jueves, 14 / 11 / 2024

¿No quiere testigos?: Lo que busca Israel al atacar a las fuerzas de paz de la ONU en el Líbano

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Los reiterados ataques contra cuarteles de las fuerzas de paz en el Líbano se saldan con heridos, daños en vehículos y comunicaciones. Israel exige alejarlas 5 km al norte. Las quejas de España, Italia y Francia no surtirán ningún efecto, consideran los analistas, que ven el deseo expreso de Israel de expulsar a las fuerzas de paz.

Las bases y posiciones de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL), una fuerza de interposición cuya presencia en el sur del país está legitimada en virtud de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU emitida en 2006, vienen siendo reiteradamente asediadas o atacadas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde principios de octubre.

Cuatro soldados, de Indonesia y Sri-Lanka, resultaron heridos los días 10 y 11 de octubre. Un quinto militar, del que no se especifica su origen, fue alcanzado por una bala en la madrugada del 12 de octubre.

Se trata de las instalaciones militares y acuartelamientos del contingente de cascos azules en Ras Naqoura, al suroeste del Líbano, y en Labbouneh, a lo largo de la llamada Línea Azul, una zona que se extiende 120 km a lo largo de la frontera sur del Líbano y la frontera norte de Israel. Los ataques se sucedieron con menos de 24 horas de diferencia y dañaron vehículos, sistemas de comunicaciones, muros, y una torre de observación.

Los hechos estuvieron precedidos de varios incidentes, como el despliegue durante varios días de tanques de Israel junto a un puesto, el UNP 6-52, ocupado por el destacamento irlandés. Las FDI excavaron posiciones y se atrincheraron. El puesto quedó así expuesto al potencial fuego de Hizbulá ante la presencia militar israelí. Cuando la milicia chií confirmó que no dispararía contra la posición, los soldados de Israel abandonaron el lugar.

El contingente de paz de la ONU en el Líbano está integrado por 10.058 efectivos de 50 naciones, entre ellos 670 españoles. Se despliega en dos sectores: el Este, con mando de España, y el Oeste, bajo mando de Italia. Al frente de toda la misión, vigente hasta el 31 de agosto de 2025, se encuentra el general español Aroldo Lázaro Sáenz.

La propia FPNUL, a través de sus canales de comunicación en Telegram y en la red X, afirmó que las fuerzas de Israel golpearon «deliberadamente» sus instalaciones, alcanzando en Labbouneh la entrada del búnker donde los soldados de pacificación se resguardaban y las cámaras de vigilancia perimetral.

«La FPNUL reitera que debe garantizarse la seguridad del personal y bienes de la ONU, y que debe respetarse en todo momento la inviolabilidad de sus instalaciones. Cualquier ataque deliberado contra las fuerzas de paz constituye una grave violación del derecho internacional humanitario y de la resolución 1701 de 2006 del Consejo de Seguridad», indica el comunicado.

Los ataques contra los cascos azules de Naciones Unidas en el Líbano no son nuevos. De hecho, los ha habido incluso letales. Durante la anterior invasión israelí del Líbano, en 2006, las fuerzas de Israel atacaron una treintena de veces las posiciones de la FPNUL, asesinando a cuatro observadores militares de la ONU, de nacionalidades canadiense, finlandesa, china y austríaca. Y en 2015, un proyectil lanzado por militares de Israel acabó con la vida de un cabo español en la Línea Azul.

Las reacciones

A través de sendos comunicados emitidos por su Ministerio de Exteriores, España expresó su «firme condena» a los ataques perpetrados contras las instalaciones de la ONU.

«El Gobierno exige a Israel que ponga fin de inmediato a estos ataques, y que cumpla con sus obligaciones derivadas del Derecho Internacional Humanitario y de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad», reza en el segundo comunicado. En paralelo, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, convocó al encargado de negocios de la Embajada de Israel para pedir explicaciones.

Francia e Italia también convocaron a los embajadores de Israel en París y Roma, respectivamente. El presidente francés, Emmanuel Macron, manifestó el día 11 que su país «no tolerará» que Israel ataque «deliberadamente» a las fuerzas de paz de la ONU. El mismo día, los líderes de España, Francia e Italia suscribieron una declaración conjunta mediante la que expresaron su «indignación» por los «injustificables» ataques «por parte de las FDI».

«Hacemos un llamamiento a un alto al fuego inmediato y a la plena implementación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU por todas las partes, que es la única forma de permitir que los pueblos israelí y libanés regresen a sus hogares de manera segura», indica el texto.

Más allá de la condena rotunda, no es previsible que ninguno de estos países emprenda alguna acción de respuesta más contundente. No obstante, tanto Pedro Sánchez como Emmanuel Macron expresaron la necesidad de cortar los envíos de armas a Israel.

«No hay que esperar ni sanciones, ni retirada de diplomáticos, ni reuniones en el Consejo de Seguridad y, ni mucho menos, decir que han sido atacados tres países de la OTAN y así aplicar algún punto del tratado del Atlántico Norte. Nada», asegura a Sputnik Juan A. Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, que califica las reacciones de «parodia» inherente al denominado «orden basado en reglas».

A juicio del analista, las propias limitaciones de la FPNUL y el comportamiento de Israel siempre lastraron su cometido. «Es una misión inútil, no sé qué pintan allí», sostiene Aguilar, que recuerda que la FINUL no ha podido evitar nada. «Y a las pruebas empíricas nos podemos remitir. Es un fracaso más de la ONU».

¿Cuáles son los objetivos?

El mando y soldados de la FPNUL que soportan la presión israelí son casualmente de países que en primavera reconocieron el Estado palestino: España e Irlanda. ¿Cabe entender la lógica de los ataques como una respuesta por tal decisión? A juicio de Antonio Alonso, profesor de Relaciones Internacionales en el CEU San Pablo de Madrid, la coincidencia «no tiene nada que ver» en realidad.

«Tiene más bien que ver con el hecho de que los cascos azules son instrumentales. Si sirven a mis objetivos se quedan; pero si no sirven, los echo. Y una manera de echarles es haciéndoles ver que sus vidas corren peligro. Por eso los israelíes pusieron los tanques Merkava junto a los muros de una de las bases de la FPNUL, para que Hizbulá les atacara e impactara también dentro del recinto, así la FPNUL entendería que su vida corre peligro», argumenta a Sputnik.

Y una vez expulsada la FPNUL, no quedarían testigos de terceros países ante el resultado de los avances de la incursión israelí. Aguilar tampoco cree que uno de los fines del ataque haya sido amedrentar a España e Italia, y ve muy difícil que los ataques fueran el resultado de una «orden expresa» del alto mando israelí. «Pero no es difícil imaginar que no tenga una buena opinión de los militares de la FPNUL, donde muchos de ellos son españoles e irlandeses, y ya se sabe qué piensan al respecto de los países que han reconocido al Estado palestino», admite.

«La FPNUL está en medio y les estorba», afirma tajante Alonso, convencido de que el objetivo de Israel es «hacerles ver que se tienen que apartar», dado que su mandato solo es de «vigilancia y como fuerza de interposición». Pero en una situación de guerra abierta con incursión terrestre, su misión carece de sentido. «Porque ya no hay nada por lo que velar: ni alto al fuego, ni armisticio, ni tregua, ni nada».

«Israel no tiene límites a la hora de atacar. Su único límite es el que se autoimponga, que desde luego no es el derecho internacional ni el derecho internacional humanitario. Ellos harán lo que piensen que tengan que hacer para garantizar su supervivencia», resume Alonso.

Israel quiere alejar 5 km más al norte los emplazamientos de la FPNUL, pues, dice, los milicianos de Hezbolá se parapetan tras ellos. Pero la FPNUL no ha declarado nada al respecto. Sus efectivos únicamente disponen de armas ligeras y vehículos blindados, lo característico en una fuerza de interposición. Así que, pese a que les asiste el derecho a defenderse, no es probable que decidan repeler nuevos ataques.

«Israel siempre ha hecho lo que le ha dado la gana», afirma Aguilar, en alusión a que, desde el inicio de la misión, los militares españoles siempre observaron incumplimientos.

«Estaban hartos de ver cómo los aviones israelíes violaban el espacio aéreo libanés, cómo de vez en cuando había disparos de francotiradores e incluso ataques de artillería, como el que mató al cabo español en 2015. Ni la ONU ni las autoridades españolas jamás hicieron nada ante esto, solo aguantarse», declara Juan A. Aguilar.

En perspectiva, la FPNUL se venía enfrentando a una situación en la que Hizbulá siempre mantuvo sus posiciones en la zona. «Y nadie les podía echar, pues son la columna vertebral social de la mitad de la población del Líbano», concluye.

La criminalización constante de la ONU

Los ataques contra el contingente de cascos azules pueden también asumirse como el natural desarrollo de una trayectoria con la que Israel ha venido tratando al personal de Naciones Unidas en la zona y a sus organismos en general.

Más de 220 trabajadores de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UMRWA) han muerto en Gaza a manos del Ejército israelí, por ejemplo. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, es persona non grata para el Gobierno israelí. El 10 de octubre, la prensa hebrea publicó que hay un plan para confiscar los terrenos donde se levanta la UNRWA en Jerusalén Este y construir 1.440 viviendas para colonos.

«La destrucción de infraestructura esencial ha alcanzado niveles catastróficos. Más de dos tercios de los edificios de UNRWA han sido atacados y están inutilizables, la gran mayoría mientras albergaban a personas desplazadas bajo la bandera de la ONU», lamenta en un comunicado Philippe Lazzarini, comisionado general de UNRWA.

Tel Aviv también ha arremetido contra la Corte Internacional de Justicia, el máximo tribunal de la ONU, por atender la demanda por genocidio que presentó Sudáfrica. Y también carga contra el Tribunal Penal Internacional, en La Haya, que investiga los posibles crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por Israel.

(Sputnik)


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