El Tribunal Supremo de Francia ratificó este jueves que la responsabilidad de la empresa alemana TÜV en los defectos detectados en prótesis mamarias comercializadas por la compañía PIP que afectaron a miles de mujeres en todo el mundo en la década de 2000, incluyendo a venezolanas, recoge un despacho de EFE.

La agencia española precisa que el caso fue devuelto «al Tribunal de Apelación de Lyon para que unifique las indemnizaciones que esa empresa deberá pagar a las víctimas, ahora segmentadas por diferentes piezas del proceso».

Según se lee en el fallo, TÜV «faltó a sus obligaciones de control, prudencia y vigilancia en el ejercicio de su misión profesional», porque los implantes se fabricaron con materiales económicos que no cumplían con los estándares sanitarios.

Adicionalmente, en el trabajo periodístico se apunta que «las prótesis se hicieron muy populares en todo el mundo, y se calcula que durante los 10 años que estuvieron en el mercado fueron implantadas a decenas de miles de personas».

En adenda, la certificación de la compañía germana permitió que se les otorgara el sello de calidad de la Unión Europea, lo que permitió su comercialización en más de 60 países, si bien fueron especialmente populares en América Latina, sobre todo en Venezuela y Colombia.

Sin embargo, con el paso del tiempo, muchas de las mujeres que se habían implantado las prótesis mamarias PIP comenzaron a notar que se habían roto y debieron ser intervenidas de emergencia.

En los casos más serios, los líquidos tóxicos se filtraron hacia el organismo a través del sistema linfático y le ocasionaron problemas médicos severos a las afectadas.

La recurrencia de los problemas con los implantes derivó en denuncias masivas, un gran escándalo y un proceso judicial que inició en 2010 en Francia y todavía no concluye.

En 2016 el fundador de PIP, Jean Claude Mas, recibió una condena de cuatro años, pero falleció en la cárcel tres años después.

(LaIguana.TV)