Los documentos presuntamente filtrados del Pentágono revelan que hay soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) peleando en el frente de guerra de Ucrania, lo que implica la participación directa de esta alianza en contra de Rusia. Esto significa que basta una bala para generar una conflagración de mayor escala entre potencias nucleares, advirtió Miguel Ángel Pérez Pirela en la continuación de su análisis sobre los supuestos papeles secretos divulgados recientemente. 

Los militares, aproximadamente un centenar, pertenecerían a fuerzas de élite tanto de Estados Unidos como de Reino Unido, Francia, Letonia y otros países europeos. 

Los hechos 

Como cabía esperar, en el tema de los papeles militares divulgados sin autorización lo más reseñado ha sido la situación de Ucrania en el frente y las opciones que Washington estaría barajando para mejorar la posición de Kiev antes de las conversaciones de paz con Rusia y el eventual fin del conflicto.  

Aunque todavía no están sobre la mesa, informes como el que publicara el pasado febrero el think thank atlantista RAND Corporation hacen pensar que, micrófonos aparte, en Washington calibran la posibilidad de que la guerra acabe pronto por considerarla perjudicial para sus intereses, de cara a una confrontación más directa con China en el mediano plazo.  

LaIguana.TV tituló: “EEUU duda del éxito de la contraofensiva de Ucrania: Documentos secretos filtrados lo revelan”. 

En esa noticia se indica que Estados Unidos duda de que la contraofensiva que las Fuerzas Armadas de Ucrania han planeado para esta primavera se traduzca en grandes ganancias territoriales, refirió The Washington Post con base en los documentos desclasificados del Pentágono y de otras agencias publicados en las redes sociales.  

Siempre siguiendo esta versión, la inteligencia estadounidense habría calificado este reporte como «ultrasecreto» y en él se aseguraría que la falta de tropas, armas y municiones podría implicar que Ucrania «no logre» cumplir con el objetivo de recuperar el territorio que ha perdido en el desarrollo de la guerra.  

El Times subraya que esta «sombría» valoración, aparentemente elaborada entre febrero y marzo de este año, contrasta con la versión casi cartelizada de la prensa occidental, según la cual Kiev estaría a un paso de revertir la complicada situación en el terreno cuando llegue el armamento de alto calibre prometido por la OTAN.  

Fuentes familiarizadas con el asunto dijeron al Post que estas revelaciones explicarían por qué el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin, y otros altos mandos del Pentágono conversaron las últimas semanas con sus homólogos ucranianos para advertirles que sus ambiciones debían viajar de la mano con sus capacidades reales.  

“Aquí, en Venezuela, decimos que deseos no empreñan”, comentó el moderador del programa Desde Donde Sea. 

Por otra parte, según los documentos, los ingentes recursos destinados por la Casa Blanca y sus aliados para dotar de armas y equipamiento militar al ejército de Ucrania no han sido suficientes para compensar la insuficiencia de tropas y pertrechos bélicos en el campo de batalla, algo admitido por el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, una semana antes del escándalo.  

De acuerdo con los supuestos papeles secretos del Pentágono, pareciera que la obligación de financiar durante largo tiempo una guerra militarmente estancada e incluso con alto riesgo de derrota, podría resquebrajar la posición occidental sobre este tema a los dos lados del Atlántico (en Estados Unidos y en Europa) y, en consecuencia, forzaría el alto el fuego y el inicio de las conversaciones para resolver el conflicto.

Siempre en apego a lo divulgado por The Washington Post, por ahora, la solución negociada tiene su principal obstáculo en el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que empujado por la OTAN ha descartado –incluso a nivel legal– cualquier conversación de paz con el Kremlin, mientras Rusia esté gobernada por Vladímir Putin. 

“Esta guerra va a terminar con diálogo, con Ucrania aceptando grandes pérdidas territoriales y con Estados Unidos frotándose las manos por las enormes deudas que tendrán Ucrania y Europa con ellos”, dijo el moderador. 

Como se sabe, Zelenski, amparado por declaraciones de voceros como el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha prometido propinar una derrota «total» a Rusia en el campo de batalla.  

Soldados de la OTAN en combate 

Los documentos secretos revelan también otro asunto que no es para nada sorprendente: los mandos estadounidenses asumen abiertamente que la OTAN está librando una guerra subsidiaria contra Moscú e incluso refieren que hay más de 100 de soldados de la élite del bloque militar desplegados en el frente, como ha denunciado incesantemente el gobierno ruso incluso antes del inicio de la guerra.  

The Washington Post refiere además que un mapa secreto filtrado muestra los límites establecidos por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para que sus aviones espía sobrevuelen las proximidades de la península de Crimea.  

Lo llamativo no es que tal mapa exista, sino que la instrucción sea que los sobrevuelos de inteligencia se realicen mucho más lejos de lo que permite el derecho internacional. 

Esto ha sido interpretado por expertos y analistas como una previsión tomada por el Pentágono para evitar incidentes directos con Rusia, tras la caída de un dron estadounidense en aguas del Mar Negro a mediados de marzo.  

Espionaje a aliados

Adicionalmente, los papeles sacaron a la luz otro tema espinoso: el espionaje de Estados Unidos sobre países amigos. En esta oportunidad, uno de los blancos fue Corea del Sur, que sin ser parte de la Alianza Atlántica, puede considerarse junto a Japón el principal aliado estratégico de Washington en el Este asiático contra la influencia de China.  

Informes, cuya fecha no ha sido especificada, indican que altos funcionarios de Seúl se estarían debatiendo entre abandonar su política de no enviar ni vender armas o municiones a países donde se desarrollan guerras y ceder a las presiones de la administración Biden para hacerlas llegar a Ucrania.  

Uno en específico afirma el gobierno de Yoon Suk Yeol acordó vender proyectiles de artillería para ayudar al Ejército estadounidense a reponer sus reservas e insistió que ellos deben ser el «usuario final». No obstante, los altos mandos coreanos estarían preocupados ante la posibilidad de que los cargamentos finalmente sean enviados a Ucrania.  

Un portavoz de alto nivel surcoreano calificó la especie como «falsa y manipulada», pero Reuters publicó el pasado domingo que Seúl discutiría con Washington «las cuestiones planteadas» en el reporte.  

Como se recordará, Corea del Sur fue uno de los puntos visitados a finales de enero por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como parte de su gira por el este de Asia.  

En el recorrido, que también incluyó Japón y que tenía como propósito conseguir apoyo militar para Ucrania, Stoltenberg presentó a China y a Corea del Norte como amenazas reales para Corea del Sur y Japón, al tiempo que aseveró que la situación que hoy vive Ucrania –guerra con un vecino más poderoso– podría replicarse en aquellos parajes.  

Pero si esas palabras consiguieron el anhelado respaldo en Tokio, no sucedió lo mismo en el caso de Seúl, que se mostró mucho más cauteloso en anunciar compromisos y arreglos militares, en función de su política de no alimentar conflictos armados.  

En todo caso, las revelaciones del espionaje de Estados Unidos a funcionarios surcoreanos aparecieron pocas jornadas antes de la visita de Estado que realizará el presidente Yoon Suk-yeol a Washington, la primera que hace un líder de Corea del Sur a ese país en 12 años.  

Este lunes, la agencia oficial Yonhap compiló declaraciones de voceros que intentaron quitarle hierro al asunto, aunque también admitieron que hay quienes piensan que la visita debe ser reconsiderada hasta tanto no se aclare lo del espionaje de Estados Unidos contra Seúl.  

En criterio de estas personas, todavía no se ha establecido la veracidad de los informes, pero tampoco se ha demostrado fehacientemente su falsedad.  

Los reportes también refieren espionaje al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, así como al gobierno de Israel encabezado por Benjamín Netanyahu.  

Pero si el espionaje a Zelenski pasó casi por debajo de la mesa y no ha sido particularmente comentado por portavoces o medios afines a Kiev, no ha sucedido lo mismo con las interferencias estadounidenses en la administración de Netanyahu.  

Papeles sobre China

Finalmente, los documentos secretos también aluden a China. Según CNN, China podría usar los ataques perpetrados por el ejército ucraniano al interior de Rusia como «una oportunidad para presentar a la OTAN como agresor», por lo que el gobierno de Xi Jinping podría «aumentar su ayuda a Rusia si considera que los ataques son significativos».  

Lo reseñado por CNN parte del principio de que Beijing está suministrando armamento a Rusia –otro reporte filtrado asegura que Egipto, aliado de Occidente en el norte africano, también lo hace–, una aseveración que ha sido desmentida una y otra vez por las autoridades chinas. 

La especie fue resucitada otra vez a propósito de estas filtraciones. En los documentos se indica que, según escuchas de Washington a los servicios de inteligencia rusos, China habría aprobado enviar armamento letal a Moscú.  

Como es suficientemente conocido, a pesar de la estrecha cooperación con el gobierno ruso en diversos ámbitos, China ha subrayado su papel neutral en el conflicto y ha apuntalado su eventual rol como mediadora, al punto de presentar un plan de paz que fue visto con buenos ojos en el Kremlin –a pesar de que uno de los puntos indica que debe respetarse la integridad territorial de Ucrania–, pero no así entre los países de la OTAN y sus aliados.  

En el caso que nos ocupa, el gobierno de Xi exhortó a Estados Unidos a explicarle a la «comunidad internacional» lo contenido en las filtraciones, pues la documentación demostraría no solo la implicación directa de la Casa Blanca en la guerra que se libra en Ucrania, sino también daría cuenta de espionaje y otras prácticas que contravienen los supuestos «valores democráticos» del Occidente colectivo. 

Wang no se limitó a comentar abstractamente las implicaciones de las filtraciones de presuntos documentos secretos del Pentágono, sino que acusó a la parte estadounidenses de socavar las relaciones bilaterales con su política de injerencias sostenidas sobre los asuntos internos de otros países.  

Se refería a la reciente visita de la presidenta taiwanesa a California, en la que se reunión con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy y a los apoyos militares que obtuvo durante la visita. Voceros del Partido Republicano llegaron incluso a asegurar que Estados Unidos debía enviar tropas a la provincia rebelde de China para «defenderla».  

“Si hacen eso, sí es verdad que estalla la Tercera Guerra Mundial”, opinó Pérez Pirela.  

Rusia: es desinformación 

Finalmente, otro asunto a considerar es que a pesar de que los papeles filtrados parecen confirmar la tesis rusa de la «guerra híbrida» de Estados Unidos contra su país, altos cargos del gobierno de Vladímir Putin como el viceministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, no descartan que todo cuanto se ha revelado con respecto a la guerra en Ucrania no sea más que desinformación.  

«Dado que Estados Unidos está implicado directamente en el conflicto y, de hecho, está librando una guerra híbrida contra nosotros, semejantes trucos se usan para desorientar al enemigo, es decir, a la Federación de Rusia. No afirmo nada. Solo digo que varios tipos de escenarios y de modelos son bastante concebibles en este contexto», manifestó el diplomático ante la prensa. 

Las suspicacias del Kremlin no suenan descabelladas, si se toma en cuenta que cadenas como CNN anunciaron con total normalidad que tras la filtración, Ucrania –es decir, el Pentágono y los organismos de Defensa de los países de la OTAN– está reestructurando su ofensiva de primavera.  

De ser cierto el contenido de los presuntos documentos secretos, es claro que los mandos militares ucranianos estarían forzados a producir un «plan B» en un lapso breve, pero aunque así fuere, vale la pena preguntarse por qué CNN y otros medios similares lo presentan como una novedad, en lugar de señalar que es lo menos que cabría esperar en tales circunstancias.  

Tampoco queda suficientemente claro por qué una operación militar a gran escala, como una contraofensiva, no contaría con un plan de respaldo, cuando lo habitual en estos casos es que se consideren diversos escenarios, dado que no es posible controlar variables relevantes como la respuesta del enemigo, contingencias logísticas o particularidades en el terreno.  

“Hay demasiadas cosas que no encajan en este asunto de las filtraciones”, concluyó Pérez Pirela. 

(LaIguana.TV)