“El conflicto de Ucrania es apenas el primer paso en el objetivo estratégico de Estados Unidos de ir contra China, utilizando a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como herramienta y tratando de involucrar al mundo entero en la guerra”, dijo Miguel Ángel Pérez Pirela en la continuación de su análisis de los más recientes acontecimientos geopolíticos. 

En el programa Desde Donde Sea, nuevamente expuso la opinión de Iván Lira, a través de un Iguanazo en el que puede verse el cañón de un tanque de guerra en el que se ha posado una paloma blanca. Uno de los tripulantes del vehículo dice: “¡Occidente no está en guerra…”, a lo que la paloma replica: “…Ni en paz tampoco!”. 

Los hechos 

El creciente riesgo de enfrentamientos directos entre Rusia y la OTAN no parece amilanar a la alianza militar, pues sus más recientes movimientos dan cuenta de la preparación de un escenario bélico en Asia Oriental, cuyo principal blanco es China.

El pasado fin de semana, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, inició una gira por Corea del Sur y Japón, socios globales del bloque, con el propósito de amarrar más ayuda financiera que permita sostener la guerra en Ucrania.  

La primera parada del Stoltenberg fue Seúl. En un foro, el también exprimer ministro noruego pidió al gobierno de Yoon Suk Yeol «intensificar el tema específico del apoyo militar».  

Luego, en reunión con el mandatario, presionó al país asiático para que abandone su política de no vender ni enviar armamento a países o zonas en guerra, tal como ya hicieron Alemania, Suecia y su natal Noruega. 

The Associated Press refirió que la oficina del presidente surcoreano confirmó que el funcionario atlantista puso sobre la mesa «el posible papel de la OTAN para disuadir a Corea del Norte de sus crecientes ambiciones nucleares luego de una cantidad sin precedentes de pruebas con misiles en 2022».  

Pese a esto, no se comunicaron compromisos específicos y la visita pasó casi por debajo de la mesa para la mayoría de los medios occidentales, al no conseguir el objetivo previsto.  

De ahí se entiende por qué la OTAN decidió redoblar su apuesta, al acusar nuevamente a Corea del Norte de proveer armamento a Rusia para la guerra en Ucrania.  

«La OTAN está preocupada por las imprudentes pruebas de misiles y los programas nucleares de Corea del Norte (…). [Además] está brindando apoyo militar a los esfuerzos de guerra rusos con cohetes y misiles», sostuvo Stoltenberg. 

El gobierno de Corea del Norte, liderado por Kim Jon Un, respondió aireadamente a lo afirmado por Stoltenberg, acusando directamente al gobierno de Joe Biden de mentir para exacerbar la guerra en Ucrania.   

«Esta vez, Estados Unidos volvió a sacar el infundado ‘rumor de negocios de armas entre Corea y Rusia’ en su necio intento de justificar el suministro de sus armamentos a Ucrania. Es un acto ilegal cuestionar el legítimo derecho a la defensa nacional de un Estado soberano, pero, lo más imperdonable es el intento de manchar la imagen de la República Popular de Corea inventando lo que no ha ocurrido, lo que implica una grave provocación que nos obliga a reaccionar sin falta», se lee en un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte divulgado por la agencia oficial KNCA.

Este fue el preámbulo del plato fuerte que se preparaba tras bambalinas: la visita a Corea del Sur del jefe del Pentágono, Llyod Austin, en la que anunció sin reparos que Estados Unidos estaba dispuesto a utilizar todos los medios disponibles, incluyendo ojivas nucleares, para «defender» a Seúl.  

LaIguana.TV presentó una nota titulada: “Aumenta la tensión: EEUU dice que podría usar armas nucleares para ‘defender’ a Corea del Sur”. 

El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, aseguró este martes que la Casa Blanca está dispuesta a emplear armas nucleares para defender a Corea del Sur de un eventual ataque de su vecina Corea del Norte. 

En una conferencia de prensa conjunta con su par surcoreano, Lee Jong Sup, el jefe del Pentágono aludió al «férreo e inquebrantable» compromiso de Washington con la seguridad de Seúl, tras aparentes «dudas» del respaldo de Estados Unidos surgidas en medio de una nueva ola de tensiones con Pyongyang.  

«Eso incluye toda la gama de capacidades de defensa de Estados Unidos, incluidas nuestras capacidades convencionales, nucleares y de defensa antimisiles», dijo Austin, al tiempo que destacó que los 28.500 soldados estadounidenses desplegados en territorio surcoreano, demostraban su ‘compromiso inquebrantable’». 

La provocación estadounidense fue replicada este jueves por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, que advirtió a Washington que el país responderá de la manera «más dura» a cualquier iniciativa militar hostil, guiándose por el principio «bomba nuclear por bomba nuclear».  

“Esto es realmente grave. Si no constituye un escalamiento de la guerra hasta el nivel nuclear, alguien debe explicarme qué es. El clima es de un nivel tal que los países se están amenazando con bombas nucleares”, dijo Pérez Pirela, tras afirmar que un país como Corea del Sur, que alberga más de 28 mil soldados de Estados Unidos, carece por completo de soberanía. 

China, acaso el actor más relevante para Occidente en medio de esta diatriba, también emitió ásperas declaraciones en contra de Washington por difundir la falsa especie de que las compañías chinas están ayudando a financiar los esfuerzos bélicos de Rusia.  

De manera similar a como hiciera el gobierno de Kim, Beijing devolvió la pelota a Estados Unidos y lo sindicó de ser «el culpable y el mayor contribuyente» de la guerra en Ucrania, al tiempo que aseguró que no se quedaría «de brazos cruzados» mientras Washington sancionaba a sus compañías.  

Pero si la visita de Stoltenberg a Corea del Sur apenas acaparó grandes titulares, su paso por Japón sí fue ampliamente reseñado, pues el gobierno de Fumio Kishida se plegó sin problemas a la agenda guerrerista avanzada por la OTAN en el Pacífico. 

Este martes, el ministro de Asuntos Exteriores nipón, Yoshimasa Hayashi, se pronunció a favor de mantener y ampliar las medidas coercitivas unilaterales contra Rusia, así como de cooperar con las iniciativas del bloque militar en el Indopacífico, lo que en términos prácticos implica cuando menos servir como muro de contención de China en la región.  

“Japón sí se bajó los pantalones ante la OTAN, es decir, ante Estados Unidos, pero eso ya es tradicional, es un legado que viene desde la derrota en la Segunda Guerra Mundial”, dijo el moderador. 

«Confirmamos elevar aún más la cooperación entre Japón y la OTAN para mantener un orden internacional libre, abierto y basado en reglas», manifestó Kishida, al tiempo que expresó su preocupación por el creciente acercamiento entre Moscú y Beijing.   

Por su parte, el jefe de la Alianza Atlántica apeló al discurso del miedo, al deslizar que el conflicto en el Este de Europa podría replicarse en Asia Oriental y otra vez presentó la derrota de Rusia en el campo de batalla como la única opción posible a la crisis en Ucrania.  

«Estamos de acuerdo en que la seguridad transatlántica y del Indopacífico están profundamente interconectadas. Lo que sucede en la región es importante para la OTAN y lo que pasa en Europa es importante para ustedes. Si el presidente Putin gana en Ucrania, esto enviaría el mensaje de que los regímenes autoritarios pueden lograr sus objetivos a través de la fuerza bruta. Esto es peligroso. Beijing está observando de cerca y aprendiendo lecciones que pueden influir en sus decisiones futuras», dijo Stoltenberg desde Tokio.  

Pese a estos comentarios insidiosos, en los que se pretende mostrar a China como una potencia agresora de sus vecinos, el funcionario se vio obligado a matizar lo expresado, al indicar que el gigante asiático es más un «desafío» que un «adversario» para los intereses del así llamado Occidente colectivo. 

Mao Ning, vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, denunció que la OTAN estaba expandiendo su área tradicional de influencia por medio de nuevas alianzas con sus socios en la región del Asia-Pacífico, en un intento por crear amenazas contra Beijing.  

Mao advirtió que el gobierno de Xi Jinping y otras naciones vigilarían de cerca estos movimientos y contrastó este proceder guerrerista con el de su país, al que caracterizó como «una fuerza de estabilidad y paz global». 

Europa arrinconada por las sanciones contra Rusia 

El último paquete de sanciones contra los hidrocarburos rusos impuesto por la Unión Europea ha puesto al bloque en una posición muy comprometida, porque debe hacer frente tanto a las contramedidas impulsadas por Moscú como a las decisiones que se han adoptado en el seno de la OPEP+ –de la que Rusia forma parte– para estabilizar el mercado de crudo.  

Se había anunciado que la nueva ronda de restricciones, que implica topes de precios para el petróleo y la gasolina de origen ruso, entraría en vigor el próximo 5 de febrero, pero a tres días de la fecha límite, el grupo de los 27 todavía no se ha puesto de acuerdo.  

Ahora mismo se debate en torno a la propuesta de la Comisión Europea, que sugiere elevar a 100 dólares por barril el precio de venta del crudo siberiano en los mercados internacionales.  

Trascendió que Alemania ha sido el principal impulsor de esta iniciativa, pues a pesar de su muy publicitada desconexión casi total de la energía rusa en poco menos de un año, su economía ha sufrido los peores embates de la decisión.  

Noruega, país miembro de la OTAN pero no de la Unión Europea y devenido en proveedor de primera línea de hidrocarburos para los países que antes los obtenían de Rusia, también está en el foco de las críticas porque Polonia le acusa de sacar provecho de la crisis, según recoge un despacho de la AFP de este miércoles.  

En una entrevista con la agencia francesa, el premier noruego, Jonas Gahr Store, rechazó «categóricamente» las acusaciones polacas y ratificó que su administración planea presentar un «paquete de ayuda plurianual» para Ucrania y otros países afectados por la guerra. 

A esto se añade que este 2 de febrero entró en vigor una contramedida de Rusia, destinada a prohibir transacciones que involucren a sus hidrocarburos en los países que decidan acogerse a los límites de precios impuestos por Bruselas y secundados por los Estados Unidos.  

LaIguana.TV reseñó así el tema: “Ya entraron en vigor las contramedidas rusas sobre el tope al precio del petróleo: ¿Qué prohíben?” 

Este miércoles entró en vigencia el decreto del presidente de Rusia, Vladímir Putin en el que se prohíbe vender crudo a cualquier país o compañía que pretenda imponer un precio máximo de venta, salvo que el propio mandatario lo autorice.  

De acuerdo con reseñas de medios rusos, estas restricciones se extenderán hasta el venidero 1 de julio y se justifican en razón de las acciones «inamistosas y contrarias al derecho internacional» emprendidas por Estados Unidos y sus aliados para proteger sus intereses nacionales.  

En paralelo, la Comisión Interministerial de Monitoreo Conjunto de la OPEP+ acordó este miércoles mantener los niveles de producción establecidos a finales de 2022, que implican un recorte de la oferta diaria en dos millones de barriles a partir del máximo de agosto de 2022, al menos hasta mediados del año en curso.   

«Los miembros del JMMC confirmaron su apego a la declaración sobre la cooperación [pacto de la OPEP+] que estará en vigor hasta finales de 2023 en la forma en que fue consensuada en la 33 Reunión Ministerial de la OPEP y no OPEP el 5 de octubre de 2022, y llamaron a los países participantes a cumplir el pacto», se lee en el correspondiente comunicado oficial. 

Sin embargo, de lo anterior no debería interpretarse que el mercado de crudo –y por extensión, el de sus derivados– está bajo control. Más bien es lo opuesto, porque esta decisión de los grandes productores fue tomada en respuesta a las sanciones de Europa contra Rusia, como advirtiera el ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck el Aissami.  

El titular de LaIguana.TV al respecto expresó: “Nuevas sanciones contra Rusia perturban «dramáticamente» mercado energético: Tareck (+Opep)”.   

En su intervención durante 47° Reunión del Comité Ministerial de Monitoreo Conjunto (JMMC) de la OPEP+, el funcionario venezolano destacó que hay signos de recuperación de la demanda energética a nivel mundial, especialmente en China, pero esto coexiste con la inflación generalizada, las sanciones y las recesiones económicas, por lo que es imposible cantar victoria.  

«Acaban de establecer o están anunciando medidas sancionatorias contra Rusia, un socio nuestro de la OPEP+, importante productor de energía, crudo, gas, y eso también afecta y perturba dramáticamente el mercado global», expresó El Aissami en alusión a las restricciones europeas que deberían entrar en vigor el próximo domingo.  

Los coletazos de esta pretensión de imponer límites de precios al segundo exportador de crudo del mundo podrían alcanzar incluso a la costa este de los Estados Unidos, como refiere un informe de Bloomberg aparecido este lunes, también reseñado por LaIguana.TV.  

Esa nota indica que gran parte de la costa este de los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York, corre el riesgo de sufrir escasez de combustible en el verano boreal, en razón de la entrada en vigor del embargo a las importaciones de derivados del petróleo procedentes de Rusia en la Unión Europea (UE), advierte Bloomberg. 

En el trabajo periodístico se detalla que la disminución drástica de la oferta en los países del bloque comunitario podría «agotar las reservas de las que depende el país norteamericano, las cuales se encuentran en su nivel más bajo en casi una década», a lo que se suma «el intenso mantenimiento invernal» al que son sometidas las refinerías, otro factor de disminución.

La agencia estadounidense explica que esta medida restrictiva, que empezará a regir en la UE el próximo 5 de febrero, «ejercerá presión sobre el suministro de crudo en la región, limitando la cantidad de combustible que el bloque puede producir para sí mismo o para enviarlo a Estados Unidos». 

(LaIguana.TV)