“A la memoria, pecho; y al recuerdo, despecho”, cita la poesía de Miguel Pérez Pirela en uno de los temas de Filosófica. ¿Qué es la filosofía si no una manera de pensar y mirar al mundo? ¿Qué es la memoria si no un acto de evocar casi racionalmente a alguien? Y el recuerdo, ¿qué es el recuerdo? ¿Vale la pena recordar? Quizás sean preguntas retóricas, complejas, de esas que nos hacemos a diario cuando revisitamos el ayer y pensamos en el mañana. A estas interrogantes responde “El recuerdo”, quinto tema de un disco cuyo propósito no es más que analizar el mundo y al ser humano desde la filosofía. 

Esta canción mezcla la memoria y el recuerdo y su relación con el ser. “Soy porque recuerdo quién soy; si dejo de recordarme a mí mismo, dejo de ser”, explica el escritor venezolano. Este es el gran tema de amor del fonograma, o quizás de desamor, pero, al fin y al cabo, una categoría depende de la otra. “El recuerdo es evocar a una persona desde el velo de belleza, de la estética. Recordar es pasar una y otra vez a alguien por el corazón y la memoria”, apunta.

Manuel Barrios y Pérez Pirela trabajaron este tema de forma paralela. Al tiempo de que el filósofo escribía, el saxofonista exploraba la línea melódica de la canción. “En los primeros compases las cuerdas están solas y tienen el control. Luego le dan la entrada al saxo tenor que inicia una balada jazz. Después aparece un solo de piano y las cuerdas empiezan a hacerle un acompañamiento muy sutil. Quería llevar al oyente hacia un sitio más íntimo y sorprenderlo con la entrada de la voz”.

El solo de piano da la bienvenida nuevamente al saxo, y comienza un jazz vals en 3×4 que se mantiene hasta el final del tema. Hay un diálogo entre las cuerdas y el saxofón hasta la entrada de Miguel en el minuto 1.27. Esas líneas en los compases de las cuerdas, según Barrios, simulan una forma de improvisación.

“Sí, fue totalmente a propósito la demora en la entrada de la voz”, responde el músico. “El trabajo que venía realizando me llevaba a las melodías medievales porque, aunque en lo personal prefiero rememorar las cosas buenas, el recuerdo es atemporal y se viene repitiendo en la historia de la humanidad”.

También la sorpresa jugó un papel fundamental en esta estrategia, porque el propósito de Barrios es que el oyente pensara que estaba en presencia de un tema totalmente instrumental. “Una vez que Miguel entra se apropia del ritmo y el resto de las melodías giran en torno a su palabra y al contenido del texto”.

El saxofón tiene mucha influencia de Wynton Marsalis y John Coltrane, y es que, precisamente, “El recuerdo” es el tema más jazz del disco.

Miguel Pérez Pirela asegura que en Filosófica, a diferencia de Poética, su primer álbum, la finalidad de los textos no era hacer poesía, sino tratar de resumir los grandes temas filosóficos a través de un lenguaje estético. En ese empeño utiliza metáforas, símiles, personificaciones, en aras de dotar de belleza la verdad que está intentando expresar. “Una búsqueda filosófica más que poética”.

En este sentido, Manuel Barrios agrega que la filosofía explica con palabras el sentir que se genera en la interpretación musical. “Y eso no es poca cosa” añade, “porque en el ejercicio de la improvisación y de la interpretación hay un punto en el que uno siente que empieza a comprenderlo todo y la filosofía apunta hacia cómo se define el hombre sentipensante”.

El saxofonista sabe que la filosofía está en todas partes y le cuesta diferenciarla de la música. “Por momentos me parece que fuese lo mismo, solo que, en vez de hacerlo con palabras, se expresa con notas y acordes”. Y Filosófica tiene mucho de eso, de introspección, de analizarse como personas y pensar qué lugar se ocupa en el mundo. “No podría separar la música de la filosofía. Quizás hablamos de la filosofía musical o de la música filosófica”.

(Thalía Fuentes Puebla, La Habana / LaIguana.TV)