La salsa es el Caribe y el Caribe es Miguel Pérez Pirela. De igual modo, esa idiosincrasia está intrínseca en la manera de crear de Manuel Barrios. Qué mejor forma para terminar un viaje musical como lo ha sido Filosófica, que bailando salsa. Este viernes cierra la presentación de un álbum que conjuga la música con la filosofía con el único propósito de explicar la vida mediante el arte.

“La salsa del Ser” es el décimo tema del fonograma escrito a cuatro manos entre Barrios y Pérez Pirela. “Estábamos exhaustos después de hacer nueve canciones en esa encerrona creativa. Pensé en José Martí y en los versos sencillos como un método para salir de toda la complejidad de los temas anteriores y llegar a algo cristalino y diáfano como las aguas del Caribe. Supimos que esta propuesta tenía que estar desprovista de complejidad, aunque hablase de cosas trascendentales”, cuenta el escritor venezolano.

Esta propuesta musical dialoga con el más allá de la inmortalidad a través del recuerdo de la gente que se queda después que morimos. “Los versos tocan cosas muy simples y esenciales como la sonrisa de papá, el llanto de un buen amigo; todo como debería ser la filosofía según un profesor que tuve en París: decir con palabras sencillas las cosas más complejas de la vida”.

Pérez Pirela refiere que la categoría del ser es en la filosofía el fundamento de todo el pensamiento; de ahí surgen la metafísica y la ontología. “Los adjetivos bello, alto, flaco, largo, corto vienen después del ser. Precisamente, ‘La salsa del Ser’ reflexiona sobre lo más esencial, los pequeños detalles de la vida que son finalmente lo que nos define: nuestros amores, nuestros seres queridos, insisto, el llanto de un buen amigo o la sonrisa de papá”.

Manuel Barrios, por su parte, partió de ese minimalismo en la letra de Pérez Pirela para concebir las orquestaciones de la canción. “Este es el único tema de toda la producción que no tiene cuerdas, sino que las sustituimos, junto a los dos violines y los dos chelos, por dos saxos y dos trompetas”.

En un momento Miguel le comentó sobre la posibilidad de mantener las cuerdas y combinarlas con los metales, relata Manuel, pero, el saxofonista sabía que el tema pedía otra cosa. “El arreglo parte de la concepción de la música latina, con las estructuras normales de introducción, estribillo, puente para el coro, un mambo y el final”.

“La salsa del Ser” concluyó el proceso de creación de Filosófica, por eso, según ambos artistas, la producción fue una fiesta y una manera de celebrar el fin de un camino de experimentación musical e intelectual. “Hice los arreglos pensando en toda la alegría que sentíamos. Le propuse a Miguel este coro y resultó ser bien pegajoso. Lo más importante era conseguir la sonrisa de los amigos más cercanos. Estoy seguro que se va a transmitir al resto de los oyentes”, comenta el saxofonista.

Manuel Barrios asegura que los caribeños estamos bañados en salsa, y aunque se considera un músico de jazz, la vive con mucha pasión. “Implica un sentido de identidad con nuestra herencia caribeña. La salsa combina el son con otras sonoridades y, además, ha tenido la capacidad de tomar identidad propia en cada lugar de nuestra América. En ella siempre hay algo de picardía y está el elemento provocador desde el punto de vista del discurso. En cuanto a la construcción melódica, la salsa siempre tiene un toque de jazz. Creo que es un elemento prácticamente inherente”.

Miguel Pérez Pirela, considera que la diferencia de “La salsa del Ser” respecto al resto de los temas de Filosófica, es la búsqueda más ardua y voluntaria para terminar hablando de lo que realmente es importante. En este sentido, cita su frase preferida dentro del álbum: “Soy la muerte que aún vive”.

“Todo es la muerte; la vida es un espacio pequeño entre la nada y la nada, pero, el suspiro de mi niño que no quiere despertar, el recuerdo de la gente que nos va a evocar después de la muerte, esos detalles que están en ese lapso pequeño llamado vida, son el ser, lo único que nos hace humanos: escribir, pintar, hacer música, trascender a lo material”.

Miguel Pérez Pirela es de Maracaibo. Creció con el viento lacustre del Caribe soplando en su cara, y desde ese tiempo la salsa se convirtió en la columna vertebral de lo que es. La música, la literatura y la filosofía son su otro sostén. Manuel Barrios comparte, desde su rol de músico, esa visión. “La salsa del Ser” y Filosófica, al fin y al cabo, es eso, ritmo, pensamiento, música, pasión, y deseos de trascender, pero no para que sus creadores se vanaglorien del éxito, sino como un granito de arena para que el ser humano comprenda que cosa es la vida.

(Thalía Fuentes Puebla, La Habana / LaIguana.TV)