El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, bajo el auspicio de China, tendrá consecuencias globales muy importantes, pues se trata de dos potencias energéticas clave y también podría tener el efecto inmediato, nada desdeñable, de la paz en Yemen, tras ocho años de una cruel guerra con graves consecuencias humanitarias. 

Este fue otro de los temas internacionales abordado en el programa Desde Donde Sea por el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela. 

Mostró el Iguanazo, caricatura de Iván Lira en la que un brazo de manga roja, con el rótulo “China” lanza dos palomas de la paz, una llamada Arabia Saudita y otra, Irán. Del lado contrario, el cañón de un arma en el que se leen las letras “EEUU”, dice: “China es una amenaza porque promueve la paz y no la guerra”. 

Los hechos

La reanudación de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita por mediación de China, así como la posibilidad real de que se firme un acuerdo de paz para poner fin a la guerra que desangra a Yemen desde hace ocho años, son indicios de los profundos cambios geopolíticos que están aconteciendo en el mundo.  

En las últimas semanas se han venido desarrollando en Medio Oriente un conjunto de movimientos que, aisladamente considerados podrían parecer más de lo mismo dentro de una región azotada por guerras y conflictos casi interminables, pero que vistos más de cerca, dicen mucho más acerca de los cambios en las configuraciones de poder entre potencias globales y regionales.  

Si se atiende a lo más estructural, un acontecimiento escasamente reseñado por los medios occidentales es suficientemente elocuente para ilustrar lo que acabamos de afirmar: la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, que se encontraban en suspenso desde enero de 2016.

La recomposición de lazos entre Teherán y Riad fue posible gracias a la mediación directa del gobierno de Xi Jinping y la participación de Irak y Omán, que fungieron como sede de las conversaciones en los años 2021 y 2022.  

Conviene apuntar que los intereses chinos en la convulsa región no han hecho más que crecer en la última década, al punto de que Beijing se ha convertido en el destinatario de 25 % de los más de 8,5 millones de barriles de petróleo por día que produce el reino.  

Con Irán, China ha hecho frente común contra Occidente, además de apuntalarse como uno de los socios comerciales más importantes de la República islámica y de invitarla a incorporarse al bloque BRICS, una propuesta que fue acogida positivamente por el gobierno de Ebrahim Raisi.  

EEUU desplazado 

Un primer subtexto que se desprende de lo anterior, es que, a diferencia de lo que sucedía hasta hace no mucho, Estados Unidos parece haber perdido influencia sobre la política exterior saudita, un aliado clave contra Irán.  

Los indicios de esta pérdida de influencia no son del todo nuevos. En los últimos años y especialmente desde que inició la guerra en Ucrania, a través del bloque OPEP+ (del que también participa Rusia) las autoridades de Arabia Saudita se han negado en redondo a seguir políticas petroleras que beneficien exclusivamente a los intereses de Estados Unidos y han privilegiado la estabilidad del mercado de los hidrocarburos.

Los recortes acordados por el bloque como respuesta a las restricciones impuestas por el Occidente colectivo al crudo siberiano, se han dejado sentir con estridencia en todo el mundo, afectado por una escalada inflacionaria de la que no se ha librado prácticamente ningún país.

Por si ello no fuera suficiente, Arabia Saudita, que fungió como uno de los principales impulsores del intento de derrocamiento del gobierno de Bashar al Asad en Siria y encabezó la expulsión del país de la Liga Árabe la década pasada, hace pocas jornadas envió diplomáticos a Damasco.  

“Estamos ante un hecho realmente importante, desde el punto de vista geopolítico”, dijo Pérez Pirela. 

Según reportes de medios en lengua árabe, el objetivo de estos acercamientos es allanar el camino de vuelta de Siria al bloque regional, que otrora tuvo una importancia decisiva en los enfrentamientos del así llamado conflicto árabe-israelí.   

Sin embargo, hay otros obstáculos en el horizonte, como la oposición de Catar al retorno de Siria y la recomposición de los deteriorados nexos sirio-turcos, pero lo que sí luce claro es que Riad parece haber retrocedido en una posición que hasta hace no demasiado tiempo parecía innegociable.

En cualquier caso, la reanudación de lazos diplomáticos entre Irán y Arabia Saudita no se quedó solo en los micrófonos. A los pocos días de anunciarse la reapertura de embajadas, se conoció que delegaciones de los dos países discutirían cara a cara los detalles de la implementación de la decisión.  

Así, el pasado 8 de abril, una comitiva saudita de alto nivel acudió a la capital iraní para hacer seguimiento al proceso de reapertura de sus respectivas misiones diplomáticas y se espera que Irán pronto envíe representantes al reino para reabrir su embajada y un consulado.  

La cancillería de Irán subrayó que este acercamiento beneficiará a todos los países de la región, al servir como garantía de paz, estabilidad y seguridad, sin contar con las ventajas que ello supone para el comercio intrarregional.  

Soplan vientos de paz en Yemen

Si lo antes expuesto reviste de una importancia innegable y augura mejores tiempos para una zona del mundo ampliamente desangrada por conflictos impulsados por Estados Unidos y sus aliados, la mejor noticia que ha traído la proximidad entre Irán y Arabia Saudita es el eventual fin de la guerra de Yemen, que ha sido calificada por los especialistas como una guerra proxy entre las dos potencias regionales.  

Aunque escasamente mencionado en los grandes medios Occidentales, este conflicto ha sido uno de los más sangrientos y devastadores de la región, al punto de sumir al país en una miseria inédita (se estima que unos 23 millones de personas requieren asistencia humanitaria) y haber ocasionado la muerte directa de más de 350.000 personas, muchas de ellas civiles, según cifras de las Naciones Unidas de 2021.  

Habitualmente es presentado como una guerra civil, pero es del dominio público que Riad y Emiratos Árabes Unidos han financiado al gobierno yemení contra los rebeldes hutíes y también se han encargado de bloquear la precaria economía local, al tiempo que Teherán ha respaldado económica y militarmente a las milicias insurgentes. 

De acuerdo con los reportes oficiales divulgados en Occidente, también se han unido bajo cuerda al conflicto países como Catar, Marruecos, Jordania, Sudán, Senegal, Siria o Irak, así como la organización libanesa Hizbolá, al tiempo que Al-Qaeda y el Estado Islámico figuran como una tercera fuerza en pugna, si bien su presencia se ha debilitado en los últimos años.  

“Es un conflicto caótico desde varios puntos de vista”, dijo Pérez Pirela. 

Aunque en 2022 se acordó un cese al fuego parcial, la amenaza de reanudación de la peor fase de la guerra –cuyos efectos se siguen sintiendo a gran escala– lucía muy real a inicios de abril, cuando se dio por cumplido el octavo año del conflicto.  

Pero el pasado jueves, mientras las confesiones cristianas celebraban el Jueves Santo, Reuters informó que Arabia Saudí estaría trabajando con otros gobiernos de la región para poner fin a la guerra rápidamente.  

El titular de LaIguana.TV al respecto, se preguntó: ¿Arabia Saudita podría terminar pronto la guerra de 8 años en Yemen? (+Reuters) 

El texto de esta noticia indica que una delegación compuesta por representantes de Arabia Saudí y Omán planean visitar Saná la segunda semana de abril para negociar con las autoridades yemeníes un cese al fuego permanente que permita concluir la guerra en ese país, afirmó Reuters en un reporte aparecido el pasado 7 de abril.   

Según la agencia, fuentes familiarizadas con la situación aseveraron que el acuerdo podría anunciarse antes de la fiesta del Eid al Fitr, que marca el final del Ramadán y empieza el 20 de abril.  

Trascendió que las conversaciones se enfocarían en la reapertura de todos los puertos y aeropuertos de Yemen, el pago de los salarios de los trabajadores de la administración pública, la reconstrucción del país y los pasos para asegurar «una transición política».  

La agencia informó que el enviado especial de las Naciones Unidas para Yemen, Hans Grundberg, se reunió en Mascate, capital de Omán, con funcionarios omaníes y representantes de los rebeldes hutíes para avanzar en un proceso de paz.  

Varias fuentes dijeron a la cadena Al Mayadeen que el 6 de abril, Riad informó al gobierno yemení sobre las negociaciones que adelantaba con los hutíes y que el ministro de Defensa del reino puso sobre la mesa lo que valoró como «la solución para salir de la guerra en Yemen».  

Posteriormente se conoció que lo informado por Reuters y Al Mayadeen era verídico, pues una delegación compuesta por representantes sauditas y omaníes llegó a Saná el pasado sábado para iniciar las conversaciones de paz.  

Reuters sostiene que la «solución» saudí implica extender el alto el fuego durante un año más, a cambio de desembolsar el dinero para pagar a los empleados públicos, «la unificación de la moneda y la apertura completa del puerto de Al-Hudaydah», tras lo cual se produciría el anhelado anuncio del fin de la guerra y el fin de la injerencia saudí en Yemen.  

En concordancia con los esfuerzos de paz comunicados, se conoció que el pasado jueves, la coalición militar encabezada por Arabia Saudita puso fin al bloqueo de todos los puertos yemeníes que había impuesto desde 2015, por lo que ahora la mayoría de los barcos comerciales podrán atracar en los puertos del sur, incluido el estratégico Adén, sin tener que someterse a controles sauditas.  

Las acciones de «buena voluntad» saudíes también se extendieron al plano militar. Este 9 de abril, los rebeldes hutíes informaron en un comunicado que Riad había liberado a 13 prisioneros de guerra.  

De momento, se conoce que las conversaciones de paz están marchando con buen pie, de acuerdo con reportes aparecidos en medios internacionales a inicios de la presente semana.   

Otra nota de LaIguana.TV se tituló: “Avanzan los diálogos de paz en Yemen” y reseñó que el pasado domingo coincidieron en la capital de Yemen funcionarios saudíes para iniciar las conversaciones de paz con los rebeldes hutíes respaldados por Irán, informaron voceros oficiales.

La delegación saudí, presidida por el embajador de Arabia Saudita en Yemen, Mohamed bin Said Al Jaber, se reunió con el jefe del Consejo Supremo Político de los hutíes, Mahdi al Mashat, a los que se sumaron representantes de Omán, mediador en el conflicto.  

Uno de los líderes hutíes, llamado Mohamed al Bukaiti, comunicó en Twitter que funcionarios sauditas y omaníes conversarían sobre las «maneras de lograr una paz total y duradera en la región».  

El portavoz también dijo que alcanzar una paz honorable entre los hutíes y los sauditas sería «un triunfo para ambas partes» e instó a todos los bandos a dar pasos para «preservar un ambiente pacífico y prepararse para dar vuelta a la página». 

De su lado, el jefe negociador del gobierno de Yemen, Muhamad Abdel Salam, enfatizó que para lograr un alto el fuego permanente, todas las agresiones contra Yemen deben detenerse, incluyendo el bloqueo de sus puertos y aeropuertos.  

Adicionalmente, condicionó el éxito de la iniciativa a que se garantice que los funcionarios del Estado puedan recibir oportunamente sus salarios, que todas las fuerzas extranjeras abandonen el territorio yemení sin condiciones y que Riad, en tanto potencia agresora, desembolse reparaciones de guerra y financie la reconstrucción del país.  

Aún es pronto para saber si esta cruzada a favor de la paz en Yemen rendirá los frutos deseados, pero hasta ahora, el descongelamiento visible de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita parece apuntar en esa dirección.  

Pérez Pirela señaló que toda la gente de buena voluntad en el planeta desea que se concreten los esfuerzos de paz para Yemen, que pongan fin al extremo sufrimiento de su pueblo. 

(LaIguana.TV)