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A la medianoche del 18 de agosto de 1985, portando un disfraz y en complicidad con unos oficiales y autoridades internas, se escapó Luis Posada Carriles de la Penitenciaria General de Venezuela, donde se encontraba recluido por su participación en la voladura del avión perteneciente a la línea Cubana de Aviación, hecho ocurrido el 6 de octubre de 1976 en Barbados y en el que murieron 73 jóvenes, entre deportistas cubanos y estudiantes de medicina de Guyana.

 

El terrorista contó para su fuga con una gran logística en moneda americana, la cual fue planificada y promovida desde Miami. Como delincuente experto recurrió esa noche a la táctica de los disfraces (vigilante y sacerdote), la cual la puso en marcha durante el cambio nocturno de vigilantes con un carnet falsificado, el pelo teñido y bigotes postizos, como él mismo lo confesó años más tarde en el libro Los caminos del guerrero.

 

Antes de la medianoche del 17 de agosto de 1985, el reconocido agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) salió por los pasillos de la penitenciaría con una chaqueta azul de vigilante hasta que abandonó el penal, gracias a la ayuda de algunos oficiales, para lo cual había desembolsado para los honorarios de sus cómplices 17.000 dólares. Unas vez fuera del penal volteó la chaqueta convirtiéndose de manera inmediata en «sacerdote», contó el autor confeso en el referido texto, publicado en 1994. 

 

Posteriormente, se trasladaría a una guarida en Caracas y de allí, en septiembre, salió por la ciudad de Coro (Falcón) a la isla de Curazao, desde donde partiría a Centroamérica, específicamente en Panamá, país donde fue más tarde aprehendido. Venezuela pidió su extradición por homicidio calificado en grado de cooperador inmediato y traición a la Patria, pero, una vez más, logra escapar y esta vez a Estados Unidos.

 

En Estados Unido fue detenido por «haber entrado ilegalmente al país» y luego quedó en libertad. Desde entonces, vive protegido en Miami.

 

Cuba ha denunciado en múltiples escenarios internacionales que la voladura del avión fue ejecutada por agentes de la CIA, los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo, quienes pusieron los explosivos dentro del avión por orden de los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch.

 

Amplio prontuario

 

Luis Posada Carriles nació en Cienfuegos, Cuba, en 1928. Se naturalizó en Venezuela. Pero su historial lo ubica más cercano a Estados Unidos que a estos dos países; puesto que fue miembro del Ejército del país norteamericano y luego se convirtió en agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), desde 1960 hasta junio de 1976, lapso en el que acumuló un prontuario de actos terroristas en toda América Latina.

 

Fue entrenado en la base estadounidense de Fort Benning y recibía financiación para sus actividades, como él mismo reconoció más adelante, a través de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), formada por cubanos exiliados en los EEUU y seguidores del ex dictador Fulgencio Batista.

 

De acuerdo a documentos desclasificados de la agencia estadounidense, Posada formó parte de la contrarrevolucionaria Operación 40 de la CIA, mediante la cual invadieron en 1961 Playa Larga y Playa Girón, en la Bahía de Cochinos, Cuba, una acción que fue frustrada por el Ejército Rebelde, los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria y los milicianos cubanos.

 

Durante su permanencia en la CIA, entre 1960 y 1976, fue enviado por la agencia estadounidense como asesor de Seguridad a los servicios secretos de Venezuela, Chile, Argentina, Guatemala y El Salvador.

 

En Venezuela, particularmente, estuvo al frente de la antigua Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip) en 1967. En ese ente actuó con impunidad bajo el seudónimo de «Comisario Basilio», principalmente contra activistas de izquierda.

 

Cuatro años más tarde, el terrorista organizó un atentado contra el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, quien se encontraba en Chile de visita oficial al entonces presidente Salvador Allende, acto que fue frustrado y en 1976 intervino en el asesinato de Orlando Letelier, ex canciller chileno de Allende.

 

Luego de la voladura del avión, el mercenario continúo con sus acciones terroristas. Fue el organizador de una serie de atentados con bombas contra hoteles de La Habana en 1997, hecho que reconoció públicamente un año después en una entrevista al diario estadounidense The New York Times.

 

En 2000 intentó un nuevo ataque contra Fidel Castro, esta vez en Panamá, donde el líder revolucionario se encontraba para participar en la Cumbre Iberoamericana. Este acto también resultó frustrado. Un tribunal panameño condenó a Posada Carriles a ocho años de prisión, pero no se cumplió puesto que fue indultado por la entonces presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, y pudo salir a EEUU.

 

Posada Carriles fue detenido en Estados Unidos por delitos migratorios, y no por el asesinato de cientos de personas en hechos terroristas, acusado de mentir sobre la forma de cómo ingresó a ese país en marzo de 2005, año desde el cual Venezuela ha pedido su extradición.

 

No obstante, fue dejado en libertad en 2011. La jueza Kathleeen Cardone, al leer el veredicto dijo que Posada era “viejo, inválido y tenía fuertes vínculos con la comunidad”.

 

(AVN)