Como una “amenaza existencial” cataloga Rusia a Estados Unidos y el G7 en un informe de 9 mil palabras que resume su concepto de política exterior y que fue presentado y convalidado en los 5 meses que van de 2023 por el presidente ruso, Vladimir Putin.

En una nueva entrega de Entre Líneas, la comunicadora e investigadora Naile Manjarrés realiza una exégesis de este documento para facilitar la comprensión de los movimientos rusos en la arena internacional los próximos meses y años.

Este es el sexto documento sobre la política exterior que presenta Rusia. En el anterior, presentado en 2016, Rusia destacaba que era conveniente profundizar la cooperación con la OTAN y con la Unión Europea y sus países miembros. Es sabido que Moscú intentó por diversos medios dentro de las vías diplomáticas exhortar a la OTAN a que frenara su expansión y sus pretensiones de cercar a Rusia, no se logró y ahora ese mismo Occidente es percibido como netamente hostil e ineficiente.

Rusia aceptó y actuó en consecuencia ante el hecho de que no tiene opción que crear un orden distinto en el que definitivamente – por conflicto de intereses y diferencias irreconciliables – no puede incluirse el G7 ni la OTAN desde sus actuales postulados hegemónicos y colonialistas.

¿Desde qué lugar habla Rusia? Según reseña el documento el lugar de Rusia en el mundo está determinado por sus importantes recursos en todas las áreas de la vida, su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por ser participante en las principales organizaciones y asociaciones intergubernamentales, por ser una de las dos mayores potencias nucleares, y por ser el sucesor (persona jurídica permanente) de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Rusia, teniendo en cuenta su contribución decisiva a la victoria en la Segunda Guerra Mundial y su papel activo en la configuración del sistema contemporáneo de relaciones internacionales y la eliminación del sistema global de colonialismo, es uno de los centros soberanos del desarrollo global que cumple una misión históricamente única dirigida en mantener el equilibrio global de poder y construir un sistema internacional multipolar.

Desde ese lugar, Rusia habla y plantea una política exterior pacífica, abierta, predecible, coherente y pragmática que no está sujeta a cambios.

Uno en un mundo de muchos

El documento ruso está contextualizado asertivamente en un periodo pospandemia, en pleno conflicto con Ucrania, en medio de una ola pro desdolarización, en plena reconfiguración de fuerzas en América Latina, ante la decisión que tienen algunos países africanos de no dejarse compadecer ni ningunear, en medio del auge de los BRICS y sobre todo ante el innegable ascenso no solo de Rusia, pese a los boicots diplomáticos y financieros, sino de China ante una intensa guerra comercial.

El documento además de fijar claramente cuáles son los enemigos y aliados simbólicos, ideológicos, políticos y militares, así como las razones por las cuales lo son, también divide en 7 puntos sus postulados para cada región del mundo; describe las principales tendencias y perspectivas de desarrollo, también las políticas definidas y avaladas para la protección de ciudadanos y organizaciones rusas de infracciones ilícitas extranjeras, y además delimita su plan ante el continente euroasiático para la región Asia pacífico, frente a la diversidad del mundo islámico y África. El documento representa una hoja de ruta que permite contrastar las campañas de desinformación planteadas por medios de comunicación y funcionarios diplomáticos de la comunidad occidental.

(LaIguana.TV)