Mambo jazz. Charanga. 6.17 minutos. Copla llanera venezolana. Métrica. Ritmo. “La caverna de Platón”, sexto tema del álbum Filosófica de Miguel Pérez Pirela y Manuel Barrios, asume el desafío de contar con música y palabras una de las teorías más complejas de la filosofía occidental.

El mito de la caverna de Platón es una alegoría sobre la realidad de nuestro conocimiento, que muestra— en sentido figurativo— que nos encontramos encadenados dentro de una caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos reflejadas en la pared pasan a ser lo que consideramos real.

La estructura de este tema, asegura Barrios, fue una de las más exigentes a la hora de crear la música. “El texto es largo y quería evitar que el acompañamiento musical se hiciera monótono. Como el contexto descriptivo de la letra parte de un ambiente urbano, poco a poco fui probando diferentes ideas. Quería que ‘La caverna de Platón’ iniciara como un relato casual de alguien que está contando lo que pasó. Esa trama pudiera ocurrir en cualquier parte de nuestro Caribe urbano”.

Durante el transcurso de la canción, Barrios incorpora poco a poco determinados elementos para darle forma al entorno y a los ambientes dramáticos que tiene el relato. “La caverna de Platón” demandó mucho ensayo porque fue el tema más exigente en cuanto a la creación musical.

El saxofonista coquetea con dos géneros musicales que le son muy afines: el mambo jazz y la charanga. De esta última atesora esas veces en las que escuchaba de niño en la televisión a José Fajardo y su Charanga. Luego, a lo largo de su vida y en su crecimiento como artista, este género ha estado como una constante, entrando y saliendo.

En “La caverna de Platón” según Barrios, el arreglo no permite ninguna distracción. En la construcción del tema la flauta suena muy discretamente y los coros apoyan el objetivo de mostrar una charanga muy venezolana con una presencia de cuerdas importante. En ese propósito destaca la magistral ejecución de la violinista Yanet Trejo, con experiencia en la música caribeña.

El primer elemento que se agrega es el bongó y, progresivamente, se van sumando las tumbadoras, el bajo y el piano. “En ese viaje, la incorporación gradual de los elementos rítmicos de los instrumentos me fue llevando a la contraposición de dos géneros específicos: el mambo jazz y la charanga”.

“La caverna de Platón”— a diferencia del resto de los temas de Filosófica— es el que se acerca más al relato, pero al mismo tiempo se convierte en una especie de cuento musicalizado.

La idea nunca fue transcribir la música con la palabra de Platón, ni parafrasear al filósofo. “El propósito era hablar de uno de los mitos fundadores del pensamiento occidental, pero echando el cuento como si estuvieras en una calle, una esquina, en un barrio latinoamericano”, asegura el escritor venezolano.

En la prosa de Pérez Pirela se habla del tema de las sombras y la mentira, de la realidad y del concepto de la verdad. El escritor llenó hojas y hojas hasta que prácticamente terminó el cuaderno donde anotaba los versos. 

“La caverna de Platón” fue el tema más complejo de concebir para Pérez Pirela. “Constituyó un desafío como escritor porque es un largo cuento que tuve que narrar a partir de la métrica en la copla llanera venezolana y el rap en lengua castellana”.

Esa métrica habla del ritmo con el que Miguel afronta la narrativa de la canción, al tiempo que juega con ella. Se hace parte del ritmo. En algunos casos es demasiado básica y en otros más estilizada y elaborada.

“La caverna de Platón” se inscribe dentro de las sonoridades del Caribe, de la salsa, del merengue. “En el mito de la Caverna de Platón hay una búsqueda de una narrativa al estilo de barrio. Al fin y al cabo, en la música afrocaribeña, el vallenato…cuentas la historia mientras estás bailando”.

Miguel Pérez Pirela está consciente de que con un lenguaje sencillo se puede hablar de las preguntas más complicadas sobre la existencia humana. Ese es el gran reto de la filosofía que ambos creadores eluden con excepcional maestría. 

“La Caverna de Platón es una de esas obras que cuando están concluidas dices: ‘Dios mío’. Sigo atónito con este tema. Está muy logrado y eso es difícil desde el punto de vista musical y del texto. Es increíble el resultado y lo digo con mucha humildad”, refiere el filósofo.

A un mes del lanzamiento del primer tema de Filosófica, miles de personas han escuchado las canciones, y ese es un logro maravilloso para ambos creadores. “Manuel y yo abrimos nuestros corazones, talento, inteligencia y lo mejor de nosotros para tratar de llevar esta propuesta a quien nos escuche. Cada tema del fonograma es al final una realidad filosófica que convive con nosotros y forma parte de nuestra banda sonora”.

Si Manuel Barrios tuviera que elegir una canción del álbum para presentarla en vivo, sabe que los temas más latinos tendrían un feedback inmediato, pero nunca ha sido de los que se dejan llevar por las presiones del mercado. “Cada canción es único y un universo particular. Creo que Filosófica debería tocarse completa en vivo”. Sin dudas, un regalo que pondrá a pensar las mentes y deleitar a todos los oídos.

(Thalía Fuentes Puebla, La Habana / LaIguana.TV)