Los gobiernos de Estados Unidos y México evalúan la eventual expulsión de migrantes venezolanos que ingresaron a territorio estadounidense sin cumplir con los requisitos legales, comunicó este jueves el secretario de Seguridad Nacional de la administración Biden, Alejandro Mayorkas.

«Justo ayer trabajamos con el gobierno de México para expulsar a cerca de 1.000 venezolanos que no usaron las vías legales disponibles para entrar en los Estados Unidos», dijo el funcionario en una rueda de prensa desde la Casa Blanca.

En su decir, Washington está trabajando «de cerca con México» y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador «está adoptando medidas de seguridad muy importantes» que su par estadounidense aprecia «de gran manera», que han sido tomadas «en coordinación» con funcionarios estadounidenses.

Mayorkas se refería a la decisión de desplegar un mayor contingente de efectivos de la Guardia Nacional en su frontera sur para impedir el tránsito de migrantes procedentes de Centro y Suramérica en su camino hacia los Estados Unidos tras el fin del polémico Título 42, anunciada a la víspera por el mandatario mexicano.

De su lado, Blas Núñez-Neto, subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional, aseveró en otra rueda de prensa concedida telefónicamente a varios medios que el gobierno de Joe Biden está escuchando pero no comparte las críticas contra las nuevas restricciones fronterizas.

Núñez-Neto defendió la actual política migratoria asegurando que las medidas tomadas «son necesarias» para afrontar la ola migratoria, sostuvo que los migrantes «todavía tienen derecho de pedir asilo en la frontera» y afirmó que se han «expandido los canales legales» para conseguirlo.

A la fecha, según informes divulgados en la prensa estadounidense replicados por agencias internacionales como EFE o AFP, unos dos millones de personas esperan por la respuesta a su solicitud de asilo, al tiempo que las oficinas de atención a los migrantes están completamente colapsadas y los trámites pueden demorarse varios años.

Entretanto, abundan los reportes relativos a la crisis humanitaria que se vive al sur del río Bravo, donde decenas de miles de personas permanecen a la intemperie sin acceso a agua y alimentos, en la espera de cruzar hacia «el otro lado» y no ser devueltas hacia México o un tercer país.

(LaIguana.TV)