Varios países europeos anunciaron en los últimos días sus planes de prohibir la importación de productos agrícolas ucranianos. Las decisiones al respecto se toman después de que los cereales ucranianos inundaran los mercados de esas naciones, provocando la protesta de los agricultores locales.

¿En qué consiste el problema?

Tras el inicio del operativo militar ruso en Ucrania, la Unión Europea decidió cancelar los aranceles a los cereales ucranianos en un intento de apoyar la economía del país eslavo. La medida debía facilitar la exportación de productos agrícolas a países necesitados de Asia y África, pero una gran parte del grano llegó a mercados de países vecinos de Ucrania, como Polonia, Rumanía y Hungría.

La situación provocó un exceso de este tipo de productos en esos países, con la consiguiente caída de precios, lo que generó las protestas de los agricultores locales, que afirman sufrir grandes pérdidas.

¿Qué países prohibieron la importación?

Polonia fue la primera en anunciar la semana pasada la prohibición temporal a la importación de cereales y otros productos alimenticios provenientes de Ucrania. Luego, Hungría y Eslovaquia siguieron sus pasos.

Por su parte, Bulgaria señaló que evalúa tomar una medida similar, mientras que el gobernante Partido Socialdemócrata de Rumanía anunció que solicitará al Gobierno de coalición que apruebe un decreto de emergencia para paralizar la importación de cereales ucranianos.

¿Cuál es la postura de la UE?

Tras la decisión de Polonia y Hungría, un portavoz de la Comisión Europea comunicó que «la política comercial es competencia exclusiva de la UE y, por lo tanto, acciones unilaterales no son aceptables». «En tiempos tan desafiantes, es crucial coordinar y alinear todas las decisiones dentro de la UE», agregó.

En marzo, el ministro de Agricultura de Rumanía, Petre Daea, señaló que la Comisión Europea estimó en 417 millones de euros (unos 451 millones de dólares) las pérdidas sufridas por los agricultores de Polonia, Hungría, Eslovaquia y Rumanía como consecuencia del flujo de grano ucraniano. Ese mismo mes, el organismo anunció un paquete de ayuda financiera por un valor de 56,3 millones de euros (61,7 millones de dólares) para Polonia, Bulgaria y Rumanía.

¿Amenaza al suministro mundial de alimentos?

Las medidas que están tomando varios Estados de la UE podrían exacerbar la escasez mundial de alimentos, particularmente si no se prolonga el acuerdo sobre el transporte de cereales desde los puertos del mar Negro. El pacto, que se alcanzó en julio pasado entre Rusia y Ucrania y fue negociado por la ONU y Turquía, tenía como objetivo ayudar a reanudar los envíos de grano desde los puertos ucranianos. El acuerdo ya se extendió una vez, pero expirará el próximo 18 de mayo y existe incertidumbre sobre sus perspectivas de renovación.

A principios de marzo, el Ministerio de Exteriores ruso afirmó que el acuerdo de transporte de granos no funciona porque Occidente sabotea las condiciones estipuladas por Moscú. Según Rusia, el acuerdo solo ha desbloqueado efectivamente las exportaciones comerciales de grano desde Ucrania, con lo que los alimentos no fluyen hacia los países necesitados de África y Asia, sino hacia Europa, mientras que las exportaciones rusas de fertilizantes y grano siguen siendo paralizadas por Occidente.

En este sentido existe preocupación entre los expertos de que el impacto combinado de la suspensión por parte de algunos países de la UE de la importación de grano ucraniano y el posible fracaso para acordar una extensión del acuerdo sobre el transporte de granos dejaría millones de toneladas de granos varados dentro de Ucrania, lo que podría causar escasez de alimentos en los países pobres. La oferta reducida a los mercados podría conducir a un salto en los precios. Por su parte, la ONU advirtió previamente que la inseguridad alimentaria se mantiene en niveles sin precedentes.

(RT)