En 2022, Berlín, siguiendo instrucciones de EEUU, cortó el suministro de gas ruso a Alemania. Dos años después, se están cumpliendo las alarmantes predicciones de una grave crisis económica y de la desindustrialización generalizada de la mayor economía de Europa, escribe ‘Bloomberg’.

La producción industrial de Alemania ha bajado por séptimo mes consecutivo, alcanzando un 1,6% negativo en diciembre de 2023, frente al 0,2% negativo de noviembre del mismo año, según los datos publicados por la oficina nacional de estadística alemana (Destatis).

Entre los sectores más afectados se encuentra la industria química, con pérdidas del 7,6%, su peor dato desde 1995. La producción manufacturera se redujo un 1,5% en 2023 en comparación con 2022. La energética bajó un 10,2%, y «los cimientos de la maquinaria industrial alemana cayeron como fichas de dominó», resaltó Bloomberg.

En general, en el cuarto trimestre de 2023, el producto interior bruto (PIB) del país se contrajo un 0,3% en comparación con el tercer trimestre.

«Para ser sincero, no hay muchas esperanzas (…) No estoy seguro de que podamos detener esta tendencia», comentó Stefan Klebert, director ejecutivo de GEA Group AG, fabricante de maquinaria industrial.

La empresa que dirige Klebert tiene casi 150 años y ha sobrevivido a crisis del siglo XX, desde las dos guerras mundiales hasta la depresión de 1929. Ahora, tanto ella como sus más de 18.000 empleados se enfrentan a un futuro incierto.

Otras decenas de grandes compañías alemanas también se han visto afectadas por la crisis energética: el gigante químico europeo BASF SE ha suprimido 2.600 puestos de trabajo, y la empresa de especialidades químicas Lanxess AG, con sede en Colonia, ha recortado el 7% de su plantilla alemana.

«A pesar de la motivación de nuestros empleados, hemos llegado a un punto en el que no podemos exportar neumáticos de camión desde Alemania a precios competitivos (…) El país pierde uno de sus mayores puntos fuertes», declaró a la agencia Maria Rottger, responsable del gigante francés de la fabricación de neumáticos Michelin.

Otro gigante de la industria de los neumáticos, la estadounidense Goodyear, también se ha visto obligada a cerrar dos de sus plantas en Alemania, suprimiendo así 1.750 puestos de trabajo.

La crisis de los lazos económicos con Rusia, combinada con los esfuerzos de Washington por extraer de Alemania a los fabricantes industriales de alta tecnología mediante generosas subvenciones y la creciente competencia de China, han creado la tormenta perfecta para un malestar industrial sin precedentes, destaca el medio.

En este contexto, las empresas alemanas llevan años dando la voz de alarma sobre ese problema, cuya gravedad hizo que incluso altos funcionarios de Berlín, como el ministro de Finanzas, Christian Lindner, se viesen obligados a reconocer que la industria alemana ya «no es competitiva» y que el país «está empobreciendo», refiriéndose a los altos niveles de inflación.

El Gobierno alemán no solo ha demostrado su «absoluta incompetencia», sino que «ha evidenciado que son absolutamente dependientes de Estados Unidos», declaró a Sputnik el legislador de Alternativa para Alemania (AfD), Eugen Schmidt, al comentar la obstinación de Berlín en investigar el ataque de 2022 al Nord Stream, que privó a Alemania de la posibilidad de importar más de 100.000 millones de metros cúbicos de gas ruso al año.

En su opinión, el país está gobernado por «verdaderos agentes de influencia estadounidenses aquí en Alemania», que llevan a cabo «la política estadounidense en Alemania».

«Han demostrado su condición de vasallo», subrayó.

La consecuencia de ello, concluyó, es una economía «a punto de estallar, con empresas que cierran y se trasladan al extranjero», y Alemania obligada a pagar «cantidades disparatadas de dinero por el gas natural licuado estadounidense al mismo tiempo que imponemos sanciones al gas de gasoducto [ruso]».

De esa forma, resume Bloomberg la crisis derivada del rechazo del suministro energético ruso fue «la gota» que rebasó el vaso de la decadente potencia económica europea, y los días de Alemania como superpotencia industrial «están llegando a su fin».

(Sputnik)


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