Anaisa Castillo es, y esto es nuestra más profunda convicción, una artista multidisciplinaria.
Desde niña se vinculó al ballet clásico y luego a la danza contemporánea, donde hizo carrera. De allí que luego se convirtiera en coreógrafa.
Con los años desarrolló la profesión de docente universitaria, gestora cultural y hasta diseñadora gráfica.
Actualmente es la Directora de la Compañía Nacional de danzas de Venezuela.
—Anaísa, querida. ¿Cómo estáis?
—Muy bien. Bienvenida. Gracias.
—Qué fino que te viniste. Estabas ensayando, ¿cierto?
—Estaba, sí. Estoy ensayando una nueva pieza, bueno, y la compañía, que siempre estamos todos los días ensayando.
—Es que me dijiste, vengo de dar clase y yo pensé que era un pizarrón, una cosa en un lugar…
—No, era una clase, clase, clase…
—¿Y no quedas, después de la clase así como desmayada?
—No, tenía mucho tiempo sin entrenar y ahorita que otra vez estoy empezando a entrenar y a dar clases, es así como… Es maravilloso porque es como un reencuentro con el cuerpo. Que el cuerpo te dice así como que, ah, mira, volviste. Hay una memoria celular ahí que te pone a tono como rápido, ¿no? Totalmente, sí. Eso es maravilloso, ¿sabes?, porque también en la Compañía Nacional de Danza tenemos diferentes entrenamientos, dependiendo de la temporada que vayamos a hacer. Entonces, cambiamos más o menos cada tres meses o cada cuatro meses, o el primer semestre del año se entrena de una manera, después se entrena de otra..
—Algunos, supongo, son más físicos que otros, ¿no?
—Sí. Empezamos con clases de ballet, por cierto, con una maestra maracucha. Entonces, es impresionante, porque yo tenía como cinco años, yo creo que es antes de la pandemia, que no hacía una clase de ballet y dije: Bueno, voy a empezar otra vez a hacer ballet, porque a mí me encanta. Para mí, hacer ballet es como una meditación. Lo hice tanto en mi vida que entonces suena la música y es así como que dicen… O sea, ella lo dicta, de paso lo dicta en lenguaje maracucho.
—Mira, Anaïsa, tú un montón. Tú eres bailarina, coreógrafa, docente, gestora cultural. ¿Cómo divides el tiempo? ¿Cuándo vives?
—No vivo mucho. Pero sí, de paso, también soy diseñadora, que nos conocemos de ese lado del mundo mío. Bueno, o sea, hago muchas cosas. En el día hago muchas cosas, pero montones. Y de paso, ahora estoy haciendo una maestría. Entonces, es así como, por ejemplo, salgo de aquí y voy a tener que ir a hacer un trabajo que tengo que presentar mañana.
—Y así como te reencontraste con el cuerpo, ¿cómo fue reencontrarte con la academia, porque también es como un ejercicio?
—Uy, de paso, yo en realidad, nunca en mi vida he estado de acuerdo con la academia. Vamos. Es un encuentro complejo. Siempre, siempre he sido muy rebelde con la academia desde que estaba chiquita. Creo que por eso terminé adoptada por la danza, aunque es una disciplina muy fuerte. Pero bueno, no, creo que soy rebelde a las estructuras.
—… y tienes que dirigir la Compañía Nacional de Danza.
—Sí, me ha costado un montón por eso.
—…claro, porque ahí tienes que llevar una institución, que es “la compañía”…
—…y la disciplina de danza. Entonces, yo, por ejemplo, tengo una controversia con la manera como se enseña la danza. Yo creo que ya en estos momentos es como diferente, pero es como una estructura de la disciplina que tiene que ver con el maltrato.
—…si, uno se imagina, es como una sargenta del ejército alemán…
—Totalmente. Como que forma parte del proceso que te traten mal. Sí, de paso existe una vaina muy loca en la danza. Que, por cierto, lo vi en estos días con una amiga que está trabajando mucho, está en unos talleres y ella hacía un video en Instagram y mostraba así como los morados en la rodilla, los pies rotos. Hay una cosa como del sacrificio con la disciplina y el trabajo y lo que vas a conseguir a través de eso, que yo toda mi vida fue así como que esto no va conmigo. Entonces, creo que fue una de las cosas por las cuales abandoné el ballet.
—Bueno, pero ahora en esta instancia, tienes la oportunidad de hacer la cosa de otra manera…
—Sí, me ha costado un montón porque la gente de esa escuela, cree que esa es la manera de ser disciplinado. O sea, y tú eres disciplinado con el encuentro con tu trabajo, no con el encuentro con el sacrificio ni con el maltrato.
—Así como en el teatro existe el método tal, ¿en el danza también hay un método? ¿Con qué método, cómo se aprende en Venezuela?
—Son técnicas. Tú puedes estudiar distintas técnicas. Por ejemplo, existe la técnica Graham, que es como la técnica con la que tenía la escuela de Danza Hoy o la compañía Danza Hoy, que fue con la que yo estudié. Está la técnica Cunningham, que es con lo que hace el taller de danza Caracas, que tiene 40 años, primero con el negro Ledesma y ahora la maestra Yuri Cavalieri. Se manejan con esa técnica.
Ahora, estoy hablando de hace 30 años para acá. Hay la técnica de soltura, que es superinteresante porque es trabajar a través no de la fuerza muscular, sino de la estructura de la cultura ósea del cuerpo. Entonces, eso te da una movilidad diferente. Eso a mí me encanta, me parece maravilloso. Y en el mundo se mueven un montón de, vamos a decir, de estructuras que trabajan en base a una la técnica y después de eso la destruyen y cada quien hace su propio lenguaje. Y en el ballet sí es como, bueno, está el ballet así, la técnica rusa, la técnica italiana, la técnica francesa y la técnica americana. Y hay una técnica maravillosa que es la técnica cubana, que ellos hicieron un trabajo…
La entrevista con la bailarina y coreógrafa Anaisa Castillo, se pasea por su trayectoria profesional en diferentes aspectos del arte. Una entrevista muy amena, que te invitamos a que veas en el podcast El Sofá, de LaIguana.tv.
(Ernesto J. Navarro / Laiguana.tv / Fotos @afrofenixphoto)
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