aranero2507152.jpg

Yo no sé hasta dónde hubiese llegado mi estado de salud aquella madrugada en que me picó un gusano. No le hice caso, incluso, más bien lo aparté. Puse el gusanito por allá, pobre gusano, parece que tenía frío y yo le puse la mano a un lado, a una piedra, y ¡tan! Apenas sentí como la picada de un zancudo. Pasan como diez minutos y comienzo a sentir un dolor muy intenso. Pocos dolores en mi vida he sentido así. Y se fue paralizando la mano. Yo todavía la movía, me golpeaba la mano, cuando siento que entonces comienza el veneno a subir por acá, me llega por aquí, ahí me preocupo. Yo siento que se me va durmiendo el brazo, me llega al hombro y empieza a extenderse así al pecho, menos mal que era del lado derecho.

 

Como yo fui enfermero en la Academia Militar, a uno le daban un curso de un mes para ir a una maniobra. Yo andaba con un maletín, con una cruz roja. El que se me atravesara lo inyectaba o le mandaba una pastilla negra que me dieron ahí. Eso sirve para todo. Entonces tengo nociones de primeros auxilios que a uno le dan en el Ejército. Cuando yo sentí que esto empezó a pasar para acá, dije: “¡Ay, mamá!”. Si me agarra la vía respiratoria y se tranca uno aquí, puede haber un paro respiratorio y más acá está el corazón.

 

Entonces fue cuando llamé a los muchachos que estaban de guardia y apareció Barrio Adentro, apareció el “Meme”. Él llegó corriendo allá. No lo conocía, yo estaba retorciéndome del dolor, agarrándome aquí, buscando hielo. Eran ya como las dos de la madrugada, y llegó Meme. “¿Y qué le pasó, Presidente?”. “¿Y quién eres tú?”. “El Meme soy yo”, me dijo. “¿Y de dónde vienes tú, Meme?”. “No, yo soy médico cubano”. “Muchacho, ¿y cómo te consiguieron?”. “Bueno, yo estaba por allí en una reunión, es que ando con un grupo allá en el hotel”. Y allá llegó Morales y se lo trajo. Inmediatamente le dije: “Mire, me picó un gusano”, y pasó esto, ta, ta. Me inyectó, me aplicó hielo, primeros auxilios, pues, y se detuvo el avance. Yo no sé hasta dónde eso ha podido llegar.

 

NO VOLVERÁN

Imagínense que esa gente regresara a gobernar el país, sería el caos más grande. Por eso más nunca volverán. Volverá Rintintín, volverá Supermán, volverá Tarzán y puede ser que vuelva Kalimán. Pero, esa gente, no volverá. ¡No!

 

(Cuentos del Arañero)