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Tal día como hoy, hace 482 años, el conquistador Francisco Pizarro ordenó la muerte por garrote del emperador inca Athualpa, hijo del emperador inca Huayna Capac y de Tupac Pacila, princesa de Quito (Ecuador).

 

Al morir su padre, Atahualpa recibió como herencia el reino de Quito mientras su hermanastro Huáscar gobernaba el Cuzco (Perú). Las diferencias entre los dos provocó una larga guerra civil. Cuando Athualpa supo la llegada de los conquistadores trato de pactar la paz con Huáscar, lo que fue imposible y se dio la batalla de Catabamba con victoria para el ejército de Quito al mando de Athualpa.

 

Pizarro invitó al Inca a una entrevista en Cajamarca con la intención de capturarlo. Confiado Athualpa, concurrió con su séquito desarmado, y al entrar en la plaza, el fraile Vicente de Valverde le exigió que se sometiera a los españoles y aceptara el cristianismo. Athualpa se negó y Pizarro, que había preparado una emboscada con sus tropas, dio orden de atacar, produciéndose una terrible matanza de miles de los hombres del Inca. Athualpa fue apresado y condenado a la hoguera, pena que se cambió por el garrote vil. La muerte de Athualpa facilitó la conquista del Cuzco y Quito por parte de los españoles.

 

(PGR)