes dentro de la alianza militar, enfatizaron desde el primer día de la guerra que no entrarían en una confrontación directa con Rusia, entendiendo por esto el envío de tropas al frente.

A su parecer, la combinación los avances rusos de las últimas semanas en el Donbás (aunque no hayan sido espectaculares), así como la especulación de una eventual ofensiva rusa en la primavera boreal tras un cambio de mandos militares en Moscú y rumores de escasez de municiones y soldados, parecen haber decantado la situación a favor de una implicación más directa.

Refirió que del lado estadounidense, fue el propio presidente Joe Biden quien se encargó de informar que su país facilitará a Ucrania 31 tanques Abrams –un batallón– para asegurarse de que pueden defender «su soberanía e integridad territorial», expresión que, en interpretación de algunos, incluye la península de Crimea, devuelta al territorio ruso tras un referéndum popular celebrado en 2014.

Biden también mencionó que Estados Unidos se encargará de instruir al ejército ucraniano en el manejo y mantenimiento de los tanques, operaciones que no serán inmediatas, sino que tomarán «algún tiempo». «Los especialistas están calculando unos cuatro meses porque son unos tanques complicados de manejar».

Como cabía esperar, la respuesta rusa no demoró y fue claramente dura. Para ahondar en esta información, Pérez Pirela compartió extractos de lo expresado por los voceros rusos, recogido en una nota de LaIguana.TV bajo el título: «EEUU confirma envío de tanques Abrams M1 a Ucrania: Así respondió Rusia (+Crimea)».

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que el envío de vehículos de combate a Ucrania equivale a una implicación directa de Occidente en el conflicto.

«Hay constantes declaraciones de las capitales europeas y de Washington de que el envío de varios sistemas de armas, incluidos tanques, a Ucrania no significa en modo alguno que estos países o la alianza estén implicados en las hostilidades que están teniendo lugar en Ucrania. Estamos categóricamente en desacuerdo con esto. Todo lo que hacen tanto la alianza que he mencionado como la capital –es decir, Kiev– se percibe como una implicación directa en el conflicto, lo vemos crecer», se permitió citar extensamente el comunicador.

Peskov enfatizó que se trata de «un plan destinado al fracaso», pues, a su juicio, estos carros de combate pesados están «sobreestimados» y no darán a las fuerzas ucranianas la ventaja deseada por Occidente.

Recuperó asimismo las declaraciones del embajador ruso en los Estados Unidos, Anatoli Antónov, quien aseguró que la entrega de tanques estadounidenses a Kiev «no tiene justificación» y se trata de una «burda provocación contra Rusia».

«Es evidente que Washington está tratando deliberadamente de infligirnos una derrota estratégica y con ello dar luz verde al uso de la ayuda estadounidense para atacar Crimea», se lee en un comunicado suscrito por Antónov referido por la agencia EFE.

Pérez Pirela apuntó que a pesar de las declaraciones de Peskov, en las que claramente se trata de rebajar la importancia que desempeñarían los carros de guerra occidentales en la guerra, medios rusos reportaron que el presidente Vladímir Putin se reuniría con líderes militares para discutir sobre el envío de este material bélico a Ucrania.

Y aunque no se han hecho públicos ni el contenido ni el resultado del encuentro, a su parecer, es claro que Rusia no va a sentarse a esperar mientras la OTAN se implica más directamente en el conflicto y crecen las amenazas sobre sus propias fronteras.

A este respecto señaló que aunque Donetsk, Lugansk, Zaporizhia y Jersón se incorporaron formalmente a la Federación Rusa y Moscú había advertido que cualquier ataque perpetrado en esas regiones sería interpretado como una agresión directa, en la práctica son zonas en disputa bélica, en las que el gigante euroasiático no es capaz de ejercer control pleno del territorio.

La situación con Crimea es radicalmente distinta. Rusia le cedió la península a Ucrania durante el gobierno de Nikita Jrushchov, cuando ambos países formaban parte de la Unión Soviética, como un gesto de amistad entre naciones largamente hermanadas. Entonces, apenas mereció algún comentario, explicó.

Sin embargo, esto cambió cuando la potencia soviética se desplomó y millones de rusos quedaron arropados bajo la administración ucraniana en un contexto de creciente nacionalismo.

El golpe de Estado de 2014 y el inicio de la guerra en el Donbás explican claramente por qué la población de origen ruso optó por adherirse nuevamente Rusia, cuando se presentó la oportunidad de votar en un referéndum organizado en tiempo récord.

A contrapelo de esta realidad, el así llamado Occidente colectivo se negó de plano a reconocer los resultados alegando supuestas irregularidades y coerciones, aunque después del evento comicial no se registraron disturbios ni protestas de ciudadanos interesados en seguir bajo el mando de Kiev.

Dicho de otra manera: Crimea es territorio efectivo –y no solo nominal– de Rusia y cualquier ataque en esa zona que persiga su reincoporación a Ucrania, será interpretado –no solo en los micrófonos– como una declaración de guerra a Rusia desde el seno de la OTAN.

Si se toman por buenas las recientes declaraciones del canciller ruso, Serguéi Lavrov, pareciera que el Kremlin se está preparando para guerra abierta con la Alianza Atlántica, aunque esa postura no sea la que necesariamente prevalece en las declaraciones oficiales, que hasta ahora han apuntado hacia la evitación del conflicto directo.

Ante esto, el experto alertó que así como Zelenski consiguió tanques de guerra, esta lógica hace suponer que también obtendrá aviones de caza, que por los que no ha dejado de clamar

Sin embargo, el pasado lunes, Lavrov aseguró en una rueda de prensa desde Sudáfrica, que Occidente ha preparado una guerra abierta contra su país, cuya expresión más evidente ha sido la proscripción de la cultura rusa y la permisividad hacia el discurso neonazi en toda Europa. Advirtió asimismo que la escalada, hasta ahora híbrida, estaba próxima a convertirse en una «real», en razón de las apetencias económicas occidentales.

Diversos especialistas consultados por agencias occidentales sostienen que este envío de vehículos Leopard 02 y Abrams a la guerra que se libra en Ucrania puede inclinar la balanza en favor de Kiev, opinión que sustentan en el refinamiento del ejército ucraniano tras haber sido entrenado por la OTAN para otorgarle un nivel comparable al de cualquier miembro del bloque.

Además apuntan que la guerra podría cambiar de rumbo definitivamente si la Alianza accede a enviar aviones de combate –F16, particularmente– como hace largo demanda Zelenski.

«¿Cómo salieron los Estados Unidos de Siria, Irak y Afganistán? ¿Cómo han salido los franceses de sus excolonias? Humillados. Así han salido de prácticamente todas las guerras en las que se han involucrado en los últimos años. Esto es propaganda de guerra», criticó.

Por ello señaló que esta interpretación parte del principio de que Rusia no tiene cómo contrarrestar este escenario, lo cual luce poco probable, no solo por lo que han expresado sus portavoces sino porque, de hecho, no ha desplegado su armamento más sofisticado en los campos de batalla.

A esto sumó que, al menos por ahora, la OTAN ha remachado que no mandará a sus tropas al combate contra el ejército ruso, teóricamente comparable en apresto y capacidad de combate al de los pesos más pesados de la Alianza, es decir, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

De todo esto derivó que las vías diplomáticas están prácticamente cerradas, por lo que cabe esperar tanto la extensión del conflicto como la postergación de las negociaciones de paz, que sin duda tendrán lugar en algún momento, «como se resuelve la mayoría de las guerras».

Continuando con el análisis, Pérez Pirela destacó que por detrás están jugando también los asuntos económicos. Un balance preliminar le otorga el mayor saldo a Washington, que ha logrado sacar ventaja de las sanciones impuestas a Moscú para engordar sus arcas, principalmente por la venta de hidrocarburos y material bélico.

El Kremlin acusó el golpe económico en 2022 con mucha más fortaleza de la que habían previsto los propios expertos del gobierno de Vladímir Putin, lo que demuestra que este escenario desfavorable no los agarró desprevenidos y que contaban con mecanismos para impedir que su economía retrocediera a la dura época que siguió a la caída de la Unión Soviética.

Empero, explicó, Rusia sigue dependiendo de colocar sus mercancías estratégicas en los mercados asiáticos –particularmente en China e India–, más proclives a la desdolarización y a la disminución de la dependencia con Occidente, así como del fortalecimiento de otras instancias de multipolaridad como los BRICS.

Dicho de otra manera: la estabilidad económica de Rusia está atada a su capacidad de jugar a largo plazo en el tablero geopolítico. Hasta ahora ha demostrado gran habilidad en ese terreno y es posible que este año se estreche todavía más su relación con China, siempre que no se vea obligada a excederse en el gasto militar, evidente desaguadero de sus ingresos, detalló.

Finalmente, Pérez Pirela puntualizó que en este tablero también figura Europa como generalidad y los países de la Unión Europea como particularidad. Desde el inicio del conflicto, el bloque comunitario ha acusado importantes pérdidas y su economía, impulsada en buena medida por Alemania, muestra signos de retroceso.

Pese a esto, observó, se han seguido aprobando importantes cantidades destinadas a «ayudar» a Ucrania y agencias europeas han diseñado instrumentos legales inéditos para apropiarse ilegalmente de las riquezas del Estado ruso depositadas en los países de la Unión, en un intento por compensar sus propios saldos negros.

Sin embargo, a su juicio existen dudas razonables en relación con el tiempo que la UE podrá resistir la presión económica y fiscal. Varias de sus economías exhibieron en 2022 peores desempeños que la rusa, sobre la que pesan más de 13.000 sanciones y el panorama no es más auspicioso para el año que recién inicia.

La garra imperial se cierne de nuevo sobre América del Sur

Los intereses geopolíticos estadounidenses están lejos de estar circunscritos a Europa y en América Latina, no constituyen ninguna novedad, pues durante el último siglo y medio, el país del norte ha hecho cuanto ha tenido a su alcance para controlar política, económica y socialmente un trozo del continente al que considera como «su patio trasero» bajo la conocida Doctrina Monroe, resumida en la frase: «América para los americanos», refirió Pérez Pirela.

Comentó asimismo que a pesar de que en la región no causan sorpresa las incesantes injerencias estadounidenses, las muestras de monroísmo abierto, como la que en días pasados se permitiera la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, a menudo se traducen en rechazo y repulsa.

A este respecto relató que en una conferencia ante el ‘think tank’ Atlantic Council, la generala de cuatro estrellas hizo un inventario de los numerosos recursos naturales y minerales en la zona como que si de propiedades estadounidenses se tratara y habló de «afinar su estrategia» regional, esto en alusión a los posibles intereses chinos y rusos en el subcontinente.

«Como antes dije, a esta señora solo le faltó pasearse con un carrito de mercado para vaciar lo que pretende robar a América Latina», destacó.

En particular, se refirió al triángulo del litio –Bolivia, Argentina y Chile–, las riquezas petroleras de Guyana y Venezuela, el cobre y el oro venezolanos, la selva amazónica, las tierras raras y los reservorios de agua dulce.

«No les da pena hablar de nosotros su patio trasero. No somos su patio trasero. Por eso es que Rusia y China han avanzado tratados de ‘tú a tú’ sin coerciones políticas como las que aplica Estados Unidos a través de la Reserva Federal, con sus desestabilizaciones en Perú y Bolivia, con sus ataques a Venezuela.

Estados Unidos tiene una guerra abierta en Europa y necesita a ‘su patio trasero’, así que va con todo este año», advirtió.

Las declaraciones de Richardson se filtraron a pocos días del inicio de la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac –espacio del que están excluidos Estados Unidos y Canadá– y desataron la indignación de diversos líderes y gobiernos de América Latina.

En referencia a las reacciones destacó que uno de los primeros en pronunciarse fue el expresidente boliviano, Evo Morales, quien en su cuenta de Twitter cargó contra Estados Unidos, al que nuevamente acusó de pretender saquear las riquezas de los pueblos.

«Le recordamos a la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, que América Latina no es patio trasero ni su hacienda para explotar recursos naturales. Ante la nueva amenaza intervencionista yanqui, reiteramos que los pueblos libres de la Patria Grande defenderán su soberanía», reza el mensaje que escribió en su cuenta de Twitter y que compartiera el comunicador con su audiencia.

Desde Venezuela, indicó, la primera respuesta provino del ministro de Defensa Vladimir Padrino López, y su tono fue similar al de Morales, aunque aludió al rol de la región en la conformación de un nuevo orden geopolítico.

Ya en el marco de la Cumbre, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, en declaraciones ofrecidas a un tiktoker local, aseguró que los dichos de Richardson dejaban al descubierto «los verdaderos propósitos de Estados Unidos» en la región.

Del mismo modo, continuó, en conversación con Télam, el presidente Luis Arce Catacora (Bolivia) rechazó las expresiones de Laura Richardson y advirtió que La Paz defenderá soberanamente sus decisiones comerciales.

Seguidamente mencionó que Arce dijo a la agencia argentina: «No vamos a aceptar ninguna imposición de nadie ni que nadie se atribuya nuestras riquezas naturales como si fueran suyas. Bolivia es un país que ha recuperado sus recursos naturales y está constitucionalizado que son para beneficio de nosotros, los bolivianos».

Pérez Pirela señaló que en su conferencia, Richardson también reconoció que Washington presiona a los países que poseen armamento de fabricación rusa para que los entreguen a Ucrania, bajo la promesa de recibir reemplazos de factura estadounidense.

Esto mereció, en primer lugar, un inciso en la declaración final de la VII Cumbre de la Celac, en la que se ratifica que la región es una zona de paz, no alineada militarmente con ninguna potencia o bloque y comprometida con la resolución pacífica de los conflictos.

A este respecto puntualizó que en el punto dos del documento firmado por los jefes de Estado y de Gobierno que concurrieron a la Celac, se lee:

«Destacamos la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como
Zona de Paz, firmada en la II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana en enero de 2014 que reconoce a la región como una zona de paz y libre de armas nucleares (…) un sistema internacional basado en relaciones respetuosas de amistad y cooperación, libre de amenazas, agresiones y medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional, en un ambiente de paz, estabilidad y justicia, a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza».

A esta ya contundente respuesta agregó las declaraciones del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien dijo a los medios que prefería que el armamento ruso que posee su país se transformara en chatarra antes que enviarlo para alimentar la guerra donde están muriendo rusos y ucranianos.

De la misma manera, el mandatario insistió en que a América Latina le corresponde impulsar procesos de negociación para poner fin al conflicto, en lugar de evaluar a cuál bloque militar se alinea.

VII Cumbre de la Celac: ¿terminará de consolidarse la integración?

Las palabras de Petro motivaron a Miguel Ángel Pérez Pirela a poner nuevamente en el foco la integración latinoamericana, muy impulsada hace dos décadas por los mandatarios que formaron la primera ola del ciclo progresista como Hugo Chávez, Lula, Rafael Correa, Evo Morales y Néstor Kirchner, que luego entraron en el congelador con el ascenso de gobiernos derechistas.

A su parecer, los gobiernos «se durmieron en los laureles», no consolidaron importantes iniciativas como la Unasur y no supieron responder a los procesos de desintegración que adelantó la derecha regional con el respaldo estadounidense.

La resulta, apuntó, es que en este momento, el subcontinente está más desintegrado que hace 20 años, pero un nueva convergencia de presidentes progresistas, con Lula a la cabeza, podría lograr que, por fin, la deuda comenzara a saldarse.

Para desarrollar este tema, el especialista ofreció detalles sobre la integración económica, el primer paso para consolidar una integración más estructural.

La recién finalizada VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños no solo fue escenario para responder categóricamente a las declaraciones imperialistas del Comando Sur y para condenar los bloqueos y sanciones que pesan sobre Cuba y Venezuela, refirió.

A modo de contexto recordó que estaba previsto que el regreso de Brasil al foro regional, de mano del presidente Lula da Silva, representara el hito del encuentro y, en buena medida, eso fue lo que sucedió.

La cita regional tendría lugar el pasado 24 de enero, pero Da Silva arribó un día antes a la capital argentina para sostener un encuentro bilateral con su homólogo, Alberto Fernández, donde se anunció la creación de una moneda común para el intercambio comercial entre los dos países, que cuentan con las dos economías más grandes de Suramérica, refirió.

Detalló asimismo que el líder brasileño defendió la necesidad de la creación de un signo monetario propio –que podría adoptar el nombre de Sur– para reducir la dependencia de la región con el dólar estadounidense e inclusive reconoció que algunos países –no precisó cuales– enfrentan dificultades con la divisa estadounidenses.

El analista explicó que aunque se trata de una iniciativa bilateral, Da Silva resaltó que es una propuesta abierta a otros países de la región y frente a esto, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, fue el primero en pronunciarse a favor de la tentativa, asegurando que su país está listo para asumirla.

Sobre esto precisó que en un mensaje pregrabado que se transmitió en la plenaria de la Cumbre, Maduro calificó la propuesta de Brasil como el primero de los pasos necesarios para conformar «un sistema monetario latinoamericano y caribeño» en el marco de una integración regional completa.

En su opinión, la propuesta es claramente incipiente y aunque pareciera que solo Venezuela estaría dispuesta respaldarla desde el inicio –lo que ha sido presentado por la gran prensa como demostración de escaso saber económico–, el rechazo y los cuestionamientos que se sucedieron parecen indicar más bien lo opuesto.

Es decir, explicó, que si llegara a concretarse esta apuesta del sur global, los intereses imperiales de Estados Unidos se verían seriamente amenazados y de allí que cuando el anuncio circulara como rumor, medios como Financial Times o Bloomberg publicaran informaciones en las que se «debatía» –criticaba– la eventual moneda común.

De su lado, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se mostró contrario a la adopción de una moneda común para las transacciones regionales que reemplace al dólar estadounidense. A su parecer, sin especular demasiado, la respuesta de López Obrador tiene un fundamento práctico: Estados Unidos es, con diferencia, el principal socio comercial de México.

En todo caso, Pérez Pirela considera que aun marchando todo en la mejor forma, la entrada en circulación del Sur podría tardar varios años e incluso décadas, pues la asunción de una moneda común (que no es lo mismo que una moneda única) implica complejos procesos de armonización fiscal y financiera, así como equiparaciones en términos de productividad.

Esto último resulta indispensable para evitar que en el momento de una eventual integración económica, las economías más grandes e industrializadas se traguen a las más pequeñas, como en su día sucedió en el seno de la Unión Europea.

«Hoy en día, los países pequeños que forman parte de la Unión Europea todavía no se han sanado las heridas que dejó esa integración, siguen sufriendo las consecuencias», indicó.

Para ahondar en las implicaciones del Sur, compartió con la audiencia extractos del artículo «¿El Sur es una buena idea?: Los pros y contras de una posible moneda común suramericana», publicado en LaIguana.TV.

En conversación con Sputnik, el analista argentino Marcelo Elizondo aseguró que una moneda común sería «una ayuda para salir del atolladero» que Brasil podría darle a Argentina, si bien su compatriota Andrés Malamud se mostró más cauto, recordando que «en el Mercosur ni siquiera funciona la unión aduanera».

En el marco de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) en Buenos Aires, Argentina y Brasil pusieron sobre la mesa la discusión sobre una moneda común entre los dos países pero con pretensiones latinoamericanas.

«No significa resignar la moneda» sino «encontrar un instrumento denominador común comercial que refleje la potencia del producto bruto de la región», aclaró el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, en una conferencia de prensa con el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, tras firmar un Memorándum de Entendimiento sobre Integración Económica y Financiera regional este lunes 23 de enero.

«La decisión de ambos gobiernos es empezar a trabajar para lograr una moneda común de ambos países y con invitación a otros países de la región, para encontrar un instrumento económico y comercial que habilite a profundizar el sistema de comercio entre ambos países y dentro de la región y el Mercosur», agregó el ministro argentino.

Tras esta referencia a una primera valoración del Sur, desde su punto de vista, los comentarios ofrecidos por los funcionarios responsables de la política económica de Brasil y Argentina, sacan a la luz otra cuestión: la prioridad pareciera orientarse hacia el Mercosur, bloque que atraviesa horas muy bajas por a las demandas de liberalización de Uruguay, que se ha propuesto suscribir un acuerdo comercial con China al margen de los otros socios.

Así las cosas, indicó, tras concluir el encuentro de la Celac, Lula se trasladó a Montevideo para sostener una reunión privada con Luis Lacalle Pou, pero las conversaciones no rindieron los frutos deseados. Lacalle anunció que mantendrá su apuesta comercial con Beijing al tiempo que Lula resaltó que era prioritario concluir las negociaciones de un acuerdo comercial con la Unión Europea.

Estas reflexiones lo llevaron a debatir sobre otro de los grandes desafíos de la integración regional: superar las diferencias políticas, porque si la integración económica luce cuesta arriba en América Latina y el Caribe, la integración en su sentido más amplio parece un una quimera irrealizable, pues en la toma de decisiones todavía siguen teniendo mucho peso las orientaciones político-ideológicas de los mandatarios.

El especialista opinó que el resultado de esto es que en todas las citas regionales se pronuncian discursos grandilocuentes sobre la necesidad de consolidar la Patria Grande, pero se adoptan escasas resoluciones que permitan avanzar concretamente en esa dirección.

Por eso, señaló, esta VII Cumbre de la Celac no representa ni por mucho una excepción, porque aunque es cierto que hubo alegría generalizada por el regreso de Brasil y de Lula a esas instancias –y sin disminuir el carácter unificador y mediador del líder brasileño entre posturas en conflicto–, no se puede dejar de lado que el organismo carece de una estructura que lo habilite para comenzar a construir en común.

Acaso por ese motivo, especuló, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propuso la creación de una Secretaría General de la Celac, cuyas funciones se concentrarían en la gestión de iniciativas regionales, que inscribió en una estructura más general que debe desarrollarse con criterios semejantes a los que en su oportunidad siguieran la Unión Europea y la Unión Africana.

Sin embargo, destacó, lejos de reseñar esta propuesta concreta, los medios y agencias de noticias internacionales se concentraron en señalar su ausencia en Buenos Aires, ante el supuesto temor de ser encarcelado por la DEA, luego de que figuras ligadas al macrismo introdujeran demandas judiciales en su contra.

Como de costumbre, explicó, se trata de una distorsión de la realidad. La tarde del 23 de enero, la Cancillería de Venezuela publicó un comunicado en el que se indicaba que Maduro no acudiría a la Cumbre de la Celac por razones de seguridad. En concreto, se advirtió sobre una agresión contra la delegación del Gobierno Bolivariano.

Poco después, en un acto público, el mandatario aseguró que no se trataba de una simple provocación, como una marcha de rechazo, sino de algo más serio. Declinó de ofrecer detalles y refirió que en su lugar asistiría el canciller Yván Gil.

Para cerrar este tema, señaló que aunque la Casa Rosada no se pronunció al respecto, se hicieron los arreglos necesarios para que Nicolás Maduro pudiera ejercer su derecho de palabra en la plenaria a través de un mensaje pregrabado, donde ratificó la explicación sobre su falta.

Otra ausencia notable fue la del mexicano López Obrador, artífice de la reflotación del mecanismo de integración durante el ejercicio de su presidencia protémpore. Aunque envió saludos a sus pares, ratificó el respaldo de su país al bloque y alegó asuntos de la política interior, algunos interpretaron que al delegar en su canciller Marcelo Ebrard la asistencia al foro, le restaba importancia.

AMLO no solo desmereció este comentario, sino que usó el escenario para lanzar duras críticas contra la represión ejercida por el gobierno de Dina Boluarte en Perú, tema de fondo de la agenda política, aunque la mayoría de reseñas se concentraran en críticas sobre supuestas violaciones a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

«Muchos de los representantes de los países latinoamericanos trataron de quedarse callados ante lo que está sucediendo en Perú», apuntó.

Para abundar en los intentos de posicionar el tema venezolano en el seno de la Celac replicado en la prensa hegemónica, recuperó un artículo publicado en LaIguana.TV bajo el título: «La injerencia por delante: Lo que dijo Boric sobre Venezuela en la Celac», en el que se lee lo siguiente:

«El presidente chileno, Gabriel Boric, aprovechó su intervención en la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), para avanzar comentarios sobre asuntos de la política interior de otros países, incluyendo a Venezuela, y valorar la posición regional en relación con los derechos humanos.

Boric criticó ‘la política de la exclusión’ que se ha aplicado sobre la nación bolivariana porque ‘no ofrece resultados auténticos ni durables’. ‘Así lo demuestra la historia de nuestra América Latina y el Caribe con el ignominioso bloqueo de Estados Unidos a Cuba y, más recientemente, a Venezuela’, alegó, al tiempo que demandó el regreso venezolano ‘a los foros multinacionales’.

El gobernante aseguró que las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, previstas constitucionalmente para 2024, tendrían que ser ‘libres, justas y transparentes’ y manifestó el deseo de su administración de ‘colaborar en el diálogo entre los distintos sectores del país para encontrar una salida’ a las dificultades.

‘Fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad posible (…). La dictadura –en Chile– nos enseño de forma brusca a sangre y fuego los efectos de relativizar la democracia y los derechos humanos’, opinó.

En justicia, el presidente Boric también se refirió a la crítica situación en Perú. Sobre esto apuntó que es evidente ‘la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo en Perú’ y calificó como ‘inaceptable’ la violencia del último mes, que ha dejado como saldo al menos 62 personas muertas, así como centenas de heridos y apresados.

‘La democracia se debe respetar, especialmente en elecciones libres, cuando gana aquel con quien no estoy de acuerdo, y los derechos humanos son avances civilizatorios que deben ser respetados’, concluyó».

«¿Qué moral tiene Boric para hablar de Venezuela? Llegó a la presidencia en hombros de las protestas sociales y de la constituyente. ¿Qué hizo? Mató la constituyente y dejó intacta la Constitución pinochetista, mientras que el proceso que tratan de resucitar tiene como protagonista a sectores conservadores.

¿Con qué moral habla Boric de Venezuela, si le ha violado los derechos a los mapuches? Que primero responda a los estudiantes con ojos sacados, violados, por qué falló la Constituyente. En Venezuela tenemos una Constitución adaptada a estos tiempos, votada por el pueblo y escrita por el pueblo. Cuando Chile consiga lo mismo, entonces que critique», cuestionó.

Pero sin dudas, los comentarios más duros sobre la crisis peruana los pronunció el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, quien empleó directamente el término «golpe parlamentario» para aludir a la salida de Pedro Castillo de la presidencia, en el marco de un exhorto para fortalecer del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y la construcción de un nuevo pacto democrático regional, opinó el experto.

«En Perú hay un golpe de Estado, llamemos a las cosas por su nombre. Que Estados Unidos, la OEA y la Unión Europea estén callados no significa que no está pasando nada, que los grandes medios no digan nada, no significa que Boluarte y el Congreso, más impopulares que Castillo –a quien derrocaron–, no están violando los derechos humanos, un arma de destrucción masiva contra los pueblos soberanos», denunció.

La noche sin fin del pueblo peruano

De lleno en la crisis peruana, el también director de LaIguana.TV señaló que la crisis sociopolítica en Perú solo ha empeorado. El gobierno de Dina Boluarte persiste en su negativa a escuchar las demandas populares y continúa desplegando una política represora y racista, propia de regímenes dictatoriales, mientras la así llamada «comunidad internacional» mira a otra parte.

Para ofrecer contexto refirió que desde hace más de una semana, manifestantes venidos de las regiones campesinas del sur del país se mantienen protestando en la capital. Demandan la salida de Boluarte, la renuncia del Congreso, la convocatoria a elecciones generales que incluyan la consulta para la redacción de una nueva Constitución y la libertad del presidente Pedro Castillo.

Rafael López Aliaga, alcalde de Lima que milita en grupos de ultraderecha filofascista y aliado estrecho de Boluarte, no solo no se solidarizó con las protestas sino que aplaudió el desempeño de la Policía, pese a que diversas organizaciones contabilizan al menos 62 muertos en todo el país.

El bloque conservador Renovación Popular, al que pertenece López Aliaga, el pasado 18 de enero presentó ante el Congreso un proyecto de ley para permitirle a la Policía usar armas de fuego en el control de manifestaciones públicas.

En concreto, detalló, se pretende reemplazar el principio de proporcionalidad en el ejercicio de la fuerza, establecido como norma en numerosos tratados internacionales sobre derechos humanos, en favor de la «defensa de la vida» de los miembros de la fuerza pública.

En cualquier caso, apuntó, es claro que aunque no exista ninguna ley que permita que la Policía Nacional peruana le dispare a ciudadanos en el marco de protestas sociales, ello ya ocurre en la realidad.

De otra parte, a su parecer, pese a las numerosas y cuestionables acciones de los cuerpos de seguridad, la sociedad peruana parece haber cruzado un punto de no retorno para conseguir, aun a costa de la vida, las reformas políticas que necesita su democracia y así se evidencia en la gran marcha nacional que se celebró el pasado 24 enero.

A este respecto relató que desde horas de la tarde de este martes 24 de enero, miles de peruanos comenzaron a concentrarse nuevamente en la Plaza 2 de Mayo de Lima para insistir en la necesidad de que la presidenta Dina Boluarte renuncie a su posición, actividad que sería replicada en los principales centros urbanos del país andino.

Refirió también que el presidente de la Asamblea Regional de Jóvenes del Cusco, Mauro Marucho, denunció ante las cámaras de teleSUR que la represión policial «se está agudizando cada vez más» y subrayó que «son 62 muertos por impactos de proyectil a nivel nacional» y aseguró que sentía vergüenza por la actuación de «un gobierno dictatorial», que «supuestamente» estaba intentado pacificar el país «a punta de balas».

Pérez Pirela mencionó que aunque Boluarte pidió «una tregua», un informe presentado por la cadena teleSUR la mañana de este miércoles muestra que no solo las movilizaciones continúan, sino que la represión policial se acentúa. Aunque no se reportaron fallecidos, si se documentaron heridos –algunos de consideración– por las acciones de la fuerza pública.

Empero, comentó, Puno sigue siendo el centro de las acciones de calle contra la administración limeña, por lo que a pesar de la delicada situación en la capital, el Ejecutivo anunció la militarización en la región sureña y reclamó una pacificación forzada, apelando de nuevo a criterios racistas y clasistas.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, volvió a indignar ciudadanía al manifestar el 24 de enero que «Puno no es el Perú», en el contexto de un encuentro con medios extranjeros, en el que sostuvo que tenía el deber de «proteger la vida y tranquilidad de los 33 millones de peruanos», tras lo cual pronunció la desdichada frase, a la que sumó que «el gobierno no está generando la violencia».

Estas lamentables declaraciones fueron ampliamente rechazadas por peruanos de a pie y por figuras de la política local, incluyendo al antecesor de Pedro Castillo, Martín Vizcarra, quien además se sumó a la petición de convocar a elecciones generales en 2023.

«Dina Boluarte: ‘Puno no es el Perú’, Increíble que ella divida más a los peruanos. Para Boluarte, ¿solo Lima es el Perú? Mientras, el Congreso apura reformas a su conveniencia y contra los entes electorales. Basta ya de este gobierno y Congreso, elecciones generales este año 2023», se lee en la cuenta de Twitter del exgobernante.

En todo caso, indicó, el escándalo fue de tal magnitud que la oficina presidencial tuvo que publicar un comunicado para «aclarar» los dichos racistas de Boluarte, que también fueron interpretados como una justificación de la militarización que ordenó.

«La Presidencia de la República reitera que debe velar por la seguridad y bienestar de los 33 millones de peruanos y peruanas. En ese contexto, la frase ‘Puno no es el Perú’, no fue una expresión de discriminación ni soberbia.

De haberse malinterpretado, nos disculpamos con las hermanas y hermanos de nuestra querida región altiplánica. Reiteramos nuestro llamado a la paz, el diálogo y la reconciliación», se lee su cuenta oficial de Twitter.

Desde su punto de vista, los hechos parece haber dado la razón a quienes advirtieron en las palabras de Dina Boluarte un anuncio de la arremetida represora que vendría, pues este miércoles arribaron a la región de Puno las primeras unidades militares procedentes de cuarteles cercanos, medida que complementa al estado de emergencia decretado el pasado 15 de enero en razón de las protestas que se desarrollan desde los primeros días del año en la zona altiplánica.

Pérez Pirela señaló que en paralelo –y acaso para lavarse la cara– Boluarte compareció ante el Consejo Permanente de la OEA. En su intervención, la mandataria designada subrayó la legalidad de su estancia en el cargo, acusó de golpista al expresidente Pedro Castillo y, de nuevo, criminalizó las protestas.

En la misma línea, intentó mostrarse solidaria con las demandas sociopolíticas de sus compatriotas sureños apelando a su origen provinciano y al hecho de haber nacido en el seno de una familia de habla quechua, así como a la desigualdad y discriminación presentes en el país.

El comunicador calificó estas declaraciones como «hipócritas», visto el carácter represivo y clasista de su administración.

Además, Boluarte dijo ante la OEA que consciente de las exigencias electorales, solicitó al Congreso una reforma del estatuto legal vigente para adelantar los comicios generales. Y pese a que la realidad circundante la desmiente fehacientemente, se presentó como una mujer de paz, respetuosa de los derechos humanos y la democracia, creyente en «la seguridad multidimensional» y fiel trabajadora por el desarrollo y la prosperidad de los pueblos.

Asimismo, acusó «preocupación» por una estrategia de asedio regional contra la institucionalidad democrática y la voluntad popular adelantada por «movimientos autoritarios», al tiempo que pidió la solidaridad de los países del continente con la difícil situación por la que atraviesa el suyo.

«Qué irónicas, qué sarcásticas, qué difíciles estas declaraciones de Boluarte», observó.

En continuidad con la comparecencia de la mandataria de facto, refirió que ella caracterizó a la OEA como el foro regional «por excelencia» y le atribuyó como virtudes «el diálogo, la concertación y la buena vecindad» dentro de las diferencias presentes en los Estados miembro.

Además aseguró que había escuchado «atentamente» las intervenciones de los jefes de Estado y de Gobierno que participaron en la VII Cumbre de la Celac y agradeció las muestras de solidaridad y preocupación en torno a la crisis política en el Perú.

Sin embargo, sin dirigirse directamente a nadie, Dina Boluarte increpó a sus colegas acerca de las posibles salidas a la crisis que se barajan, porque para ella está claro que solo hay dos: una violenta y otra «democrática», entendiendo por esto último la celebración de comicios generales cuando el Congreso apruebe la ley correspondiente.

A partir de estas alabanzas a la OEA y críticas veladas contra quienes han cuestionado su administración, solicitó apoyo al organismo interamericano para garantizar unas «elecciones libres, democráticas y con todas las garantías», aun a sabiendas de que en 2019, la Misión de Observación Electoral desplegada en Bolivia fue una pieza esencial en el derrocamiento del entonces presidente, Evo Morales, sintetizó el especialista.

En análisis del discurso de Boluarte, destacó que pese a la imagen de control proyectada en su comparecencia ante el Consejo Permanente de la OEA, lo cierto es que su posición interna, de entrada frágil, se está debilitando.

En particular mencionó que las últimas jornadas han renunciado varios de sus ministros y a la víspera, la bancada de izquierda presentó ante el pleno del Congreso una moción de censura en su contra.

A su juicio, es poco probable que la iniciativa prospere, porque el bloque progresista es minoritario y tendría que necesariamente conseguir apoyos entre congresistas derechistas, más preocupados en mantener su posición que en ofrecer una salida real a la crisis.

Y mientras la clase política limeña se atrincheraba en sus posiciones, la represión se desataba durante la madrugada de este jueves en la región de Ica, como puede leerse en el artículo publicado en el portal de LaIguana.TV intitulado: Se profundiza la crisis en Perú: Represión policial deja varios muertos y decenas de heridos en Ica.

Manifestantes en la ciudad de Los Álamos, región de Ica, en el centro-sur de Perú, fueron atacados la madrugada de este jueves por policías vestidos de civil y miembros de agencias de seguridad privada, con saldo de varios muertos y heridos, denunciaron medios locales de comunicación, comentó.

Las fuentes publicaron videos en la red social de Twitter en los que pueden escucharse detonaciones de armas de fuego y verse personas con heridas de bala. El balance preliminar asegura que al menos tres personas perdieron la vida en manos de la fuerza pública y decenas de heridos, en lo que podría interpretarse como un desquite de un choque previo en la misma zona, donde 14 policías y 10 civiles resultaron lesionados.

Para concluir, puntualizó que en las últimas ediciones Desde Donde Sea se ha advertido que resulta harto difícil pronosticar cómo se resolverá la convulsa situación en Perú, pero a juzgar por los últimos movimientos del Ejecutivo, podría adelantarse que tanto la mandataria como el Congreso buscarán permanecer en el poder todo el tiempo que les sea posible con el amparo de la OEA y el gobierno estadounidense.

Así, subrayó, no se trata solo de lo que ha dicho o hecho Dina Boluarte, sino de lo que Washington y Luis Almagro han dejado de hacer, pues a pesar de la dura represión, el racismo y el obvio socavamiento de la democracia en el Perú, no se han producido condenas ni señalamientos específicos, sino vagas expresiones de «preocupación» y prometió continuar informando de esta tragedia, prácticamente ignorada por la gran prensa.

(LaIguana.TV)