El Atlético de Madrid y el Real Madrid se jugaron este miércoles el pase a los cuartos de final de la Champions League en una agónica tanda de penaltis que se llevaron los blancos tras un polémico detalle pocas veces visto: un penalti anulado a Julián Álvarez.
Mbappé estrenó la lotería de los penaltis con gol, un tanto seguido de los aciertos de Sorloth y Jude Bellingham. El momento clave llegaría justo después, en el cuarto turno, el segundo para los rojiblancos.
La responsabilidad la asumió Julián Álvarez, la ‘araña’, el jugador más determinante del Cholo Simeone esta temporada. El tiro salió muy potente de su diestra, centrado y elevado, imposible para un Courtois que tan solo la pudo mirar entrar muy pegada al travesaño. Fue un golazo en toda regla… que no subiría al marcador.
Y es que, de pronto, la incertidumbre se apoderó de los jugadores que esperaban en el centro del campo. Se hizo una pausa incomprensible para la grada, atónita ante la imagen del colegiado llevándose la mano al pinganillo. Los merengues protestaban y la decisión de la anulación llegó a continuación para la alegría de los merengues.
El motivo fue confirmado al instante, y es que Julián, en el segundo previo al golpeo, resbaló lo justo y tocó el balón con el pie de apoyo antes de pegarle con su diestra. Ese ligero detalle, que en otra época quizás hubiera pasado desapercibido, no escapó a la vista de los colegiados y supuso la anulación del tanto sin opción a repetición.
Ese fallo condicionaría el resto de la tanda, pues ya con un penalti menos en el casillero, y pese al posterior fallo de Lucas Vázquez, el Atlético no encontraría la vía de la remontada y terminaría por ceder en la prueba de los once metros con el fallo al larguero de Marcos Llorente.
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