En la más reciente entrega de su programa Cara a Cara, el periodista Clodovaldo Hernández entrevistó al analista petrolero y profesor universitario David Paravisini, con quien conversó sobre el estado de la industria petrolera venezolana y las particularidades que hoy caracterizan el mercado energético global.
El especialista apuntó que la producción de crudo en el país «sigue estando en niveles muy bajos», incluso en relación los mínimos históricos previos registrados a partir de la nacionalización en 1976, que se extendió hasta la década siguiente por causa de «una crisis fundamental» en el sector energético.
A juicio de Paravisini, la situación de bloqueo que hoy pesa sobre el país y que impide que el petróleo venezolano se comercialice sin problemas en el mercado mundial, se asemeja a la que promoviera Luis Giusti, expresidente de la estatal Petróleos de Venezuela, en el contexto del paro petrolero de 2002-2003, con el que se pretendía derrocar al entonces presidente, Hugo Chávez.
«Los venezolanos y venezolanas recordaremos cuando el señor Luis Giusti dirigía los ataques contra Venezuela durante el paro petrolero, decía: ‘vamos a paralizar los puertos, que no pueda salir petróleo y eso va a seguir aguas arriba, hasta que se cierren los pozos’. Eso es prácticamente lo que está sucediendo. No porque tengan bloqueados los puertos venezolanos, sino porque tienen bloqueado el mercado», comparó.
En tal escenario, indicó, «los mecanismos de exportación son muy limitados», a lo que se añade que en «el mercado mundial capitalista, sea indio, sea chino, sea el que sea, va también a favorecer el acceso a crudos pero a precios que sean de su conveniencia», lo que obligaría al país a procurarse de «algún tipo de seguridades de inversión o de garantías» que le permitan mantener su producción de crudo con un nivel de costos que permita un margen de ganancias, pese a los descuentos que se le imponen por causa del bloqueo.
«Venezuela para poder hacer eso en los mercados, en medio de los bloqueos, tiene que pagar esas penalidades, producto de la piratería y otras cosas. Podríamos hablar de 500.000 barriles, 400.000 barriles y puede que llegue a los 700.000 barriles, pero realmente es una situación muy deprimida», valoró.
A esta complicada situación, el analista agregó que la promoción de las inversiones en así llamadas «energías alternativas» –con independencia de sus costos de producción e incluso, ecológicos– también ha representado un escollo adicional para el país, porque ha padecido las consecuencias de la falta de acceso a materias primas, incluyendo el petróleo, en razón de las sanciones, así como «el castigo a las inversiones en el área petrolera».
Desde su punto de vista, este desplazamiento en las inversiones petroleras no tradicionales se soporta en una mentira: » que se puede prescindir del petróleo, el gas y el carbón» a corto plazo, que, no obstante, le demanda al país una reinvención de su propio papel en el mercado energética.
«Sea falsa o no la versión que se está manejando, el mundo entero del capital petrolero está haciendo inversiones (…), aquí mismo en Guyana, en Brasil, inversiones milmillonarias en dólares, que si se hicieran en tierra firme, si se hacen aquí en Venezuela, costarían un tercio o un cuarto porque son en tierra firme y con pozos a 800 metros, mientras allí están hablando de plataformas aguas afuera a 2.000, 3.000 metros de profundidad», apreció.
En este marco aseguró que a Venezuela se le ha impuesto una batalla que le impida al norte global apropiarse de sus materias primas estratégicas «sin pagar por ellas, provocando guerras y el caos interno», una estrategia que ya se ha avanzado exitosamente en otros países petroleros como Libia, Irán, Iraq o Sudán.
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(LaIguana.TV)