Este 23 de marzo, la Dra. Ximena González Broquen, presidenta de La Iguana Ediciones y el periodista Clodovaldo Hernández presentaron en la 18ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), capítulo La Guaira, el libro Conversaciones Descoloniales, que compila los intercambios de Miguel Ángel Pérez Pirela con importantes pensadores de esa corriente epistemológica, cuya urgencia en el proceso de liberación de los pueblos del sur global no hace más que acrecentarse.

Con acierto, los presentadores señalaron que «lo decolonial está de moda» y, a diferencia de lo que ocurría en tiempos pretéritos, ha devenido en «lema, etiqueta, eje estratégico» que amenaza con desplazar aquella idea hondamente instalada en los imaginarios locales y regionales de que el colonialismo trocó su fin con los procesos de liberación nacional e independencias.

«Nada más alejado de la realidad. Si bien nuestras independencias nos permitieron cortar el cordón umbilical con el viejo mundo, seguimos pensando, aunque no lo reconozcamos, que somos meros niños y niñas jugando a ser adultos (…) que, para liberarse, basta con cortarle la cabeza al rey y abrir las puertas de sus palacios para poder instalarnos todos y todas ahí. Usar las propias armas del imperio para destruirlo», advirtieron.

Esta mentalidad, cuyas consecuencias son visibles en el devenir de nuestros pueblos, la resumieron con una poderosa frase de la pensadora afroestadounidense Audre Lorde: «No se puede desmontar la casa del Amo con sus herramientas», es decir, no podremos superar la dominación imperialista sin demoler todas sus herencias, incluyendo «la cárcel disfrazada de jardín» que es el Estado moderno, a la que entramos resueltamente por nuestro propio pie.

Alertaron asimismo que esta moda descolonial entraña enormes riesgos, pues «se cotiza ya en el mercado y (…) corre el riesgo de terminar como mero producto enlatado, servido en todas las mesas como mero menú de salvación», vacío de sentido, banalizado y «en peligro de ser recuperado, digerido y regurgitado por el imperio que todo lo devora», es decir, desprovisto de «su potencia liberadora».

«Descolonizate nos dicen, mientras las fuerzas enemigas del imperio siguen avanzando en las sombras. Es que así funciona el imperio. Recupera nuestras luchas, las despolitiza para luego servírnosla de forma condescendiente para neutralizarnos con nuestras propias palabras, con nuestras propias armas», apuntaron.

La proliferación abusiva del término «descolonial», les mereció una comparación con la reflexión que adelantara en su día el presidente Hugo Chávez con la palabra «socialista», cuyo riesgo de cosificación y de instrumentalización advirtió vehementemente.

Para González y Hernández, median circunstancias análogas: si bien no es una mala noticia que se reivindique lo descolonial en muchos espacios, también consideran que no puede dejarse de lado que «el discurso de lo decolonial corre el mismo riesgo que corre todo discurso de liberación cuando logra constituirse como discurso dominante», con el agravante de que en este caso, ese desplazamiento se ampara bajo el paraguas de preceptos que nadie progresista o de izquierda podría rechazar.

«Ahora bien, frente a estos riesgos tenemos que sonar la alarma y clamar: lo descolonial no es mero discurso producido en serie por la industria cultural y la farándula política imperial. No podemos dejar que el Imperio se apropie del mismo. Tenemos que darle cuerpo, darle carne. Porque lo descolonial viene de lo más profundo de nuestras entrañas, de nuestras luchas, de nuestros sufrimientos. Lo descolonial nos permite cuestionar todo lo que nos han enseñado, irreverentemente», completaron.

A su juicio, el pensamiento descolonial, más que ideas teóricas abstractas, supone un marco de «lucha constante», «praxis cotidiana», atada sin remedio a la historia y realizada desde el cuerpo mismo; «es entonces un proceso, un actuar, un sentir, un vivir. No una etiqueta, sea académica o política».

Es en este marco donde cobra sentido una obra como Conversaciones Descoloniales, que se presenta «como una modesta contribución al esfuerzo de no perder el carácter profundamente transformador de lo decolonial; se ofrece pues como un baile, como un viaje que contiene miradas múltiples, brújulas apuntando todas hacia al Sur, o mejor dicho, hacía los sures».

Indicaron además que las 14 conversaciones recogidas en el volumen –cuya versión estuvo a cargo de Clodovaldo Hernández–, «presentan, cuestionan, ríen, cuentan, sueñan, se asombran y lloran, también, con esa fluidez que solo el hablar le da al pensamiento que se hace acción entre nosotros y nosotras. En ese intersticio de la mirada, del silencio, del asombro y la sonrisa, que teje el estar juntos, juntas. Hablando. Simplemente hablando».

Los protagonistas de estas reflexiones son Enrique Dussel, Atilio Borón, Luis Britto García, Ramón Grosfoguel, Vladimir Acosta, Karina Ochoa, Aura Cumes, Roberto Almanza y Katya Colmenares, quienes apostaron por intercambios descoloniales con Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea. El maestro Dussel va por partida doble, porque se adjunta una entrevista exclusiva concedida a Clodovaldo Hernández.

Los presentadores destacaron que este proyecto editorial no solamente presenta una versión escrita de cada una de las conversaciones –que han sido organizadas convenientemente en varios capítulos–, sino que le ofrecen al lector la posibilidad de acceder al video original del intercambio en las redes de LaIguana.TV. El original concepto se resume en: «conversaciones dentro de otras conversaciones».

Para finalizar, comentaron brevemente la estructura de Conversaciones Descoloniales: «una primera gran sección, intitulada Pensar descolonial desde donde sea (…). Luego de un intermedio, que juega a jaquear la modernidad, la segunda sección intitulada, a su vez, De la realidad real, se presenta como otro nivel de aterrizaje, ahora, en temas de geopolítica álgidos, urgentes y concretos. El libro cierra finalmente, a modo de conclusión abierta, con unas reflexiones que nos transportan a ese futuro que ya está aquí y sobre el cual necesitamos, urgentemente, abrir los ojos y tomar postura, meter el cuerpo».

(LaIguana.TV)