Yuval Noah Harari, el autor de ‘Sapiens’, advirtió que las consecuencias de su desarrollo podrían ser desastrosas. «Hemos inventado algo que nos quita poder», aseguró.

El afamado historiador israelí, quien hace un mes había firmado una carta junto a cientos de expertos pidiendo una pausa en el desarrollo de la inteligencia artificial, no ahorró palabras para alertar sobre los peligros que esta tecnología podría traer aparejado a la humanidad.

Hablando con el diario británico The Telegraph, Harari, quien en la última década se ha convertido en una superestrella del mundo intelectual gracias al éxito de sus libros de divulgación, eligió un tono apocalíptico al confesar que no estaba seguro de que la humanidad pudiera sobrevivir a la inteligencia artificial.

El autor señala que inteligencias artificiales como el ChatGPT «son la primera tecnología de la historia que crea historias». Esto se trata de algo clave ya que, en su opinión, la creencia colectiva en historias —de fe, finanzas y nación— ha alimentado el dominio de la humanidad sobre la Tierra.

Ahora que la inteligencia artificial tiene ese mismo poder, las consecuencias podrían ser muy peligrosas.

«Es que la nueva generación de IA no se limita a difundir los contenidos que producen los humanos. Puede producir el contenido por sí misma. Trate de imaginar lo que significa vivir en un mundo en el que la mayoría de los textos y melodías, y luego las series de televisión y las imágenes, son creados por una inteligencia no humana. Simplemente no entendemos lo que significa. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de que la IA se apodere de la cultura?», especuló.

En ese sentido, Harari vaticina un mundo en el que «entras en internet y discutes con alguien sobre algún tema político. Puede que incluso te envíen un video hablando. Pero no hay ninguna persona detrás. Todo es IA».

El historiador cree que esta tecnología podría manipular el discurso público de una manera jamás vista, ya que bots de IA que suenen como tus amigos o parientes podrían hacerte cambiar de opinión sobre distintos temas, desde la migración, hasta si compras un producto o la efectividad de las vacunas.

Este tipo de poder, alerta, podría tener efectos devastadores si cayera en las manos equivocadas.

«El régimen nazi se basaba en tecnologías como los trenes, la electricidad y las radios. No tenían herramientas como la inteligencia artificial. Un nuevo régimen en el siglo XXI tendrá herramientas mucho más poderosas. Así que las consecuencias podrían ser mucho más desastrosas. Es algo a lo que no sé si la humanidad podrá sobrevivir», afirma.

Y añade: «Tenemos que entender que la IA es la primera tecnología de la historia que puede tomar decisiones por sí misma. Puede tomar decisiones sobre su propio uso. También puede tomar decisiones sobre ti y sobre mí. Esto no es una predicción futura. Esto ya está ocurriendo».

Más adelante, Harari evoca los argumentos esgrimidos en la carta firmada por él junto a centenares de expertos en tecnología, académicos y ejecutivos, en la que pedían frenar la velocidad del desarrollo de la inteligencia artificial hasta que estuviesen claros sus beneficios y perjuicios.

«Hemos inventado algo que nos quita poder. Y está sucediendo tan rápido que la mayoría de la gente ni siquiera entiende lo que está pasando. Tenemos que asegurarnos de que la IA tome buenas decisiones sobre nuestras vidas. Esto es algo que estamos muy lejos de resolver».

Por esta razón, reclama en la entrevista con The Telegraph que se adopten regulaciones para estas tecnologías, de la misma manera que se hace con los productos médicos.

«Una compañía farmacéutica no puede lanzar un nuevo medicamento al mercado sin pasar antes por un largo proceso de regulación. Es realmente extraño y aterrador que las corporaciones puedan lanzar herramientas de IA extremadamente potentes a la esfera pública sin ninguna medida de seguridad similar».

«Con todo el debido respeto a Elon Musk y Zuckerberg o a los otros jefes de las grandes empresas tecnológicas, no son elegidos por nadie, no representan a nadie excepto a sus accionistas y no hay razón para confiar en ellos», concluye en referencia a los titulares empresariales de Space X y Meta, propiedad de Facebook, esta última considerada una organización extremista en Rusia.

(sputniknews)