Pese a la intensificación de los ataques contra el Gobierno Bolivariano desde la instalación del «interinato» de Juan Guaidó en 2019, la posición internacional del jefe de Estado, Nicolás Maduro, se ha hecho cada vez más fuerte en los últimos años, según refiere un artículo publicado por la BBC.
De acuerdo con el medio, tras la autoproclamación de Guaidó como “presidente interino” alrededor de unos 60 países optaron por reconocer al exdiputado opositor y rechazar la voluntad del pueblo venezolano que eligió a Maduro como primer mandatario para un segundo periodo presidencial.
A lo anterior, se sumaron las sanciones petroleras impuestas por el gobierno de Donald Trump y el secuestro de los activos de Venezuela en el exterior, como «medida de presión» para obligar al líder revolucionario a dejar el poder. Inclusive, desde la Administración de Control de Drogas (DEA) se ofreció una recompensa de $15 millones a quien entregue información que permita la captura del mandatario venezolano y de otros altos funcionarios.
Producto de las medidas coercitivas contra el país, la producción nacional se vio significativamente mermada, afectando el bienestar de la población. Dicha situación fue aprovechada por la derecha para emprender una campaña que impulsó el éxodo de venezolanos a otras naciones.
Pese al complicado escenario, el artículo señala que, lejos de lo que los detractores del proceso bolivariano pronosticaban, varias puertas que se le habían cerrado a Maduro han comenzado a abrirse.
No en vano, en los últimos meses se ha incrementado el número de gobiernos que retiraron el apoyo a Guaidó y su extinto “interinato” –que fue eliminado por las propias fuerzas opositoras- y comenzaron restablecer vínculos bilaterales con Venezuela.
Por iniciativa del Gobierno de EEUU en 2022 una delegación de alto nivel de la nación norteamericana viajó a Caracas para reunirse con representantes del Ejecutivo venezolano. Como resultado de estas conversaciones, ambas administraciones acordaron un intercambio de detenidos.
Asimismo, tras la reactivación del diálogo entre el Gobierno y la Plataforma Unitaria en México, Biden también emitió una licencia para autorizar las operaciones de la petrolera estadounidense Chevron en Venezuela.
A finales del año pasado, el Gobierno de España -el cual fue uno de los principales promotores del pseudointerinato de Guaidó- nombró a un nuevo embajador en Caracas, tras tres años sin esta representación.
Por su parte, Colombia y Brasil, que eran aliados estratégicos de EEUU en el plan de «máxima presión» contra la nación bolivariana durante los mandatos de Iván Duque y Jair Bolsonaro, finalmente restablecieron las relaciones con el país petrolero tras los triunfos de Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva.
Además, Maduro ha sido invitado y ha asistido a distintos eventos internacionales como presidente constitucional de Venezuela. Ejemplo de ello, en septiembre de 2021 el mandatario nacional acudió a la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en México.
Igualmente, en 2022 participó en la Cumbre del Clima en Egipto, «donde tuvo un encuentro en un pasillo con el mandatario francés, Emmanuel Macron, quien le estrechó la mano, le llamó presidente y le planteó la posibilidad de iniciar un trabajo bilateral en beneficio de Venezuela y de la región», recoge la BBC. En esa misma conferencia, el dignatario suramericano saludó al enviado especial de Biden para el clima, John Kerry.
De acuerdo con Geoff Ramsey, director del programa de Venezuela en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), citado en el artículo, este giro en la popularidad de Maduro en la escena internacional devela que la estrategia de «máxima presión» que aplicó Trump -a través del reconocimiento a Guaidó y de las amenazas y sanciones- no fue capaz de generar una transición en Venezuela.
Según la internacionalista venezolana Elsa Cardozo, también ha contribuido que en «América Latina hubo un cambio reciente de tendencia política con la elección de gobiernos de izquierda en Honduras, Chile, Colombia, Brasil, México, Argentina y Bolivia».
Aunado a lo anterior, Benedicte Bull, profesora de Ciencias Políticas en el Centro de Desarrollo del Medio Ambiente de la Universidad de Oslo y directora de la Red Noruega de Investigación sobre Latinoamérica, señaló que Biden mantiene ante Venezuela una línea política diferente a la de Trump motivado por la situación geopolítica actual.
«Debido a la situación geopolítica en el mundo, con la guerra en Ucrania, ya Estados Unidos tiene suficientes batallas de las que hacerse cargo. Entonces, no tiene mucho sentido seguir esa línea tan dura hacia Venezuela», explicó Bull.
(LaIguana.TV)