Más de 6.700 sirios murieron y más de 14.500 resultaron heridos en los terremotos devastadores de febrero. EEUU anunció una exención de 180 días a las sanciones contra Siria para ayudarle, pero descartó levantar por completo las restricciones y continuó la extracción y el contrabando de recursos de las zonas ricas en petróleo y alimentos del país.

Washington y sus aliados de la milicia kurda local sacaron de contrabando del país otros dos convoyes cargados de petróleo sirio. Unas fuentes informaron a los medios locales de que habían avistado un convoy de 23 vehículos, entre ellos camiones cubiertos llenos de petróleo, que se dirigía desde los campos petrolíferos sirios de Al Jazeera hacia el paso fronterizo ilegal de Al Mahmudiya con Irak, en la campiña de Al Yarubiya.

Por otra parte, un convoy de 34 vehículos, entre camiones y camiones cisterna, fue visto dirigiéndose hacia Irak a través del paso fronterizo ilegal de Al Walid.

Pero las operaciones de contrabando del 4 de marzo no fueron las primeras de este tipo esta semana. El 27 de febrero, los medios informaron de que las fuerzas de ocupación estadounidenses habían enviado petróleo desde los campos de Al Jazeera a bases en Irak.

El 28 de febrero, el representante sirio ante la ONU, Bassam Sabbagh, arremetió contra el intento de Washington de politizar la respuesta humanitaria en Siria tras los devastadores terremotos del febrero, señalando que el «dominio ilegítimo de EEUU sobre los pozos de petróleo y gas en el noreste de Siria y el contrabando de petróleo fuera del país» constituyen una forma especial de crueldad que «privó a los sirios de estos materiales y de miles de millones de dólares en ingresos estimados».

EEUU opera una docena de bases militares en Siria sin el permiso del Gobierno de Damasco, reconocido internacionalmente. La mayoría de estas bases están situadas al este del río Éufrates, en las zonas del país ricas en energía y alimentos, donde se concentra aproximadamente el 90% de las modestas reservas de petróleo de Siria.

Siria nunca ha sido una gran potencia petrolera regional, pero tenía suficiente para garantizar la autosuficiencia energética, y obtener unos modestos ingresos por exportaciones, antes de que Washington y sus aliados regionales iniciaran una larga guerra contra Damasco en 2011. Las autoridades sirias han exigido reiteradamente la salida inmediata de las tropas estadounidenses y de todas las demás fuerzas extranjeras que operan ilegalmente en el país.

Damasco y sus aliados están convencidos de que el verdadero objetivo del contrabando de petróleo y alimentos no es realmente obtener beneficios sustanciales de los recursos robados, sino asfixiar a Siria e impedir que el país se reconstruya después de haber resistido con éxito la guerra de 2011.

Las autoridades sirias calculan que los daños causados por la guerra requerirán décadas y hasta 400.000 millones de dólares en recursos. Sin embargo, la continua ocupación estadounidense de las regiones orientales del país han convertido a Siria en un importador neto tanto de alimentos como de energía de sus aliados rusos e iraníes.

Mientras tanto, según el Banco Mundial, los sismos sumaron otros 5.100 millones de dólares en daños, y que entre las zonas dañadas se encontraban monumentos arquitectónicos de fama mundial, en cuya reconstrucción el Gobierno ya había gastado recientemente valiosos y limitados recursos, como la ciudadela de Alepo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la ONU.

El pasado 6 de febrero, tanto en el sureste de Turquía como en el noroeste de Siria, se produjeron varios temblores que provocaron la muerte de miles de personas. Los movimientos telúricos afectaron a las provincias de Alepo, Latakia, Hama y Tartus. Muchos países proponen ayuda para Ankara, pero pocos hacen lo mismo con Damasco por diversas razones.

(sputniknews)