«La Conferencia fue un fracaso. ¿Por qué fue un fracaso? Porque Estados Unidos no quiso firmar nada, porque no tiene la más mínima intención de quitarle las sanciones a Venezuela. Pese a la buena intención de Petro, la Conferencia solo sirvió para que Guaidó huyera».

Con esta contundente sentencia inició este 27 de abril Miguel Ángel Pérez Pirela la más reciente edición de su programa Desde Donde Sea, que en esta oportunidad estuvo dedicada al análisis pormenorizado del escape del exdiputado Juan Guaidó y de los resultados de la Conferencia Internacional sobre el Proceso Político en Venezuela celebrada en Colombia el pasado martes.

Para el presentador, a un año de las elecciones en Estados Unidos, Joe Biden no va a levantarle las sanciones a Venezuela al costo de perder Florida y tampoco allanará el camino para Nicolás Maduro.

De este modo, apuntó, sin levantamiento de sanciones, el gobierno de Venezuela no se va a sentar en la mesa, por lo que la reunión en Bogotá solamente sirvió para que el exdiputado Juan Guaidó evadiera sus responsabilidades con la justicia local.

Entrando en materia, el presentador refirió que la reunión bilateral que sostuvieran los presidentes de Colombia y Estados Unidos el pasado 20 de abril, sirvió como preámbulo a la Conferencia Internacional sobre el Proceso Político en Venezuela celebrada este martes en Bogotá a instancias del mandatario neogranadino.

El objetivo declarado del encuentro era formular recomendaciones que ayudaran a la reactivación de las negociaciones entre el gobierno de Venezuela y el sector de la oposición auspiciado por la Casa Blanca, aglutinado en la así llamada Plataforma Unitaria.

Sin embargo, explicó, pese a los esfuerzos de Gustavo Petro, el panorama sigue tan brumoso como antes de la Cumbre, lo que pone en cuestión el alcance de esta iniciativa, que como apuntamos en la edición previa, también obedece al interés de Petro en proyectarse como un líder regional confiable, capaz de armonizar entre sectores largamente enfrentados.

Fue en este marco donde se produjo la huída del exdiputado Juan Guaidó, quien arribó a Colombia el pasado lunes tras haber cruzado irregularmente desde Venezuela, con la clara intención de enrarecer el ambiente y generar titulares, cosa que consiguió parcialmente.

La bochornosa huida de Juan Guaidó

La mañana de este lunes, el exdiputado Juan Guaidó sorprendió a propios y a extraños al anunciar en un comunicado publicado en sus redes sociales que había decidido fugarse del país y que se encontraba en Colombia para sostener «encuentros» en el marco de la Cumbre Internacional convocada por el presidente Gustavo Petro.

Guaidó informó que amaneció en Colombia, país al que ingresó, según sus propias palabras, por medios irregulares, en un movimiento orquestado por los Estados Unidos, comentó Pérez Pirela.

«Acabo de llegar a Colombia, de la misma manera que lo han hecho millones de venezolanos antes que yo», se lee en el comunicado que publicara en su cuenta de Twitter.

La especie resulta completamente inverosímil, toda vez que no queda claro cómo alguien con su nivel de exposición mediático pudo pasar desapercibido y «a pie» hacia Colombia por un cruce ilícito, sin que persona alguna registrara su tránsito.

En la comunicación también dijo que su presencia en el vecino país se inscribía «en el marco de la cumbre convocada por el Presidente Petro este martes 25 de abril», informó que solicitaría reunirse «con las delegaciones internacionales que asistirán» y adelantó que emprendería una gira internacional para conseguir apoyos para su causa.

«Espero que la cumbre pueda garantizar que el régimen de Maduro regrese a la mesa de negociaciones en México y se acuerde un cronograma creíble para unas elecciones libres y justas como solución al conflicto», manifestó en otro punto.

Adicionalmente aseguró que se encontraría «con la diáspora venezolana, a quienes el régimen de Maduro ha expulsado y les está negando sus derechos básicos, y de participar en la primaria de este año y en las elecciones presidenciales».

Como razón para evadir la prohibición de salida del país que pesaba sobre él, Juan Guaidó adujo que «en los últimos días» el gobierno venezolano –al que tildó de «régimen»– elevó «amenazas» en su contra que él no estaba «dispuesto a permitir».

En opinión del comunicador, estos dichos contrastan abiertamente con la realidad. De un lado, Caracas ha tenido sobradas razones para encarcelarlo desde que decidió autoproclamarse «presidente interino» en una plaza en enero de 2019 y nunca lo hizo; de otro, ¿cómo pudo escaparse, si estaba sometido a constante vigilancia, como se ha encargado de decir en innumerables ocasiones?

En relación con su devenir político, apuntó, sus expresiones fueron deliberadamente ambiguas:

«La lucha por la libertad de Venezuela exige hacerlo UNIDOS, y pasa por lograr las garantías necesarias para una primaria que se respete y que sea el factor aglutinador de la mayoría. Para que esa lucha funcione, tenemos que lograr que la elección presidencial sea realmente una oportunidad de cambio y de reencuentro para Venezuela. Eso tiene que estar por encima de cualquier candidatura o interés personal».

Guaidó figuraba como el abanderado del partido ultraderechista Voluntad Popular para las elecciones internas que organiza la autodenominada Plataforma Unitaria, pautadas para el próximo 22 de octubre.

Recordó asimismo que tampoco puede dejarse de lado que a mediados de abril retó al presidente Nicolás Maduro a fijar la fecha de los comicios presidenciales –constitucionalmente previstos para 2024– y adelantó que el gobernante sería derrotado.

Pérez Pirela enfatizó que, de nuevo, sus expresiones viajan a contrapelo de la realidad, porque si se consultan sondeos de popularidad, independientemente de la firma que los realice, Juan Guaidó acumula porcentajes de rechazo superiores al 80 %, por lo que resulta completamente increíble que él pueda derrotar en las urnas a cualquier candidato.

En todo caso, a su parecer, la aparentemente sorpresiva misiva dejó más interrogantes que respuestas, pero rápidamente empezó a despejarse el panorama y se hicieron públicas las razones reales por las que el dirigente decidió huir de Venezuela.

A este respecto precisó que la primera aclaratoria vino de la mano de la cancillería colombiana, que se aprestó a desmentir sin concesiones a Guaidó, al recordar que no había sido invitado a la Cumbre.

«La Cancillería informa que en la Conferencia Internacional sobre el proceso político en Venezuela de este 25 de abril solo participarán los países invitados a este diálogo. El canciller Álvaro Leyva no ha invitado a este espacio al señor Juan Guaidó», se lee en un escueto comunicado publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

A título personal, Leyva fue todavía más duro y advirtió que el gobierno de Gustavo Petro no dejaría pasar sin más su ingreso irregular a territorio colombiano.

En particular, el diplomático advirtió que el exdiputado Juan Guaidó ingresó a la nación neogranadina de manera irregular y que su país está comprometido con hacer cumplir y respetar las leyes.

En declaraciones a los medios, Leyva recalcó que Guaidó no podía participar de la Conferencia porque no estaba invitado, al tiempo que señaló que el político venezolano se encontraba en ese momento en paradero desconocido y advirtió que si no aparecía, correría «riesgos».

A juicio del analista, la primera conclusión, acaso muy obvia, es que el gobierno de Gustavo Petro no es el gobierno de Iván Duque, que fungió como el principal aliado del pretendido interinato de Juan Guaidó, al punto de respaldar numerosas acciones sediciosas contra el Gobierno Bolivariano y de amparar el expolio de Monómeros.

Para él, también es evidente que si bien el gobierno de Duque permitió a Guaidó andar a sus anchas por pasos irregulares y dejó que el grupo narcoparamilitar Los Rastrojos lo escoltara hasta Bogotá como que si se tratara de una acción completamente normal, el gobierno actual está muy lejos de aceptar lo mismo.

De allí que no resulten para nada sorprendentes estas aireadas reacciones del canciller Leyva Durán, que junto con Petro, recibió a representantes de la Plataforma Unitaria el pasado fin de semana, con el objetivo de escuchar todas sus demandas y propuestas antes de la Conferencia.

Sobre este asunto, comentó, Gerardo Blyde, jefe de la delegación de la Plataforma Unitaria, calificó la reunión como «muy productiva», aseguró que habían sido escuchados y subrayó que el objetivo principal del grupo es que la Conferencia Internacional permita que se reanuden los diálogos de México.

El también director de LaIguana.TV destacó que las declaraciones del jefe negociador de la Plataforma resultan particularmente elocuentes, en el sentido que dejan claro el interés del gobierno colombiano en presentarse como un mediador confiable y no parcializado.

Empero, acotó, si se presta atención, se nota que en la comitiva que flanqueaba a Blyde tras la reunión con Petro y Leyva, no estaba el exdiputado Freddy Guevara, representante del partido Voluntad Popular –al que pertenece Guaidó– en la mesa de conversaciones con el Gobierno Bolivariano instalada en México.

Es decir, con independencia de lo expresado por Juan Guaidó en su «carta de despedida», su grupo ya había apostado por atentar contra el éxito de la Conferencia Internacional, al evitar un encuentro cara a cara con altos personeros del gobierno de Colombia.

De este modo, la maniobra del ingreso irregular de Guaidó a Colombia, así como su intento de chantajear al Ejecutivo de ese país para que le dieran voz en un escenario en el que nunca estuvo prevista su participación, pareció destinada a presentar a Guaidó como víctima de la intolerancia de un negociador parcializado y, por ende, poco confiable, sintetizó el experto.

Lejos de inmutarse, continuó relatando, Juan Guaidó aprovechó el revuelo que había causado su presencia irregular en suelo colombiano para continuar con el espectáculo y avanzar comentarios sobre una supuesta persecución en contra de él, de su esposa e hijas –en la carta solo habló de él–, que había sido capaz de atravesar la frontera.

En pocas palabras: acusó al gobierno de Gustavo Petro de perseguirlo y obligarlo a abandonar Colombia rápidamente, por instrucciones de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro.

«Me están sacando de Colombia», dijo en un video difundido a través de sus redes sociales, lo que rápidamente fue replicado por la prensa hegemónica dentro y fuera de ese país, a la que no le pareció pertinente consultar a la Cancillería, a Migración Colombia o a la oficina de prensa de la Presidencia antes de difundir el reporte.

Además, en lo que solo puede calificarse como un acto de infinita arrogancia, pretendió marcarle pauta a los participantes de la Conferencia Internacional, antes de abordar un avión comercial rumbo a los Estados Unidos.

En demostración de que Bogotá no dejaría a Guaidó y a la prensa decir lo que les viniera en gana, particularmente si trata de mentiras, la Cancillería colombiana publicó otro comunicado a través de sus redes sociales en el que aclaró lo que realmente había sucedido.

En el documento se indicó que no es cierto que el gobierno de dicho país haya dispuesto de un avión para trasladar al exdiputado venezolano Juan Guaidó a Estados Unidos y añadió que el pasaje ya había sido adquirido por el dirigente.

«Cuando se fue, Guaidó ya había adquirido su pasaje. Todo indica que se lo compró James Story», acotó Pérez Pirela, antes de leer el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia en Twitter: «En horas de la tarde Migración Colombia condujo al señor Juan Guaidó, de nacionalidad venezolana, que se encontraba en Bogotá de manera irregular, al aeropuerto El Dorado con el ánimo de verificar su partida en una aerolínea comercial a Estados Unidos durante la noche».

Entretanto, comentó, desde el gobierno de Venezuela no se explicó cómo logró Guaidó llegar hasta Colombia si sobre él pesa una prohibición explícita de salida del país, amén que es sujeto activo en las investigaciones que adelanta el Ministerio Público sobre el latrocino contra la República perpetrado durante su pretendido gobierno paralelo.

No obstante, tanto el diputado Diosdado Cabello como el presidente Nicolás Maduro expresaron comentarios sobre las razones que habrían impulsado a Guaidó a escapar del país y, sobre todo, quién estaba detrás de este movimiento.

Diosdado Cabello, que ejerce como primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, aseguró este lunes que el exdiputado Juan Guaidó optó por salir irregularmente del país tras perder el respaldo de su partido, Voluntad Popular.

Pérez Pirela precisó que el parlamentario también se refirió a la aclaratoria que publicara la Cancillería colombiana, en la que se descartó la presencia de Guaidó en la Cumbre Internacional sobre la situación política en Venezuela que se celebraría este 25 de abril en Bogotá, a instancias del gobierno del presidente Gustavo Petro.

En criterio de Cabello, al precisar que el exparlamentario no estaba «invitado a ninguna parte», el Ejecutivo neogranadino le hacía «honor a lo que estaba planificado», al tiempo que lo tachó de «cobarde» a Juan Guaidó por haber huido tras haber desafiado electoralmente a Maduro.

De su lado, Maduro señaló directamente al gobierno estadounidense de haber maniobrado para conseguir el escape de Guaidó a través de James Story, funcionario diplomático designado por Washington para asuntos de Venezuela que despacha «como un procónsul» desde Colombia, comentó el presentador.

En una intervención televisada, detalló, el mandatario sostuvo que Story había corrido con los gastos del pasaje aéreo que le permitiría a Guaidó viajar hacia los Estados Unidos.

Pérez Pirela estimó conveniente subrayar que en ese momento no se había hecho público el viaje aéreo de Guaidó, pues el video en el que él mismo confirmó que partiría de Bogotá rumbo a Estados Unidos se difundió posteriormente.

Para continuar con el relato, recordó que Juan Guaidó aterrizó en Miami la noche del 24 de abril y mostró un video que se hizo viral en las redes sociales, que muestra a un Guaidó completamente solo, sin comitivas ni grandes despliegues, pues en lugar de una multitud, lo esperaba un recinto prácticamente vacío y unos pocos periodistas de medios con línea editorial abiertamente favorable al político.

Guaidó aprovechó la presencia de las cámaras para insistir en que tanto su familia como su equipo de trabajo son víctimas de la «persecución» política en Venezuela, pero cuando se le preguntaron detalles, se negó a darlos, porque, en su decir, las vidas de estas personas están en peligro.

Sin rubor alguno, acusó a la Casa de Nariño de perseguirlo y de no permitir que se reuniera con delegados internacionales que se encontraban en Bogotá para asistir a la Cumbre, algo que, según él, le había prometido el canciller Álvaro Leyva, y llegó tan lejos en su versión como para decir que Leyva lo había amenazado y que incluso se barajó la opción de deportarlo.

¿Qué hay detrás del escape de Guaidó?

Tras haber relatado y comentado la huida de Guaidó, Miguel Ángel Pérez Pirela dedicó la siguiente sección del programa a revelar la trama tras este movimiento.

En primera término indicó que la insistencia de Guaidó en contradecir las declaraciones de las instituciones y altos funcionarios de Colombia, obligaron a que fuera el propio Gustavo Petro quien se encargara de desmentir su versión.

«Al señor Guaidó no se le expulsó. Es mejor que la mentira no aparezca en la política. El señor Guaidó tenía un acuerdo para viajar a Estados Unidos. Nosotros lo permitimos por razones humanitarias, a pesar de la entrada ilegal en el país», manifestó en su cuenta de Twitter en respuesta a un trino publicado por un medio local.

Si se lee bien, explicó, llamó a Guaidó mentiroso e informó que, a pesar de que tenía razones válidas para entregarlo al gobierno de Venezuela, no lo hizo porque mediaba un acuerdo con Washington, lo que viene a confirmar la implicación estadounidense en el escape de Guaidó que adelantó Maduro en su programa televisivo.

En otro hilo, que también era respuesta a un medio de comunicación, criticó nuevamente que Guaidó entrara irregularmente a Colombia y, sin pelos en la lengua, acusó a «cierto sector político» de pretender boicotear la Conferencia Internacional que se celebraría al día siguiente.

A lo antes dicho sumó que este proceder de Guaidó, quien fue un aliado estrecho del expresidente Iván Duque y otros dirigentes del uribismo, también produjo reacciones entre los políticos colombianos que apoyan a Petro, como el representante Alejandro Ocampo.

En entrevista con la W Radio, Ocampo tildó a Guaidó de «mentiroso» y cuestionó al partido Centro Democrático por presentarlo como un prócer, cuando en realidad es todo lo contrario, pues fue una pieza necesaria en la política confrontacional contra Venezuela impulsada por Duque.

El congresista también les echó en cara a los políticos uribistas que durante el gobierno de Iván Duque, Guaidó cruzaba a Colombia por pasos ilegales en compañía de Los Rastrojos, demandó explicaciones sobre el dinero que se le entregó a Duque con cargo a la migración venezolana y los señaló de haber usado a los migrantes para obtener réditos políticos, aunque el Estado colombiano no tenía cómo atenderles debidamente.

Con el mosaico casi completo, Pérez Pirela coincidió con Petro en que con su intempestiva aparición, Guaidó pretendía restarle credibilidad a un proceso del que ya se había autoexcluido, como demuestra la ausencia de su delegado, Freddy Guevara, en la reunión de la delegación de la Plataforma Unitaria con el Ejecutivo neogranadino previa a la Cumbre de este martes.

Valoró asimismo que el propio mandatario colombiano reveló que mediaba un acuerdo con el gobierno de Joe Biden para garantizar la salida del exparlamentario venezolano hacia los Estados Unidos, por lo que mal podría decirse que se trató de una situación sobrevenida, como insiste en presentarla Juan Guaidó.

A su parecer, antes bien, todo parece indicar que uno de los puntos que abordaron Petro y Biden en su reunión bilateral la semana pasada fue el destino de Juan Guaidó, y que el gobierno de Venezuela no solo no estuvo ajeno a esa conversación, sino que aceptó la propuesta como parte de las negociaciones.

Pérez Pirela acotó que no tenía cómo confirmar fehacientemente esta hipótesis, pero para él es claro que también apuntan en esa dirección las declaraciones ofrecidas por funcionarios del Departamento de Estado entrevistados por la agencia EFE tras la llegada de Guaidó a Miami.

Entrado en detalles, puntualizó que el gobierno de los Estados Unidos ayudó al exdiputado Juan Guaidó a viajar a la ciudad de Miami desde Colombia, país al que ingresó irregularmente procedente de Venezuela, reportó EFE citando fuentes del Departamento de Estado.

«Juan Guaidó cree que está amenazado y salió de Venezuela hacia Colombia. Le ayudamos a que continuara con su salida a Estados Unidos», dijo un funcionario estadounidense a la agencia española.

Al ser consultado sobre si Guaidó pidió o planea pedir asilo en ese país, la fuente sostuvo que «no puede hablar» sobre el tema.

De su parte, el portavoz adjunto del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Vedant Patel, relató en una rueda de prensa que el político venezolano recibió ayuda de diplomáticos estadounidenses en Bogotá, en una operación que se ejecutó con la «estrecha colaboración» del gobierno del presidente Gustavo Petro.

Con base en lo que el funcionario estadounidense dijo a EFE, advirtió que la idea de que Guaidó está amenazado es algo que él sostiene, pero que no necesariamente Washington cree.

En su criterio, a esta conclusión también puede arribarse si se analiza lo que expresó el portavoz del Departamento de Estado ante la prensa: la Casa Blanca prestó ayuda a Guaidó porque él lo pidió, no porque de entrada consideraran que debían «ayudar».

Pérez Pirela subrayó que estos datos parecen detalles ínfimos que tienen escasa importancia sobre el resultado final –la huida de Guaidó–, pero que en nuestra opinión, esbozan el camino que realmente se siguió para otorgarle una salida «digna» al otrora delfín del gobierno de Estados Unidos para derrocar a Nicolás Maduro, tras haber reconocido que esa estrategia de «máxima presión» fracasó.

De igual modo, desde su punto de vista, no parece estar descartada la idea de ofrecerle asilo político, lo que en la práctica lo inhabilita para el ejercicio de cargos de elección popular en Venezuela en el corto plazo, visto que esta medida se otorga solo cuando el gobierno de un país persigue a una persona por sus ideas.

Este aspecto también le sirvió para cuestionar la versión sobre la persecución política y las amenazas de las que estarían siendo objeto los familiares y colaboradores de Guaidó, pues es evidente que de así quererlo, el gobierno venezolano pudo haberlo arrestado en cualquier momento. Por tal motivo, no resulta verosímil que haya dejado atrás a su entorno íntimo, cuando, según él, sus vidas están en riesgo.

A este respecto se preguntó que si tal era el contexto, por qué dejó a su familia en manos de lo que denomina una «dictadura», en lugar de llevársela consigo. De su boca se conoció que no llegó a Bogotá «a pie», como dijo en el comunicado publicado en Twitter, sino que se desplazó por carretera desde Cúcuta.

Bajo esa lógica, consideró, también puede intuírse que no llegó a la frontera caminando ni en una unidad de transporte de pasajeros como las que utiliza la gente común y que una vez en suelo colombiano, tampoco se desplazó a la vista del público, lo que hace pensar que el viaje no fue inseguro, pese a su insistencia en presentarlo como tal.

En la misma línea resaltó que él no ha precisado si sus parientes y colaboradores están en Venezuela o si, por lo contrario, se marcharon antes o después de su escape.

Esta ambigüedad le resulta funcional para presentarse como víctima, que por culpa de dos gobiernos aliados –Venezuela y Colombia–, se vio obligado a dejar a los suyos expuestos al peligro, aunque no hay ningún indicio que soporte tales afirmaciones, consideró el experto.

De otra parte, pese al show mediático, es claro que fracasó su estrategia para torpedear la Conferencia Internacional sobre Venezuela organizada por el gobierno de Colombia, porque Petro y su canciller, Álvaro Leyva, no solo no le permitieron chantajes y mentiras, sino que hablaron directamente con la administración Biden, que aparece en este escenario como el gestor tras bambalinas del futuro del exparlamentario venezolano.

¿La Cumbre Internacional sobre Venezuela fue «una reunión más»?

Miguel Ángel Pérez Pirela reiteró que en numerosas ocasiones ha insistido en el empeño que ha puesto el gobierno liderado por Gustavo Petro para regularizar sus relaciones con Venezuela en todos los ámbitos, pues es una condición necesaria para cumplir con su principal oferta de gestión: alcanzar la paz total en Colombia.

Bajo el punto de vista de Petro, esta normalización de vínculos supone desmontar la política confrontacional que caracterizó a las administraciones de Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Iván Duque, al tiempo que se realizan esfuerzos concretos para mejorar la situación política y económica de su vecino.

El analista explicó que es en esta línea gruesa donde se inscriben las iniciativas para reanimar el diálogo entre el Gobierno Bolivariano y el sector de la oposición auspiciado por Estados Unidos, pues Bogotá entiende que es Washington el interlocutor real de Nicolás Maduro y en esa dirección ha venido trabajando.

Puntualizó que al primer intento del pasado noviembre, que derivó en la firma de un acuerdo para la conformación de un fondo de 3.200 millones de dólares con recursos del Estado venezolano confiscados ilegalmente en el extranjero, se sumó la organización de una Conferencia Internacional sobre el Proceso Político en Venezuela, que tuvo lugar el pasado martes en la capital colombiana.

La cita congregó a representantes diplomáticos de 20 países, principalmente del continente americano y de Europa, pero no solo, pues naciones como Sudáfrica y Turquía también dijeron «presente».

Como muestra de compromiso, el propio Petro pronunció el discurso inaugural, en el que repasó las motivaciones del encuentro, sin dejar de mencionar que el riesgo de fracaso es más que una posibilidad remota.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, inauguró este martes en Bogotá la Conferencia Internacional sobre el Proceso Político de Venezuela.

En su discurso de instalación, el mandatario resumió el proceso de construcción de la democracia en América con sus fallas y avances, al tiempo que enfatizó que la región no puede ser un territorio donde exista espacio para la aplicación de sanciones y bloqueos.

Asimismo reiteró que aspira que las negociaciones conduzcan al levantamiento de todas las medidas coercitivas unilaterales que se le han impuesto a Venezuela y que este país regrese al seno del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que abandonó en 2012.

«Si nosotros investigamos sobre las dos grandes propuestas que se están haciendo, nos vamos a preocupar. Porque la propuesta de Petro –de cuyas buenas intenciones no dudo– que es que Venezuela regrese a la CIDH, implica que Venezuela regrese a la OEA de Almagro, que ha sido un instrumento de ataque político contra el gobierno venezolano.

La otra propuesta, es que la Unión Europea pretende que Venezuela adopte las recomendaciones del Sistema Electoral de la Unión Europea, que no solo ha sido enemiga del gobierno de Maduro, sino que además ha participado en procesos electorales en América Latina que han terminado en golpes de Estado.

Me parece que estas propuestas son peligrosas para el gobierno y el Estado venezolano, independientemente de que Petro no esté actuando de mala fe, porque no tengo ningún indicio que apunte en esa dirección», reflexionó el comunicador.

De regreso a lo expuesto por el presidente de Colombia en la inauguración de la Conferencia, indicó que Petro enfatizó que el pueblo venezolano «no quiere ser sancionado», pues ha sido la principal víctima de las restricciones y señaló que es conveniente avanzar en el cronograma electoral, de cara a los comicios presidenciales de 2024.

En su intervención, que en mucho estuvo atravesada por las lecciones que la historia regional ha legado, advirtió que si bien la Conferencia había generado «grandes expectativas», también podría conducir a «grandes decepciones».

A su juicio, esta puntualización no es en ningún caso un detalle menor y da cuenta de que Petro está consciente que tiene frente a sí una situación muy desafiante, donde Estados Unidos y sus agentes locales quieren imponer su agenda a toda costa, al tiempo que el Gobierno Bolivariano ha subido la cota de sus exigencias y está poco dispuesto a ceder si no se avanza en lo estructural, es decir, en el levantamiento de las sanciones.

«Como lo dije al inicio del programa, los gringos no van a levantar las sanciones. Eso no va a pasar», reiteró.

En esa tónica –y aunque parezca increíble–, poco antes del inicio de la Cumbre, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, consideró que la «normalización» de la situación política en Venezuela debe viajar en paralelo con la eliminación progresiva de las medidas coercitivas unilaterales impuestas sobre la economía venezolana.

«Lo que pasa es que Borrell no se manda solo, ni la Unión Europea se manda sola (…). Este Josep Borrell es un guerrerista que dijo que la guerra en Ucrania se iba a resolver derrotando a Rusia en el campo de batalla. No lo olviden», añadió.

A la víspera del encuentro, el presidente Nicolás Maduro reiteró su respaldo a la iniciativa colombiana, pero enfatizó que Caracas tiene condiciones para retomar las conversaciones con la Plataforma Unitaria, en virtud de los reiterados incumplimientos por parte de ese sector.

En ese orden refirió que el presidente de la República, Nicolás Maduro, afirmó este lunes que para que se reactiven las negociaciones con la Plataforma Unitaria en México se debe exigir en el comunicado oficial de la Conferencia Internacional sobre Venezuela que Estados Unidos devuelva los 3.200 millones de dólares del Estado venezolano que mantiene retenidos ilegalmente.

El mandatario nacional repitió que el regreso de ese dinero fue pactado en el acuerdo firmado con la Plataforma en noviembre del año pasado para atender las necesidades del pueblo venezolano a través de un conjunto de proyectos concretos.

En la misma transmisión televisiva, Jorge Rodríguez, jefe de la delegación gubernamental en los diálogos con la Plataforma Unitaria, enumeró una lista de cinco condiciones que el Ejecutivo ha establecido para reanudar los intercambios con el ala más radical de su oposición.

Además del levantamiento de las sanciones, el gobierno de Venezuela demanda la liberación de todos los fondos de la República confiscados por otros Estados o entidades financieras, el fin de las políticas de ‘lawfare’ contra altos personeros del Ejecutivo y que la Plataforma Unitaria cumpla con el Acuerdo Social suscrito en México en noviembre de 2022.

Estos fueron los puntos que, en decir de Rodríguez, se entregaron a los miembros de las 20 delegaciones que participaron del encuentro convocado por Petro en Bogotá.

En relación con los asistentes, mencionó que Washington envió al asesor presidencial para Latinoamérica, Juan González, al asesor especial para las Américas, Chris Dodd, y al asesor principal adjunto de Seguridad Nacional, Jon Finer.

El excanciller y actual asesor especial de la presidencia brasileña, Celso Amorim y la secretaria para América Latina y el Caribe, Gisela Padovan, fungieron como representantes de la administración de Luiz Inácio Lula da Silva.

Por su parte, la Unión Europea envió a su alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, al tiempo que Bolivia y Argentina encomendaron la misión a sus ministros de Exteriores, Rogelio Mayta y Santiago Cafiero.

Pérez Pirela refirió que el encuentro transcurrió a puerta cerrada y tras su fin, el canciller colombiano, Álvaro Leyva Durán, ofreció unas escuetas declaraciones sobre los puntos en los que las variopintas delegaciones coincidieron en elevar a título de recomendaciones, tanto al Gobierno Bolivariano como a la Plataforma Unitaria.

En síntesis, acordaron recomendar: el establecimiento de un cronograma electoral con garantías, el levantamiento gradual de todas las sanciones, la reanudación del proceso de negociación instalado en México y la constitución acelerada de un fondo para inversión social.

Según informara el canciller colombiano, Álvaro Leyva Durán, representantes de algunos de los países participantes en la cumbre ofrecerán detalles de las discusiones al gobierno del presidente Nicolás Maduro y a sectores de la oposición, al tiempo que recibirán sus observaciones y comentarios.

Asimismo, el diplomático colombiano anunció que todas las delegaciones participantes serán convocadas en el futuro cercano, «a fin de hacer seguimiento a los desarrollos de lo alcanzado» en esa primera reunión.

Para Pérez Pirela, lo expresado por Leyva se ajusta a una declaración de principios con la que se trató de complacer a las dos partes, sin que hayan quedado claramente establecidos los compromisos que Estados Unidos –actor central en esta diatriba– debe asumir.

De otro lado, en su criterio, aunque se exhorta al gobierno venezolano y a la Plataforma Unitaria a retomar con prontitud el diálogo en México, la conformación del Fondo para la atención de los programas sociales acordada el pasado mes de noviembre, depende de la reanudación de las conversaciones.

Esto, valoró, es un retroceso a lo ya pactado y de allí que Caracas continúe empeñada en que se cumpla lo acordado antes de volver a sentarse con la delegación opositora en México o en donde fuere.

Un comentario semejante le mereció el levantamiento progresivo de las sanciones. Más allá de las declaraciones de micrófono y del reconocimiento del fracaso de la política de máxima presión implementada por Donald Trump, la Casa Blanca no está dispuesta a mover un dedo para otorgarle algún respiro a Maduro.

Como dijimos la semana anterior, las sanciones son la mejor arma con la que cuenta el gobierno estadounidense para apuntalar a la oposición en el marco de las elecciones de 2024, que coinciden con la carrera interna por la presidencia, que según parece hasta ahora, enfrentará nuevamente a Biden y Trump.

«Si Biden le quita a Maduro las sanciones el año antes de las elecciones, pierde en Florida. No va a hacer eso por nada del mundo», enfatizó.

En su opinión, solo así se entiende por qué el primer punto leído por Leyva alude a la elaboración de un cronograma electoral para los comicios venezolanos, como que si existiera alguna duda de que se celebrarán cuando corresponde.

A ese respecto precisó que si se atiende a los hechos, a lo largo de su existencia, el Consejo Nacional Electoral nunca ha dejado de convocar a elecciones dentro de los lapsos establecidos por la Constitución y no existen razones reales que justifiquen el énfasis.

Se trata, por tanto, de un intento de decidir en una negociación en la que el gobierno de Joe Biden tiene alta beligerancia, cuándo y cómo deben hacerse las elecciones en Venezuela, socavando con ello las competencias del Poder Electoral, consideró.

Una interpretación similar le mereció el que se haya subrayado «la importancia de tener en cuenta las recomendaciones de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea de 2021», que así presentadas, parecen más bien obligaciones y no recomendaciones que el Estado venezolano está en libertad de aceptar o rechazar, según considere conveniente y pertinente. «Eso se llama soberanía y no se negocia», añadió.

De esta manera, para él resulta para nada sorprendente que tras difundirse este informe, la Cancillería de Venezuela se haya limitado a señalar que el gobierno «tomó nota» de lo acordado en la Conferencia prefiriera reiterar sus condiciones para reanudar sus intercambios con la Plataforma Unitaria.

«Venezuela reitera la necesidad imperante de que sean levantadas todas y cada una de las medidas coercitivas, unilaterales, ilegales y lesivas del derecho internacional que constituyen una agresión contra toda la población venezolana y que obstaculizan el desarrollo de todo el país», se lee en un comunicado difundido en Twitter por el canciller Yván Gil.

Refirió además que en el documento se exige la devolución de los recursos que son del Estado venezolano retenidos por terceros países e instituciones financieras extranjeras.

Asimismo, en el texto se enfatiza que el camino para progresar en el acercamiento político «pasa por el cumplimento a cabalidad del compromiso alcanzado en la Mesa de Diálogo en México», que supone la creación de «un fondo social que, con la liberación de los activos, contempla inversiones en salud, educación, servicios públicos, entre otros (…)».

«Venezuela cree en la diplomacia de paz que se construye sin agresiones, bajo el respeto y en condiciones de igualdad», concluye el comunicado.

En este contexto, el también director de LaIguana.TV consideró que tampoco es sorprendente que la Plataforma Unitaria se haya mostrado mucho más satisfecha con la declaración final, pues evidentemente les beneficia, tanto discursiva como prácticamente.

«Celebramos que en las discusiones que se dieron el día de hoy hubo un consenso total entre todos los países participantes sobre la necesidad de retomar de manera urgente, sin excusas ni más dilaciones, el proceso de negociación establecido en la Ciudad de México», se lee en el comunicado publicado por ese sector político, en el que también se agradeció a los representantes de las 20 delegaciones que asistieron a la cita.

Pérez Pirela señaló que una lectura atenta de estas declaraciones permite deducir que la retórica empleada en el documento leído por Leyva, le permite a la Plataforma Unitaria alegar que el diálogo en México no se ha suspendido por su causa –es falso– y, de otra parte, no le obliga a presentar nada a cambio.

Para más, se les ofrece una tarima para demandar lo que denominan «condiciones electorales», que parecen estar definidas por lo que recogió la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea en 2021.

Gerardo Blyde, jefe del equipo negociador de la Plataforma Unitaria, incluso se atrevió a mencionar que, de no reanudarse las conversaciones en el futuro cercano, las elecciones de 2024 no podrían calificarse como «libres y democráticas».

«Esto se llama chantaje, esto se llama extorsión y a quien te trata de chantajear y de extorsionar, lo tienes que mandar largo al carajo. Y aplicar la ley», consideró el presentador.

El comunicador menciono que de conformidad con esta tesis, el canciller de la Unión Europea, Josep Borrell, a quien puede calificarse como vocero de la Plataforma Unitaria, ya ofreció comentarios que anuncian el inicio de las presiones abiertas para imponer la agenda electoral en Venezuela.

En ese orden relató que Borrell afirmó que es momento de que se fije un cronograma de acción que permita la celebración de elecciones presidenciales «libres» en Venezuela.

En una entrevista concedida al diario El País a propósito de la Conferencia Internacional sobre Venezuela realizada el pasado martes en Bogotá, el diplomático señaló que existe una ventana de oportunidad para conseguir que la nación bolivariana avance en el camino de unos comicios «inclusivos» y «democráticos».

«Si las elecciones son el año que viene, desde la Misión de Observación hemos pedido que el sistema electoral venezolano pase por una serie de reformas. Hemos señalado 21 puntos en negociaciones entre la oposición y el gobierno que están, parece ser, a punto de culminar», precisó.

Pérez Pirela convino en apuntar que en el documento publicado por la Plataforma Unitaria en sus redes sociales no se alude al levantamiento de las sanciones y, en su lugar, el grupo optó por una fórmula ambigua que habla de la «reinserción» de Venezuela en «el concierto de las naciones», «para mantener relaciones económicas y comerciales con la comunidad internacional».

«En otras palabras, la parte más extremista de la oposición firmó en noviembre un acuerdo noviembre en el que se comprometía a pedir la liberación de los fondos confiscados por Estados Unidos y tienen que cumplir para que el gobierno se vuelva a sentar con ellos.

Pero como firmaron algo que no podían cumplir porque eso depende de Estados Unidos, entonces, intuyo yo, Maduro está hablando con el dueño del circo y no con los payasos del circo, para decirlo en términos coloquiales», redondeó.

¿Qué viene tras la Conferencia de Bogotá?

Miguel Ángel Pérez Pirela valoró que estos resultados son mucho menos auspiciosos de los que posiblemente intentaba conseguir Gustavo Petro cuando propuso la Cumbre, que en un primer balance no puede calificarse como exitosa, pero el asombro desaparece si si se considera que en Estados Unidos recaía la posibilidad de destrabar la situación, algo que no están interesados en hacer, como agudamente señaló el periodista francoespañol Ignacio Ramonet.

En ese orden relató que el destacado intelectual afirmó que la Conferencia Internacional sobre Venezuela celebrada este martes en Bogotá, fracasó debido a que Estados Unidos se niega a desembolsar los 3.200 millones de dólares de la nación bolivariana confiscados en el exterior, como parte del acuerdo firmado en la mesa de diálogo entre el gobierno y la Plataforma Unitaria.

En su cuenta de Instagram, Ramonet explicó que si bien en noviembre del año pasado se acordó liberar los fondos venezolanos en el extranjero para atender las necesidades más urgentes de la población, Estados Unidos mantiene bloqueados esos activos, bajo la excusa de evitar que la administración del presidente Maduro acceda a ellos.

No obstante recordó que el acuerdo suscrito no supone, en ningún caso, entregar el dinero directamente al gobierno, sino que establece que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cree un fondo con esos recursos.

Para Pérez Pirela sin duda alguna, esta es una de las razones –acaso la que más– que tiene al gobierno de Venezuela poco dispuesto a reanudar las conversaciones con la Plataforma Unitaria, especialmente porque al acceder a este esquema, cedió la administración soberana del dinero de la República, tal y como establecen la Constitución y otras leyes.

A su parecer, esta no es una concesión menor y, aunque han pasado más de cinco meses desde que se firmó el acuerdo, la Plataforma Unitaria, que también se comprometió a gestionar el descongelamiento del dinero, a la fecha no ha expuesto las razones del retraso.

A esta altura, consideró, es casi evidente que no tenían como cumplir y que dependían de la aprobación de Washington, en donde parecen haber cambiado de opinión tras calibrar que otorgarle algún respiro al gobierno de Venezuela –que sería el encargado de ejecutar los proyectos con las oficinas de la ONU–, no resulta beneficioso para sus intereses.

De otra parte mencionó que aunque Maduro no ha ofrecido declaraciones públicas y se limitó a retuitear el comunicado que publicara la Cancillería de Venezuela, Diosdado Cabello, considerado como la segunda voz del gobierno, aseguró que la Conferencia fracasó porque Estados Unidos se negó a firmar la declaración final.

El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, sostuvo este miércoles que en la Conferencia Internacional celebrada el pasado 25 de abril en Bogotá no hubo un acuerdo final porque Estados Unidos se negó a firmarlo.

En la transmisión de su programa televisivo, también se refirió a los cinco puntos planteados por el gobierno venezolano para retomar el diálogo y los presentó como exigencias innegociables.

Cabello enfatizó que el gobierno de Venezuela no se sentaría en ninguna mesa «con la oposición local y con la oposición extranjera» para «claudicar», como, según él, pretenden Estados Unidos y la Unión Europea.

El presentador puntualizó que estas declaraciones pueden tomarse perfectamente como una versión «sin filtros» de la postura del gobierno de Venezuela: no se sentará en la mesa si no se liberan cuando menos los 3.200 millones de dólares confiscados como se acordó en noviembre de 2022 y si no se dan pasos concretos para levantar las sanciones.

En su opinión, Maduro sabe que Estados Unidos no va a levantar ninguna sanción, de donde se desprende que no está interesado en retomar las negociaciones, al menos de momento. Sus adversarios no tienen nada qué ofrecerle y, a cambio, le demandan grandes concesiones. Es una posición desventajosa.

«Guaidó perdió, Leopoldo López perdió, Julio Borges perdió, los Guanipa perdieron, todos ellos perdieron y ahora el gobierno de Venezuela quiere sentarse a negociar con quienes trataron de derrocarlo por cualquier medio», señaló.

De lo anterior, Pérez Pirela enfatizó que no debe deducirse que el gobierno no regresará nunca al formato de México, porque también está en juego el tema electoral. Una ratificación en las urnas le ofrecería un alivio importante y dejaría fuera de cuestión cualquier señalamiento acerca de su legitimidad.

Ese parece ser el terreno en el que estaría más dispuesto a jugar, pues, de momento, las dilaciones debilitan todavía más a la ya atomizada oposición, que sigue sin encontrar el rumbo para ponerse de acuerdo entre sí y presentar un programa político creíble, capaz de aglutinar el descontento.

Con todo, advirtió, el tiempo no es infinito y la Unión Europea ya empezó a presionar para que las elecciones presidenciales se organicen según sus dictámenes, presentados ante la opinión pública como «recomendaciones» que el Estado venezolano debe adoptar sin protestar.

Además, el Gobierno Bolivariano corre el riesgo –y así lo han hecho saber los voceros estadounidenses– de que se impongan nuevas sanciones, con lo que la recuperación económica que de a pocos empieza a experimentar el país podría esfumarse rápidamente.

A su juicio, esta espada de Damocles no es poca cosa, especialmente tras el desfalco detectado en la trama Pdvsa-Cripto, que mermó significativamente los ya precarios recursos del Estado y le impidió al Ejecutivo atender demandas urgentes como el alza de los salarios y mejorar los servicios públicos.

El comunicador señaló que tampoco puede deducirse que en la Conferencia Internacional organizada por Gustavo Petro se dijeron las últimas palabras sobre este asunto. Bogotá convocó ya a una segunda fecha –todavía no especificada– para evaluar los avances.

Para concluir señaló que lo antes dicho sugiere que, pese al revés, el gobierno colombiano aún no ha tirado la toalla y también permite constatar que continuarán las negociaciones fuera de las cámaras entre Caracas y Washington, posiblemente con la mediación de altos funcionarios del gobierno de Petro.

(LaIguana.TV)