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El término  “sensacionalismo” denuncia la manipulación de la información, que apunta a producir un efecto o una emoción en el receptor. Anteriormente, se caracterizaba con la comunicación de los periódicos impresos o la televisión, sin embargo, en la actualidad aplica a todos los medios comunicativos ya que gracias a la tecnología, las redes sociales y periódicos digitales han tomado cierto auge.

 

Los medios de comunicación “sensacionalistas” se encargan de difundir información polémica, afincando la atención en el prejuicio de los aspectos menos relevantes de un asunto. De igual manera, estos medios no escatiman en reproducir noticias falsas o dañinas para obtener, a toda costa, mayor repercusión y con ello mayores beneficios económicos, así como la manipulación de la opinión pública ¿será por esto que se desarrollan como pez en el agua en sistemas de gobierno capitalistas?

 

Hace poco conocimos la historia de un doctor venezolano que vio afectada su vida, tanto en el aspecto personal como en el profesional, por las acusaciones infundadas que hicieran  unas periodistas del conocido diario El Nacional.

 

El neurocirujano Adolfredo Pulido Mora luchó desde el año 1991 por las difamaciones que las periodistas Ibéyice Pacheco y Hercilia Garnica, quienes publicaron una serie de artículos en las que denunciaban la supuesta mala praxis médica, lo que se consideró como una campaña de desprestigio en su contra. Afortunadamente, el Tribunal Supremo de Justicia sentenció al diario El Nacional por difamación en contra del doctor y a las dos periodistas a principios de este mes.

 

Asimismo, en Venezuela hay proliferación de quienes viven de las patrañas mediáticas, como quienes lanzaron la guerra informativa sobre el Hospital de Maracay (estado Aragua), queriendo conectar la enfermedad infecciosa y sucesiva muerte del sacerdote español Miguel Pajares. A principios del mes de agosto, echaron a correr la supuesta bomba informativa sobre el encubrimiento por parte del Gobierno Nacional de los casos de Ébola en Venezuela, pero el show se les vino abajo cuando después del agite comunicacional, se confirmó el primer caso de Ébola fuera de las fronteras africanas.

 

Pero no podemos dejar pasar por debajo de la mesa el caso del imputado Leopoldo López, quien en su basto sufrimiento lanza cuñas comunicacionales, envía a su esposa a retratarse con conocidos personajes de la derecha internacional para que aparezca en todos los rincones comunicacionales el supuesto apoyo que se les da desde el extranjero, y no obstante, genera matrices de opinión en las que se reproduce de forma virulenta las insinuaciones de que Venezuela está en una especie de desacato frente a las sugerencias de liberación del dirigente de “La Salida” que dio la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

 

Esta forma de vida que hemos llamado “sensacionalismo mediático”, que responde más a intereses económicos que a otras cosas, es la práctica vil de algunos periodistas de derecha, que potencian los directores del circo, sin embargo, como es bien sabido, no hay nada más poderoso que el mensaje que se quiera transmitir. Aunque esos sensacionalistas posean todos los medios de comunicación y cada vez que difundan sus polémicas no hagan más que un cruel intento por generar zozobra en la población, el verdadero mensaje se hace presente y desenmascara a aquello que juegan con la información. 

 

(LaIguana.TV)