La guerra proxy entre Rusia y la OTAN que se libra en Ucrania arribó a su primer año en medio de una nueva escalada de sanciones, amenazas y provocaciones. Lejos de tener un final a la vista, el conflicto se complica y amenaza con desembocar en un choque directo.

Esto motivó a Miguel Ángel Pérez Pirela a disertar en su programa Desde Donde Sea sobre el estatus de la guerra de aproximación entre el Kremlin y la Alianza Atlántica, pues en las últimas jornadas no han faltado las provocaciones y las causas de guerra, incluyendo un ataque con drones sobre la península de Crimea, bajo soberanía rusa desde 2014.

Sin negociaciones en el horizonte, confesiones de líderes occidentales han dejado claro que la guerra se preparó por cerca de ocho años y que las conversaciones de paz solo se producirán cuando Kiev haya conseguido mejorar su posición en el terreno.

«Este mes es un mes de logística, porque lo que se viene es un choque frontal en Ucrania cuando comience la primavera», apuntó el comunicador.

A esto agregó que desde Washington descalificaron una iniciativa de paz para Ucrania presentada por Beijing, se atrevieron a cuestionar sus nexos con Moscú y avanzaron amenazas directas, en caso de que se comprobara que China está ayudando al Kremlin a eludir las sanciones.

El gobierno de Xi Jinping acusa a la Casa Blanca de extralimitar su concepto de seguridad nacional para atacar a China por todos los medios, mientras que la administración Biden asegura que la mejor forma de no iniciar una guerra con China, es demostrando que pueden ganarla.

«En más de una ocasión hemos planteado en este programa que esta guerra en Ucrania no es más que un preludio de la guerra contra China, que es la que realmente le interesa a Estados Unidos, tomando como cabeza de playa Taiwán», recordó.

Así las cosas, el especialista apuntó que intentaría presentar a la audiencia un balance del primer año de este conflicto geopolítico en pleno desarrollo, que ya deja como saldo, además de miles de muertos, millones de desplazados y devastación, el quiebre definitivo del orden internacional que se cimentó tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Subrayó que no pretende ser neutral, pero sí mostrar que en una guerra, cualesquiera que sean sus motivaciones, la pérdida aparece mucho antes que la eventual ganancia y que en tales circunstancias, repetir propaganda y discursos sobresimplificados no solo es deshonesto sino peligroso, porque entierra la posibilidad del espíritu crítico que ha de caracterizar todo análisis político.

La OTAN en guerra contra Rusia «hasta el último ucraniano»

Con su discurso del 24 de febrero de 2022, el presidente ruso, Vladímir Putin, informó lo que desde tarimas y medios occidentales se daba por hecho desde finales del año anterior: la incursión militar de Rusia en el este de Ucrania.

El objetivo manifestado por Putin, recordó, era «desmilitarizar y desnazificar» Ucrania, así como frenar los desmanes del Ejército ucraniano y de grupos paramilitares ultranacionalistas, algunos abiertamente neonazis, contra la minoría rusa en el Donbás.

«Desde 2014, Ucrania estaba bombardeando a los rusos del Donbás, es decir, Ucrania estaba bombardeando a Ucrania», destacó.

Pérez Pirela recordó que desde el principio –y sin que ello deba interpretarse como una justificación de la guerra– estuvo claro que si bien estos alegatos del Kremlin tenían asideros reales, el conflicto que se libraba en el campo de batalla y fuera de él era harto más complicado y no había empezado ese infausto día de febrero de 2022.

Putin expuso en detalle los riesgos para la seguridad de Rusia que entrañaba una expansión de la OTAN hacia el este, pero fue completamente ignorado por sus pares occidentales. Este discurso del mandatario ruso, hoy considerado una pieza histórica por el lamentable carácter profético que tuvo, fue pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Munich, a la que no acudió en 2022, pues, ahora lo sabemos, estaba a pocos días de anunciar lo que denominó «operación especial» en Ucrania.

Si bien los países de la OTAN, sus aliados y la prensa hegemónica se aprestaron a contradecir que la guerra en Ucrania inició en 2014 como aseguraban en el Kremlin, posteriores declaraciones de personeros como la excancillera alemana Angela Merkel o el actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, han dado crédito a lo argumentado por Moscú.

En diciembre de 2022, Merkel admitió que Francia y Alemania suscribieron los Acuerdos de Minsk, con el que aparentemente pretendía ponerse fin al conflicto en el este de Ucrania, solo para darle tiempo a Kiev de prepararse para una guerra directa con Rusia.

«Todos teníamos claro que se trataba de un conflicto congelado, que el problema no se había resuelto, pero eso es precisamente lo que dio a Ucrania un tiempo valioso», expresó la exfuncionaria en una entrevista con el medio Die Zeit.

En otras palabras: Occidente nunca tuvo interés en que se alcanzara una solución negociada con las autoridades de las entonces autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk a partir del establecimiento de un gobierno federal en Ucrania que otorgara amplia autonomía a las regiones en conflicto, una fórmula defendida por Rusia hasta febrero de 2022.

«Es ingenuo pensar que la guerra en Ucrania comenzó en 2022. Comenzó mucho antes, en 2014 al menos», indicó.

En todo caso, aunque suene difícil de creer, el propio Putin admitió en público que estaba «decepcionado» de lo revelado por Merkel y aseguró que su gobierno había sido timado en su buena fe en este pacto, porque el resto de los participantes no solo no pretendía cumplir con lo acordado, sino que trabajaba para dotar de armas a Ucrania.

También desde el inicio de esta fase de las hostilidades fue más o menos evidente que el así llamado Occidente colectivo aprovechó el movimiento bélico de Moscú para implementar una andanada de sanciones económicas contra Rusia e impulsar la expansión de la OTAN todavía más cerca de sus fronteras.

«Es decir, la provocación se hace cada vez más grande», agregó.

Para el también director de LaIguana.TV no puede dejarse de lado que en las últimas semanas hemos asistido en primera fila a la preparación de una escalada muy peligrosa adelantada por el así llamado Occidente colectivo en la guerra subsidiaria que libran Rusia y la OTAN en el territorio de Ucrania.

Así, ilustró, este miércoles, Ucrania lanzó un ataque con drones a la península de Crimea. LaIguana.TV reseñó esta información bajo el título: «Ucrania lanzó ataque masivo con drones sobre Crimea: Rusia los tumbó todos», que el analista procedió a leer.

El sistema de defensa aéreo de Rusia repelió este miércoles un ataque masivo con drones ucranianos sobre Crimea, informó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado, en el que se asegura que no se reportaron víctimas ni daños materiales.

En el documento se precisa que «seis drones de ataque ucranianos fueron derribados por medios de defensa antiaérea. Otros cuatro fueron inutilizados mediante guerra electrónica», a lo que se suma el derribo de otros 15 drones en las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporozhie y Jersón en las últimas 24 horas.

Pérez Pirela indicó que el pasado 24 de febrero, justo cuando coincidió el primer aniversario de la guerra, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo en público que el Ejército de su país se preparaba para implementar «medidas militares» de cara a una eventual «desocupación» de la península, que volvió a estar bajo soberanía rusa tras un referéndum celebrado en 2014.

Para agregar gravedad a la situación, según Moscú, en el marco de esta ofensiva, Occidente estaría suministrando material radiactivo a Ucrania cerca de la frontera con Transnitria, un Estado de reconocimiento limitado apoyado por Rusia que aparentemente estaría bajo amenaza de invasión por parte de Ucrania.

A lo anterior agregó que este jueves se comunicó que «saboteadores ucranianos» dispararon contra un vehículo civil en la región de Briansk, fronteriza con Ucrania, un acto que fue tildado por Putin como «terrorista».

El balance preliminar ofrecido por el líder ruso indica que una persona adulta falleció y un menor resultó herido, aunque su vida no corre peligro. Del mismo modo, informes hasta ahora no confirmados por las autoridades indicaron que los «saboteadores» habrían tomado rehenes. La ONU señaló que tampoco ha podido corroborar esta especie.

A su parecer, en medio de esta escalada no puede dejarse de lado que desde inicios de 2023, casi a diario se han anunciado envíos de armas de largo alcance y numerosos «paquetes de ayuda militar», lo que ha venido acompañado de un desfile de personajes de alto nivel por la capital ucraniana, incluyendo al presidente estadounidense, Joe Biden.

Para ahondar en este tema, refirió la nota de LaIguana.TV «Biden llegó a Ucrania y anunció nuevo paquete de ayuda militar para extender el conflicto», en la que se detalla que el pasado 20 de febrero, el presidente estadounidense, Joe Biden, llegó sorpresivamente a Kiev para reunirse con el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, contexto en el que informó el envío de un nuevo paquete de «ayuda» militar a Ucrania por el orden de los 500 millones de dólares.

«Le siguen dando plata a un gobierno al que la Unión Europea consideraba uno de los más corruptos del mundo», comentó.

El propio gobernante precisó que esta nueva cooperación bélica incluye sistemas antitanques, munición de artillería y radares de vigilancia antiaérea, todo ello bajo la justificación de una eventual arremetida rusa en las próximas semanas.

Asimismo, la Casa Blanca indicó en un comunicado que en el transcurso de la semana anunciaría «sanciones adicionales contra las élites y las empresas que intentan eludir o rellenar la maquinaria de guerra de Rusia».

Desde su punto de vista, los reportes de envíos de armamento de alto calibre al frente de guerra no son en sí mismos una novedad –no incluyen cazas, a pesar de la insistencia del gobierno ucraniano– y es evidente que estos anuncios pudieron haberse delegado en voceros de segunda línea y en ningún caso ameritaban que Biden hiciera un viaje transoceánico.

Así las cosas, valoró, esta visita «sorpresa» de Biden a Zelenski, justo cuando faltaban pocas jornadas para que se cumpliera el primer año del inicio de esta fase de las hostilidades en Ucrania, puede calificarse sin mayores esfuerzos como una operación de propaganda orientada a mostrar la heroicidad del autodesignado líder de Occidente, al presentarse en una zona de guerra.

«No olvidemos además que el senil, desmemoriado y torpe Biden resulta que, según vocería de su esposa, va a lanzarse para la reelección presidencial y un candidato es capaz de cualquier cosa», criticó.

En continuidad con la visita de Biden a Kiev apuntó que la seguridad del inquilino de la Casa Blanca fue previamente acordada con Rusia, que se abstuvo de bombardear el territorio ucraniano en esas horas.

A este respecto indicó que el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo a The Associated Press que que Washington notificó a Moscú sobre la visita «con fines de distensión» y de acuerdo con la agencia estadounidense, el arribo de Biden a suelo ucraniano fue pactado para «evitar cualquier error de cálculo que pudiera llevar a los dos países nucleares a un conflicto directo».

En su criterio, es evidente que Moscú cumplió, a pesar de que Ucrania escenificó un peligro de ataque aéreo sobre la capital que incluyó la activación del sistema de alerta.

Tras su paso por Ucrania, Joe Biden acudió a Varsovia para vociferar a los cuatro vientos que la OTAN está en su mejor momento –algo difícil de rebatir– y deslizar que aun cuando no había guerra en Ucrania, se permitió amenazar a Putin con la incorporación de Finlandia a las filas de la Alianza Atlántica.

Para el analista, la muy posiblemente inadvertida confesión de Biden también echa abajo la narrativa según la cual Suecia y Finlandia, dos naciones que habían permanecido neutrales en todos los conflictos tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, iniciaron protocolos de adhesión a la OTAN tras el inicio de la guerra en Ucrania y por sentirse amenazadas ante el supuesto expansionismo ruso.

De ahí que no sorprenda que en su discurso anual ante la Asamblea Federal de la Federación (Parlamento), Putin acusara nuevamente a Occidente de haber desencadenado la guerra en Ucrania, con independencia de que el ejército ruso haya iniciado las hostilidades en el campo de batalla.

Putin advirtió que con la guerra subsidiaria en Ucrania, la OTAN y sus aliados persiguen dos propósitos: convertir un conflicto local en uno de escala global y balcanizar a la Federación Rusa.

A juicio del comunicador, de todo cuanto dijo el mandatario ruso, el anuncio que más revuelo causó fue la suspensión de la participación de Rusia en el tratado START III con Estados Unidos, diseñado para el control de armas nucleares y misiles de largo alcance, bajo el argumento que son «absurdos» los exhortos de la OTAN para que Moscú cumpla las condiciones del acuerdo sin que Estados Unidos tenga que hacerlo.

El Tratado START III, suscrito en Praga en 2010 por un lapso inicial de diez años y efectivo desde 2011, limita los arsenales estratégicos de Estados Unidos y Rusia a un máximo de 700 misiles desplegados, 1.550 ojivas nucleares y 800 lanzaderas desplegadas y en reserva. En 2021, las partes acordaron prorrogarlo hasta el 5 de febrero de 2026, explicó.

El START III es el único acuerdo de armas entre Estados Unidos y Rusia, ya que la Casa Blanca rompió en 2019 el tratado INF que regulaba la producción de misiles de corto y medio alcance.

«Rusia sale de este tratado y hay todavía menos posibilidades de controlar la carrera armamentística», comentó.

Entretanto, mientras Putin hablaba, Occidente movía su aparato de propaganda con Biden a la cabeza. El gobierno polaco organizó un acto de masas con el presidente estadounidense desde los jardines del antiguo Castillo Real durante la noche del martes 21 de febrero, cuando los termómetros bajaron por debajo de cero grados.

En referencia al discurso, mencionó que la agencia EFE recuperó el énfasis que otorgara Joe Biden al hecho de que Rusia no debe obtener una victoria en Ucrania. No está del todo claro hasta qué punto se planea tensar esa cuerda, pero genéricamente puede concluirse que se apunta hacia la derrota estratégica de Rusia en el terreno, gracias a la provisión de armamento por parte de la OTAN.

Por su lado, Pérez Pirela señaló que además de esto, Biden planteó la guerra contra Rusia como una lucha existencial para defender la libertad, la democracia y el orden establecido –es decir, el de Washington–, algo que la agencia española no omitió, pero que justificó como parte de la epopeya de resistencia de Ucrania frente a un agresor mucho más poderoso.

De otro lado, observó que de conformidad con lo que ya se ha hecho costumbre, el mandatario estadounidense repitió la falsa especie de que la guerra en Ucrania representa la peor guerra terrestre en el continente europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Aclaró que sin lavarle la cara a Biden este revisionismo histórico no es hechura de la Casa Blanca y que la narrativa existe antes del inicio de la fase de guerra abierta en el conflicto que se libra en el este de Ucrania.

A este respecto, recuperamos declaraciones públicas del mandatario ruso, Vladímir Putin y el canciller alemán, Olaf Scholz, correspondientes al 17 de febrero de 2022, cuando el líder alemán se encontraba de visita oficial en el Kremlin.

Entonces, cuando ya era obvio el deterioro de la situación en el Donbás y la hostilidad entre Rusia y la OTAN era de tal magnitud que las partes habían prescindido de los eufemismos diplomáticos, Scholz aseveró con total tranquilidad que su generación nunca había tenido que padecer los rigores de una guerra europea.

Putin le echó en cara que la Alianza Atlántica bombardeó Belgrado en el marco de las guerras yugoslavas y el canciller alemán replicó que se trataba de una situación «diferente».

La paz que no llega a Ucrania

Pérez Pirela destacó que más allá de la anécdota del intercambio entre Scholz y Putin, lo que nos parece esencial destacar es que bajo el punto de vista de Washington y sus aliados, las guerras son permitidas siempre y cuando la fuerza agresora pertenezca a la OTAN o esté bajo su influencia, y es ese grupo de poder el que decide cuáles son los parámetros para definir cuándo y en qué condiciones se acaba un conflicto armado.

Por tales razones, las declaraciones de Biden, Scholz y cualquier otro líder occidental sobre la guerra y la paz, antes que solo propaganda, se presentan como la justificación de una doctrina de seguridad que pretende imponerse a sangre y fuego para sacar del medio a los gobiernos y países que se perciban como amenaza para los intereses hegemónicos de los Estados Unidos, argumentó.

También indicó que, como se sabe, la OTAN no ha sido, es o será nunca un cuerpo de paz y siempre que alguno de sus miembros o aliados la invoca, el movimiento debe interpretarse en el sentido opuesto, que como ya se ha mostrado suficientemente, ha servido de pretexto para avanzar aceleradamente en la militarización de todo el Occidente colectivo.

Así fue como el experto interpretó la propuesta de resolución de paz presentada por Ucrania en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas la semana previa, tan fallida de origen que ni siquiera incluye entre sus puntos el inicio de conversaciones para poner fin al conflicto.

Aunque no se han divulgado mayores detalles sobre el contenido, trascendió que el conflicto en Ucrania se tacha de «guerra imperialista» de Rusia y se alude a un supuesto expansionismo del Kremlin hacia las fronteras de Europa, afirmaciones ampliamente rebatibles, pero que resultan útiles para justificar el incremento de la presencia militar de la Alianza en su frontera oriental.

El comunicador recordó que la semana antes del primer aniversario de la guerra, Zelenski aseveró en una entrevista con la BBC que no está dispuesto a negociar la paz con el gobierno ruso y descartó que Kiev estuviera considerando hacer concesiones territoriales –incluyendo su ya inexistente soberanía sobre Crimea– para acelerar unas eventuales conversaciones.

En su criterio, si todavía quedara alguna duda sobre la insinceridad de esta apuesta de paz presentada por el canciller de Ucrania en la ONU, bástese con recordar que uno de sus promotores es el jefe de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, Josep Borrell, quien fue de los primeros en confesar que Rusia debía ser vencida en el campo de batalla, a lo que sumó que un día antes, Joe Biden dijo en Varsovia que «Ucrania no será una victoria para Rusia».

Este relato no logra, sin embargo, convencer ni doblegar a China, a quien también van dirigidos los dardos. En medio de un clima de creciente confrontación, Beijing señaló nuevamente a Estados Unidos de sacar beneficios económicos de la guerra y en aras de eso, luchar «hasta el último ucraniano», como ya hizo durante dos décadas en Afganistán.

El analista puntualizó que desde el punto de vista de las autoridades chinas, no hay manera de ocultar el papel de la OTAN en el avivamiento del conflicto y tampoco de obviar su interés en usarlo como arma para resucitar una mentalidad de Guerra Fría, en la que además está abolida toda posibilidad de negociación.

Adicionalmente, a pesar de las presiones y amenazas, el gobierno chino remarcó su distancia con el así llamado Occidente colectivo, al presentar el pasado 24 de febrero un plan de paz de 12 puntos, que el experto procedió a sintetizar como sigue:

– Respetar la soberanía de todos los países

– Abandonar la mentalidad de la Guerra Fría

– Cesar las hostilidades

– Reanudar las conversaciones de paz

– Resolver la crisis humanitaria

– Proteger a la población civil y a los prisioneros de guerra

– Mantener la seguridad de las centrales nucleares

– Reducir los riesgos estratégicos

– Facilitar las exportaciones de grano

– Poner fin a las sanciones unilaterales

– Mantener estables las cadenas industriales y de suministro

– Promover la reconstrucción postconflicto

Pérez Pirela comentó que como cabía esperar en Washington y Bruselas rechazaron el papel de China como mediador. Aunque suene absolutamente contradictorio, el argumento es que Beijing no ha condenado «la invasión rusa de Ucrania» y eso lo inhabilita como parte no involucrada en el conflicto.

Al ser consultado sobre la posición de Estados Unidos con respecto al plan de paz presentado por China para poner fin a la guerra en Ucrania, Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, manifestó que el conflicto «podría terminar mañana si Rusia dejara de atacar a Ucrania y retirara sus fuerzas».

«Mi primera reacción a esto es que podría parar en el punto uno, que es respetar la soberanía de todas las naciones (…). Ucrania no atacaba a Rusia. La OTAN no atacaba a Rusia. Estados Unidos no atacaba a Rusia», manifestó Sullivan.

Refirió además que por su parte, el presidente Joe Biden dijo a la cadena ABC que no había visto en el plan nada «que pudiera indicar que hay algo que beneficie a cualquiera que no sea Rusia» y subrayó que «la idea de que China vaya a negociar el resultado de una guerra totalmente injusta para Ucrania no es racional».

Agregó que desde China respondieron a Biden aclarando nuevamente que no son una parte beligerante del conflicto y que a diferencia de Estados Unidos, que no cesa de enviar armas al frente, el gobierno de Xi Jinping sí está comprometido con una solución diplomática a la crisis en Ucrania.

A este respecto recuperó las declaraciones de Mao Ning, vocera de la cancillería china, quien expresó que Estados Unidos no tiene ningún derecho a dictar pauta a otros países y que China nunca toleraría que se le cuestionara por sus nexos con Rusia, que jornadas antes habían sido calificados por Beijing como «sólidos como una roca».

Por su lado, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, aseguró que Moscú valoraba «la aspiración sincera de los amigos chinos de aportar una valiosa contribución en la solución del conflicto en Ucrania por medios pacíficos» y que compartía «las consideraciones de Beijing».

La funcionaria puntualizó que «Rusia está abierta al logro de objetivos del operativo especial militar por vía político-diplomática».

«Esto implica el cese del suministro de armas occidentales y de mercenarios a Ucrania, el cese de las hostilidades, el regreso de Ucrania al estatus neutral fuera de bloques, el reconocimiento de las nuevas realidades territoriales que se formaron como resultado del ejercicio del derecho de los pueblos a la autodeterminación, la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania, así como la eliminación de todas las amenazas provenientes de su territorio», abundó.

Pérez Pirela recordó que antes de esta reacción, Putin había expresado en su alocución anual ante la Asamblea Federal de Rusia que Occidente no desea una solución pacífica del conflicto en Ucrania y trabajó arduamente para que la guerra tuviera lugar, lo que hace suponer que pese a los esfuerzos chinos, tampoco el Kremlin está interesado en enterrar el hacha de la guerra.

Adicionalmente comentó que el presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, aseguró en una entrevista televisiva que en este momento ni Rusia ni el así llamado Occidente colectivo están dispuestos a mantener la guerra de desgaste en el Donbás y otras zonas en conflicto, y en esas circunstancias vaticinó que lo único esperable son acciones ofensivas a gran escala que permitan destrabar la situación.

Del mismo modo Vučić sostuvo que líderes occidentales habían admitido frente a él su implicación en el conflicto y le advirtieron que Belgrado sufriría duras consecuencias, si su administración no se comportaba «como se debe», es decir, tomando partido por Ucrania.

El comunicador precisó que Serbia es un aliado histórico de Moscú y aunque el gobierno de Vučić condenó la guerra, no se ha aprestado a sancionar económicamente a Rusia ni tampoco ha cortado sus nexos políticos con ese país, pues es su apoyo fundamental en los reclamos por Kosovo, otro Estado de reconocimiento limitado que se separó de Belgrado con el apoyo de la OTAN.

El líder bielorruso Aleksandr Lukashenko, otro aliado de Vladímir Putin y uno de los primeros que propició los acercamientos entre el Kremlin y el gobierno de Zelenski apenas estalló la fase abierta de la guerra en Ucrania, también ha formulado comentarios sobre la situación actual en el frente.

De hecho, indicó que en conversación con medios internacionales, Lukashenko fue cuestionado por haber prestado el territorio de su país para que Rusia avanzara su ofensiva sobre Ucrania, ante lo cual advirtió que no solo estaría dispuesto a hacerlo de nuevo, sino que incluso se involucraría militarmente en la contienda si las fuerzas ucranianas traspasaran la frontera.

En el mismo encuentro, el mandatario avanzó nuevamente la posibilidad de que la guerra adquiera el carácter nuclear, visto que la OTAN no parece estar dispuesta a poner freno a las demandas de Ucrania y que en tal escenario, es posible que Zelenski consiga armas nucleares y se plantee realizar ataques de ese tipo contra el país que posee el mayor arsenal de ojivas en todo el mundo y se comprometa la existencia de su país, e incluso de los Estados Unidos.

El especialista apuntó que en esta comparecencia con la prensa, Lukashenko insistió en la necesidad de retomar rápidamente las negociaciones de paz, un punto al que regresó a inicios de esta semana en una entrevista concedida a un medio chino, horas antes de iniciar una visita de Estado al gigante asiático.

En opinión del líder bielorruso, en este momento todavía hay posibilidades de alcanzar la paz porque Rusia no ha desplegado por completo su economía para ajustarla al modo «guerra», al tiempo que subrayó que si bien Putin estaba dispuesto a garantizar que no se produjeran agresiones contra Rusia desde Ucrania, también lo estaba para hacer la paz desde el primer día.

Pero estas advertencias de Lukashenko parecen no tener ningún eco en Kiev. Cuando se cumplía el primer aniversario de la guerra, Zelenski clamó en público por más apoyo militar e incluso dijo que si Ucrania perdía porque el armamento no llegaba a tiempo o las cantidades y tipos no eran suficientes para vencer a Rusia, Estados Unidos tendría que enviar a «sus hijos» al campo de batalla.

«¿Cómo este enano de la política, este Zelenski que antes de que comenzara la guerra era considerado el líder del gobierno más corrupto de Europa, se atreve a amenazar a Estados Unidos con que si no le dan los juguetes que quiere, Estados Unidos tendrá que enviar a sus ciudadanos.

Zelenski es un desubicado, un mono con muchas hojillas. Se acordarán de mí: Zelenski se convertirá en un bumerán que se le ha de explotar en la cara, porque es un artificio de la Casa Blanca, que ha de desaparecer cuando ya no les sirva para nada», valoró el especialista.

Añadió que como guinda de la torta, el subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos de los Estados Unidos, Colin Kahl, reveló este martes que aunque su país no conoce «el curso y la trayectoria del conflicto», este «puede terminar dentro de seis meses, o puede concluir dentro de dos o tres años».

En una audiencia de la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes dedicada a la ayuda militar que Washington brinda a Kiev, el funcionario del Pentágono aseveró que la OTAN enviará armas y municiones al campo de batalla «el tiempo que sea necesario».

«Nuestro objetivo a corto plazo es ayudar a Ucrania a cambiar la dinámica sobre el terreno en los próximos meses, ayudándola de modo que pueda defenderse simultáneamente mientras se prepara para avanzar en lo que esperamos sea una eventual contraofensiva», argumentó el funcionario.

De estas declaraciones desprendió que Occidente pondrá nuevamente sobre la mesa la posibilidad de negociaciones, en la medida en que Ucrania mejore su posición en el frente.

A este respecto recordó también lo que expresara a mediados de febrero el mandatario francés, Emmanuel Macron, cuando declaró que si bien la Alianza Atlántica apostaba por la derrota de Rusia, París no estaba de acuerdo con su «aplastamiento» y en función de ello aventuraba que la guerra terminaría fuera del ámbito militar.

«Quiero que Rusia sea derrotada en Ucrania y quiero que Ucrania pueda defender su posición, pero estoy convencido de que al final no se concluirá militarmente», dijo entonces Macron.

Para cerrar este punto mencionó que el pasado 24 de febrero, The Wall Street Journal publicó que tanto Macron como el canciller alemán, Olaf Scholz, instaron a Zelenski a volver a la mesa de negociaciones, una especie que no confirmó ninguna de las partes involucradas.

Los otros frentes de batalla de la OTAN

Miguel Ángel Pérez Pirela advirtió que a despecho de quienes hoy anhelan la paz, la OTAN avanza en otros frentes de batalla más allá de Ucrania.

En su juicio, en términos de ganancias geopolíticas, nunca humanas, puede concluirse sin mayor esfuerzo que la OTAN se está expandiendo más cerca de las fronteras rusas, pero con el matiz de que como confesara Biden en su reciente viaje a Polonia, esto no es una consecuencia de la guerra en Ucrania, sino una carta que él mismo usó para presionar a Putin antes de que se iniciara el conflicto.

Es decir, este proceso estaba en marcha desde antes, tal y como denunciaron en incontables ocasiones altos funcionarios rusos, con independencia del frente de guerra abierto desde febrero de 2022, sintetizó.

Sobre esto indicó que así parece tenerlo claro el activista inglés Roger Waters, conocido por ser miembro de la legendaria banda Pink Floyd y por sus posiciones históricamente antibelicistas, que en un mensaje reciente dirigido a Biden, acusó al mandatario estadounidense y a otros altos cargos de su administración como Antony Blinken, Victoria Nuland y Jake Sullivan de haber provocado la guerra, al embarcarse en la política expansionista de la OTAN e ignorar las demandas de seguridad de la Federación Rusa.

También sindicó directamente a Biden por no haber impedido que el expremier británico Boris Johnson viajara a Kiev con la misión de torpedear las negociaciones de paz que se iniciaron casi en paralelo con las acciones bélicas en Ucrania y resaltó su aparente responsabilidad en la voladura de los gasoductos Nord Stream.

Más allá de las opiniones de Waters, Pérez Pirela señaló que lo cierto es que la OTAN continúa desplegando su agenda militarista a gran escala y el propio secretario del organismo, Jens Stoltenberg, anunció la semana previa que la Alianza bélica está tomando medidas conjuntas con Ucrania y la Unión Europea para aumentar la producción de armas y municiones.

Según el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, las tres partes trabajan para integrar sus industrias de defensa, compradores y gobiernos para optimizar el abastecimiento de pertrechos bélicos en Ucrania.

El analista resaltó que como se sabe, el liderazgo en la fabricación de armas dentro de la OTAN lo ostenta Estados Unidos, cuyo aparato militar-industrial es reconocido como el principal beneficiario económico de la guerra proxy contra Rusia que se libra en Ucrania, algo que voceros del gobierno chino se encargan de repetir periódicamente.

La semana previa, Wang Wenbin, uno de los portavoces de más alto nivel del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, aludió nuevamente al expansionismo otanista e instó al organismo a abandonar su mentalidad de Guerra Fría y a hacer algo efectivo para conseguir la paz en el Este de Europa y más allá.

A lo anterior sumó las inquietantes denuncias de Rusia relacionadas con el uso de armamento nuclear en Ucrania, bajo auspicios occidentales. Rememoró que hace meses, Moscú acusó a Kiev de estar preparando un ataque con bombas sucias –con una carga nuclear baja, aunque lesiva para los seres vivos– y en esta oportunidad sostiene que se está preparando un ataque de bandera falsa para acusar al Kremlin de lo propio, pretextando su salida del tratado START III.

Indicó asimismo que en un contexto bélico, la propaganda prolifera y es difícil saber cuán realistas son estos señalamientos, pero lo que no puede negarse es que resultan suficientemente preocupante como para no descartarlos de plano, visto que la tecnología está disponible desde hace décadas y ya ha sido empleada en otros conflictos armados.

Señaló que acaso no todo el mundo lo recuerda, pero Estados Unidos usó proyectiles de uranio empobrecido durante la primera guerra de Irak (1991-1995) y hoy muchos iraquíes y soldados estadounidenses padecen los efectos de la radiación.

De otra parte, la OTAN avanza en otros frentes contra Rusia y ahora se plantea la búsqueda de alianzas en los países de Asia Central que forman parte del espacio postsoviético, a saber: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, como muestra la reciente vista a Astaná del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken.

En ese orden comentó que una reseña de la agencia EFE, bajo el grosero título «EEUU corteja en medio de la guerra a Asia Central, el patio trasero de Rusia», da cuenta de las intenciones de la Casa Blanca en esa región: frenar la influencia de Moscú y desplazar comercialmente a China, que tiene a esas naciones incorporadas en su nueva Ruta de la Seda.

Occidente también trató de apretar tuercas en la reunión del G20 que se celebró en India, otro país que ha condenado la guerra pero se ha negado a cortar sus nexos comerciales y políticos con el gobierno ruso.

Pérez Pirela destacó que a pesar de los chantajes, presiones, lobbys y hasta amenazas abiertas, no consiguieron que los ministros de Exteriores de las 20 mayores economías del mundo adoptaran una resolución consensuada en torno a la cuestión ucraniana, un fracaso que se suma al vivido la semana previa, cuando los ministros de Economía del G20 tampoco lograron acordar una posición común con respecto a la guerra en Ucrania, aparentemente por el veto de China, que en coherencia con su posición, se negó a condenar a Rusia.

Al margen trascendió que Blinken pidió un encuentro con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y que las dos partes conversaron informalmente, aunque no se divulgaron detalles del intercambio.

El brazo estadounidense también pretende apretar el cuello de China, cuyas posiciones beligerantes sobre el papel de la OTAN –y de Estados Unidos– en la guerra de Ucrania, han causado una mezcla de preocupación, disgusto y malestar en la Casa Blanca.

Así, refirió, en las últimas fechas, Washington ha desplegado una verdadera artillería de amenazas, provocaciones y acusaciones contra Beijing. En primera instancia, además de descalificar su rol como mediador y de acusarlo de enviar armas a Rusia, amenazó con tomar represalias si ayudaba al Kremlin a sortear las sanciones.

Para ahondar en estas informaciones, citó el trabajo «EEUU advierte a China de ‘graves consecuencias’ si ayuda a Rusia a eludir las sanciones» de LaIguana.TV en el que se relata que la ayuda a Rusia por parte de China para eludir sanciones estadounidenses sería una «preocupación muy seria» para Washington y tendría «graves consecuencias» para el país asiático, según advirtiera la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen.

En su discurso ante los jefes de Finanzas del G20 celebrada el pasado 23 de febrero en la ciudad india de Bangalore, Yellen no solo afirmó que Occidente seguía intensificando sus esfuerzos para ayudar a Ucrania, sino que también anunció que Estados Unidos tomaría duras medidas para combatir la evasión de las sanciones antirrusas.

«Buscamos reforzar las sanciones y asegurarnos de que abordamos las violaciones de las sanciones», dijo la funcionaria.

Según ella, la Casa Blanca advirtió al gobierno chino que tomaría represalias si ayudaba a Moscú de cualquier manera. «Hemos dejado claro que la prestación de apoyo material a Rusia o la asistencia en cualquier tipo de evasión sistemática de sanciones sería una preocupación muy seria para nosotros. Ciertamente seguiremos dejando claro al gobierno chino y a las empresas y bancos de su jurisdicción cuáles son las normas respecto a nuestras sanciones y las graves consecuencias a las que se enfrentarían por violarlas», declaró Yellen.

«Yo me pregunto: ¿realmente los Estados Unidos tienen cómo presionar a China por ayudar a Rusia a eludir las sanciones? China tiene parte de la deuda de Estados Unidos y el día que decida venderla, habrá una hecatombe. Para nadie es un secreto que los principales mercados ya están bajo el control chino y que China se está expandiendo geoestratégicamente. Son puras habladurías de Estados Unidos, que no tiene cómo ganarle a China», valoró.

Señaló que, en todo caso, las declaraciones de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos no fueron un ‘bluff’, porque con independencia de la ilegalidad de estos procederes, a inicios de esta semana, Washington impuso un veto a TikTok que fue rápidamente secundado por otras naciones occidentales, con el argumento de que la popular aplicación de videos representa una amenaza para su seguridad nacional.

«Los Estados Unidos nos quieren vender el capitalismo y el neoliberalismo, pero si otro país amenaza su posición, como lo está haciendo China, entonces le empiezan a sancionar las empresas, a ponerle vetos a todo, le aplican un proteccionismo que critican en otros países», cuestionó el analista.

A su parecer, este asunto de la no implicación de China en negocios con Rusia es irrealista desde el punto de vista político, porque Beijing no está dispuesta a tolerar amenazas y sanciones y además ha devuelto la pelota al terreno del Occidente colectivo, al que acusa de politizar las relaciones comerciales.

En el último año, el comercio de hidrocarburos entre las dos potencias asiáticas experimentó alzas significativas y los lazos bilaterales en todas las áreas se estrecharon todavía más, por lo que mal puede decirse que Estados Unidos y sus aliados están sancionado a China por asuntos de «seguridad nacional».

Desde su punto de vista, Washington pretende cobrarle a China que no haya secundado su política de sanciones y condenas contra Rusia, que no se calle la boca ante el expansionismo de la OTAN y que no se quede de brazos cruzados mientras sus compañías son vetadas en Occidente con diversos pretextos.

De momento, en el Pentágono hablan abiertamente de una eventual guerra contra China, le ponen fechas posibles –algunos voceros han fijado como límite 2025– y otros señalan sin rubores que la mejor forma de evitar ese conflicto es demostrando que Estados Unidos puede ganarlo.

Según afirmara este lunes del Ejército de los Estados Unidos, Christine Wormuth, Estados Unidos quiere evitar una guerra terrestre en Asia, pero al mismo tiempo quiere demostrar a China y a otros países de la región que se está preparado para una guerra de este tipo y que puede ganarla.

«Nuestro objetivo es evitar librar una guerra terrestre en Asia», declaró la alta funcionaria en una conferencia organizada por el Instituto Empresarial Estadounidense en Washington, agregando que «se trata de disuasión».

Wormuth subrayó que Washington quiere «bajar la temperatura en las relaciones con China», pero «obviamente» debe prepararse «para luchar y ganar esa guerra», al tiempo que descartó que China intente retomar el control de Taiwán por la fuerza en el corto plazo.

«La mejor manera de evitar una guerra es demostrar a China y a los países de la región que realmente podemos ganar esa guerra», reiteró.

Para cerrar sus apreciaciones sobre el tema, Pérez Pirela puntualizó que este conflicto, cuya dependencia de la guerra proxy de la OTAN contra Rusia que se disputa en Ucrania resulta ya inocultable, está en pleno desarrollo y es posible que se mantenga fuera de las arenas bélicas abiertas durante varios años, siempre que Estados Unidos no opte por usar a Taiwán como arma contra China.

Esta es la línea roja de Beijing y, dados los antecedentes en Ucrania, no debe descartarse que los países occidentales liderados por la Casa Blanca, se embarquen en una operación a mediano plazo para lograr que este globo de ensayo contra Rusia se repita en el Este asiático.

Primarias opositoras en Venezuela: la pelea en la que todo vale

Para cerrar la emisión, Miguel Ángel Pérez Pirela se refirió un tema interno de Venezuela: las primarias de la oposición, porque aunque falta cuando menos año y medio para que se convoquen formalmente los comicios presidenciales en Venezuela, la proliferación de aspirantes opositores y las campañas adelantadas signan hace varios meses la agenda informativa.

Con sus matices, el mensaje parece ser el mismo: presentarse como opción real para suceder a Nicolás Maduro al frente del país. Sin embargo, indicó, la atención mediática que reciben cada uno de los precandidatos no solo es muy dispar, sino que obedece a juegos de poder en los que, según el caso, están involucrados el gobierno de los Estados Unidos, agentes de la burguesía nacional, partidos políticos tradicionales y dirigentes en la sombra.

De entre estas fracciones destaca la Plataforma Unitaria, que aglutina a la mayor parte de los sectores que respaldaron el pretendido gobierno interino de Juan Guaidó.

A este respecto refirió que hábilmente, el grupo conformó una Comisión Nacional de Primaria para organizar una elección del abanderado opositor, que, aseguran, aspiran que sea único, y además, en su condición de clara favorita de Washington, la Comisión se presenta como representante legítima de todas las oposiciones en el país, si bien ello dista mucho de ser verdad.

El pasado 15 de febrero, el gobierno de los Estados Unidos celebró el anuncio de la Comisión Nacional de Primaria, en el que se precisó que un sector de la oposición escogerá a su candidato presidencial el próximo 22 de octubre.

«Damos la bienvenida al anuncio de hoy de un cronograma para las primarias de la oposición venezolana este año. Estados Unidos apoya todos los esfuerzos democráticos para garantizar elecciones presidenciales libres y justas en Venezuela», manifestó en Twitter Brian Nichols, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental.

El comunicador señaló que de estas declaraciones y de otras formuladas por funcionarios como James Story, diplomático asignado a Venezuela que despacha desde Colombia, se desprende falsamente que la oposición como un todo participará en esa contienda.

Para fundamentar la falacia tras esta narrativa

No obstante, a contrapelo de lo expresado por Nichols, es público que algunos partidos como Acción Democrática (AD) y Copei, que se alternaron en el poder entre 1958 y 1998, atraviesan divisiones internas y no está claro si las variadas precandidaturas surgidas bajo esas siglas competirán en el evento organizado bajo los auspicios de la Casa Blanca.

«Que no quepa la menor duda: las primarias de la oposición las está organizando la Casa Blanca. Tienen un defecto de origen: carecen completamente de soberanía y va a ganar el que Estados Unidos quiera. La oposición venezolana, nuevamente de espaldas al país», destacó.

A estos comentarios sumó que tampoco han estado ausentes las denuncias de exclusiones y de manos invisibles que mueven hilos para impedir la postulación de otros aspirantes que estén fuera del círculo de la Plataforma Unitaria, que ilustró con lo que comunicara este martes por el diputado José Brito, representante de la agrupación Primero Venezuela.

Para entrar en detalles, se refirió a lo recogido en el trabajo de LaIguana.TV «Este dirigente opositor denuncia obstáculos para participar en la primara opositora (+Story)», en el que se precisa que José Brito, diputado a la Asamblea Nacional y candidato presidencial de la tolda Primero Venezuela, denunció este martes que la Comisión Nacional de Primaria (CNP) ha puesto trabas para impedir su participación en los comicios en los que se pretende seleccionar a un candidato que represente a un amplio sector de la oposición para las presidenciales de 2024.

El parlamentario relató que en una reunión que sostuvieran las partes el pasado 8 de diciembre, Primero Venezuela designó a su representante técnico ante la CNP y advirtió que esperaba no tener que enterarse del resultado a través de las redes sociales. «Entre risas dijeron: ‘eso no ocurrirá’ y para sorpresa nuestra, eso fue lo que pasó», aseveró.

Siempre en apego a su versión, detrás de esta negativa estarían el secretario general de una fracción del partido Acción Democrática, Henry Ramos Allup, y otros dirigentes de la Plataforma Unitaria, quienes tendrían la última palabra en relación con las decisiones que adopta la CNP.

«Lamentablemente, [los miembros de la CNP] no tienen autonomía; lamentablemente, muchos de ellos tienen tutoría de esos señorones de la oposición minoritaria, extremista, irracional e irresponsable con el país», denunció.

Así las cosas, Brito indicó que el 30 de enero consignaron una carta de protesta ante la directiva de la CNP y este lunes presentaron los señalamientos ante representantes de la Unión Europea en el país, así como al diplomático estadounidense James Story.

««A ustedes le están mintiendo, a ustedes les está diciendo ese grupete al que ustedes le bajan billete, al que ustedes financian, al que ustedes tutelan, les está diciendo que aquí hay una convocatoria en la que está participando todo el mundo. Ni es amplia, ni es transparente y, además, es profundamente excluyente, divisionista, miope y profundamente derrotista», refirió, en alusión a las conversaciones con agentes extranjeros.

Al sectarismo denunciado por Brito agregó que otros precandidatos aún deben lidiar con asuntos serios como inhabilitaciones políticas, que de no ser levantadas, impedirían su participación en la justa presidencial de 2024, como le sucede al dos veces candidato presidencial Henrique Capriles Radonski, quien resultó favorecido en la consulta interna de su partido, Primero Justicia.

LaIguana.TV lo recogió así: «¿Cómo afectará la inhabilitación política a Henrique Capriles para las primarias? Esto dice su partido:

María Beatriz Martínez, presidenta del partido Primero Justicia (PJ) advirtió este martes que aunque Henrique Capriles Radonski ‘salió favorecido con gran contundencia’ en el proceso de consulta interna, la inhabilitación política que pesa en su contra podría comprometer su participación en los comicios presidenciales de 2024.

‘El candidato que gane las primarias debe estar habilitado’, dijo en en una entrevista concedida a una emisora radial, si bien matizó que ‘la propia Comisión Nacional de Primaria ha señalado que la inhabilitación no es ningún tipo de impedimento, porque no serán ellos lo que inhabiliten'».

Otro asunto que Pérez Pirela estima de importancia en esta competición interna –y casi a muerte– entre los aspirantes presidenciales de la oposición es la escasa popularidad de la que gozan entre la población, porque analistas de diverso signo político coinciden en que la lamentable situación de esta dirigencia es la resulta de más de 20 años de promesas incumplidas, de apuestas insurreccionales fracasadas y, más recientemente, de haber ocasionado daños visibles al país en el marco del pretendido gobierno interino de Juan Guaidó.

En este orden refirió que de acuerdo con un sondeo de la firma Hinterlaces correspondiente al último trimestre de 2022, prácticamente todos los liderazgos de la oposición acumulaban un rechazo superior al 80 %. La lista incluye a Capriles Radonski y a Juan Guaidó, pero también a otros agentes como Manuel Rosales, actual gobernador del estado Zulia y a la ultraderechista María Corina Machado, los mejor posicionados dentro de esa clase política, pero que, sin embargo, disponen de una base de apoyos próxima al 20 % y con escasa posibilidad de crecimiento.

En las últimas semanas, otro nombre ha pasado a engrosar la lista de pretendientes a Miraflores: el humorista Benjamín Rausseo, conocido popularmente en Venezuela como «Er Conde del Guácharo».

Con un programa ultraliberal de amplias privatizaciones, incluida la de la educación superior, Rausseo ha sido presentado en algunos entornos como el ‘outsider’ de la política que necesita Venezuela para salir adelante. Adicionalmente, algunas encuestas lo presentan, junto a Machado, como uno de los precandidatos opositores que parte con una mayor base de apoyo, lo que aunado a una estrategia de marketing eficiente, lo posicionaría como la figura clave a la que hay que apostar para desplazar al chavismo gobernante, sintetizó el experto.

Empero, apuntó, una investigación publicada por el portal de periodismo de datos abiertos La Tabla a mediados del mes de febrero, reveló que detrás de este posicionamiento de Rausseu y Machado están las manos de la oligarquía –a la que Machado pertenece– y una Organización No Gubernamental que recibió financiamiento del Departamento de Estado entre los años 2002 y 2005.

Para ahondar en estos señalamientos, refirió que el portal de investigación La Tabla reveló un presunto fraude detrás del sondeo de la encuestadora More Consulting, dirigida por el politólogo Luis Vidal, sobre los candidatos a las primarias de la oposición.

Dicha encuesta fue realizada entre el 12 y 17 de enero y, según sus resultados, María Corina Machado (presidenta de Vente Venezuela) y Benjamín Rausseo (mejor conocido como «Er Conde del Guácharo»), lideran la intención de votos de dicho sector.

La Tabla precisó que «factores de poder empresarial que ‘hacen política’ desde organizaciones ciudadanas, sorprendieron al posicionar a dos candidatos ‘extrapartidos’ como los preferidos por el 75 % de los electores».

De acuerdo con su pesquisa, se trataría de «un conjunto de entidades que operan (…) con total articulación en torno al Proyecto Plataforma Ciudadana». Estas entidades serían: Mujer y Ciudadanía A.C., Espacio Civil A.C., Consorcio Desarrollo y Justicia A.C, RedUni Red Universitaria de DDHH, Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia.

En la investigación adelantada por el medio especializado se indica que una revisión de sitios web relacionados con las referidas organizaciones dejó al descubierto una cobertura informativa favorable a María Corina Machado, mientras que el único invitado para exponer su oferta ha sido Rausseo.

Según el portal, ha sido «muy notoria» la intervención de estas entidades «en la promoción y organización de la elección primaria del candidato opositor», al tiempo que se detalla que «la acción más destacada promovida por la agrupación ha sido la firma de un ‘Pacto de respeto y no agresión’ entre candidatos de la primaria. Hasta ahora han efectuado dos jornadas de diálogo sobre el tema, según su página web».

La Tabla también se refirió a la oferta electoral de Rausseo (crear un bachillerato técnico y privatizar las universidades públicas) y precisó que fue presentada públicamente en un aula de la Universidad Monteávila (privada) por invitación de la A.C. Mujer y Ciudadanía, que ofrece un diplomado de Formación Política y Ciudadanía bajo su patrocinio.

A este respecto puntualizó que este informe se comunica que Luis Alberto Vidal Serodio es hermano del director del Centro de Participación Ciudadana de dicha casa de estudios, Juan Carlos Vidal Serodio y se refiere que «Juan Carlos, como director del Centro para Participación Ciudadana, fue quien organizó la presentación de su hermano encuestador Luis Alberto en el foro Percepción y defensa del voto el 23 de noviembre en el auditorio de la Universidad Monteávila».

En otro reporte publicado por La Tabla este 27 de febrero, se añade que la Asociación Civil Consorcio Desarrollo y Justicia es la instancia que mueve los hilos tras el impulso de esas precandidaturas de María Corina Machado y Benjamín Rausseo.

En concreto, indicó que documentos desclasificados del gobierno de los Estados Unidos indican que entre 2001 y 2006, esa organización recibió al menos 266.000 dólares de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), de los cuales 84.000 se otorgaron en el marco del golpe de Estado de abril de 2002 y el paro sabotaje petrolero de diciembre del mismo año.

Pérez Pirela comentó que si bien todavía es pronto para saber qué rumbo tomarán estas precandidaturas, es claro que hay muchos intereses detrás de la selección del eventual abanderado único de la oposición, que la pugna de poder es intensa y que a diferencia de lo que indican los micrófonos, Washington podría estar repartiendo los huevos en varias canastas y no en una sola.

En segundo lugar, a su parecer, las fracturas dentro de la oposición hacen pensar que será muy difícil que se consolide una alianza entre todos los factores derechistas y ultraderechistas que adversan al gobierno del presidente Nicolás Maduro y ello, a no dudarlo, favorece al chavismo gobernante.

También parece estar claro que la mayoría de los sectores de la oposición ha decidido por regresar al redil electoral e incluso competir seriamente por la presidencia.

«Si ustedes me preguntan, de las primarias no va a salir nada, la oposición no va a presentarse con un candidato único e incluso puede no presentarse. Estamos acostumbrados al show, que dicen que van a participar y luego no participan», alertó.

En esa línea advirtió que la suspensión de las negociaciones de México podría ser usada por sectores ultraextremistas –Leopoldo López y Juan Guaidó– para promover un boicot de los comicios de 2024 bajo la ya muy manida acusación de falta de garantías para participar en igualdad de condiciones.

Por ello, en su opinión, aunque suene un poco exagerado, este escenario no se descarta porque en esa misma fecha habrá elecciones presidenciales en los Estados Unidos y la posible vuelta de los republicanos a la Casa Blanca podría producir un cambio en la política de Washington hacia Venezuela.

Bajo esta línea de razonamiento, dijo para finalizar, Guaidó, López y compañía estarían apostando por el regreso de Donald Trump para reflotar sus menguadas posiciones y arreciar el cerco contra Maduro o quien sea que le suceda en el poder.

(LaIguana.TV)