La Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV cumple 4 años en el rescate y la restauración de la Ciudad Universitaria de Caracas, proyecto del arquitecto Carlos Raúl Villanueva declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
Para el encargado de esta instancia, Francisco Garcés, el trabajo realizado hasta ahora es impresionante, en términos numéricos, pero enfatiza que lo más importante es haber logrado “que se valorice la calidad de esta obra, sus dimensiones arquitectónicas, de ingeniería, de paisajismo”.
La Comisión Presidencial se creó en 2021, a raíz de la caída de dos tramos del techo del pasillo 5, ocurrido en 2020. Desde entonces, se han recuperado 686 salones, 234 laboratorios, 6 obras de arte, 615 oficinas, 495 salas de baño, 142 consultorios, 14 canchas, 13 auditorios, 13 anfiteatros, 9 gimnasios y 5 quirófanos. Aún queda mucho trabajo por hacer.
Al respecto, Garcés explica que todavía se trabaja para recuperar este corredor: “Hay un proceso a través de un concurso internacional de la Unesco, en el cual estamos evaluando varias propuestas para su rehabilitación”.
El encargado de la Comisión destaca los avances en la tala, la poda y la resiembra de una cantidad de especies “que nos permiten tener un paisajismo casi nuevo, porque en la época de Villanueva se hizo un gran trabajo, pero los árboles no habían crecido. Hoy tenemos el máximo esplendor”.
Colapso del pasillo 5
La arquitecta Paola Posani, también integrante de la Comisión, considera que ya se sortearon los momentos más complejos y afirma que ahora el foco está puesto en el mantenimiento, la vigilancia, las obras en curso y “la racionalización del espacio”.
“Llegamos porque se cayó parte del pasillo número 5, pero acá no había nadie, ni un vigilante. Esto era Jumanji, solo faltaba un dinosaurio. A la universidad se la había tragado el monte. Estuvimos trabajando solos, en plena pandemia, ni siquiera estaban dando clases, o sea, era una época muy difícil. En ese momento le dije a la rectora: ‘si tu mamá está así de enferma, no te puedes poner a estar peleando con tus hermanos’”, recuerda Posani.
A su juicio, la universidad nunca tuvo el brillo que hoy ostenta: “Cuando estudiamos en los años 80, la UCV nunca estuvo como ahora. Realmente dudo que haya tenido un momento tan esplendoroso como el que tiene en la actualidad y eso nos alegra profundamente”.
Trabajo en marcha
Posani explica que así como la UCV posee derechos, también tiene deberes que debe cumplir por ser patrimonio. En el documento de postulación ante la Unesco, el Estado venezolano asumió el compromiso no solo de mantener y restaurar las edificaciones y jardines de la Ciudad Universitaria, sino de reponer o eliminar aquellas estructuras que no forman parte del proyecto original de Villanueva, tales como los tres galpones ubicados al frente del pasillo de la Escuela de Derecho.
Estas construcciones se erigieron de forma temporal para depositar equipos, herramientas y materiales ─de ahí que les denomine “efímeras”─, pero no fueron desincorporadas luego de cumplir su función, como sí ocurrió en la mayoría de los casos.
“La Unesco dice que lo primero que tenemos que hacer es demoler esos depósitos y restituir las áreas verdes, porque Carlos Raúl Villanueva lo diseñó todo, incluidas las áreas verdes, o sea, el paisajismo que vemos es el paisajismo que él diseñó, que él quería”, enfatiza Posani.
La experta insiste en la necesidad de entrar en una fase de “racionalización del espacio” universitario: “Aquí hay escuelas que son muy importantes, como la de Idiomas Modernos, que nunca han tenido sede pero necesitan una, porque además usan laboratorios siempre, o sea, es una deuda que tiene la universidad. Hay un error de pensar que el territorio es mío, porque no, no lo es, es un patrimonio. Hay que sincerar la población de estudiantes y la burocracia universitaria, que a veces ocupa más espacio de lo que realmente necesita”.
Como esta, hay otras deudas pendientes: “En el Aula Magna se hizo un trabajo importante, pero faltan cosas. En el edificio de la Biblioteca Central, uno de los más emblemáticos que tenemos, se están haciendo estudios sobre el mosaiquillo de la fachada, hay un equipo dedicado a eso”.
Decisiones consensuadas
Actualmente se trabaja en un registro detallado de lo estudiado y realizado, asegura Francisco Garcés: “Estamos en un proceso de documentación de todo lo que se hizo, en conjunto con todos los equipos de la comunidad universitaria, para que de ahora en adelante se sigan los protocolos adecuados y no se repitan cosas que lamentablemente se hicieron en el pasado y atentaron contra el patrimonio”.
Para el ingeniero civil, hoy el mayor reto es consensuar los pasos a seguir con las autoridades universitarias, es decir, el rector, sus vicerrectores y los decanos, a fin de lograr que lo hecho se mantenga en el tiempo: “Que cada una de las personas que entre a la Ciudad Universitaria sepa que está entrando en un Patrimonio de la Humanidad único, hecho por venezolanos, mantenido por venezolanos y recuperado por venezolanos”.
(Nota de prensa)
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