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Aunque la falta de certeza sobre sus beneficios en relación con los posibles efectos adversos ha despertado suspicacias en la comunidad farmacéutica, todo parece indicar que el flibanserín finalmente se aprobará y llegará al mercado mundial.

 

Entre las supuestas contraindicaciones de este medicamento se habla de baja presión arterial, desmayos, náuseas, adormecimiento y heridas accidentales. Por estas razones, la Administración de Productos Alimentarios y Farmacéuticos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) ha negado su aprobación en dos oportunidades desde 2010.

 

Por eso, si esta vez es la vencida y se aprueba, el flibanserín se convertiría en la primera droga oficialmente aprobada para tratar casos de problemas de deseo sexual en mujeres.

 

Quienes lo defienden aseguran que más de 8.500 mujeres participaron en las pruebas para su implementación. Un panel de especialistas concluyó en junio que los resultados reflejaron que los beneficios superaban los riesgos. Además, algunos congresistas, así como la Organización Nacional para las Mujeres (NOW por sus siglas en inglés) presentaron cartas ante la FDA respaldando su uso.

 

Sin embargo, hay muchos expertos que no comparten estas conclusiones y se oponen a sacar esta droga al mercado. Más de 200 expertos en salud firmaron una carta dirigida a la FDA en la que aseguraban que los resultados del flibanserín eran apenas ligeramente superiores a los del efecto placebo, y que sus riesgos colaterales y efectos secundarios podrían poner en peligro a las mujeres que lo consuman. Además, señalan que los métodos para medir el deseo sexual “bajo” o “normal” de las mujeres son cuestionables. Aún hay mucho que no se sabe.

 

La historia médica de este fármaco ha atravesado muchas etapas. Inicialmente el flibanserín se usó como antidepresivo pero luego encontraron que también podía tener propiedades que estimularan la libido. A partir de ese momento, han experimentado con distintos componentes para lograr estimular el deseo sexual minimizando o evitando los efectos secundarios.

 

El llamado “viagra femenino” no sería realmente un equivalente del viagra masculino, pues éste último trata la capacidad física del hombre para tener relaciones sexuales mientras que el flibanserín trataría de aumentar el deseo femenino, es decir, que en hombres una erección inmediata no requiere intervenciones con el sistema nervioso, mientras que el “viagra femenino” va directamente al sistema nervioso. Esto, además, implicaría que tendría que consumirse constante e indefinidamente.

 

El viagra ha sido uno de los medicamentos más polémicos y lucrativos en la historia de las farmacéuticas. El año pasado las ventas mundiales superaron los 1.300 millones de dólares, según registró el diario inglés The Sunday Times. De ahí que sea tan controversial esta aprobación.

 

De ser registrado oficialmente, la farmacéutica Sprout, liderada por Cindy Whitehead, sería la encargada de llevar la droga al mercado estadounidense, luego al resto de América y a Europa.

 

La autorización está en manos de la FDA, y la decisión, se pronostica, será anunciada esta semana. Hasta el momento lo que está claro es que las mujeres que sufren de problemas de libido, especialmente en la época de la premenopausia, piden soluciones. Pero aún no se tiene certeza de que este sea un medicamento efectivo y sin riesgos en el consumo.

 

Dejando a un lado el negocio de las farmacéuticas, esos requisitos, en la medicina, son fundamentales.

 

(Semana)