«En nuestra opinión, el presidente Nicolás Maduro sabe que Estados Unidos no va a levantar ninguna sanción, por lo que no está interesado en retomar las negociaciones, al menos de momento. Sus adversarios no tienen nada que ofrecerle y, a cambio, le demandan grandes concesiones. Es una posición desventajosa. No pudieron tumbar a Maduro con gobiernos paralelos, magnicidios, invasiones, etcétera y ahora no tienen con qué negociar».

Estas afirmaciones fueron parte del análisis realizado por el filósofo y comunicador político Miguel Ángel Pérez Pirela en una emisión de su programa Desde Donde Sea dedicada a la Conferencia Internacional sobre Venezuela, que se realizó en Bogotá, y a la huida intempestiva de Juan Guaidó.

Presentó el Iguanazo de Iván Lira, una caricatura en la que el Tío Sam y el presidente Nicolás Maduro conversan. El personaje-emblema estadounidense enumera las exigencias venezolanas: levantar sanciones, devolver activos, cumplir acuerdos, dejar ataques, liberar a Saab y pregunta si no son muchas cosas. Maduro le responde: «Te lo resumo: ¡respeten a Venezuela!».

¿Qué viene después de la reunión de Bogotá?

Pérez Pirela recalcó que los resultados de la conferencia son muy precarios y mucho menos auspiciosos de los que posiblemente intentaba conseguir Gustavo Petro cuando propuso la cumbre.

«En un primer balance no puede calificarse como exitosa, sobre todo porque en Estados Unidos recaía la posibilidad de destrabar la situación, algo que no están interesados en hacer, como agudamente señaló el periodista francoespañol Ignacio Ramonet», dijo el moderador.

Se apoyó en el titular de LaIguana.TV al respecto: «Ramonet: Fracasa reunión de Bogotá sobre Venezuela porque Washington no cumple».

En la nota, se explica que el periodista Ramonet afirmó que la Conferencia Internacional sobre Venezuela celebrada el pasado martes en Bogotá, fracasó debido a que Estados Unidos se niega a desembolsar los 3.200 millones de dólares de la nación bolivariana confiscados en el exterior, a lo que se había comprometido como parte del acuerdo firmado en la mesa de diálogo entre el gobierno y la Plataforma Unitaria.

En su cuenta de Instagram, Ramonet explicó que si bien en noviembre del año pasado se acordó liberar los fondos venezolanos en el extranjero para atender las necesidades más urgentes de la población, Estados Unidos mantiene bloqueados esos activos, bajo la excusa de evitar que la administración del presidente Maduro acceda a ellos.

No obstante recordó que el acuerdo suscrito no supone, en ningún caso, entregar el dinero directamente al gobierno, sino que establece que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cree un fondo con esos recursos.

Sin duda alguna, esta es una de las razones –acaso la que más– que tiene al gobierno de Venezuela poco dispuesto a reanudar las conversaciones con la Plataforma Unitaria, especialmente porque al acceder a este esquema, cedió la administración soberana del dinero de la República, tal y como establecen la Constitución y otras leyes.

No es una concesión menor y, aunque han pasado más de cinco meses desde que se firmó el acuerdo, la Plataforma Unitaria, que también se comprometió a gestionar el descongelamiento del dinero, a la fecha no ha expuesto las razones del retraso.

A esta altura, es casi evidente que no tenían como cumplir y que dependían de la aprobación de Washington, en donde parecen haber cambiado de opinión tras calibrar que otorgarle algún respiro al gobierno de Venezuela –que sería el encargado de ejecutar los proyectos con las oficinas de la ONU–, no resulta beneficioso para sus intereses.

Aunque Maduro no ha ofrecido declaraciones públicas y se limitó a retuitear el comunicado que publicara la Cancillería de Venezuela, Diosdado Cabello, considerado como la segunda voz del gobierno, aseguró que la Conferencia fracasó porque Estados Unidos se negó a firmar la declaración final.

Otra nota de LaIguana.TV se tituló: «‘No hubo consenso porque EEUU no quiso firmar’: Diosdado sobre conferencia convocada por Petro».

El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, sostuvo este miércoles que en la Conferencia Internacional celebrada el pasado 25 de abril en Bogotá no hubo un acuerdo final porque Estados Unidos se negó a firmarlo.

En la transmisión de su programa televisivo, también se refirió a los cinco puntos planteados por el gobierno venezolano para retomar el diálogo y los presentó como exigencias innegociables.

Cabello enfatizó que el gobierno de Venezuela no se sentaría en ninguna mesa «con la oposición local y con la oposición extranjera» para «claudicar», como, según él, pretenden Estados Unidos y la Unión Europea.

Estas declaraciones pueden tomarse perfectamente como una versión «sin filtros» de la postura del gobierno de Venezuela: no se sentará en la mesa si no se liberan cuando menos los 3.200 millones de dólares confiscados como se acordó en noviembre de 2022 y si no se dan pasos concretos para levantar las sanciones.

“En nuestra opinión, Maduro sabe que Estados Unidos no va a levantar ninguna sanción, de donde se desprende que no está interesado en retomar las negociaciones, al menos de momento. Sus adversarios no tienen nada que ofrecerle y, a cambio, le demandan grandes concesiones. Es una posición desventajosa –expresó Pérez Pirela–.No pudieron tumbar a Maduro con gobiernos paralelos, magnicidios, invasiones, etcétera y ahora no tienen con que negociar”.

De lo anterior no debe deducirse que el gobierno no regresará nunca al formato de México, porque también está en juego el tema electoral. Una ratificación en las urnas le ofrecería un alivio importante y dejaría fuera de cuestión cualquier señalamiento acerca de su legitimidad.

Ese parece ser el terreno en el que estaría más dispuesto a jugar, pues, de momento, las dilaciones debilitan todavía más a la ya atomizada oposición, que sigue sin encontrar el rumbo para ponerse de acuerdo entre sí y presentar un programa político creíble, capaz de aglutinar el descontento.

Con todo, el tiempo no es infinito y la Unión Europea ya empezó a presionar para que las elecciones presidenciales se organicen según sus dictámenes, presentados ante la opinión pública como «recomendaciones» que el Estado venezolano debe adoptar sin protestar.

Además, el Gobierno Bolivariano corre el riesgo –y así lo han hecho saber los voceros estadounidenses– de que se impongan nuevas sanciones, con lo que la recuperación económica que de a poco empieza a experimentar el país podría esfumarse rápidamente.

Esta espada de Damocles no es poca cosa, especialmente tras el desfalco detectado en la trama Pdvsa-Cripto, que mermó significativamente los ya precarios recursos del Estado y le impidió al Ejecutivo atender demandas urgentes como el alza de los salarios y mejorar los servicios públicos.

Por otro lado, tampoco puede concluirse que en la Conferencia Internacional organizada por Gustavo Petro se dijeron las últimas palabras sobre este asunto. Bogotá convocó ya a una segunda fecha –todavía no especificada– para evaluar los avances.

Esto indica que, pese al revés, aún no han tirado la toalla y también permite constatar que continuarán las negociaciones fuera de las cámaras y micrófonos entre Caracas y Washington, con la mediación de altos funcionarios colombianos, mexicanos o noruegos.

(LaIguana.TV)