La expresidenta argentina, Cristina Fernández, marcó su regreso a la escena política con una extensa carta, que publicó en su cuenta de X, en la que señala sus diferencias con el Gobierno de Javier Milei, al tiempo que vuelve a poner de manifiesto la grieta económica existente, entre emisión monetaria y toma de deuda.

«A diferencia de lo que se afirma habitualmente, en cuanto a que el principal problema de la economía argentina es el déficit fiscal y la principal causa de la inflación, la emisión monetaria necesaria para cubrirlo; nosotros sostenemos que la inflación en Argentina se dispara ante la escasez de dólares y que el endeudamiento compulsivo en dicha moneda no hace más que agravar dicha escasez al profundizar la ya conocida y estructural restricción externa de nuestra economía bi-monetaria», inicia el documento de 33 páginas.

En la misiva, Fernández también menciona otras variables pocas veces analizadas en el debate político argentino: la economía en negro, que alcanza al 40% de la actividad; la subfacturación de las exportaciones y sobrefacturación de las importaciones; y la «multiplicidad de impuestos», tal vez el punto que más la acerca al actual gobernante libertario.

«Tomar capitales a préstamo para reemplazar los capitales destruidos por la crisis, no es remediar la pobreza, sino agravarla; la riqueza de otro no es la riqueza del país. La deuda representa más la pobreza que la riqueza. Endeudarse no es enriquecerse, sino exponerse a empobrecerse por la facilidad con que siempre se gasta lo ajeno», cita Fernández al más importante de los constitucionalistas de 1853, Juan Bautista Alberdi, al comienzo de la carta.

La también exvicepresidenta ofrece un marco histórico sobre la economía argentina, con la que sostiene que, actualmente, este país sudamericano atraviesa su «tercera crisis de deuda», luego de las de 1976-1989, marcada por la última dictadura militar —hasta 1983— y el ingreso del neoliberalismo; y la de 1989-2001, que concluye con el «argentinazo» de diciembre que expulsa al entonces presidente Fernando de la Rúa (1999-2001).

La llegada de la segunda experiencia neoliberal en Argentina deja algunos rastros que, según Fernández, son insoslayables a la hora de analizar la coyuntura actual, y pueden repetirse en esta nueva Administración.

A saber: la desnacionalización de YPF, la apertura indiscriminada de las importaciones, la destrucción del aparato productivo, el remate de campos destinados a la producción agrícola y el consecuente aumento de la desocupación.

«Resulta útil recordar, a los fines de seguir derribando mitos, que durante toda la convertibilidad nunca hubo superávit fiscal», resalta Fernández entre sus palabras.

La tercera crisis de deuda de Argentina, a decir de la exmandataria, comienza en 2016 y trae un complejo complemento, como es la ruptura del Estado de Derecho.

En este período, el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgó al Gobierno de Macri (2015-2019) un préstamo por 57.000 millones de dólares —el más grande de toda la historia del organismo, equivalente al 60% de su capacidad prestable— desembolsando 45.000 millones de dólares «que fueron utilizados, en su mayoría, para la fuga de capitales especulativos que habían entrado en Argentina hasta ese mismo año. Más que un préstamo se trató de una monumental estafa».

Es este punto el que Fernández considera clave para la explosión de un proceso inflacionario con pérdida de poder adquisitivo que hoy se presenta como el gran problema argentino y que convirtió a Macri en el primer presidente que intenta la reelección y no lo logra.

Según Cristina, «desde el comienzo de su Gobierno, Macri tuvo como objetivo la captura del Poder Judicial», que «persiguió y logró cumplir sus tres objetivos fundamentales: garantizar primero su plan de negocios sin interferencias (…), segundo, su impunidad y tercero la persecución política de los opositores».

«Aplicó como método político el de la mafia: espionaje, amenazas y persecución a través de la judicialización de la política, tanto de opositores como empresarios y hasta de sus propios partidarios y sus familias, algo totalmente inédito en el período democrático», advierte la principal figura del peronismo.

Tras el Gobierno de Macri las responsabilidades regresan al partido de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica, y en este momento del escrito es que aparecen las primeras autocríticas, al reconocer que la firma del acuerdo con el FMI significó un «parte aguas» en la alianza que mantuvo con el expresidente Alberto Fernández (2019-2023), y que la devolvió a la Casa Rosada.

«El respeto a las instituciones constitucionales primó por sobre las diferencias en los criterios de gestión política y económica», aclara en forma escueta Fernández, cuya figura era la preferida de los partidarios peronistas para las últimas elecciones, en las que decidió no participar.

Luego de volver a responsabilizar «el rol que los medios de comunicación y su reproducción en las redes sociales» tuvieron en el triunfo de Milei —un columnista de TV devenido en diputado—, Fernández esboza una tímida autocrítica, siendo ella parte del Gobierno que dejó la Argentina con 140% de inflación y casi 40% de pobreza, según datos del Indec.

«Sería intelectualmente deshonesto no mencionar el incumplimiento del contrato electoral por parte del Gobierno del Frente de Todos, que, como dijimos, no pudo o no supo desatar el nudo gordiano del endeudamiento para interrumpir el desarrollo de esta tercera crisis de deuda», expresa.

«Showman economista»

Por último, la expresidenta califica a Milei como «un showman-economista en la Rosada» y lo distingue del expresidente de EEUU y actual precandidato republicano, Donald Trump (2017-2021), de quien dice que es «nacionalista, absolutamente proteccionista y es su antítesis hasta en lo personal: no solo se casó tres veces, sino que tiene cinco hijos, pero ‘de dos patas’, parafraseando al presidente Milei».

«Hasta el momento, el nuevo Gobierno solo ha desplegado un feroz programa de ajuste que actúa como un verdadero plan de desestabilización y que no solo retroalimenta el espiral inflacionario, colocando a la sociedad al borde del shock, sino que además provocará irremediablemente el aumento de la desocupación y la desesperación social en una suerte de caos planificado. Es más que evidente que en la cabeza del presidente el único plan de estabilización es el de la dolarización. No se explican las medidas adoptadas en otro marco teórico», concluye.

También advierte que, de aprobarse el vigente megadecreto 70/2023 y algunos de los artículos de la llamada «ley ómnibus», Argentina ingresaría inerme a un proceso de extranjerización irreversible en un siglo XXI que se caracterizará por la disputa del dominio sobre la tierra, el agua y los recursos naturales.

Asimismo, la dolarización de la economía argentina implicará la clausura definitiva a la posibilidad de desarrollar el país con inclusión social.

(Sputnik)


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