Cientos de miles de franceses asistieron a las marchas contra la reforma de pensiones del presidente del país, Emmanuel Macron. Los sindicatos declararon que la única solución es la derogación de la ley.

De acuerdo a cifras de la Confederación General del Trabajo (CGT), las protestas movilizaron a alrededor de 2 millones de personas a lo largo del país, mientras que para funcionarios del Ministerios del Interior la concurrencia fue de 570 mil.

El diario francés Le Parisien informó que pese que se trató de una marcha pacífica, se produjeron incidentes aislados, como el destrozo del escaparate de un banco y el incendio de un restaurante ubicado en el bulevar Montparnasse.

Además, se viralizaron por redes sociales imágenes de manifestantes ingresando a las instalaciones de varias empresas multinacionales, como el caso de la inversora estadounidense Black Rock, que fue el blanco de protestas de trabajadores ferroviarios que se dirigían camino a la Asamblea Nacional a protestas.

En tanto, la agencia Europa Press precisó que las fuerzas de seguridad detuvieron a 20 personas por distintos disturbios y altercados, mientras que The Associated Press remarcó que los elementos del orden nuevamente utilizaron gases lacrimógenos contra los ciudadanos.

Por su parte, la jefatura de la Policía parisina comunicó que varios agentes habían resultado heridos tras choques con los manifestantes, y que una policía debió ser atendida en un hospital luego de que ser golpeada con un adoquín en su casco.

Si bien sectores como el transporte y la educación se plegaron a la huelga convocada por la CGT, la convocatoria de este jueves no resultó tan masiva como en ocasiones anteriores en el pasado mes.

Varios aeropuertos de ciudades como Nantes, Marsella y Toulouse recortaron un 20 % los trayectos programados, pero el parisino Orly ya había anunciado que operaría normalmente.

Pese a que se trata de la undécima manifestación contra la reforma jubilatoria, que establece el paulatino aumento de la edad de jubilación hasta llegar a los 64 años, el gobierno de Macron ha dejado en claro que no cederá y sostendrá la iniciativa, pese a su impopularidad entre los sindicatos.

(Sputnik)