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La escasez de papel moneda en general, ha colocado en un sitio destacado al billete de 100 bolívares. Por ser el de mayor denominación es cotizado en la región fronteriza para efectos de contrabando, donde se paga hasta 140 bolívares en transferencia electrónica por cada billete.

El contrabando de extracción es una actividad muy rentable debido al diferencial cambiario entre Venezuela y Colombia, por lo cual las personas dedicadas a esa práctica necesitan poseer altas sumas de dinero en efectivo para realizar compras en la región fronteriza.

Por lo general, quienes participan en estas prácticas, no poseen tarjetas de débito para cancelar en los puntos de venta.

 

Los ejecutores o líderes del bachaqueo, están dispuestos a pagar un porcentaje por cada billete de alta denominación. A esto se suma que el proceso inflacionario y la conformación del cono monetario, llevaron a la necesidad de grandes volúmenes de efectivo para transacciones que antes no lo requerían.

Esta situación pudiese llevar a “despertar” escenarios no deseados que incluyen protestas o daño a la confianza en el sistema bancario, un tema muy sensible para la población.

Este laberinto, tiene como protagonistas centrales a todo el tren ejecutivo económico de Estado venezolano, así como una importante participación de las entidades bancarias, quienes deberán tomar acciones para enfrentar esta distorsión que se posiciona como otro flanco en la situación de Venezuela.

 

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